miércoles, 31 de agosto de 2016

El tiempo, la ilusión de lo ilimitado


Dice una cita de Han Shan que nadie puede beber el agua de un espejismo. Ese charco en el desierto que a lo lejos nos parece tan real se difumina conforme nos acercamos hasta que, al estar lo suficientemente cerca, nos damos cuenta de que realmente no existe: el agua no era más que una ilusión, un deseo.
Algo similar ocurre con el tiempo y la vida. Desde lejos parece no acabarse nunca, vemos el fin del mismo como algo lejano que no sucederá próximamente pero, conforme nos vamos acercando, vamos haciéndonos conscientes de que así como el charco no era real, la ilusión infinita del tiempo, tampoco lo es.
La vida está cargada de ilusión y de espejismos que nos hacen ver lo ficticio como si fuese real o lo finito como ilimitado. Aunque somos conscientes de muchas de las ilusiones que nos rodean, vivimos como si fuesen ajenas a nosotros, dejándonos llevar por la belleza del espejismo que nuestros ojos ven y al que nuestra mente de forma silenciosa se aferra para calmar el miedo.

La ilusión de lo infinito

Uno de los espejismos más comunes en nuestras vidas es el que atañe al tiempo. Todos somos conscientes de que nuestros días y los de nuestros seres queridos algún día terminarán. Sin embargo,vivimos como si el tiempo fuese un camino que nunca llegará a su fin.
Finalmente ¿Qué es el éxito?
Siempre estamos muy ocupados, muy cansados o simplemente no encontramos el momento para hacer aquello que no borramos de nuestra agenda porque lo deseamos, pero que posponemos una y otra vez. Quedar con una amiga que hace tiempo que no vemos, recordarle lo que sentimos a esa persona especial, apuntarnos a esa actividad que tanta ilusión nos hace o hacer el viaje que siempre quisimos son actividades valiosas que posponemos “para cuando tengamos tiempo”.
Pasan los días, las semanas, los meses y algunas de las metas vitales que perseguimos son alcanzadas mientras que otras quedan relegadas y pospuestas “hasta que tengamos tiempo” para ellas. Pero a veces, ese tiempo, nunca llega.

Aunque le hagamos el vacío, la muerte nos alcanzará igualmente

Sea o no de nuestro agrado lo único seguro que tiene la vida es la muerte. Es difícil aceptar este hecho y para sobrellevarlo tendemos a utilizar algunas estrategias que alivien la presión de esta verdad como, por ejemplo, la idea de una vida más allá, evitar pensar en la muerte o creer que son muchos los días que aún nos quedan.
No podemos vivir continuamente pensando que hoy será nuestro último día, ni podemos vivir aterrados con la llegada de la muerte. Pese a ello, sí podemos tomar consciencia de que, tarde o temprano, nosotros moriremos, al igual que las personas a las que queremos.
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¿Alguna vez has pensado en tu muerte?, ¿cómo sería tu funeral, qué personas acudirían y qué te dirían una vez muerto? Si supieses que tu muerte es inminente y tus días llegan ya a su fin ¿qué metas se quedarían pendientes?, ¿con quién te hubiese gustado compartir tus últimos momentos?, ¿qué no has hecho o dicho aún y te hubiera gustado hacer antes de morir?

No gastes la vida para perder libertad

El ex presidente de Uruguay, José Mujica, dijo en uno de sus famosos vídeos: “la única cosa que no se puede comprar es la vida. La vida se gasta. Y es miserable gastar la vida para perder libertad“. Con este mensaje tan potente nos recuerda el valor de la vida.
La vida pasa, se gasta y no regresa. El tiempo es demasiado valioso para malgastarlo persiguiendo metas que no concuerdan con nuestros objetivos vitales. Dentro de nuestro margen de maniobra debemos invertir el tiempo en aquello que para nosotros es valioso.
En la sociedad en la que vivimos, si queremos poder comprar bienes y servicios básicos, debemos trabajar. Necesitamos dinero para muchas de las cosas que necesitamos en el día a día. El dinero nos permite vivir pero, en contra del famoso dicho, no nos da la felicidad.

Llena la vida de significado

No dejes que nadie te haga creer que no mereces lo que deseas


Haz oídos sordos al “tú no sabes”, “tú no mereces” o “tú no puedes”. El primer paso del crecimiento personal es la liberación de todo aquello que vulnera y que cercena, porque si tú sabes lo que eres y lo que vales, debes hacer lo posible por alcanzar aquello que sí mereces: la felicidad.
En la millonaria industria del crecimiento personal se bordea siempre a través de los cursos de coaching, de los libros y las conferencias, en ese complejo océano que supone el logro de la felicidad. No obstante, a veces, acabamos desesperados. Nos preguntamos si esa búsqueda por el equilibrio, la calma y el logro no será más que un Santo Grial, una entelequia inalcanzable.
Podríamos decir sin equivocarnos que no existe una teoría acertada sobre la felicidad. En realidad, existen muchas. Lo único que hay que hacer es coger ingredientes de todas ellas para crear nuestra propia fórmula en base a esas complejidades y necesidades que nos definen, sin olvidarnos, eso sí, incluir un aditivo más: la valentía.
Porque aquello que mereces está más allá de las fronteras del miedo. Más allá de los vetos de quienes ponen hilos a las fisuras de tus inseguridades. Quítales poder y empieza a modificar tus estilos cognitivos para tomar las riendas de estos mares convulsos que nos alejan de nuestras islas de calma. De nuestra auténticas identidades.
Te proponemos ahondar con nosotros en estas cuestiones.
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Cuando olvidas aquello que mereces y te vuelves invisible

A veces ocurre. Ocurre que nos volvemos invisibles, que nuestra voz se convierte en el eco de otras voces o que nuestras necesidades y deseos, desaparecen para mutar en otros nuevos que encajan mejor en las expectativas ajenas. No sabemos muy bien cómo ha empezado todo, pero lo que sí percibimos es el dolor al respirar y la corriente fría de esa autoestima tan raída, tan maltratada.
Podríamos echarle la culpa a nuestra familia, tan tóxica y egoísta. Podríamos también responsabilizar de nuestra infelicidad a esa relación afectiva tan caótica y dolorosa. Sin embargo, y aunque suene duro, la responsabilidad es solo nuestra. No es el entorno quien nos genera ansiedad es el modo en que nos vinculamos a dichos escenarios, a dichas personas hasta el punto de volvernos invisibles, de volvernos cautivos del miedo.
Hay que tomar concienciadebemos dejar a un lado lo que sentimos para recordar lo que merecemos.Algo así solo se consigue siendo plenamente responsables de nosotros mismos. Los pensamientos rumiantes y la indecisión nos hacen caer en los abismos del miedo hasta el punto de permitir que sean otros quienes decidan por nosotros. Otros quienes nos te dicten qué mereces y qué no.
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No lo permitas: viste armaduras que tengan tu talla, calza suelas más fuertes  y camina por un nuevo sendero vital habitado por la responsabilidad personal y la determinación. Mereces aquello que deseas.

Quitar poder a quien te roba libertades

Vivo, Existo, Soy por Emilio Carrillo



Publicado el 23 ago. 2016

Acción y Evolución: Vivo, Existo, Soy por Emilio Carrillo, que tuvo lugar en Sevilla durante las II Jornadas de Verano: Despertar a la Unidad que Soy, los días 7, 8, 9 y 10 de Julio 2016.

Organizado por la Asociación Acción y Evolución.

EMILIO CARRILLO
Economista, escritor (54 libros publicados y más de 500 artículos), conferenciante (más de 600 conferencias en 22 países de los cinco continentes), Experto Internacional en Desarrollo Local por Naciones Unidas y Técnico de la Administración General (como tal ocupa plaza de Subdirector de Área en la Diputación de Sevilla), siendo profesor de diversas universidades españolas y extranjeras, vicealcalde de Sevilla, vicepresidente de la Diputación hispalense y presidente de la Red de la Unión Iberoamericana de Municipalistas. Compaginó siempre estas actividades con el interés por otros ámbitos temáticos.

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martes, 30 de agosto de 2016

“Necesidades”


“Desde que aparecieron en la tierra, los humanos no han cesado de experimentar nuevas necesidades. 

Esto evidentemente, es un signo de evolución: a medida que vamos sintiendo nuevas necesidades, las sociedades se transforman, se enriquecen, crean. 

Sin embargo, sería útil detenernos un momento para preguntarnos sobre la naturaleza de estas necesidades. 

Porque esta avidez, esta voracidad, esta codicia que empuja a tanta gente a buscar sus satisfacciones en el plano material contaminando y devastando el planeta, está conduciendo a la humanidad a la catástrofe. 

Si se preguntaran cuál es esa voz que reclama dentro de ellos la facilidad, la comodidad, los placeres, se darían cuenta que es la voz de su naturaleza inferior, egoísta, caprichosa, cruel.

El destino del hombre está determinado por la calidad de sus necesidades; si se obstina en buscar su satisfacción en el plano físico, es porque nunca ha tratado de explorar sus riquezas espirituales. 

El día en que comprenda que el Creador ha puesto en él, en un estado sutil, el equivalente de todo lo que le es posible encontrar en el exterior, aprenderá a alimentarse con las riquezas del espíritu. 

Viniste al mundo a ser tú, no te distraigas


metas que la sociedad y la cultura en la que vivimos tienden a poner en nuestros círculos acaban siendo, en muchos casos, las que acabamos aceptando. Y, entonces, es posible que nos demos cuenta de que no son las que queremos: viniste al mundo a ser tú, no te distraigas.
Ya sea por miedo, timidez o incluso pereza, hay ocasiones en las que nos acomodamos a lo que personas ajenas establecen por nosotros y nos olvidamos de lo más importante:nadie puede hacerse, ni formarse, ni moldearse más honestamente que uno mismo.

No temas por lo que el mundo piense de ti

Nuestra personalidad se crea a partir de las vivencias que experimentemos y, por lo tanto, algunas veces la perspectiva que se tenga de nosotros acaba afectándonos hasta un punto del que no somos conscientes. Por eso, es bueno tener claro quién eres y defender tus gustos, tus opiniones y tus pensamientos. Ser tú es fundamental para descubrirte y desarrollarte como persona. 
chica con vestido rojo junto a un gato negro
Es normal estar asustado cuando vemos que somos diferentes en algo, pero ¿no es cierto que cada uno de nosotros tiene algún rasgo que el resto puede considerar “raro”?, ¿y no es cierto que es precisamente eso lo que nos hace únicos?
Tener miedo es una señal de consciencia y combatirlo una señal de rigor y templanza que nos ayudará a conseguir el bienestar espiritual. Es conveniente, en este sentido, seguir aquel camino que consideremos oportuno para nosotros.


Además, también es bueno escuchar los consejos de aquellos que nos quieren bien, pues son ellos quienes buscan lo mejor para nosotros; y, sobre todo, aquellos que aceptan la personalidad de cada uno aunque a veces no la entiendan. Abrir tu corazón es ser tú mismo y mostrar tus sentimientos puede hacerlo todo más fácil. 

Ser tú es la razón por la cual te quieren

Hay momentos en los que aceptar quiénes somos nos lleva un tiempo. Especialmente porque pensamos que van a rechazarnos, bien por nuestra raza, condición sexual o incluso por el tamaño de nuestras metas. No hay ningún problema en tomarse el tiempo necesario para ser uno mismo, pues primero hemos de estar seguros de quiénes somos: si hay algo cierto es que aquellos que nos quieren van aceptarnos sin condiciones, aunque quizá también necesiten tiempo para ello.
Chica mirando su reflejo en el agua
Al final, lo que importa es la felicidad que obtengamos y, casualmente, esta es mayor cuantas menos máscaras nos pongamos. Por eso, es bueno descubrirse de forma relajada, alejarse de ser algo que no somos y aprender de la reflexión del proceso.


Ser tú es descubrir la magia que hay en ti y quienes te guardan cariño adorarán verte disfrutando de ella. Regala tu esencia sincera, déjate brillar y tu alrededor desprenderá luz contigo. Quiérete y encontrarás el lugar que te pertenece.

Déjate de distracciones: quiérete por ser quién eres

El “Yo” es el Alma, no el cuerpo


Los órganos sensorios no son el Alma. “Previamente vi un árbol, ahora lo toco”, esto significa que puedes percibir un objeto por medio de cualquier otro sentido. Dicha expresión carecería de sentido si el “Yo” o Alma no fuera diferente de los sentidos, ya que el ojo no puede tocar y la piel no puede ver.

Hay una relación fija entre los sentidos y sus objetos, es decir, entre el ojo y el color, el oído y el sonido, y así sucesivamente. Es el ojo y no el oído el que puede percibir el color, y es el oído y no el ojo el que puede percibir el sonido. Si el alma fuera uno de los sentidos, estaría limitada a un tipo de objeto solamente (sonido, color, etc.) Sin embargo, el “Yo” puede percibir todo tipo de objetos; puede ver colores, escuchar sonidos y demás. Por lo tanto, el “Yo” o Alma que confiere unidad en las diversas clases de percepciones es diferente de los sentidos, cada uno de los cuales puede percibir sólo un objeto.

Si no admitimos un Alma permanente más allá de nuestro frágil cuerpo, nos enfrentaremos a muchos absurdos tales como la pérdida del fruto de una acción (Kritahani) y la obtención del fruto de una acción que no hemos realizado (Akritabhyagama). Un hombre que ha cometido cierta falta puede que no sufra sus resultados en esta vida y, a menos que haya un Alma que continúe en la siguiente vida, no los sufrirá en absoluto. Esto es pérdida del fruto merecido por una acción. Por otro lado, a menudo encontramos a un hombre sufriendo los resultados de acciones que nunca llevó a cabo en esta vida. Esto sería la obtención del fruto de una acción que no merece, a menos que creamos que esa Alma existió antes de esta vida y que llevó a cabo la acción en su vida anterior.

Algo visto previamente con el ojo izquierdo es reconocido ahora por el ojo derecho. Esto hubiera sido imposible si el Alma fuera idéntica al ojo izquierdo solamente o al derecho, según el principio de que el centro de reconocimiento debe ser el mismo que el centro de percepción. De allí que debamos admitir que hay un Alma distinta de los ojos izquierdo y derecho, y que ésta es la sede común de percepción y reconocimiento.

El Alma es distinta de los sentidos, porque hay una excitación de un sentido por medio de la operación de otro sentido. Cuando uno ve un mango o un encurtido de lima, se le llena la boca de saliva. El sentido del gusto se excita. Esto se debe al funcionamiento del sentido de la vista. Eso sería imposible a menos que haya un Alma que es distinta de los sentidos y que los une. El Alma ve la fruta o el encurtido, y recuerda sus propiedades. El recuerdo de las propiedades del objeto excita el sentido del gusto.

Sólo puedes recordar el objeto que has visto. Recuerdas el olor de un objeto cuando ves su color*. Esto sería imposible si el recuerdo fuera una cualidad de un sentido, por ejemplo, el ojo, el cual nunca ha olido el objeto. Por lo tanto, debe admitirse que el recuerdo es la cualidad de una entidad distinta llamada Alma, la cual es la sede común de la percepción del color y el olor.

lunes, 29 de agosto de 2016

“Una palabra positiva”


“Oís proferir acusaciones contra alguien… Evitad propagarlas, sobre todo si no estáis seguros de que estas acusaciones estén fundadas. 

Porque ninguna palabra se queda sin consecuencias. 

Si propagáis acusaciones falsas, debéis saber que, de una manera o de otra, despertáis algo negativo en aquél que es objeto de estas acusaciones, en aquél que os escucha y también en vosotros mismos. 

Sí, ¡va muy lejos este asunto! Incluso añadiré que, aunque os veáis obligados a señalar que tal o cual persona se ha comportado mal, procurad de todas formas, como medida pedagógica, acabar vuestra conversación mencionando alguna de sus cualidades… ¡al menos tendrá una!

Mencionar los defectos de la gente nunca ha servido para corregirlos. 

Así pues, cuando criticáis a alguien, sin indicar que tiene también ciertas cualidades, añadís mal al mal: ésta no es una actitud constructiva.