martes, 21 de febrero de 2017

Una mirada mística a la figura de Jesucristo (o la divinidad arquetípica al interior del ser humano)


Siguiendo a Rudolf Steiner, Manly P. Hall, Meister Eckhardt, San Pablo y otros místicos, interpretamos la vida de Jesús y su obtención del estado de Cristo como un estado espiritual inmanente y universal

 este ensayo intentaré trazar un panorama sustancial mas no exhaustivo sobre la figura de Jesús desde una perspectiva mística, es decir, aquella que encuentra en Jesús un símbolo de una divinidad humana universal, accesible e inherente a todos y cuyo fundamento es una serie de conductas virtuosas que podemos llamar una “doctrina del corazón”. Algunos autores (como Rudolf Steiner) diferencian entre el Jesús histórico y el Cristo místico, siendo este último un estado de conciencia divina que trasciende la historia. Mi enfoque principal en el ensayo es señalar algunos de los aspectos universales de las enseñanzas que son atribuidas a Jesucristo y que embonan con una suerte de religión universal, por lo cual podemos sugerir que Jesucristo es una faceta de un único impulso religioso-evolutivo que abarca a diferentes culturas y a diferentes manifestaciones de grandes maestros.

Acaso la diferencia estriba en el contexto, en la necesidad de cierta sutileza particular al tiempo, en el énfasis en cierto modo o arquetipo de enseñanza. Por ejemplo, Manly P. Hall, en su libro The Mystical Christ, nos dice que las enseñanzas de Jesús toman la forma del “buen pastor”; una cierta dulzura que habla a los hombres desde el corazón y hacia la paz, siendo que anteriormente en la historia habían aparecido maestros bajo el arquetipo del rey-guerrero, el conquistador o la divinidad todopoderosa pero terrible y cruel. Esta misma idea la expresa el rosacruz Max Heindel como “el paso de la ley hacia el amor”.

Rudolf Steiner, en su ensayo de De Jesús a Cristo, explica que de la misma manera que en el plano material de la biología se observa la ley de la recapitulación formulada por Haeckel, la cual indica que un ser vivo recapitula en su vida embrionaria las diferentes etapas del desarrollo de animales inferiores (lo cual suele expresarse como “la ontogenia recapitula la filogenia”), esto también ocurre en un plano espiritual. Así el alma del hombre atraviesa distintas etapas de la evolución de la humanidad que son recapituladas en su evolución personal. Dice Steiner que “el desarrollo de la humanidad como un todo puede compararse con la vida de un solo hombre” y también evidentemente en cada hombre está la evolución y el arquetipo de todos los seres humanos.

Steiner considera que si vemos a la humanidad como un único hombre, podemos pensar que este hombre se encuentra en la etapa de su vida que va de los 30 a 35 años, de ahí la relevancia del ministerio de Jesús como mensaje eminentemente actual para el grueso de los seres humanos. Jesús, dice Steiner, es la actualización del medio de acceso a lo divino que ofrecían los antiguos misterios a través diferentes prácticas ascéticas pero cuyo método para nuestra humanidad se ha vuelto obsoleto o demasiado recóndito. El proceso de maduración de Jesús, que ocurrió a sus 30 años cuando, nos dice Steiner, alcanzó el estado de Cristo, es el proceso que resuena actualmente con todos los seres humanos. Esta maduración es el punto de inflexión en el que un hombre recibe en su alma “el espíritu del cosmos” y se centra en la noción enseñada por Jesús de amar al prójimo, sacrificarse por los demás y anular el ego y no tanto ya en el cultivo de las propias facultades personales a través de la iniciación a los misterios del alma.

Para situarnos quizás en un terreno que no es solamente esotérico y que puede permitirnos concientizar y encontrar un sentido práctico al misticismo de Jesús, recurriremos ahora a lo expuesto por Manly P. Hall en el libro The Mystical Christ. Si bien Hall es un escritor eminentemente esotérico, en este libro nos presenta una visión de Cristo ligada sobre todo a una doctrina del amor y a una enseñanza ética y  fraternal que salva las distancias entre credos particulares. Primeramente, Hall nos dice que tiene sentido ver a Cristo sobre todo como una figura o un camino místico. “El misticismo es la forma que tiene el corazón para hacer alma del conocimiento… El misticismo es una convicción que deriva su autoridad del corazón humano”, a diferencia de la ciencia, que lo hace de la mente. Es necesaria la experiencia mística para fortalecer la fe y encontrar seguridad, “nunca estaremos satisfechos hasta que no descubramos en nosotros mismos el hecho del todo-suficiente poder divino dentro de nosotros”; esto es lo que posibilita Cristo bajo esta lectura. Así el creyente, “por medio de un simple acto de fe… tendió un puente para cruzar el intervalo entre sí mismo y Dios”.

Hall hace una lectura del ministerio de Jesús y su obtención del estado crístico como una simbología intersubjetiva del proceso de evolución espiritual de cada ser humano, en su paso de la ignorancia hacia la verdad o de la oscuridad a la luz. “Cada buscador de verdad debe, en su propio camino y acorde a su propio estado, atravesar el mismo camino. Debe ser tentado en el desierto y debe mantenerse firme ante la promesa del poder mundano. Debe procurar para aquellos que lo necesitan y debe enseñar la sencilla verdad de la fe humana”, y al final todos debemos “tomar la gran decisión” de sacrificarnos por la voluntad divina y así descubrir que es sólo aquel que da su vida entera el que obtiene “la vida eterna”. Esta experiencia mística, nos dice Hall, no debe considerarse como algo meramente histórico, sino como “eternamente inminente”, siempre ahí, latente, en nuestro interior. De hecho, señala, es algo tan natural como el crecimiento de una flor que el ser humano crezca y desdoble la divinidad. Este crecimiento o florecimiento de la semilla crística en todos los hombres puede encauzarse manteniendo las enseñanzas de Cristo, especialmente la noción de incrementar el hombre espiritual por sobre el hombre material.

Cristo es entonces el arquetipo de lo que somos y seremos de manera tangible cuando hayamos realizado el misterio de “la alquimia del amor”, dice Hall. Un amor que, en palabras del místico jesuita Teilhard de Chardin, es lo que espiritualiza la materia y hace al cuerpo luz. “Es como si nuestra humanidad presente fuera un embrión espiritual, y Jesús aquel que ya ha nacido. Como la forma ideal de un camino de vida para el cual todos nos estamos preparando, el Maestro es tanto la persona como el colectivo del futuro. Él es nosotros después de que hayamos escapado de ciertas limitaciones que por el momentos nos parecen todavía difíciles de superar”, dice Hall, y también: “Jesús es la humanidad, considerada individual o colectivamente. Cristo es el poder redentor de Dios, el Ser Supremo manifestándose a través y dentro de la creación humana. Cristo es el hijo del Cielo y Jesús el hijo de la Tierra”. Aquí podemos añadir la noción también avanzada por Hall de que Cristo es la reiteración más contundente de un impulso único de evolución espiritual que designa como el “Mesías Solar”.

CONTEMPLAR ESTOS 4 PENSAMIENTOS DETONA UN PROCESO ALQUÍMICO EN LA MENTE


LA CONTEMPLACIÓN ALQUÍMICA DE LOS "CUATRO PENSAMIENTOS QUE LLEVAN A LA MENTE AL DHARMA", LA TECNOLOGÍA BUDISTA DE MOTIVACIÓN PARA LA LIBERACIÓN.

El budismo enseña que estos cuatro pensamientos deben tenerse presentes para romper con la rueda del samsara.


Hasta ahora he vagado por el samsara.

La ignorancia, la confusión y el mismo samsara no han llegado a su fin.

Ahora que comprendo esta intolerable infelicidad una feroz determinación surge en mí.

Entro en el camino de la libertad y la felicidad verdadera y sigo la libertad del linaje de maestros para despertar plenamente es esta vida.

-Jamgon Kongtrul



El tantra es una forma de alquimia codificada en ciertos textos y prácticas. Lo que se busca es transformar la visión para ver lo divino en todas partes (y el ser es inseparable de la visión), utilizando la devoción, la contemplación y el yoga (la mente como el cuerpo). En el budismo tibetano se emplea la contemplación de cuatro pensamientos o ideas como práctica preliminar para entrar en el sendero de la transformación tántrica. Esto son los llamados cuatro pensamientos que giran la mente hacia el dharma o también los cuatros pensamientos que liberan a la mente del samsara (o la existencia cíclica ilusoria). Básicamente son:

1. La preciosa vida humana

2. La muerte y la impermanencia

3. El karma

4. Los defectos del samsara

La idea de meditar en estos cuatro pensamientos diariamente es inspirarnos hacia la práctica, mantener encendido el deseo de liberación y compasión (compasión al entender que el samsara es una inmensa arena de sufrimiento, de la cual, sin embargo, podemos liberarnos cultivando esta misma compasión que junto a la sabiduría completan las dos alas del ave del nirvana).

El maestro Traktung Yeshe Dorje sugiere que al contemplar correctamente estos pensamientos ocurre un proceso alquímico "que produce un cambio en la psique". Unos de los principales obstáculos que objetan los practicantes son la pereza y la procrastinación, pero, dice Traktung Yeshe Dorje,  si contemplas lo precioso del nacimiento humano, desaparece la depresión. Esto es porque, según el budismo, el nacimiento como humano es un evento sumamente raro en las infinitas vueltas del samsara y precioso en el sentido de que en él están las condiciones ideales para la liberación y el descubrimiento de nuestra naturaleza verdadera, que es siempre inmaculada, libre de todo oscurecimiento, no otra cosa que la misma budeidad.

Por otro lado, al contemplar lo precioso de esta oportunidad, surge necesariamente la noción de que esta misma oportunidad está desapareciendo en este momento, ya que el mundo es impermanente. Por ello, contemplar la muerte acaba con la procrastinación. Contemplar el karma, corta con la demencia de creer que alguien más es responsable de nuestro sufrimiento o que alguien más nos puede salvar. El samsara, aunque sufrimiento en tanto a que prevalece la ignorancia, es también un sistema perfecto en el que ciertos actos producen ciertas consecuencias equivalentes --tan seguro como la rueda le sigue al buey que la empuja-- y así, si actuamos con compasión y sabiduría estaremos ya en camino de liberarnos inevitablemente (y viceversa si seguimos actuando desde el enojo, el miedo, la envidia, etc.).

La idea fundamental de la contemplación de los cuatro pensamientos que hacen girar a la mente (y la hacen entrar en consonancia con la ley que es la expresión de la verdad eterna) es que se conviertan en experiencias y no sólo en proposiciones intelectuales, según Traktung Yeshe Dorje. "Cada cambio en conocimiento requiere un cambio en el ser". Al realmente conocer algo, nos convertimos en eso que conocemos, dejamos de consumir mera información y el conocimiento se vuelve transformación: el mundo se vuelve distinto porque nosotros somos distintos. Así se ensaya el camino del tantra en el cual todo es visto como puro, perfecto, luminoso. "El plomo de las cualidades delusorias es transformado en el oro nonato de la sabiduría-conciencia". Dice Traktung Yeshe Dorje en su libro Original Innocence:

Esta es exactamente la vía del sendero tántrico. La base del camino es tu inocencia original. El trabajo del camino es remover los obstáculos para ver lo que siempre ha sido y es verdad. El resultado del sendero es habitar esta verdad. La base y el resultado son uno y el mismo. Es por esto que el sendero tántrico es llamado "el sendero del resultado". Si el sendero fuera a darte algo que no tenías antes, entonces podría perderse. Si te fuera a llevar de regreso a un jardín del que fuiste expulsado, entonces podrías otras vez ser expulsado.
autor: @alepholo



Los 4 pensamientos que hacen girar la mente hacia el Dharma

En el budismo tibetano se enseña que existen cuatro pensamientos que se deben tener presentes para liberarse del sufrimiento que genera la ignorancia. Estos pensamientos son esenciales en las prácticas preliminares que preparan al practicante para el vajrayana, el estudio y la práctica del tantra, el camino veloz hacia la liberación. Se conocen como los cuatro pensamientos que giran la mente hacia el dharma y también como los cuatros pensamientos que liberan a la mente del samsara (o la existencia ilusoria). Podemos pensar en ellos como la leña que enciende la pasión de la compasión, el deseo de liberarse de todo deseo y la luz que permite ver las cosas como son (esta es de hecho una de las definiciones de lo que es el dharma: la realidad, ver el mundo tal como es).

Gyatrul Rinpoche en su comentario a la presentación de la Unión del Dzogchen y el Mahamudra de Karma Chagme, traducido al inglés como Naked Awareness dice que para lograr el estado de omnisciencia de la iluminación y liberarse del sufrimiento es necesario primero enfocarse en los Cuatro Pensamientos que Hacen Girar a la Mente.

1. La preciosa vida humana

El budismo enseña que la vida humana, pese a estar inmersa en el samsara, es la más preciosa oportunidad para practicar el dharma y buscar la liberación. Dentro de los seis diferentes reinos en los que se puede renacer este es el más propicio para practicar el dharma, incluso más que el de los dioses, quienes también están sujetos al karma. Si no aprovechamos esta vida y practicamos el dharma es muy probable que tengamos que esperar mucho –y sufrir otro tanto– antes de que tengamos otra oportunidad de romper con el ciclo hipnótico del samsara (el ciclo de muerte y renacimiento, enfermedad y vejez).

Gyatrul Rinpoche dice que la vida humana es como un isla fértil sobre el océano del samsara. La isla es muy fértil pero tiene muchas plantas venenosas y espinosas y piedras que deben cortarse para poder aprovechar la tierra. Tiene todas las condiciones necesarias para producir una rica cosecha, sin embargo está flotando asalvo sobre el océano sólo por un rato.

Actualmente en nuestras presentes circunstancias estamos en una isla muy fértil. Esta es una buena isla –nuestra presente vida humana– sin embargo debemos de darnos cuenta que la tenemos por un muy breve momento. Dedica tu tiempo de manera efectiva y significativa, para que puedas reconocer lo que es virtuoso y lo que no lo es, y adopta aquello que sí lo es y evita lo que no lo es.

El gran sabio recopilador de la esencia de las tradiciones budistas del Tibet, Jamgon Kongtrul, dice en su Recordatorio de la Práctica del Shangpa (el linaje secreto de maestros kagyu):

Tener las ocho libertades y las diez favorables condiciones en esta forma humana es mucho mejor que ser un dios; es como si un hombre muy pobre encontrara una joya. .. Es difícil encontrarla por más de un momento. Es impermanente como una burbuja, seguro que desaparecerá pronto. Por ello, nada más que el Dharma es de utilidad.

Guru Rinpoche Padmasambhava en el terma traducido como Natural Liberation por Allan Wallace nos exhorta a meditar en la preciosa existencia humana como si estuviéramos en un lugar privilegiado en una montaña, mientras innumerables seres sufren, a la vez que notamos que estamos apunto de caer. “He obtenido actualmente lo que es difícil de obtener, no hay tiempo que perder, porque seguramente caeré de aquí pronto”. Meditando en ese estado entonces surge la pregunta sobre qué es lo que puede impedir que uno se desplome de este lugar precioso pero amenazado por un peligro inminente. Y eso es, cultivar la compasión para obtener la iluminación y así poder liberar a todo los seres sensibles que viven atados por su ignorancia al samsara y todos los cuales han sido alguna vez en esta rueda interminable nuestros padres y madres.



2. La muerte y la impermanencia

lunes, 20 de febrero de 2017

La consciencia no se identifica con nada


A veces oigo a la gente afirmar que la consciencia pura se identifica con el ego, con el pensamiento o con el cuerpo. Lo que están diciendo efectivamente es que el Yo puro, es decir, eso que es consciente de todas las experiencias, cree que es un yo separado, un pensador, un elegidor y un hacedor de acciones. Pero el Yo puro, no cree ni piensa nada. Es lo que es consciente de los pensamientos y creencias que están surgiendo ― el "conocedor" de toda experiencia.

Este Yo no es contaminado ni afectado de ninguna manera por las perturbaciones de la mente. Es la esencia que permanece sin cambios, al igual que el agua en una ola no cambia por el movimiento de la ola. Inmutable, el Yo es el conocedor silencioso de todo lo que aparece en nuestra experiencia.

Lo que realmente sucede es que la atención se absorbe en el sistema de pensamiento del ego.

La atención es intrínseca a ser consciente. Podría ser considerada como el foco de la conciencia, que se centra en un aspecto particular de la enorme amplitud de la totalidad de nuestra experiencia. Su trabajo es atender (o prestar atención) a las cosas que pueden ser importantes.

La atención tiene dos modos básicos de operación. Hay un modo relajado donde todo está bien. Estamos a gusto, y la atención se mueve sin esfuerzo, de un posible interés a otro, sin ningún esfuerzo o control voluntarios ― atraída por el sonido de un pájaro, una picazón, una polilla volando. En este modo, nuestra atención no está pre-ocupada con quiénes somos ni con nuestro sentido del yo.

Entonces cuando notamos algo de interés nuestra atención se queda allí por un tiempo. Prestamos atención. Consideramos si esto puede ser importante para nuestro bienestar. ¿Necesito hacer algo? ¿Si es así, el qué?

Dolor emocional y el poder de las emociones


¿Te has parado a pensar alguna vez que tu dolor puede ser un dolor emocional?  ¿Conoces el poder de las emociones sobre tu cuerpo? ¡Y nosotros las ignoramos!

Yo misma no las trabajé ni las entrené durante años. Ahora sé que muchas de las situaciones y muchos de los dolores que me ocurrieron venían de ahí ¡Eran la manifestación de un dolor emocional! Porque créeme, si no gestionas tus emociones, si no las escuchas, ellas te gritarán en forma de dolor emocional.

Si tienes dolores crónicos de espalda, de cuello, si sufres bruxismo (apretar las dientes) o si tiendes a tener úlceras o problemas de estómago, sigue leyendo y encontrarás muchas respuestas. ¿Quizá lo que te duele es un dolor emocional?


El poder de las emociones y cómo se manifiesta en forma de dolor emocional

Existen numerosas investigaciones que avalan el poder de las emociones sobre el cuerpo humano. De hecho, seguro que has escuchado “se me pone un nudo en el estómago por los nervios”, “el corazón me late a mil por hora” y un largo etcétera. Esta vez quiero hablarte de algo más profundo incluso, de cómo las emociones que no gestionas adecuadamente, que callas, que ignoras, se manifiestan en tu cuerpo en forma de dolor y hasta incluso enfermedades.

Los investigadores han encontrado una relación más que evidente entre el dolor crónico y el estrés o diversos traumas no superados. Un estrés que no gestionas, un estrés que no cuidas, puede dejar su marca permanente en tu cuerpo. Y cuerpo sólo tenemos uno.

También encontramos evidencias científicas entre los problemas emocionales que presentan las personas y su salud física. ¿Cuántas bajas en el trabajo tienen causas emocionales? ¿Cuántas bajas hay por estrés o ansiedad? Si supiéramos cómo trabajar esos problemas emocionales y cómo resolverlos, mejoraría nuestra salud y, por tanto, nuestra vida.



Si algo te duele, es que no estás escuchando a tus emociones.

Dolores cervicales, dolores de cabeza, sensación de ahogo, un nudo en el estómago… ¿Te suenan? Lo más seguro es que hayas sufrido uno o más de uno de estos síntomas. Hoy te vengo a hablar de ellos ya que en su mayoría son dolores emocionales: representaciones físicas de emociones que no estás escuchando.

Por eso en muchas ocasiones el dolor emocional no se va por muchas pastillas que nos tomemos, por muchos ibuprofenos y nolotiles… No, ese no es el camino. Los medicamentos enmascaran los dolores y al taparlos como si de una tirita gigante se tratara, no curamos la herida en profundidad. Simplemente estás ganando tiempo, el tiempo que tarda el medicamento en hacer efecto, pero ¿qué pasa cuando el efecto de las medicinas se va?

Respecto a esto, no puedo dejar pasar el libro de David Ponce “Más amor y menos ibuprofeno”. El título lo dice todo y va muy en la línea del poder que las emociones tienen en nuestro cuerpo.
Necesitas encontrar qué problemas emocionales está causando tu dolor emocional y tus problemas físicos. Aprende a entrenar y gestionar de manera adecuada tus emociones, acabarás conociéndote profundamente y conectando con tu verdadera identidad y tu esencia.

Voy a desgranar algunos dolores generalizados que esconden en realidad un dolor emocional muy grande. Quizá te identifiques con alguno de los pensamientos que expongo e incluso sepas cómo afrontar ahora tus dolores si son dolores emocionales.



Distintos dolores emocionales y sus posibles causas


Dolor de espalda





Estás a cargo de muchas responsabilidades: en el trabajo llevas muchas tareas y muchas otras personas dependen de ti. Además, eres quien lleva el dinero a casa y pagas la mayor parte de las facturas. La educación de los niños, la alimentación, las actividades de ocio… todo pasa por tu filtro y necesitas darle el visto bueno. No sabes delegar (o no quieres) y te llevas trabajo a casa siempre que puedes. Sin duda, eres un ejemplo de fortaleza, tesón y aplomo… pero a qué precio.

Consejo: Delega responsabilidades, no quieras acaparar más de lo que eres capaz de llevar. Pregúntate qué es lo que de verdad quieres hacer y qué es lo que tienes que hacer; intenta reducir la lista de “tengo que” y comenzar a vivir tu tiempo con lo que de verdad te apasiona.



Dolor de cabeza



viernes, 17 de febrero de 2017

Unas urnas 'bíblicas' revelan cambios sorprendentes en el campo magnético de la Tierra


Un grupo de investigadores ha estudiado cerámica hallada en territorios del antiguo reino de Judá y ha llegado a conclusiones inesperadas.

Rastros del campo magnético de la Tierra 'impresos' en jarras de los tiempos bíblicos han revelado períodos anteriormente desconocidos en los que la fuerza del campo disminuía o aumentaba, según un artículo publicado en la revista científica estadounidense 'Proceedings of the National Academy of Sciences' (PNAS).

La dirección de la aguja de una brújula no es constante en nuestro planeta, pues el fenómeno de la inversión magnética de la Tierra se repite cada 26 millones de años. La inversión de los polos magnéticos es un proceso que se desarrolla durante varios miles de años, lo que produce como consecuencia una brusca debilitación de los campos magnéticos.

Contrariamente a la opinión generalizada, no todos estos cambios se reflejan en las rocas, según el reciente estudio realizado por un grupo de académicos encabezado por Erez Ben-Yosef, de la Universidad de Tel Aviv, que han investigado cerámica hallada en territorios del antiguo reino de Judá, en Oriente Medio.

Muchas rocas de nuestro planeta, incluida la arcilla, contienen átomos de hierro en los que queda registrada toda la información sobre la dirección del campo magnético de la Tierra y sobre su fuerza en el momento de la formación de esas rocas. Si la arcilla se calienta hasta determinada temperatura, la información 'impresa' en ella se elimina y queda sobrescrita con datos sobre el estado actual del campo.


Basándose en esa idea, Ben-Yosef y sus colegas han investigado fragmentos de jarras hallados en la zona, y tras medir su magnetización obtuvieron un historial geomagnético que muestra cómo cambió el campo magnético de la Tierra desde el siglo VIII hasta el siglo II antes de Cristo. En general, la fuerza del campo magnético se redujo durante ese período, lo que se corresponde con los datos de otros estudios.

Sin embargo, los investigadores han registrado que a finales del siglo VI antes de Cristo hubo una subida contundente en la fuerza del campo que nunca había sido registrado en rocas. Durante ese período la fuerza del campo magnético del planeta alcanzó un nivel dos veces superior al actual. Además los científicos han detectado episodios de una caída de la fuerza en los años 730-701 antes de Cristo, cuando la potencia del campo magnético disminuyó en un 27%, lo que no se corresponde con los pronósticos teóricos.

Estos descubrimientos, afirman los académicos, no cambian nuestro entendimiento de la inversión de los polos magnéticos, pero las mediciones de alta precisión ayudan a los geólogos a mejorar sus pronósticos y entender cómo este tipo de cambios podrían haber afectado la vida terrestre en el pasado.

https://actualidad.rt.com/actualidad/231040-urnas-biblicas-revelan-cambios-sorprendentes


¿Podrían los polos magnéticos de la Tierra invertirse en un futuro próximo?

La ilusión del yo separado


Todos nosotros utilizamos la palabra "yo" muchas veces cada día. Pero, ¿a qué o quién nos estamos refiriendo? Como lo explicó el Sr. Ouspensky en sus Comentarios Psicológicos, esta cosa que llamamos "yo" no es una entidad única y constante, sino que cambia de un momento a otro:

Cada deseo, cada anhelo, cada "gusto" y "aversión", cada opinión y cada tendencia, cada creencia y cada incredulidad es un "yo". Y cada uno de ellos tiene su propia voluntad y su propia resistencia a la voluntad de otros "yoes". ...

En primer lugar, quiero repetir lo que se dijo antes acerca de la ausencia en el hombre de un "yo" controlador permanente diferente de otros "yoes". Todos los "yoes" son iguales; es mejor decir que todos ellos son igual de débiles. Cada uno de ellos puede de vez en cuando conquistar a otros "yoes", cada uno de ellos puede convertirse en el Califa durante una hora y luego ser sustituido por otro "yo". Ninguno de ellos puede hacer mucho bien, pero casi todos ellos, en una hora o incluso menos, puede hacer tanto daño que todos los demás "yoes" tendrán que pagar por ello toda su vida.
[ The Psychology of Man's Possible Evolution, Lecture 1 ]

Sólo un poco de auto-observación confirmará este punto de vista. Cuando miramos con atención e imparcialidad vemos capas y capas de diferentes "yoes". Se inicia en un nivel superficial con el trabajo o profesión que "hacemos": "yo" el experto, el músico, el ingeniero, el diseñador, el cuidador ... Justo debajo de eso están nuestras opiniones y creencias: "yo" el ecologista, el anti-globalizacionista, el ateo, el cristiano, el budista, el advaitín ... Cerca del fondo, las etiquetas se vuelven más generales ― "yo" el pensador, el perceptor, el sentidor, el elegidor, el hacedor ... El factor común que pasa a través de todos estos "yoes" es la creencia y sensación de que "yo" soy una entidad separada ― separada del mundo y separada de todo y de todos los demás que hay en él.

El sistema enseñado por Gurdjieff al Sr. Ouspensky afirmaba que no hay un verdadero "yo" permanente ― que tenemos que desarrollar un "Yo Real" dentro de nosotros mismos. Sin embargo, como el Sr. Ouspensky reconoció, el sistema es incompleto. Estaba convencido de que si se puede encontrar el origen del sistema, este incluiría un método para recordar el Sí-mismo (Self) que realmente somos y siempre hemos sido. Cuando el Dr Roles conoció al Shankaracharya Shantananda Saraswati en 1961 se dio cuenta de que la filosofía hindú del Advaita enseñada por la tradición Shankaracharya era la fuente del sistema enseñado por Gurdjieff. Una de las enseñanzas fundamentales del Advaita es "tat tvam asi", que se traduce por "Eso eres tú" y se interpreta con el significado de que la Realidad Última, Brahman, es idéntica al Sí-mismo individual, el Atman. Queda claro que la idea de la necesidad de "desarrollar un Yo Real" tenía que ser abandonada. En su lugar, el Advaita enseña que la luz del Sí-mismo Real brilla todo el tiempo, pero simplemente parece ser velada. Son esos aparentes velos lo que crean la ilusión de un yo separado.

El camino tradicional hacia la comprensión de nuestra verdadera naturaleza, como se enseña en la tradición Shankaracharya, implica un largo proceso de purificación en el que se han de cumplir los requisitos previos para la comprensión de nuestra verdadera naturaleza. Muchas, pero en modo alguno todas las enseñanzas de SS Shantananda Saraswati siguen estas líneas, extrayendo ideas de las principales ramas de la filosofía de la India en respuesta a las preguntas. Sin embargo, él, junto con el Dr Roles y otros hicieron mucho para acortar este proceso tradicional para aquellos que viven vidas comunes en el mundo occidental que desean seguir una vía del Cuarto Camino.

En los últimos tiempos el proceso se ha vuelto del revés en la Vía Directa que se deriva de las enseñanzas de Atmananda Krishnamenon y Ramana Maharshi. En la Vía Directa empezamos por descubrir nuestra verdadera naturaleza, y luego sigue un proceso mucho más largo para permitir que nuestra comprensión colonice la mente y el cuerpo ― el equivalente a la purificación prescrita en el camino tradicional. Así es como Rupert Spira describe la primera etapa:

Normalmente nos consideramos que somos una entidad separada, localizada en y como el cuerpo. Para descubrir lo que verdaderamente somos, a diferencia de lo que parecemos ser, será necesaria, en la mayoría de los casos, una investigación sobre la creencia y, lo que es más importante, sobre la sensación de ser esa entidad (separada).

Es inevitable, en primer lugar, que esta investigación parezca ser una actividad de la mente que lleva a cabo la entidad que suponemos que somos.

Sin embargo, cuando se va profundizando en esta investigación se descubre que no hay ningún agente separado dentro del cuerpo, pensando, sintiendo, actuando o experimentando una actividad llamada meditación o investigación. Más bien se descubre que, desde el principio, incluso cuando nos considerábamos a nosotros mismos como una entidad separada, localizada en el interior del cuerpo, todo lo que siempre fuimos y somos es la Consciencia dentro de la cual todas las cosas (incluida la creencia y sensación de separación) aparecen y de la cual están hechas.
Nos damos cuenta de que la persona aparente no es en realidad una entidad sino un proceso del pensar y del sentir, hecho solamente de mente, que aparece dentro (y en última instancia está hecho) del espacio cognoscente de la Consciencia.

En este grupo seguimos un enfoque similar, utilizando las enseñanzas y métodos del Sr. Ouspensky y del Shankaracharya mientras sean necesarios como preparación para seguir la Vía Directa. Aprender a separar la experiencia pura y directa de las ideas y conceptos superpuestos automáticamente (como se explica en el documento anterior) es un requisito previo esencial.

¿Quién detona los cambios en mi?


Siguiendo con la línea de trabajo de los últimos artículos, donde hemos intentado moldear e imbuir en la psique el conocimiento sobre cómo funciona la manifestación de la realidad en la que existimos, aunque sea solo para que otros niveles de nosotros mismos puedan digerir esas nociones, y usarlas en procesos de crecimiento interior a la sombra de lo que la personalidad haya podido captar, sigamos dando pasos para romper estructuras y creencias limitadoras impuestas desde hace siglos que interfieren a la hora de conseguir que moldeemos el mundo según nuestros propios designios, criterios y aprendizajes pendientes.

Existe una línea temporal, la denominada #42, de la que ya hemos hablado, que está aún afianzándose. Esto significa que hay alteraciones en la misma que vienen producidas por las sacudidas de los campos energéticos conscientes que forman el conjunto de la vida humana. Esta línea temporal es la que tiene que permitir muchos cambios positivos futuros en cada uno, pero, para ello, es necesario mucho trabajo interior que detone la limpieza y transmutación de lo que no resuena con ella, y permita las experiencias futuras que los cristalicen.

¿Quién me detona esos cambios?

La función de una de las partes de nuestra estructura multidimensional es precisamente la de detonar todos esos cambios en el momento adecuado.

¿Por qué? Porque normalmente la personalidad que tenemos no es consciente de aquello que necesita ser trabajado y obtenido experimentalmente, y, por ende, no podemos auto-detonarnos experiencias que nos lleven a ciertos aprendizajes y lecciones si no fuera por algo que, desde fuera de esa personalidad, lleve a cabo el proceso. Gestionar cómo una situación se va a producir en el plano físico para que la persona obtenga un aprendizaje o crecimiento es un trabajo minucioso que se coordina con la precisión de un reloj cuántico, en el que cada cosa tiene su lugar, su espacio y su tiempo.

Para que te encuentres con las personas que te tienes que encontrar, o que vivas las situaciones que tienes que vivir, es necesario que muchas cosas en muchos niveles se sincronicen perfectamente, ya que, al trabajar con las realidades individuales de cada persona, para que dos de esas realidades se crucen e interactúen, ambas deben ir alineadas en vibración, frecuencia, propósito e intención, a la hora de que sean compatibles para resonar una con otra. Las leyes de causa y efecto tienen mucho que ver en esto, pues al generar todo tipo de acciones y poner en marcha todo tipo de movimientos energéticos en nuestro día a día, generamos el llamado “efecto mariposa”, donde todo afecta a todo, y todo termina causando impacto en todo, con mayor o menor fuerza, con más o menos sutileza, pero impacto al fin y al cabo.

A veces no se puede intervenir para crear una sincronicidad hasta que ciertas fuerzas energéticas (octavas) puestas en marcha no se han calmado, a veces no hay forma de conseguir que dos realidades individuales se crucen entre sí por mucho que sea necesario o se desee, hasta que procesos internos de esas realidades no se completen adecuadamente, a veces, por el contrario, hay que redirigir procesos lanzados por la personalidad y sus programas para evitar que se alejen por completo de sus propósitos iniciales, que están gestionados por nosotros mismos, pero desde esa parte que llamamos el ser o el Yo Superior, y que, de alguna forma, están acordados por el conjunto de todos nosotros para cada encarnación.


Menos tiempo para más experiencias

jueves, 16 de febrero de 2017

El Camino de la Belleza


El artista y poeta William Blake dijo: "Si las puertas de la percepción se depurasen, todo aparecería a los hombres como realmente es, Infinito. Pues el hombre se ha encerrado en sí mismo hasta ver todas las cosas a través de las estrechas rendijas de su caverna".

¿Qué quiso decir con esto? ¿Cómo puede un objeto finito, como un árbol, mesa, silla, persona, o casa ser infinito?

Tenemos que comprender en primer lugar que la palabra "percepción" incluye a todos los cinco sentidos: vista, oído, tacto, gusto y olfato.

El pensamiento convencional nos dice que la experiencia de la percepción se divide en dos ingredientes esenciales: uno, un sujeto que percibe y dos, un objeto que es percibido. Este entendimiento está incrustado en la estructura del lenguaje con frases tales como: "Veo el árbol", "oigo el viento", "toco a la persona", "me gusta la manzana" y "huelo la flor".

En cada caso, un sujeto ―"yo", el sí mismo (self)― se une a un objeto ―el árbol, viento, persona, manzana o flor― a través de un acto de percepción, es decir, a través de un acto de ver, oír, tocar, gustar u oler.

Ahora bien, con el fin de comprender la naturaleza de la percepción, tenemos que explorar ambos lados de esta ecuación ―"yo", el sujeto y el objeto o mundo. Tradicionalmente, los místicos han explorado la naturaleza del "yo", el sí mismo, y los artistas y los científicos han explorado la naturaleza del objeto o mundo.

En otras palabras, los místicos han tendido a mirar hacia dentro, dirigir su atención hacia el centro de su ser o naturaleza esencial, y los científicos y artistas han tendido a mirar hacia afuera, hacia los objetos de la naturaleza y el mundo.

A primera vista puede parecer que ambos están establecidos en direcciones opuestas. Sin embargo, si cada parte explora con suficiente profundidad, es inevitable que llegarán a la misma conclusión. De hecho, la razón por la que en la mayoría de los casos las conclusiones de los místicos, por un lado, y la de los artistas y científicos por el otro, tienden a diferir tan radicalmente, es sólo porque cada parte no explora con suficiente profundidad.

El pintor Paul Cézanne dijo: "Llegará el día en que una sola zanahoria, observada con ojos nuevos, desencadenará una revolución". La revolución a la que hace referencia es la unión de estas dos perspectivas ―la convergencia de la profunda comprensión del místico, el artista y el científico― y las implicaciones que esto tiene en todos los aspectos de nuestras vidas.

Así que vamos a explorar, en pocas palabras, estas dos perspectivas.



La naturaleza del Sí mismo 

El pensamiento convencional nos dice que es el "yo", el cuerpo-mente, el que es consciente de los objetos y del mundo. Sin embargo, una simple y clara mirada a la experiencia nos indica que somos conscientes del cuerpo y de la mente de la misma manera en que somos conscientes de los objetos y del mundo.

En otras palabras, el cuerpo-mente no es el sujeto de la experiencia. El cuerpo-mente es un objeto de la experiencia, que aparece y desaparece como todos los demás objetos. Ahora bien ¿qué es el sujeto perceptor que llamamos "yo", que conoce o es consciente de todos estos objetos percibidos, es decir, del cuerpo, la mente y el mundo?

El "yo" se refiere a lo que sea que es consciente de los objetos del cuerpo, la mente y el mundo. Este "yo" no se puede encontrar como cualquier tipo de objeto, es decir, como un pensamiento, sentimiento, sensación o percepción. Y sin embargo "yo" estoy innegablemente presente y consciente.

Por lo tanto, estar presente y consciente es inherente al "yo", que por esta razón se le denomina a veces como "Conciencia", que simplemente significa la presencia de eso que es consciente. Esta Conciencia que es nuestra naturaleza esencial es como una apertura consciente y vacía en la que toda experiencia tiene lugar, pero en sí misma no es una experiencia.

La Conciencia no está localizada en el tiempo y por lo tanto es eterna o siempre-presente; no puede ser encontrada en el espacio y por lo tanto es infinita, es decir, que no tiene cualidades observables o finitas.



La naturaleza del objeto, el otro o el mundo ― de la materia a la mente