Desde hace muchos años, venimos escuchando información asociada a la Ley de la Atracción, la cual nos habla de que nuestros pensamientos, de manera consciente o inconsciente, influyen de forma directa sobre nuestras vidas, siendo los pensamientos predominantes, los que a través de su vibración y la energía emanada los que atraerán lo que esté asociado a esa energía.
Si prestamos atención, no nos dice algo diferente a lo que personajes milenarios e influyentes en la humanidad nos han dejado plasmado en sus mensajes. Desde el cristianismo, pasando por el budismo, escuchamos pasajes que nos hablan de la importancia de enfocarnos en lo que queremos en nuestras vidas y de cuidar lo que albergamos en nuestra mente.
Uno de los principios del Karma dice, “Yad Bhavam Tad Bhavati” (te conviertes en lo que piensas), mientras Buda nos recuerda que: “Todo lo que somos es el resultado de lo que hemos pensado.”
No sabemos a ciencia cierta qué es lo que le da poder a la materialización, pero de que existe una fuerte relación entre lo que pensamos y lo que materializamos, pues de esto no debe haber duda. Inclusive las cosas negativas, aquello a lo cual nos hemos negado o nos hemos resistido, se han adherido de tal manera a nuestras vidas, que no somos capaces de pasarlo desapercibido.
Luego, no es tan relevante cómo llamemos a la relación que existe entre nuestros pensamientos y nuestra vida, porque sepamos cómo funciona o no, cómo aplicar los principios o no, esto parece obedecer como cualquier ley del universo. Citemos una con la que estemos todos familiarizados: La ley de la gravedad, no es necesario entender cómo funciona, ni que Newton la haya descubierto, solo nos hace falta soltar algo al aire y ver cómo va al suelo.
Evidentemente el efecto de nuestros pensamientos no puede ser tan fácilmente verificable, pero podemos comenzar tomar en consideración algunas cosas y ver qué tanto influyen las acciones que apliquemos en nuestras vidas:
Está atento a tus emociones:
Si tus emociones son negativas, estás triste, nervioso, ansioso, iracundo, revisa tus pensamientos, en el acto e intenta soltar esos pensamientos y si es posible sustituirlos por alguno negativo.
Revisa tus creencias:
Venimos a lo largo de la vida adoptando creencias, que muchas veces no tienen ni fundamento, racionalizarlas y restarles validez resulta muy útil, para dejar de desencadenar pensamientos derivados de esas creencias.
Enfócate en lo que deseas y no en lo que no deseas:
Solemos quejarnos de lo que no queremos o pedir la contraparte de lo que sí queremos, pero en estos casos nos estamos concentrando justo en lo que no deseamos y de alguna manera nuestros pensamientos rondan alrededor de eso y terminamos materializando más de lo mismo.
Visualízate como si ya tuvieses aquello que deseas: