jueves, 28 de abril de 2016

Los ocho velos de la percepción


A lo largo de los últimos años he desarrollado y descartado diferentes teorías en un intento de explicar cómo es posible que la mayoría de personas no puedan ver la verdad, incluso cuando la tienen delante de sus narices. Aquellos de nosotros que podemos perfectamente ver la “conspiración” hemos participado en innumerables conversaciones para compartir la frustración de constatar la imposibilidad para la mayoría de personas de comprender los tremendamente bien argumentados, demostrados y probados argumentos que usamos para describir y explicar el proceso de la explotación y la esclavitud global a la que estamos sometidos. La explicación más común a la que llegamos es que la mayoría de la gente, simplemente, no quieren ver lo que realmente sucede en el mundo.

Personas extremadamente negativas, que conforman la elite del poder en el planeta han cultivado, muy inteligentemente, un prado de hierba tan verde y frondoso que poca gente, raramente, se molestan en mirar con detenimiento, el tiempo suficiente, para darse cuenta que no es más que un campo de hierba artificial. Las mismas personas que no son capaces de ver el sistema de esclavitud no declarada en el que viven tienen una tendencia a tachar de “teóricos de la conspiración” insanos, aquellos de nosotros que podemos no solo ver la hierba, sino la granja y el castillo de los señores feudales que controlan todo desde lejos.

Y finalmente he entendido el porqué.

No se trata de que aquellos que no se dan cuenta de que su libertad se está desvaneciendo bajo el liderazgo de esta elite “no quieran verlo” – es que simplemente no pueden ver lo que les sucede porque poseen, poseemos, una serie de velos sin penetrar que bloquea su visión real del mundo.

Todas las experiencias y sensaciones externas pasan por un proceso de filtrado en el ser humano. Y de esos filtros, tenemos al menos 8 de ellos.

· Antes del primer velo: Hay casi 7 billones de personas en el planeta. La mayoría viven y fallecen sin haber contemplado seriamente, jamás, nada que no tenga que ver con aquello que les mantiene vivos y les da la posibilidad de gestionar un poco cada día sus vidas. Casi el 90% de la humanidad vivirá y morirá sin haber penetrado nunca el primer velo que les separa de la percepción real del mundo.

· El primer velo: Poco más del 10% restante son personas que ha conseguido romper ese primer velo, y se encuentran con el mundo de la política. Son personas que intentan ser activas, tomar decisiones, participar en las reglas del juego para intentar mejorarlo. A pesar de eso, las opiniones de estas personas están marcadas por lo que dictan nuestros gobiernos, según sus tendencias partidistas, por la opinión de los expertos, y por otras voces con autoridad. De este 10% restante, el 90% fallecerá sin haber conseguido penetrar el segundo velo.

· El segundo velo: El 10% de los rompen el primer velo y penetran en el segundo serán capaces de explorar las mentiras de la historia, la relación entre el hombre, sus formas de gobierno y el significado de las leyes [como medida de control]. Otro 90% de estos vivirán y fallecerán sin haber llegado a penetrar el tercer velo.

· El tercer velo: El 10 % de los que penetran el tercer velo serán capaces de percibir que los recursos del planeta, incluidos la gente, están controlados por un grupo de personas y familias muy poderosas, cuyas posesiones, manipulaciones y extorsiones, han servido para fundar la economía global actual basada en la deuda. El 90% de aquellos que rompan el tercer velo no llegarán nunca a penetrar el cuarto.

· El cuarto velo:

Entrevista a Brian Weiss: “Somos seres espirituales viviendo una experiencia humana”

Brian Weiss

“Jung se anticipó a su tiempo: comprendía lo misterioso, lo espiritual, lo intuitivo”, dice Weiss.


Hasta que esa extraña idea de la regresión a las vidas pasadas se le metió en la cabeza, Brian Weiss era, según los rígidos cánones academicistas, occidentales y machistas, un hijo soñado. El alumno perfecto. Un ciudadano modelo. El profesional envidiado por el resto de sus colegas.

Graduado magna cum laude en la Escuela de Medicina de la Universidad de Columbia, con un posgrado en la Universidad de Yale, Weiss fue uno de los jefes de psiquiatría más jóvenes del prestigioso hospital Mount Sinai, de Miami.

A simple vista, hay que admitirlo, es todo un catedrático. No obstante, cuando el diálogo cobra vida y entra en acción, sus modales, que han olvidado la solemnidad absurda pero que conservan la cortesía y el refinamiento, invitan a que uno se olvide por completo de que se está frente al controvertido doctor de trascendencia internacional, que decidió suspender la lista de espera de su consultorio cuando ésta ya superaba los cinco años.

“Era poco sensato planificar una visita médica con tanta anticipación”, aclara el autor de best sellers como Lazos de amor, El mensaje de los sabios o A través del tiempo, con millones de copias vendidas en todo el mundo.

Weiss, de 59 años, casado con su eterna Carole y dos hijos, no se comporta con la arrogancia de sus diplomas. Sin necesidad de fruncir de ceño en señal de jactancia, sus observaciones inspiran, acaso más por la sensibilidad que por la agudeza de las mismas, un respeto próximo al afecto.

“He recorrido un largo camino desde el día en que, médico de formación clásica, profesor de psiquiatría y escéptico empedernido, me di cuenta de que la vida humana es algo más maravilloso y profundo de lo que me había hecho creer incluso mi rigurosa formación médica”, cuenta este hombre que, si bien ha sido bautizado como el gurú de la reencarnación en Occidente, aún conserva la vestimenta arquetípica del académico contemporáneo: la camisa tiesa, abotonada casi hasta el tope, un discreto chalequito de fina trama y los pantalones pinzados que se prolongan en un reluciente par de zapatos náuticos. Todo eso, claro, en perfecta armonía con el puntilloso corte de pelo y los inexorables lentes de diseño italiano.

Su mensaje, certero como un rayo, saldrá disparado reiteradamente en dirección opuesta al del tradicional discurso cientificista: “Si una persona evoluciona en un ser más cariñoso, más compasivo y menos violento, es que ha tomado la dirección adecuada. Y aquí, lo que importa, no es la velocidad sino la dirección del camino que se elige.”

De temperamento decididamente sosegado, su semblante parece imperturbable. “Estuve meditando esta mañana”, confiesa Weiss, como develando un secreto.

Más seguidor de Carl Jung que de Sigmund Freud, a pesar de que utiliza muchas técnicas del maestro vienés en sus tratamientos -la hipnosis, por ejemplo-, advierte que las psicoterapias, al no tener raíces espirituales, no sirven para liberar la verdadera naturaleza de los seres humanos.

Y convencido de que cada vez que creamos grupos, nosotros y ustedes, estamos generando violencia, potencialmente, recuerda que sólo existe un grupo: el espíritu humano.

“Todo está conectado. Las almas no tienen raza, religión, sexo o nacionalidad; son almas, una forma pura de energía amorosa. Tenemos que aprender esto y enseñárselo a los chicos”, propone, apoyándose en una cita del místico cristiano Pierre Teilhard de Chardin: “No somos seres humanos atravesando una experiencia espiritual; somos seres espirituales viviendo una experiencia humana”.

Según su experiencia, la psicología sólo funciona si el terapeuta logra conectarse con el paciente en un plano de verdadero afecto. “Lo que cura -insiste Weiss- es la relación, no la técnica.” Y resalta: “Puede que Freud no considerase sus teorías definitivas, pero para sus discípulos son dogmas de fe. Jung, en cambio, era un inconformista que se anticipó a su tiempo; comprendía lo misterioso, lo espiritual, lo intuitivo, pero lo rodeaban personas ávidas de dogmas.”

-En sus libros, usted también suele hablar de la intuición, algo que casi hemos olvidado de utilizar en nuestra vida diaria.

-La arremetida contra la mente comienza desde que somos muy pequeños. Se nos educa con valores familiares, sociales, culturales y religiosos que reprimen nuestros conocimientos innatos. Y si nos resistimos a esa acometida, se nos amenaza con el miedo, la culpa, el ridículo, la crítica y la humillación. O, también, pueden acecharnos el ostracismo, la retirada del amor o los abusos físicos y emocionales. Nuestros padres y profesores, nuestra sociedad y cultura pueden enseñarnos falsedades peligrosas. Y a menudo lo hacen. El mundo actual es una clara prueba de ello, pues se encamina a tropiezos y golpes, imprudentemente, hacia una destrucción irreversible. Pero si se lo permitimos, los chicos pueden enseñarnos la salida.

-¿Es cierto que las mujeres son más intuitivas que los hombres?

-Es así, están más abiertas a todos estos conceptos: espiritualidad, inspiración… Las madres siempre se han basado en su intuición. Por eso, creo que los científicos de hoy están equivocados. Si la ciencia y la tecnología, que se nos están escapando de las manos, no comienzan a desarrollarse en el contexto de nuestra sabiduría intuitiva, entonces estamos frente a un peligro. Porque, mal empleados, pueden destruir el mundo.

-¿Y por qué cree que a la comunidad científica le cueste tanto aceptar esas facultades que todos llevamos dentro?

-Porque existe un descreimiento generalizado sobre todo aquello que no puede verse o demostrarse por métodos científicos convencionales. Y eso está mal, es erróneo. Nos enseñaron que todo eso es supersticioso, o no científico, o inferior. Y no es así. Tenemos sentidos más allá de los cinco sentidos. Y uno de ellos es la intuición. No sólo en el arte, los grandes descubrimientos científicos también surgen intuitivamente, y no necesariamente desde de la lógica pura. El mismo Einstein lo decía. Tiene que haber un balance entre lo racional y lo intuitivo. Algo que, en mi caso, tardó años en llegar. Hasta que conocí a Catherine. Además, para recuperar ese equilibrio, no podemos olvidar que el amor es el componente fundamental de la naturaleza, que conecta y une a todas las cosas y las personas. Y la energía del amor es, en potencia, más fuerte que cualquier bomba y más sutil que cualquier hierba. Lo que sucede es que aún no hemos aprendido a aprovechar esa energía tan básica y tan pura.

-¿Podríamos decir, entonces, que intuición y poesía son casi sinónimos?

-Sin duda están emparentados. Los griegos hablaban de las musas. Los poetas, los músicos y los artistas en general trabajan mejor cuando se dejan llevar por el cerebro derecho, es decir, por la intuición, lo espiritual, lo no lineal; y no siempre ocurre lo mismo cuando se guían por el cerebro izquierdo, el lógico, el racional. Le hemos dado una excesiva importancia a la razón, a un punto tal que casi hemos negado nuestra intuición, que era, precisamente, el sentido predominante del hombre.

Cuando conoció a Catherine, la paciente cuya historia se cuenta en su primer libro Muchas vidas, muchos maestros, Weiss ya había publicado más de cuarenta trabajos científicos y colaboraciones en publicaciones médicas, y había adquirido reconocimiento internacional en psicofarmacología y química cerebral. Con voz tenue, explica que durante más de un año había intentado aliviar los ataques de pánico de su paciente por medios de técnicas psiquiátricas convencionales hasta que, durante una sesión de hipnosis, bien freudiana, todo cambió.

La memoria de Catherine, en lugar de revolver por los cajones de su infancia, fue incluso mucho más lejos de lo que un escritor de cuentos fantásticos hubiera imaginado jamás: Catherine, ese mojón fosforescente en el camino de Weiss, se vio a sí misma, en otro cuerpo, 4.000 años atrás.

“Como hasta ese día era totalmente incrédulo a todos aquellos campos faltos de rigor científico, como la parapsicología, y además no sabía nada sobre las vidas pasadas o la reencarnación, ni me interesaba saberlo, al principio no consideré la vivencia de Catherine como una regresión -explica Weiss-. De todas formas, continuamos con la hipnosis en las sesiones siguientes porque notaba una clara mejoría en sus síntomas.”

A partir de entones, Weiss comenzó a investigar y a documentarse sobre el tema durante 15 largos años de silencio profesional. “Sabía que con tan sólo inferir algo, mis colegas me tomarían por demente”, recuerda, esbozando una sonrisa con un leve toque de picardía.

Pero cuando por enésima vez se convenció de que sus hallazgos eran efectivamente ciertos, decidió publicar, no sin un cierto grado de resquemor, cada detalle de las regresiones de sus pacientes. Y de las propias.

-¿Cómo definiría a la reencarnación?

miércoles, 27 de abril de 2016

Investigación científica concluye que la humanidad está conectada por una conciencia colectiva


Después de 16 años analizando minuciosamente 480 eventos globales, el Global Consciousness Project ha concluido que existe un efecto mental que puede medirse, el cual emerge consistentemente en eventos que congregan, emocionan o consternan a las masas bajo un mismo campo de significado o experiencia. Originalmente un proyecto único en su campo de la Universidad de Princeton, el GCP emitió un comunicado en el que resume su trabajo y señala que “nuestras mentes individuales, aunque únicas y diferentes, pueden también unirse a otras en una especie de sinfonía mental que por momentos se vuelve audible contra una predominante estática en el fondo”.

El GCP, dirigido por el Dr. Roger Nelson, emplea numerosos aparatos a lo largo del orbe, que realizan mediciones de “tunelaje cuántico” en búsqueda de señales de coherencia entre lo que debería de ser un ruido aleatorio. En otras palabras, el Global Consciousness Project mide la sincronicidad colectiva de manera cuantificada, “correlaciones significativas en datos aleatorios” (recordemos que para Carl Jung, la sincronicidad era una “coincidencia significativa”). Aplicando una especie de electroencefalograma planetario (o “electrogaiagrama”) en momentos cruciales de concentración de energía psíquica colectiva se cree haber observado un emergente campo de conciencia unificada, o la llamada noósfera que fervientemente pronosticara Pierre Teilhard de Chardin.


Durante las mediciones de evento, el GCP mide fluctuaciones de información (200 bits) cada segundo en 118 aparatos (REGs, Random Event Generators) repartidos por todo el mundo. Esto es equivalente a que cada segundo, en cada una de estas cajas negras o REGs repartidas por todo el mundo, se lanzan 200 volados (una simulación electrónica de lanzar monedas al aire traducidas en datos binarios, bits). Según la ley de la probabilidad, de 200 volados, 100 deberían de caer cara y 100 cruz (o, lo que es lo mismo: 100 0s y 100 1s). Sin embargo se han encontrado patrones significativos en los resultados, correlacionados con eventos de importancia global, lo cual sugiere que en ciertos momentos la conciencia global del planeta interfiere en los resultados, focalizándose y creando mayor coherencia. Durante momentos de crisis, pánico o celebración es como si la conciencia y la atención del planeta se inscribieran sobre un lienzo y empezaran a dibujar signos coherentes.

Después de 16 años y 480 eventos medidos, los patrones de coherencia que han sido cuantificados consistentemente tienen una probabilidad de haber ocurrido de 1 en 1 billón, lo cual hace estas mediciones estadísticamente significativas y merecedoras de la consideración científica como una hipótesis que ha sido comprobada. Lo que hace especialmente importante al GCP es que su método es científicamente sólido, al igual que sus credenciales académicas y, bien visto su trabajo, debe de hacernos reconsiderar el paradigma científico actual en el que se presta poca atención a la investigación psi o noética.

COMPASIÓN El Florecimiento Supremo del Amor



SABEMOS QUÉ ES LA PASIÓN, de modo que no es muy difícil entender lo que debe de ser la compasión. Pasión significa un estado de fiebre biológica —tienes calor y estás casi poseído por energías biológicas, inconscientes—, y ya no eres tu propio maestro, sino solo un esclavo.

Compasión significa que has trascendido la biología, que has trascendido la fisiología. Ya no eres un esclavo y te has convertido en maestro. Ahora actúas conscientemente. Las fuerzas in-conscientes ya no te dirigen, no tiran de ti ni te empujan; eres ca-paz de decidir qué quieres hacer con tu energía. Eres totalmente libre. Entonces, la misma energía que se convierte en pasión se transforma en compasión.

La pasión es placer y la compasión es amor. La pasión es deseo y la compasión es ausencia de deseo. La pasión es avaricia y la compasión es compartir. La pasión quiere utilizar al otro como si fuese un medio y la compasión respeta al otro como un fin en sí mismo. La pasión te mantiene atado al suelo, al barro, y nunca te conviertes en una flor de loto. La compasión te vuelve una flor de loto. Empiezas a ascender sobre el lodazal de los deseos, la avaricia y el enfado. La compasión es una transformación de tus energías.

Normalmente estás dispersado, fragmentado. Parte de la energía está siendo absorbida por tu enfado, otra parte está siendo absorbida por tu avaricia, otra parte está siendo absorbida por el placer y así sucesivamente. Y hay tantos deseos rondándote que te quedas sin energía y te quedas descargado, vacío.

Recuerda que William Blake —hay mucha sabiduría en esto— dice: «La energía es gozo». Pero ya no te queda energía, toda tu energía se ha ido por el desagüe. En el momento que dejas de perder toda esa energía, esta empieza a rellenar tu lago interno, tu ser interno, y te llenas. Surge en ti un profundo gozo. Cuando empiezas a rebosar energía te conviertes en un buda y descubres una fuente inagotable.

LIBERANDO EL PARADIGMA DE VÍCTIMA


Todos tenemos una historia de víctima, un recuerdo de una situación en la que nos hemos sentido impotentes, fuera de control o indefensos. Los detalles de la historia. Posicionarse en víctima, sirve como un recordatorio de que a pesar de nuestros mejores esfuerzos, podemos ser superados por personas o eventos y nuestra vida puede cambiar en un instante. Sin importar cuándo comenzó por primera vez la historia de víctima, cada detalle está grabado en nuestra mente. Pero esta no es la intención de nuestras experiencias de víctima. Somos enfrentados a ellas, para elevarnos sobre nuestras limitaciones percibidas para volvernos victoriosos y pararnos en nuestro poder. El paradigma de víctima es una que toda la humanidad debe – y puede – superar y liberarlo es parte de nuestro viaje espiritual individual y colectivo.

Cuando nos preguntamos por qué las personas no son respetuosas, no nos honran o parecen salirse de su camino para bloquearnos en cada esquina, o por qué la vida es difícil, no somos felices, no tenemos suerte o estamos insatisfechos, la respuesta yace en nuestro paradigma de víctima.

Una víctima tiene muchos problemas, decepciones, expectativas no logradas y sueños no cumplidos. Con frecuencia se piensa que otros parecen ser más suertudos, más dotados, bendecidos o conectados.

Cuando estamos operando desde el paradigma de víctima enviamos un mensaje en silencio a los demás de que no somos poderosos y que ellos son más poderosos que nosotros. Cuando necesitamos ayuda podemos encontrar a alguien que responda al llamado pero si le entregamos nuestro poder a cambio de su ayuda, estamos empujándonos más hacia el paradigma de víctima.  ¿Cómo podemos liberar el paradigma de víctima, algo que muchos Trabajadores de la Luz han venido a hacer? Primero debemos entender la razón del paradigma de víctima y después tomar una decisión aunque podamos estar en un ciclo de víctima cuando estamos eligiendo. Es importante regresarnos a nosotros mismos a lo espiritual y la totalidad emocional.

El viaje a la totalidad comienza con nuestra habilidad para encontrar nuestro centro espiritual, en donde podemos comenzar a reconectarnos con nuestro poder y comenzar el viaje a la re-conexión con el mismo.

Esta también es la historia del viaje de la humanidad desde su inicio hasta ahora, el tiempo en el que estamos cambiando hacia nuevas vibraciones de ser.

Como una familia humana tenemos la oportunidad de salirnos del paradigma de víctimas y recordar nuestra conexión con la Fuente, la divinidad y nuestro poder. Dentro de cada una de estas historias de víctima hay una lección kármica, un contrato del alma, y un punto de inicio para nuestro viaje al perdón, transformación y cierre.

Tenemos una elección para permanecer como víctima y continuar sufriendo en impotencia o unir las piezas heridas de nuestra alma y volvernos victoriosos maestros espirituales que entienden la imagen más grande y pueden elegir la sanación sobre el dolor, el momento presente sobre el pasado y una vida de abundancia y satisfacción sobre carencia y pena. A todos se nos da una oportunidad para reconocer nuestro estado de víctima y elegir otra opción, crear un paradigma de nuevo mundo en donde no haya víctimas y liberemos este paradigma de la energía de la tierra para siempre.

http://blogs.montevideo.com.uy/blognoticia_54652_1.html

martes, 26 de abril de 2016

“Teorías del Universo y el hombre. El corazón del ser humano”


Como estaba previsto, el viernes pasado no pudimos terminar un tema que es casi inagotable, como la destrucción del viejo y obsoleto paradigma de la materia (LA PROGRAMACIÓN DE LAS PROGRAMACIONES) y alcanzar, al menos en sus fundamentos, el nuevo paradigma de la energía, única salida posible para la humanidad. 

Si logramos alcanzar este nuevo paradigma, todas las otras programaciones desaparecen en el acto (fundamentamos el por qué). 

Tampoco pudimos hacer el ejercicio para alcanzar la coherencia, que es el requisito básico para escapar del viejo paradigma, de por sí incoherente y peligroso… Intentaremos ambas cosas el viernes próximo en la nueva serie de CIO-URITORCO…

 Teorías sobre el Universo y el Hombre.


“Para recibir, hay que empezar por dar”


“No esperéis que sean los demás los que os aporten la vida, el amor, el gozo. 

Sois vosotros primero los que debéis abrir las fuentes de la vida, del amor y del gozo. 

Para recibir, hay que empezar por dar. ¡Y poseéis tantos tesoros enterrados dentro de vosotros! 

¿Por qué no transparentarlos al exterior? 
Dejad de lado todas las razones que tenéis para estar tristes, buscad más bien las que tenéis para estar alegres.

Con la alegría damos y con la tristeza tomamos. Si algunos días ya no podéis reír, es porque os habéis apartado del camino justo.

Tenéis preocupaciones… y os encontráis con un pariente, con un amigo o con un simple conocido: esforzaros por recordar algo interesante, agradable para poder contarle o incluso una anécdota divertida. 

¡Reíros juntos!