sábado, 15 de octubre de 2016

Si te permites lo que mereces, llegará lo que necesitas


¿Te ha pasado alguna vez que, de repente, cuando menos lo esperabas, eso que tanto ansiabas se concretizó?
¿En alguna ocasión has experimentado esa sensación casi mágica de que todo funciona como debería?
¿Has tenido días en los que todo ha fluido con extrema naturalidad?

Algunos intentan explicar estos hechos recurriendo al destino, otros afirman que las estrellas estaban alineadas y no faltan quienes echan mano a la suerte o a la providencia. Sin embargo, en realidad la explicación es mucho más sencilla, y se encuentra dentro de nosotros. No son las hadas madrinas ni los ángeles de la guarda sino nosotros mismos quienes construimos esas situaciones maravillosas.

Las cosas buenas no llegan porque sí, no son simples golpes de suerte, es necesario que las busquemos activamente, que las deseemos y, sobre todo, que demos los pasos necesarios para acercarnos a ellas. Solo de esta forma, un día, podrán concretizarse. Pequeños pasos, dados con constancia, nos acercan a nuestras metas.

El principal problema es que en muchas ocasiones nos convertimos en el principal obstáculo para alcanzar esas metas, nos asustamos tanto que, inconscientemente, saboteamos todo lo que habíamos hecho. A partir de ese punto, las cosas comienzan a salir mal y le echamos la culpa a la mala suerte. Pero en realidad deberíamos mirar dentro de nosotros, para encontrar la respuesta.
Las resistencias internas y el miedo a la plenitud

Aunque nos cueste reconocerlo, estamos demasiado acostumbrados a nuestra zona de confort. En ese espacio, aunque hay muchas cosas que nos molestan, también hay muchas cosas que nos brindan seguridad. Hemos logrado un equilibrio en el que, mal que bien, logramos sobrevivir. Y nos aterra romper ese equilibrio.

Por eso, en muchas ocasiones, damos marcha atrás justo cuando estamos a punto de conseguir un cambio radical por el que hemos estado trabajando durante mucho tiempo. Por eso, cuando las cosas estaban marchando bien y de repente se desmoronan, en vez de culpar al destino, deberíamos preguntarnos qué resistencias internas se han puesto en marcha.

De hecho, en muchos casos, mientras más cerca está la meta, más grande es el miedo porque ello implica romper para siempre con la zona de confort que ya conocemos y cambiar de dirección. Ese cambio puede resultar atractivo pero también genera mucho temor. Sufrimos lo que podría denominarse el “miedo a la plenitud”. Y este temor suele ser paralizante. El miedo es tan grande que simplemente nos bloqueamos y dejamos de actuar. Es en ese momento cuando las cosas que parecían marchar bien, se tuercen.

¿Cómo vencer esas resistencias?

En algunos casos, esas resistencias internas son un signo de que aún no estamos preparados para dar el gran paso. De hecho, aunque las cosas positivas parezcan geniales, pueden implicar cambios para los que no estamos lo suficientemente preparados. Es un fenómeno que se aprecia mucho en los famosos, sobre todo cuando alcanzan el éxito muy jóvenes y se quiebran ante su peso.

En ese caso, es mejor no violentar los acontecimientos, tener un poco de paciencia y trabajar en nuestro interior.

En otros casos, esas resistencias son solamente la expresión del miedo a lo desconocido y el temor a abandonar lo conocido. Darnos cuenta de su existencia ya es un paso enorme. El segundo paso consiste en prepararnos para el futuro, visualizar lo que haremos, de manera que nos sintamos cada vez más cómodo en esa situación que antes nos atemorizaba. Si seguimos dando pasos en esa dirección, antes o después, esa meta se materializará.

Si cambias tus pensamientos, cambias tu realidad

viernes, 14 de octubre de 2016

“La meditación”


“La meditación puede ser comparada con la masticación de los alimentos. 

Cuando ponemos alimento en nuestra boca y lo masticamos, las glándulas salivares trabajan y absorbemos a través de la lengua las energías más sutiles.

La meditación es también una especie de masticación, una masticación de los pensamientos por la que absorbemos las quintaesencias del mundo espiritual para convertirlos en el alimento de nuestros cuerpos espirituales.

Meditad pues sobre la sabiduría, esta luz que os protege, que os conduce y os da acceso al mundo divino. 

Meditad sobre el amor como fuente de alegría, de riqueza y de belleza para todos. 

El precio de agradar a todo el mundo es alto: no encontrar lo que buscas

deseabilidad social, el impulso de que lo demás vean la mejor versión de nosotros mismos es algo común y saludable. Por este motivo “refinamos” nuestro comportamiento en las relaciones con los demás, sin que eso tenga que resultar patológico. Querer mostrar lo mejor de nosotros mismos para agradar a los demás no está reñido con la naturalidad.
Por todo esto, si percibimos que nuestra presencia ha dejado de agradar a alguien, que alguna opinión dada ha resultado totalmente desafortunada -deduciéndolo del feedbackde las personas que las escuchan-, nos podemos sentir tremendamente incómodos. Nadie es inmune al daño emocional derivado del rechazo implícito o explícito de los demás.
Pero si te paras a reflexionar sobre ello, responde a una pregunta: ¿Estás dispuesta/o a que cualquier mirada de desaprobación, sensación de sentirte fuera de lugar o actitud defensiva de los demás te trasforme en alguien disfrazado, en alguien que no eres?. Piensa si prefieres tener muchas relaciones cordiales o pocas que sean significativas.

Las relaciones placenteras necesitan de autenticidad

Si estás dispuesta a convertirte en un híbrido entre lo que tú realmente eres y lo que los demás esperan de ti, en toda su extensión y variabilidad, no esperes entonces demasiado de las relaciones sociales.
El precio de ser radical en tus formas trae malos momentos. El precio de agradar a todo el mundo, de no mostrarte tal cual eres, va a hacer que no encuentres lo que buscas y que pierdas algunas de las relaciones que realmente te hacen sentir bien.
Que elijas colocarte una máscara cada vez que detectes que te encuentras frente a alguien que puede tener opiniones diferentes a las tuyas es un arma de doble filo. Quizás evites un sentimiento de malestar, pero al mismo tiempo también estás evitando parte de la riqueza que puede aportarte esa relación.
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Muchas personas pecan por llevarse al terreno personal opiniones distintas a las propias sobre un elemento externo. Lo cierto es que nadie debería sentirse ofendido por un juicio de valor diferente al propio. Si esto efectivamente fuera así, muchas personas no tendrían la necesidad de maquillar o disfrazar opiniones o de derivar conversaciones a terrenos menos fértiles para el debate. En otras palabras, podrían abrirse a una conversación sincera y no a un intercambio de palabras artificial.
Los problemas en las relaciones con los demás no surgen porque nosotros adoptamos una opinión y un modo de vida: los problemas con los demás en el fondo surgen de las imposturas, falsedades y de pretender imponer nuestra visión al otro. Los vacíos emocionales vienen porque de tanto generar opiniones e imágenes artificiales, nadie acaba por apostar por nosotros como un valor seguro.
Por mucho que corras, tu “yo verdadero” siempre te alcanza

Por mucho que corras, tu “yo verdadero” siempre te alcanza
Nos pasamos la vida intentando “encajar”, pero adaptarse a diversas situaciones no debe poner en riesgo abandonar nuestro “yo verdadero”, pues es un precio… Ver más »

Cada vez que nuestras relaciones son fingidas se pierde algo real

LAS 4 CAUSAS DE LA PÉRDIDA DE TU PODER PERSONAL


La causa de este estado interno es que ya no sentimos la fuerza de nuestro Poder Personal. Si reconoces los síntomas es que lo estás perdiendo. Miles de personas pasan por este proceso de debilitación y tristeza en algún momento, o durante toda su vida. Cuando somos pequeños, o jóvenes, nos sentimos poderosos, fuertes, capaces, imaginamos cómo seremos de mayores y llega la vida adulta o la madurez y sentimos cada vez menos fuerza, o menos ilusión.

Hay algo personal que te lleva hasta este punto. Y, evidentemente, también hay algo social que favorece que tantas personas se sientan de este modo. La causa de esta debilitación no es biológica, no es nuestro cuerpo lo que se debilita, y tampoco es la edad, ni la crisis de los 40 o 50 lo que te hace sentir de este modo. Es algo mucho más importante.

¿Por qué perdemos nuestro Poder Personal?

En nuestro caminar por la vida lo debilitamos porque desconectamos de nosotros mismos. Con los años, acumulamos renuncias y heridas en nuestro corazón y nuestra alma; y nuestro corazón y nuestro Ser se hacen pedazos. Algunos pedazos de nuestro corazón y nuestra alma se pierden, otros los dejamos en alguna parte, y otros siguen dentro de nosotros, olvidados o enterrados voluntaria o involuntariamente.

1. Olvidar lo esencial

Nuestro Ser está formado por distintas dimensiones (el cuerpo físico, el cuerpo mental, el cuerpo emocional, el cuerpo espiritual, el cuerpo ancestral), pero en muchas ocasiones no conocemos bien nuestra complejidad, no la comprendemos y no atendemos el equilibrio. Vivimos priorizando sólo algunas de nuestras partes, nuestro cuerpo, nos identificamos con nuestro ego y olvidamos a nuestra alma.

Nos hablan de cuidar el cuerpo, la belleza, la imagen, la salud, pero no nos educan para cuidar nuestra mente, nuestra emocionalidad. Menos aún nos enseñan y animan a escuchar nuestro interior sinceramente, a tener en cuenta nuestra esencia, incluso ni nos hablan de ello. Al final nos identificamos únicamente con los pensamientos y emociones de nuestro ego.

Olvidamos quiénes somos en cada renuncia a decir lo que pensamos, lo que sentimos o lo que deseamos sinceramente. Olvidamos quiénes somos cada vez que elegimos no tener en cuenta nuestra intuición y nuestra coherencia interna.

Y en cada silencio, cada falsedad, cada renuncia concreta, desconectamos de nuestra propia naturaleza, de nuestro Ser, y perdemos Poder poco a poco. Vivimos tan deprisa y tan distraídos que nuestra alma no tiene espacio en nuestra vida. En la constelación que hice a Manuel, la imagen de este olvido fue abrumadora.

Su vida estaba patas arriba, rompiéndose por todas partes, y se sentía muy infeliz. Coloqué al representante de su Ser Interno. Él se había olvidado completamente de que existía, y observó toda la constelación, pero su mente no pudo comprender a quién representaba ese hombre y su corazón no pudo abrirse a esa presencia dentro de él. Me rompió el corazón ver hasta qué punto había desconectado de su Ser.

Me acordé de que, en algunas culturas, el modo de reintegrar el alma con la persona, es un ritual de cántico. Cada persona y sus seres próximos conocen el “Canto de su alma”, y cuando esa persona está débil o perdida, la colocan en el centro de un círculo para que vuelva a ella y le dé fuerza y luz. Me hubiese gustado poder cantarle la canción de su alma a él en ese momento.

2. Acumular heridas emocionales y psíquicas.

Vivimos en una cultura donde se alimenta la creencia de que se puede evitar el dolor. Intentamos permanentemente alejar las emociones que consideremos “negativas” o los momentos dolorosos, negarlos, ocultarlos, ignorarlos, etc. Y esta creencias nos llevan a ocultar las heridas de nuestro corazón y nuestro espíritu en lugar de atenderlas.

Creemos y decidimos que es mejor, más fácil o más prudente relegar al olvido nuestros sentimientos, ilusiones, pensamientos y sueños en lugar de escucharlos.

Intentando evitar el dolor, construimos máscaras de felicidad, fuerza o seguridad, creyendo que es la solución. Pero nuestra propia mentira emocional nos impide sentirnos realmente felices, pues mantiene dentro de nosotros el dolor sin sanar.

Acumulamos recuerdos de tristeza y dolor durante toda la vida sin resolverlos. Acumulamos miedos infantiles, heridas de abandono, recuerdos de dolor, pensamientos limitantes que permanecerán en nosotros arraigados en nuestro interior y en nuestro subconsciente a pesar de nuestro esfuerzo de ignorarlos.

Sabemos que están allí e incluso, a pesar de que los percibimos en el día a día, seguimos en el intento de ignorarlos y no atenderlos, sin aceptar que son una de las causas más importantes de tu debilidad y tu tristeza actual, de tu pérdida de ilusión y Poder Personal.

De Dan Van Campnehaud, un gran chamán, aprendí una vez una técnica para cuidarme en los momentos difíciles y protegerme para no seguir acumulando nuevas heridas mientras dedicaba tiempo a sanar las antiguas. Era una técnica para proteger mi parte frágil y reencontrarme con ella.

Se trataba de tener una “preciosa cajita especial” imaginaria o física. Podía poner a mi niña interior en la cajita cuando vivía un momento doloroso.

Cuando este momento ha pasado podía abrirla, dedicarle tiempo y atención. Era el momento de parar, y esperar quieta hasta sentir que podía acoger en mi presente y en mi cuerpo a la parte de mí que estaba protegida en la cajita. Me tomaba el tiempo de sentir mis emociones, abrazar mi mundo interior y sentir que había lugar y tiempo para que todas mis partes se reunieran de nuevo. Dedicar el tiempo a sentir que estaba completa para seguir adelante.

Los pequeños rituales psicomágicos que fui aprendiendo de distintos maestros espirituales y maestros terapeutas son uno de los modos más maravillosos que aprendí para cuidar de mi Ser interno.

La terapia psicoemocional bien conducida es fundamental para sanar las heridas acumuladas y todos los patrones de pensamiento y reacción asociados a estas heridas. Además de poner paz dentro de ti, el proceso de sanar te permite construir un nuevo relato de tu historia y de ti mismo mucho más fortalecedor.

3. La fragmentación interna.

Cada día nos suceden cosas, tomamos decisiones importantes, incluso trascendentes, vivimos momentos que nos conmueven en las relaciones con nuestros seres queridos y en todo lo que nos sucede, no le damos tiempo a nuestro corazón ni a nuestra alma para que puedan comprender, integrar o recuperarse.

El tiempo que ellos necesitan es mucho más lento que nuestro ritmo de vida. A pesar de las heridas, seguimos hacia delante sin parar, con tanta prisa que no podemos mantener el paso de reparación o sanación necesario y perdemos Poder Personal.

El resultado de esto es que, con los años, vamos dejando partes de nosotros mismos y nuestra alma en antiguas parejas, antiguos amigos, antiguos proyectos y sueños a los que, durante un tiempo amamos sinceramente y de los que nos hemos separado de modo doloroso.

En estas roturas, tu corazón se parte y tu alma también y, una parte de ti, se queda en ese sueño junto a esa persona o en ese lugar. Poco a poco te vas sintiendo vacío y sin fuerza, estás fragmentado. Cuando te sientes así es el momento de parar. De mirar hacia atrás y recuperar los tesoros que se perdieron abandonados por el camino. Sin ellos, proseguir es vivir fragmentado y sin fuerza. Es vivir con el alma rota. Es tan importante parar e ir despacio…

4. Entregar el poder a los demás.

jueves, 13 de octubre de 2016

“Continuad caminando”


“Aquél que está inspirado por un gran ideal nunca se desanima. 

La sola presencia en él de este ideal que le guía y le alimenta, le da la fuerza y la esperanza. 

Sabe y siente que camina por el buen camino, y que nada obstaculizará su progreso. Incluso si, en este camino tropieza, lo que es inevitable, nunca deja que la duda le domine. 

En efecto, no basta con decidirse a andar por el buen camino para mantenerse en él sin vacilar; pero tener una caída no es una razón para detenerse en la marcha.

Al mínimo error, ante la más pequeña caída muchos se desmoronan. 

Se repiten: 

« Jamás lo conseguiré, soy estúpido, incapaz, débil, despreciable. Abandono.» éstas son las reacciones de un orgullo mal entendido, de un orgullo herido. 

Las emociones también son tu alimento y te afectan al estómago


Además, la parte del sistema nervioso que se encarga del sistema gastrointestinal y reviste el estómago, contiene neurotransmisores como el cerebro. Sorprendentemente, la estructura formada por una red de cien millones de neuronas permite a este sistema recordar y aprender de forma independiente al encéfalo, por lo que se le conoce como “segundo cerebro”.

Tenemos tres “cerebros”

No tenemos uno, ni dos, se han identificado hasta tres “cerebros” en nuestro cuerpo. Aparte del ya conocido, segundo y tercero se sitúan en el tubo digestivo y en el corazón. De hecho, el 90% de la serotonina -la hormona que regula el estado de ánimo- se produce en el sistema digestivo.
Estos 3 “cerebros” deben estar conectados y trabajar conjuntamente. El doctor Puig asegura que, cuando uno se independiza, los efectos nocivos se manifiestan a nivel físico.
En el caso el tubo digestivo, la persona sufre trastornos como colon irritable, espasmos, problemas digestivos… Por desgracia, desde el punto de vista médico, se puede ofrecer poca ayuda a la persona que los padece. Sin embargo, por la parte emocional sí hay soluciones:

Elimina la ansiedad

Si la persona reduce la ansiedad o ve la vida con más ilusión, con frecuencia y de manera natural, el sistema digestivo vuelve a sincronizarse con el cerebro de la cavidad craneal.

Practica la sonrisa, ¡aunque sea falsa!

Algo tan simple -o no tanto en algunas situaciones- como esbozar una sonrisa, tiene la capacidad de alterar el circuito de la angustia, porque manda un mensaje al cerebro de que todo está bien.
Aunque sea difícil de lograr en un principio, si en la situación incómoda se aguanta la sonrisa, el cerebro se ve obligado a hacer algo para adaptarse al mensaje recibido.
La “sonrisa auténtica” que descubrió Duchenne en 1862, es decir, la sonrisa involuntaria o espontánea, tendría el mismo efecto que una sonrisa fingida para el cerebro. Algo así como si hubiéramos recibido un halago o una buena noticia.
emociones sonrisa

Acaba con las emociones tóxicas

Entre el 60% y el 90% de las consultas en los centros médicos se deben a las llamadas “emociones tóxicas” (ira, ansiedad, tristeza, rabia, vergüenza, envidia, culpa, hostilidad, asco…) y a la segregación de cortisol, la hormona del miedo.
Buscar el lado positivo de la vida supone un cambio físico. La formación de un nuevo tejido cerebral que nos permite reinventarnos y así ser capaces de focalizarnos en lopositivo de forma continua.

Deja de comerte las emociones, escríbelas

El precio de seguir comiendo emociones negativas puede ser la enfermedad. Razón de peso para ponerse a dieta en lo que respecta a engullir negatividad.
escribe emociones
Una técnica aconsejada por el Dr. Puig consiste en escribirlas, ya que al reflejar las emociones por escrito, pasan a la zona anterior izquierda o prefrontal, la base de las emociones positivas.
Al articular la emoción negativa en el lenguaje, ésta pasa obligatoriamente por la zona prefrontal izquierda y se aminora su  fuerza de forma automática.

Si la emoción es la ira, corre

Si no soy los pensamientos… ¿Quién soy?


No eres los pensamientos, eres el espacio desde el cual surgen los pensamientos.

¿Y qué es ese espacio?

Es la conciencia misma. La conciencia que no tiene forma. Todo lo demás en la vida tiene forma. En esencia somos esa conciencia sin forma que está detrás de los pensamientos. Pero para experimentarlo es necesaria una experiencia de quietud interior. Si yo tengo solamente un momento en el día de quietud alerta que me da un sabor de lo que es, ya entiendo lo que es la conciencia, más allá del pensamiento. Una persona que no tiene ese momento, ni siquiera un momento, no puede entender nunca de qué estamos hablando ahora. No lo entendería.

Ser capaces de experimentar aunque sea por un momento muy pequeño lo que significa estar sin pensamiento y al mismo tiempo ser plenamente consciente. La mayoría de la gente no se da cuenta de que incluso en un día normal, siempre hay intervalos muy pequeños entre dos pensamientos en algunos momentos. Las personas que no tienen esos intervalos enferman psicológicamente, pero si todavía en tu vida existe de vez en cuando la alegría del ser o el amor, la comprensión o la belleza, si respondes interiormente a algo que es bello, eso significa que hay esos intervalos porque es allí donde únicamente surgen. Los pensamientos no pueden reconocer lo profundo que es algo bello o sagrado. El amor o la compasión no vienen a través de los pensamientos, vienen de una dimensión más profunda, y quien que no tiene acceso a esa dimensión nunca experimenta la belleza, amor, compasión o una alegría más profunda del ser que es aquella que permanece.

Estamos aquí para que la conciencia pueda florecer a través de esta forma y desde ese espacio entrar en el mundo de las formas para transformarlo. El propósito de la vida, en lo profundo, es ser como una puerta para la dimensión sin forma, que entonces entra en el mundo de las formas y convierte el mundo en algo que ya no es hostil, en algo hermoso.

Lo que uno experimenta como la vida exterior, las situaciones que uno encuentra, las cosas que pasan, las relaciones que tiene, es decir, el modo en que la persona experimenta la vida, es siempre un reflejo de su conciencia, de su estado interior, del estado de la mente.

Si una persona se hace consciente, es capaz de ver que dentro de sí existe lo que proyecta al exterior y lo que percibe del mundo es lo que es en su interior, entonces empieza la transformación. La consciencia está en la simplicidad del momento presente, y en el espacio sin pensamientos.

Cuando los espacios de silencio entre pensamientos aumentan, la paz y la quietud se instalan en nuestra vida, inclusive si algo no va bien.