sábado, 17 de septiembre de 2016

Libérate de la ansiedad, piensa que lo que debe ser, será, y sucederá naturalmente


Con cuánta facilidad nos entregamos a la ansiedad, esa que va desde una ligera intranquilidad a aquella que nos colapsa y nos paraliza en momentos determinados. Tenemos la costumbre de viajar en el tiempo, de distraernos del momento presente solo con la finalidad de torturarnos y aferrarnos a lo dramático de nuestra existencia, aquello que nos marcó y aún nos duele o aquello que no ha llegado… que a ciencia cierta ni siquiera sabemos si estaremos en este plano para cuando pudiese ocurrir.
Debemos ciertamente trazarnos metas, debemos mirar adelante con la convicción y la visión de ubicarnos en un mejor estado en relación a como hoy estamos, debemos trabajar y luchar por lo que queremos y así mismo, de vez en cuando mirar atrás para ver el camino recorrido, para no repetir errores, no pasar por aquellos senderos de los cuales no guardamos las mejores experiencias y recordar lo aprendido… Pero esto debe hacerse de forma práctica, libre de alguna intención de generarnos sufrimiento.
La vida se disfruta más cuando se vive despacio, como cuando nos tomamos una copa de un buen vino, la saboreamos, la olemos, la sentimos en nuestra boca, no queremos que pronto acabe, la meta no es beberla de un sorbo, sino disfrutarla. Pero aunque nos es sencillo coincidir con lo que debería ser saborear una copa de vino, nos cuesta muchas veces atravesar la vida de la misma manera, queremos siempre ubicarnos en un momento futuro, siempre queremos alcanzar algo que no tenemos.
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No se trata de no tener anhelos o proyectos, ni mucho menos se trata de no tener aspiraciones, se trata de no generarnos sufrimiento en el camino que nos lleve a estar donde queremos, se trata de entender que hacer lo necesario es suficiente, que si nos preocupamos energéticamente estamos saboteando nuestros esfuerzos y que si nos centramos en la meta, nos perderemos del camino.
Cuando llegamos a alcanzar aquello deseado, por lo general no hemos terminado de celebrarlo cuando ya ubicaremos un punto más allá en donde ahora sí hallaremos la felicidad… y así vamos como un conejo tras su zanahoria, solo viendo dónde se ubica para salir corriendo tras ella… sintiendo la inconformidad y frustración inclusive de que la misma se mueve luego de tantos esfuerzos…

Los neurocientíficos afirman que las palabras que usamos cambian nuestro cerebro


Las palabras que optamos por utilizar, literalmente, pueden cambiar nuestro cerebro. El Dr. Andrew Newberg, un neurocientífico de la Universidad Thomas Jefferson , y Mark Robert Waldman, un experto en comunicaciones, escribieron el libro, “las palabras pueden cambiar tu Mente”
En el libro, escribe: “una sola palabra tiene el poder de influir en la expresión de los genes que regulan la tensión física y emocional”. Cuando usamos palabras llenas de positividad, como el amor y la paz, podemos cambiar la forma en que nuestro cerebro funciona mediante el aumento del razonamiento cognitivo y contribuimos en el fortalecimiento de las áreas de nuestros lóbulos frontales.
Utilice más palabras positivas que negativas con mayor frecuencia y podrá activar los centros de motivación del cerebro, conduciéndolos a la acción. En el extremo opuesto,cuando el uso de palabras negativas es frecuente, ciertos neuroquímicos contribuyen a la gestión del estrés y éste se produce en nuestra vida.
Todos y cada uno de nosotros estamos programados inicialmente para preocuparnos. Es parte de nuestro cerebro primitivo que nos protege de situaciones de peligro para la supervivencia.
Así que cuando permitimos que las palabras negativas entren en los conceptos de nuestros pensamientos, estamos aumentando la actividad en el centro del temor de nuestro cerebro (amígdala), y hacemos hincapié en los productores de hormonas que inundan nuestro sistema.
Estas hormonas y neurotransmisores interrumpen los procesos de lógica y el razonamiento en el cerebro e inhiben la funcionalidad normal. Newberg y Waldman creen que “las palabras de enfado envían mensajes de alarma a través del cerebro, y parcialmente se encierran los centros de la lógica y el razonamiento, que se encuentra en los lóbulos frontales.”
Un extracto de su libro nos dice cómo usar las palabras correctas, que literalmente, puede cambiar nuestra realidad:
“Al mantener una palabra positiva y optimista en su mente, se estimula la actividad del lóbulo frontal. Esta área incluye centros de idiomas específicos que se conectan directamente a la corteza motora responsable de su puesta en práctica. Y a medida que nuestra investigación lo ha demostrado, cuanto más nos centramos en las palabras positivas, más empieza a afectar a otras áreas del cerebro.
Las funciones en el inicio del lóbulo parietal pueden cambiar, y así se cambia su percepción de sí mismo y las personas con las que interactúa. Una visión positiva de sí mismo le propulsará a ver lo bueno en los demás, mientras que una imagen negativa de sí le pondrá en la dirección de la sospecha y la duda de los demás
Con el tiempo, la estructura de su cerebro también cambiará en respuesta a sus palabras, pensamientos y sentimientos conscientes, y creemos que los cambios en el tálamo afectan a la forma en que percibimos la realidad “.
Un estudio de la Psicología Positiva da más detalles sobre los efectos del uso de palabras positivas. 

CÓMO ESCAPAR DEL TORBELLINO INTERNO


Si el mundo parece girar como un torbellino, esto no quiere decir que vives en una época singular. El mundo “exterior” siempre ha sido una fuente de problemas y nunca de paz. El problema verdadero es cómo relacionarnos con un mundo así.

¿Qué es el torbellino interno?

Torbellino es un término amplio. Existen muchas formas para describir sentimientos de preocupación, agitación, ansiedad y depresión. Sin embargo, si observamos hacia adentro, por lo general hay ciertos elementos comunes presentes.

Pensamientos perturbadores que siguen repitiéndose.
Se siente como si esos pensamientos se hubiesen apoderado de nuestra mente.
Como resultado de sentirse fuera de control, experimentas un elemento de miedo.
La agitación interna crece entre más te dejas llevar por los sentimientos que provoca.
Encontrar la forma de salir de ese torbellino parece imposible, lo cual provoca una creciente sensación de impotencia.
Si te detienes por un momento y reflexionas en aquello que te ha hecho sentir preocupado o deprimido, en especial si está ocurriendo en este momento, observarás estos atributos mentales. Para escapar de tu remolino interno, debes revertir cada uno de ellos.

Hay que ponerle un alto a los pensamientos inquietantes.
Es necesario sentir que no eres víctima de tu mente y emociones.
Debes liberarte del miedo.
La agitación interna necesita disminuir día tras día.
Debes volver a sentir que tienes el poder suficiente para recuperar el control.
Cómo escapar del torbellino interno

¿Cómo lograrlo si parece tan fuera de tu alcance? Para comenzar, date cuenta de que todos los elementos del torbellino mental desaparecerán de manera natural y espontánea cuando la mente se libere del estrés. Es normal sentirse preocupado en ciertas circunstancias, como cuando estás esperando los resultados de un examen médico. Cuando los resultados son buenos, tu mente regresa de forma natural a un estado libre de ansiedad.

Este simple hecho nos da una clave valiosa. Nos dice que no debemos forzar nuestra mente a escapar del torbellino. La tranquilidad mental y el equilibrio son tu estado habitual. La agitación interna de todo tipo es provocada por nosotros mismos. Así que la mejor estrategia para escapar del torbellino interno es regresar a lo que tu mente quiere desde el inicio, que es estar en calma. ¿Cómo puedes ayudarle a hacerlo?

He aquí algunas sugerencias, enraizadas en las tradiciones de sabiduría del mundo:

Deja de alimentar tu torbellino interno. Reduce el estrés externo. Aléjate de conversaciones perturbadoras y de gente que decide afligirse por malas noticias y pensar en los peores resultados.
Limita tu exposición al ciclo de noticias ininterrumpido de televisión e Internet. No hay necesidad de seguir alimentando la respuesta del estrés.

Experimenta la tranquilidad de centrarte en ti mismo. La mejor forma de hacerlo es a través de la meditación cotidiana.
Cuando observes que estás en un estado de preocupación, tómate unos minutos para ti mismo en un lugar tranquilo y reencuentra tu centro. Respirar profundamente con los ojos cerrados tiende a ser muy efectivo.

Cambia los pensamientos negativos por positivos, tan pronto como lleguen a ti.
El último punto es necesario porque la mayoría de tus pensamientos negativos nacen por hábito y condicionamientos antiguos. Siguen regresando si no los reemplazas y su regreso repite el pasado una y otra vez. Reemplazar los pensamientos negativos tan pronto como aparecen requiere un compromiso; es mucho más fácil dejarnos llevar por la inercia. Sin embargo, si quieres dejar de ser víctima de tus pensamientos, no debes dejar que vaguen libres por tu mente.

Cómo practicar el pensamiento positivo

viernes, 16 de septiembre de 2016

“Allí donde el agua fluye…”


“En la mayoría de casos, el nacimiento de una civilización está unida a la presencia del agua: 
las fuentes, los ríos, los lagos, los arroyos… 

Allí donde el agua fluye, aparece una flora y una fauna, y los humanos instalan sus moradas. 

Mirad cuántas ciudades se han construido al borde de un río… 

De alguna manera, los ríos representan fronteras, pero también son vías de comunicación.

En realidad, el agua puede interpretarse y comprenderse en diferentes planos. 

En el plano físico, puede decirse que es el amor. Si no hay amor, es el desierto. 

Desgraciadamente, cuando hacen proyectos, cuando se lanzan a una empresa, raramente los humanos piensan que el amor debe intervenir; cuentan sobre todo con la organización. 

Pues bien, se equivocan: cuando no hay amor, que es el verdadero motor de las cosas, no hay vida. 

El secreto del cambio es enfocar la energía hacia lo nuevo


Te atreves a mirar a tus sueños en lugar de a tu pasado? Esa es la pregunta que es preciso que contestes si deseas realizar un cambio en tu vida y enfocar toda tu energía hacia lo nuevo, en lugar de desperdiciarla en mirar hacia el pasado.
A lo largo de nuestra existencia vivimos muchos cambios, algunos repentinos, otros más lentos y predecibles, algunos dolorosos y otros divertidos. Esos cambios también significan transformaciones personales a las que a veces nos resistimos por miedo, pero que es necesario vivir para aprender y superarnos.

El cambio y la regla de la triple “A”

Uno de los aspectos que más nos puede afectar con respecto a un cambio es perder el foco en nuestro objetivo, en lo nuevo que nos espera y distraernos con otros muchos detalles o aspectos que no son tan importantes como el sueño que deseamos alcanzar.


Mujer caminando descalza
Por ejemplo, si deseas cambiar de trabajo y estás decidido a ello, tu intuición pude echarte una mano, fíjate en lo que deseas realmente hacer, sin perder el foco por lo que te digan los demás o por lo que otras personas piensan sobre lo que debes hacer para ser feliz.¿Quién mejor que tú conoce lo que te hace feliz?
Para gestionar el cambio y enfocarnos correctamente podemos utilizar la regla de la triple “A”:

Aceptación de emociones

Tememos a los cambios porque habitualmente nos empujan a salir de nuestra zona de confort. La incertidumbre y lo desconocido nos dan miedo porque es imposible saber qué va a pasar, porque en las situaciones nuevas controlamos menos variables. Por ese motivo, el primer paso para superar el cambio con éxito es gestionar nuestras emociones, sobre todo el miedo, y aceptarlas.


El miedo no debe ser un motivo para paralizarnos y no hacer nada, sino para estimularnos a actuar, a tener curiosidad y a ser proactivos. El miedo es una respuesta natural ante lo desconocido, pero no debemos permitir que nos domine.

Adaptación

Para adaptarnos a los cambios y enfocarnos en lo nuevo que traen con ellos es necesario que nos conozcamos a nosotros mismos. Es decir, que realicemos una labor de introspección para identificar nuestros defectos y nuestras virtudes, de manera que podamos minimizar los primeros y potenciar los segundos.
cambio
El conocimiento de nosotros mismos nos va a permitir adaptarnos mejor al cambio, saberen qué aspectos podemos necesitar ayuda y en qué otros aspectos aprovecharemos al máximo nuestras habilidades y conocimientos. Quizás una buena idea pase por cuestionarcreencias que tenemos arraigadas y sustituirlas por otras más positivas.

Anticipación

Una vez que conocemos nuestras emociones y cómo gestionarlas, y que sabemos cuáles son las habilidades que tenemos y que son útiles para el cambio , ha llegado el momento de empezar a actuar. Es la hora de ponernos en marca y de comenzar a invertir energía activa en post de nuestro objetivo.


Gestionar el cambio va a suponer que nos tengamos que anticipar, ver qué puede ocurrir y plantearnos diversas formas de actuar. De esa manera nos sentiremos más seguros y tendremos más auto-confianza, ya que se reducirán los imprevistos.

Aprende a enfocarte mejor

EL CAMINO DEL CORAZÓN


Una propuesta atrevida para el buscador del siglo XXI

Hablemos de la evolución de la conciencia:

En estos tiempos el viaje hacia la libertad de pensamiento y la independencia de criterio es largo y accidentado y hay que mantener una firme constancia pues da la impresión de aunque nunca hemos tenido tantas oportunidades y posibilidades a nuestro alcance, muchas de las cosas que nos rodean están encaminadas a distraernos, a ponernos obstáculos que no facilitan el auto-conocimiento, el mirar hacia dentro, pues en definitiva todo proceso de crecimiento se apoya en una máxima que ya conocían los antiguos griegos: Conócete a ti mismo y conocerás el Universo. Ese ha sido el lema que han enarbolado distintas filosofías y escuelas de conocimiento a través de los tiempos.

El camino a recorrer ha sido variopinto y los métodos propuestos también, adaptándose en cada época histórica a las circunstancias del momento, de tal manera que hasta nuestros días el buscador de desarrollo espiritual, de crecimiento personal, de auto-conocimiento, siempre ha tenido a su alcance una vía –a veces dentro de la ortodoxia y otras fuera de ella- que le facilitara el dar pasos en pos de su propia evolución
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En las últimas décadas del siglo XX se exploraron nuevos territorios de la conciencia apoyándose en el desarrollo mental. A medida que la persona conocía y ampliaba sus capacidades mentales estaba en mejor disposición para hacer un buen uso de esa herramienta indiscutible para su evolución. Así los distintos aspectos de la mente fueron estudiados, experimentados y analizados; las características de cada hemisferio cerebral, las distintas “inteligencias” de las que podíamos hablar, las técnicas de modificación de la conducta… y así un largo recorrido hasta llegar a la última etapa en la que se desarrolló un último aspecto de la mente hasta entonces no explorado: el mundo emocional.



También ahí surgieron terapias, técnicas, experiencias, metodologías… que conformaron un buen bagaje de utilidades para los buscadores. Hoy, podemos decir, que hemos aprendido a manejar nuestra mente y a gestionar sus potencialidades de manera efectiva aplicando las distintas técnicas en las que ha intervenido no sólo la psicología sino también otras disciplinas que han aportado sus conocimientos: la sociología, la pedagogía, la medicina (sobre todo en algunas de sus ramas como la neurología, la biología, la genética, etc.), la física relativista, la mecánica cuántica, leyes como la ley de la coherencia, teorías como el cerebro holográfico, el universo plegado y desplegado, los postulados sobre la incertidumbre, la resonancia mórfica, la visión sistémica de la realidad… y muchos más.

Parece claro, que la dirección de búsqueda no es hacia el exterior sino hacia el interior de uno mismo, que las respuestas, las referencias, las “certezas profundas” hay que buscarlas dentro de cada ser humano.

No obstante, la complejidad en la que hoy nos movemos no puede manejarse simplemente con unos “parámetros mentales”, el ser humano que arranca con el siglo XXI se encuentra con situaciones que no pueden ser manejadas desde los viejos paradigmas por muy refinados y sofisticados que sean los procesos que nos marcan. Hoy el reto es de tal calibre que sólo un salto cuántico en la percepción de la conciencia permitirá al ser humano sobrevivir a los cambios, de toda índole, que se avecinan.

Hay que reconocer que nos ha costado esfuerzo y trabajo llegar donde estamos y eso nos ha creado una estructura de pensamiento en la que nuestra mente desecha generalmente los caminos sencillos, por creer que es imposible que algo valioso se encuentre al final de un camino sin obstáculos, y en cambio busca lo más complicado creyendo que eso le garantiza alcanzar su preciado objetivo.

Sin embargo, siempre hay un camino difícil y otro fácil para alcanzar las metas, sólo que el fácil –por alguna razón- se convierte en invisible a nuestros ojos.

Para poder avanzar en nuestra evolución nos encontramos en una encrucijada en la que debemos abandonar las viejas estructuras de la mente, los modelos mentales, los esquemas que nos hemos creado a lo largo de nuestra historia personal y dejar que surja algo mucho más vivo, abierto, libre… en definitiva tenemos que migrar desde modelos mentales hacia modelos “biológicos”.

El mundo real y el mundo de la magia:

Vivimos en dos mundos paralelos, dos mundos que se influyen mutuamente de tal manera que si yo actúo en el mundo “A” condiciono la estructura del “B” y viceversa.

El “A” es el regido por el hemisferio cerebral izquierdo y el “B” por el derecho.

La existencia de ambos planos está suficientemente probada, ambos, el “real” y el “mágico” existen y la única diferencia es que quienes viven en “B” no comprenden por que hacen así las cosas los del “A”, tan complicadas; y los del “A” ni siquiera admiten la existencia del “B”, porque lo consideran parte de la fantasía, de lo irreal, por eso no ven sus caminos; y cuando la magia aparece en “A”, sus habitantes tratan por todos los medios de encontrar una explicación, so pena de ser tenidos por locos.



Los caminos sencillos, los caminos mágicos, los caminos iluminados, sin obstáculos y directos al objetivo, son los del corazón porque carecen de expectativas, de comparaciones, de recuerdos ingratos y de deseos posesivos.

Los magos pueden acceder al mundo de la magia porque son personas que han abierto las puertas ínter-hemisféricas y se sitúan en el umbral de ambos hemisferios. Ellos conocen las leyes de los dos mundos y por tanto puede actuar en ambos trayendo cosas insólitas del “B” al “A” y aportando cosas útiles del “A” al “B”.

Un proyecto de investigación: Transitar por el Camino del Corazón:

jueves, 15 de septiembre de 2016

“El acto de mirar”


“Observáis un rostro, un objeto, un paisaje…

 ¿Sois conscientes de lo que está entonces sucediendo en vosotros? 

Este acto de mirar, ¿habéis pensado hasta qué punto es vasto, profundo y significativo? 

Parece simple, sin misterio, pero tratad de estudiarlo mejor y descubriréis que tiene una dimensión mágica.

Fijáis vuestra mirada sobre un objeto… 

Desde ese momento, este objeto representa un peligro que os acecha o una felicidad que os aguarda. 

Esto depende de su naturaleza, de su forma, de sus radiaciones y también de vuestro estado interior, porque todo vuestro ser tiende a tomar la forma, las dimensiones y las cualidades de ese objeto. 

Interiormente, en el plano psíquico, seáis o no conscientes de ello, os identificáis con lo que miráis. Es una ley natural, biológica. 

“Tomando Consciencia”


Publicado el 20 jul. 2016

Dentro del marco de entrevistas y conferencias de La Ventana Alternativa