lunes, 28 de agosto de 2017

Hay almas que no se sueltan… ni con las vueltas que da la vida


Resulta una buena explicación para nexos que lo superan todo, aplicar teorías que tienen que ver con cosas más allá de las tangibles, que las evidentes o demostrables. Muchas veces sabemos que existe una conexión especial con otra persona desde el simple momento en el cual la vemos, es una energía que nos recorre y prácticamente nos recuerda que esa persona es parte de alguna manera de nosotros.

No sabemos cómo, pero no es necesario hablar para escucharse, no es necesario estar para sentirse, sencillamente a través del espacio, del tiempo, hay una energía presente conectándonos a ese ser que pareciese pertenecernos y no de ahora, sino de siempre, con la extensión más prolongada posible del tiempo.



Se dice que los acuerdos de almas se efectúan antes de las encarnaciones con el fin de colaborar en conjunto con el desarrollo de las otras almas. Tendremos cosas que sanar, que aprender, que dar y que recibir en  cada nuevo ciclo. Con esas almas estamos unidos a través de un pacto y no importa mucho el rol que juguemos en esta oportunidad, las reconocemos, los sentimos e inclusive podemos presentir su llegada a nuestras vidas.

Sabemos que de alguna manera no importa que nos separemos, que nos dejemos de ver, que hagamos vidas muy diferentes, porque ese nexo está allí, no se rompe, no se quiebra, son los nexos generados por la energía del amor en su forma más pura, tanto que muchas veces no podremos explicar lo que sentimos y para otros resultará inclusive absurdo.



Los acuerdos que establecemos con nuestras almas, no tienen caducidad, lo que debemos sanar lo haremos, lo que debemos aprender lo haremos, aunque nos tome más de un ciclo hacerlo. Las almas gemelas también encajan en estos acuerdos, con mayor sensibilidad ante su presencia, con la seguridad de que antes de amarla, ya la hemos amado.

Un alma gemela no necesariamente es una pareja, puede ser cualquier vínculo, una relación padre o madre – hijo, una relación de amistad, pero siempre resulta en una persona significativa en nuestras vidas.

sábado, 26 de agosto de 2017

Yo Soy, el Yo Soy (CAMBIOS FUTUROS)


ULTIMO VÍDEO QUE HEMOS CREADO, ESPERO QUE OS GUSTE Y OS AYUDE.


CAMBIOS FUTUROS.

Los cambios mencionados anteriormente se darán dentro de los próximos diez años. Hasta ahora se han requerido largos períodos para la construcción de la nueva actividad. 
Esta vez, en pocos años se logrará lo que hasta ahora había requerido siglos de trabajo —ya que la perfección mecánica, para aquellos que todavía la requieren, no se perderá como antes. 



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viernes, 25 de agosto de 2017

Adiós a los malos hábitos mentales


Vivimos constantemente preocupados de lo que sucederá, siempre enfocados en nuestros patrones de aprendizajes anteriores para poder manifestarnos en nuestra vida presente, influenciando nuestras propias percepciones.

El tema aquí es: ¿Cómo puedo actuar en el mundo sin que se impongan en mí esos patrones de conducta y pensamientos del pasado, provenientes desde nuestra más remota infancia?


Es simple, hacer consciente esta situación es el primer paso para la “desprogramación” de pensamiento repetitivo y represivo que traemos en los hombros desde hace años. No olvidemos que tenemos la capacidad de crear nuestra propia realidad y esta no tiene porque ser la de mi padre, madre, hermanos, abuelos, antepasados, etc. Cada uno posee en el mundo su propia responsabilidad de crear y co crear su destino, su felicidad o su camino.

Reprogramar la mente tiene que ver con el desafío de entender que nuestros padres nos intentaron enseñar de acuerdo con como ellos veían, sentían y experimentaban la vida de acuerdo con su propia experiencia, de acuerdo con sus propias frustraciones, deseos, limitaciones, anhelos, etc.

Ahora nos toca a nosotros, a cada uno de nosotros hacernos responsables de nuestros actos, conductas, pensamientos y que cada una de estas tendrá a su vez una gran influencia en nuestro propio destino.

Deja atrás tus limitaciones, tus inseguridades, tus miedos, estos son solo espejos, barreras que crea tu mente y solo tu mente. Los hábitos solo desaparecen cuando son suplantados por otros nuevos, que se repiten costantemente hasta que se pueden reañizar sin consumir gran parte de nuestras fuerzas o de nuestra atención.

Repaso al proceso de desprogramación y eliminando la rutina de reticencia a aceptar cosas nuevas


El trabajo de desprogramación que estamos intentando explicar desde hace algunos artículos es mucho más simple de lo que estamos entendiendo que es. Vamos a partir de cero, para desarrollar porque funciona, cómo funciona y la falta de necesidad de ejecutar ningún tipo de ritual personal o lo que sea para ello.


Conectando con nuestro Yo Superior

Volvemos a la casilla de inicio. Todos nosotros somos seres multidimensionales, no somos nuestro cuerpo, ni nuestra personalidad. Nos identificamos con esta última, y cuando hablamos de otras partes de nosotros mismos las ponemos en tercera persona, y está bien que así sea, es una forma de entendernos, pero es solo terminología.

Imaginaros una goma elástica, la estiramos todo lo que podemos, enganchamos la parte inferior al suelo, y mantenemos la parte superior una distancia por encima de este. ¿Hay diferencia entre las partes de la goma elástica porque un trozo esté tocando el suelo físico y otro trozo se encuentre en suspensión en el aire? No la hay, así que, muy a groso modo, cuando trabajamos con nosotros mismos, estamos trabajando con esa parte de la goma elástica, la estructura multidimensional que nos forma, para que, la parte en suspensión, la parte “alta”, ayude a la parte “baja”.

Analogía aparte, esto quiere decir que cuando decimos “pedir al ser o al Yo Superior que desprograme algo“, solo hay que hacer eso, pedirlo. No hay que hacer una meditación, no hay que poner velas, no hay que poner música y vestirse con colores de ningún tipo. Es una única petición consciente, focalizada, concentrada, desde la personalidad (la parte baja de la goma elástica), hacia el ser, Yo Superior, la parte ”divina” y elevada de nosotros mismos (la parte alta de la misma goma). No hay un segundo de nuestras vidas y existencias donde nuestro ser no esté atento a lo que nuestra personalidad hace, vive, experimenta o solicita, pero hay unas reglas del juego evolutivo, que indican que no se puede violar el libre albedrío, ni siquiera entre partes de uno mismo. Esto significa que si no se solicita conscientemente a nuestro ser que nos ayude con algo, no se produce esa ayuda, al menos no directamente. En este caso, puesto que nuestra personalidad ha obtenido el conocimiento de lo que puede solicitar, por medio de los artículos anteriores, y que es aquello que nuestro ser desea y está listo para desprogramar en nosotros sin peligro, solo con la petición de hacerlo, ya se ejecuta esa desprogramación.

Espero que con esto se comprenda cómo funciona el proceso para futuros artículos, y todos podáis trabajar con ello.


Eliminando los bloqueos a aceptar nuevas cosas

Entonces, dicho esto, vamos a seguir con la desprogramación de cosas que están presentes en todos nosotros, y que a todos nos viene bien eliminar. Solo publicamos aquello que es más común para todos los seres humanos, pues las programaciones individuales y personalizadas que cada uno haya recibido por medio de sus vivencias, experiencias y demás se han de averiguar, trabajar y eliminar individualmente.

La siguiente rutina o programa que nos va a ayudar de nuevo a soltar algo de carga de nuestra psique es la rutina que vamos a llamar de “reticencia a dejar entrar nuevas ideas que choquen con lo establecido y programado en nosotros.” ¿Qué quiere decir esto? Quiere decir que todos tenemos un paradigma base con una programación más o menos estándar y una serie de creencias imbuidas solo por el hecho de tomar cuerpo físico en cada encarnación, ya que, al nacer, y al conectarnos al inconsciente colectivo, se descargan automáticamente todas esas programaciones y arquetipos que nos han de colorear, según la zona del mundo donde vivimos, cómo vemos la vida y cómo decodificamos la realidad común, para luego reforzar su estado con la proyección de nuestra realidad individual en base a esa programación.


Una rutina repartida en varias esferas

Así, hay instalados en diferentes esferas mentales, principalmente la inconsciente, la subconsciente y la consciente, los tres niveles de la psique que rigen la creación de la realidad de forma más directa en el plano físico, varios programas que, unidos, forman una sola “rutina” (conjunto de instrucciones) y que, por mucho que le digamos a Fulanito que la hierba es verde, si Fulanito tiene este programa activo, y le han programado que la hierba es rosa con topos azules, no aceptará nunca aquello que le llegue y contradiga su programación.

Entonces, la rutina de “reticencia a aceptar ideas o conceptos nuevos” está protegida de nuevo por cuatro programas de protección de arquetipos, así que primero, hemos de hacer la petición consciente a nuestro Yo Superior de que elimine estos cuatro programas de protección, no es necesario saber que son ni donde están, porque estás dando indicaciones precisas al indicar que son los que protegen la rutina anterior.

Una vez estáis seguros de que ya no están, con cualquier herramienta o medio que tengáis (sugería por ejemplo que pidáis una sincronicidad en vuestra realidad para aquellos que no tengáis otras herramientas de comprobación a mano), entonces solicitamos que se elimine la rutina que genera resistencias a aceptar información nueva.


Información protegida, no datos inservibles

Ojo, con información nueva, aquí no me estoy refiriendo a que entre información sobre el número de habitantes que hay en la ciudad tal, que puede ser información nueva y no conocida para vosotros, pero no es lo que se filtra con esta rutina, pues, de nuevo, estamos hablando de información sobre el sistema de control, información sobre el funcionamiento de la realidad, información sobre quiénes somos y cómo estamos hechos, etc.

Este tipo de información es la que esta rutina filtra y borra, dirige a lugares de la mente donde se almacena temporalmente, y si no ha “calado” y se ha integrado en nosotros, la borra como si fueran archivos basura, así que, aunque nos hayan contado la verdad más verdad sobre nuestra existencia en la Tierra como seres humanos, en muchos casos habrá durado en la psique lo que dura el tiempo que pasamos a leer otra cosa, y luego desaparece y se borra por procesos automáticos de limpieza una vez, la mente consciente, se ha olvidado de ella.

De esta manera, solo se fomenta el conocimiento de muchos datos que solo sirven de forma temporal (aprender las capitales de todos los países de memoria, por ejemplo), mientras que se bloquea que se conozca lo que realmente es importante para facilitarnos la desconexión del sistema de control en el planeta.


jueves, 24 de agosto de 2017

Desprogramando el miedo a los demás


La desprogramación de partes de nuestra psique es solo uno de los múltiples pasos que son necesarios para recuperar todo nuestro potencial, nuestro poder, nuestra libertad, y nuestras capacidades y habilidades latentes. Ya hemos visto dos rutinas que forman parte de aquello que hemos de quitar, y, aquellos que lo hayáis hecho, aunque no lo notéis, habéis dado un pequeño paso para reducir la influencia que tiene el sistema bajo el que vivimos sobre nosotros.

Vamos pues con otra más, vamos a ir descubriendo cómo desprogramar aquello que no se desea que sea desprogramado, y vamos a ir equilibrando el juego, liberándonos un poquito, en cada paso, de aquello que ya no es necesario que llevemos a cuestas.


Evitando que nos entendamos

Si el miedo al cambio y la rutina de supervivencia se instalaron para evitar que las primeras “unidades” de seres humanos, lhumanus, como eran llamados, pudieran salirse de las tareas impuestas, y de aquello para lo que eran requeridos, en otra parte de la psique se instauró otra rutina para que esos lhumanus tuvieran reticencias a entenderse entre ellos, cooperar más de lo necesario y unirse más de lo permitido.

Esto facilitaba, y ha facilitado a lo largo de la historia, que no hubiera grandes revueltas (a no ser que fueran provocadas a propósito), que no se pudieran ejecutar rebeliones masivas, y que siempre existiera la posibilidad de que, activando los programas adecuados en la mente de las personas, igual que sucede ahora, se las pueda poner a unas en contra de otras. Esta rutina o programa que vamos a llamar de “miedo a los demás”, es, de nuevo, inconsciente, y por lo tanto, actúa por debajo del radar de la mente racional, en forma de comportamientos que no controlamos y que se activan por estímulos subliminales, tanto visuales, como auditivos, como energéticos, de forma que, si era necesario, porque se veía por ejemplo que muchos lhumanus estaban cooperando o yendo más allá de lo permitido en sus “reivindicaciones” sociales de entonces, se les podía activar el “miedo a los demás”, y entonces cualquier cosa les hacía ponerse a unos en contra de otros, exactamente igual que hacen ahora, y como siempre se ha hecho.


Programas complementarios

Este “miedo a los demás”, tiene otras dos rutinas asociadas, la primera, engloba el miedo a la escasez y a perder lo que uno tiene, que así te aseguras que se active el miedo al otro si percibes que eso puede suceder, y, por otro lado, está conectado con la rutina del miedo a no sobrevivir, que habíamos explicado en un artículo anterior. Así, cuando tenías enfrente alguien no conocido, alguien que potencialmente era un peligro, un competidor o alguien que pudiera representar una amenaza, el miedo a los demás, junto con el miedo a perder lo que posees, más la rutina de supervivencia, activaban todos los mecanismos de separación, alejamiento, defensa, etc., contra esa persona o ese grupo.

Desprogramando el miedo al cambio


Como ya habéis visto por los anteriores artículos, las rutinas de la mente del ser humano están estructuradas y programadas a muchos niveles, a muchas capas, y con muchas protecciones. Estas protecciones, que no son más que otros programas que cubren el acceso a patrones de comportamiento, creencias limitadoras y sistemas de programación mental, están diseñadas para que no podamos acceder, al  menos no sin ayuda de nuestro Yo Superior, o de alguna otra técnica potente de desprogramación mental, a áreas consideradas “peligrosas” por el sistema de control, es decir, que si las tocamos y las eliminamos, nos liberamos un poquito más del poder que este tiene sobre nosotros.

Ya hemos visto esa mini rutina de supervivencia, que así la llamamos en el último post, que nos impide que podamos ejecutar cambios en nosotros mismos con relativa facilidad, y hay muchas otras que están funcionando simultáneamente con el mismo objetivo o parecidos. Hoy vamos a tratar de desmontar otra de ellas, procurando que, poco a poco, el software que gestiona nuestra mente y nuestra personalidad, abra puertas de entrada para que la conexión de nuestro ser sea más efectiva y más fácil de cara a la comunicación con nuestro yo observador, y que, a partir de aquí, y cumpliendo las reglas y directrices del libre albedrío, todo aquello que nuestro yo observador note en nosotros, pueda ser redirigido a nuestro ser, y este, entonces, a partir del trabajo con peticiones conscientes, pueda ir eliminándolo, como hemos hecho en los ejemplos de los artículos anteriores.


Miedo al cambio en la forma en la que vemos la realidad

Bien, ¿y que rutina (conjunto de instrucciones) vamos a intentar desprogramar un poco hoy? La rutina del miedo al cambio, pues si la rutina de “supervivencia” intenta que no cambie nada, la rutina y programa que lo protege es el software de “miedo al cambio”, para que, superpuesta a esta, no se ejecute ninguna desprogramación no autorizada en nosotros. Puesto que el miedo al cambio no es consciente, no basta con decirnos a nosotros mismos que no tenemos miedo a cambiar, que puede ser verdad, pero no estamos hablando de cambiar el color del pelo, o cambiar la forma en la que vestimos, sino estamos hablando de cambiar nuestro sistema de creencias y los andamios que sostienen nuestra visión de la realidad, que es algo mucho más profundo.

Esta rutina “informática” de miedo al cambio está insertada en la esfera mental inconsciente, así que trabaja sobre todo con el paradigma instalado en nosotros conteniendo las estructuras globales de la realidad consensuada. Recordad que tenemos varios niveles de programación insertados que nos permiten a todos vivir en un macro escenario común, de lo contrario, sería imposible que nuestras realidades personales pudieran interactuar, y ese componente que sienta las estructuras principales es el llamado paradigma mental, imbuido y programado en el inconsciente. Esto nos da la base para la estructura general de la realidad, y luego, los detalles de la misma, están programados en el subconsciente, donde ya cada uno puede colorear la vida y su proyección holocuántica según sus propios filtros y creencias, pero sobre un sustrato común para todos.

El miedo al cambio se imbuyó sobre la rutina de supervivencia ya que esta es crucial para el programa ego, tan crucial es, que por eso se puso en la zona que le corresponde al cerebro instintivo, el cerebro reptílico o complejo R, que es el que está más protegido de los componentes cerebrales que poseemos. Además, el miedo al cambio se nutre del miedo general que poseemos en el cuerpo emocional, de forma que cualquier tipo de miedo que tengamos a cuestas, autogenerado, o proyectado externamente sobre nosotros, sirve como combustible para mantener este trozo de programación intacto y funcionando constantemente.


Eliminando los guardaespaldas

Para eliminar el miedo al cambio, también hemos de eliminar dos programas que lo protegen, pero estos son muy sencillos, son simples programas de protección de arquetipos, siendo el “cambio” un arquetipo como energía y como concepto, de forma que, primero, hemos de solicitar a nuestro ser, a nuestro YS, que elimine los dos programas de protección en la esfera mental inconsciente que bloquean el acceso a la rutina de miedo al cambio.

miércoles, 23 de agosto de 2017

EL PROPÓSITO DE LA VIDA NO ES SER "ALGUIEN", ES SER NADIE


¿PARA QUE QUIERES SER ALGUIEN SI PUEDES SER NADIE? ¿QUIERES TODO? ENTONCES HAZTE NADA Y DISFRUTA LO QUE QUEDA. EL GOZO DE LA VACUIDAD RADIANTE

Todos queremos ser famosos, pero en el momento en el que queremos ser algo ya no somos libres.

(Krishnamurti)

El orgullo que uno tiene por las cosas buenas que hace es el verdadero archienemigo del aspirante. Este orgullo es el enemigo que obstruye el camino a la Verdad Última. [...] El aspirante debe de entender que la razón por la cual alberga orgullo por los objetos es porque cree que los objetos son reales. Si uno entiende que los objetos son sólo apariencias temporales, y se convence de que los objetos no pueden proveer realmente una felicidad verdadera entonces la realidad aparente de los objetos automáticamente se desvanece.

(Sadguru Siddharameshwar)

Somos algo y no somos todo; aquel poco que poseemos de ser nos impide el conocimiento de los primeros principios que nacen de la nada; y el poco ser que tenemos nos esconde la vista del infinito.

(Pascal)


El Ser resplandece en la Nada.

(Jorge Eduardo Rivera, glosando a Martin Heidegger)




Al encontrarse con lo infinito,

el individuo con gusto desaparece,

entonces toda pena se disuelve,

en vez de deseos fervientes y salvaje apetito,

en vez de cansadas peticiones

y estrictas obligaciones 

-renunciar a uno mismo es dicha.

(Goethe, "Ein un Alles")



Tengo la certidumbre de que mi mente es Buda. No hay nada que ganar o lograr.

Milarepa







El mundo en el que vivimos nos impulsa a ser "alguien", a lograr el éxito, la admiración, a ser reconocidos como alguien de importancia, a que nuestro nombre sea recordado. Ser reconocido como alguien que se destaca por sobre los demás, para muchas personas es la más profunda motivación existencial.

Esta necesidad de ser reconocidos, de consolidar nuestra identidad a través de la percepción de los demás que, como un espejo, nos regresan nuestra imagen y confirman y dan lustre a nuestra existencia (haciéndonos saber que somos "alguien"), aunque es alimentada y conservada por la presión social tiene un origen aún más profundo. La misma manera en la que percibimos la afianza. El hecho de que una persona se perciba como un sujeto en el centro de mundo de objetos refuerza la mentalidad de que somos el centro del universo, y que lo importante es conquistar ese mundo de objetos (y objetivos), a través del cual obtenemos nuestra sensación de ser.

Nos alimentamos de los objetos y la admiración de las personas que así confirman y robustecen nuestra identidad, nuestro deseo de ser especiales, de despuntar conspicuamente, para no ser nadie, para no perdernos en el vacío. Empezamos a disfrutar las cosas sólo a través de la mirada del otro que aprueba nuestra existencia. Alimentándonos de esta admiración, de este éxito que creemos nos merecemos, cultivamos orgullo por lo que somos, por todo lo que hemos logrado, y esto es el principal obstáculo para alcanzar el entendimiento de la realidad, incluso cuando el orgullo viene por los actos virtuosos que hacemos, como explica Siddharameshwar (maestro de Nisargadatta Maharaj) en el epígrafe de este texto. Y es que el orgullo por lo bueno es lo que más refuerza nuestra sensación de ser un "alguien" que sobresale de los demás.

Pero aunque esta es nuestra realidad relativa (construida y sustentada consensualmente), que somos el centro de un universo de objetos que giran alrededor de nuestra percepción, en los cuales nos vemos, a través de los cuales construimos nuestra identidad y de cuya manera de responder a nuestros deseos depende nuestra felicidad, este estado, esta realidad relativa es esencialmente insatisfactoria. Y es que, por más que logremos apuntalarnos por sobre el universo de objetos y consolidemos nuestra identidad de manera exitosa (en la cima de ese universo de objetos y otredades), todo lo que podamos conseguir de esta manera está siempre al borde de desaparecer e inevitablemente desaparecerá. En otras palabras, por más admiración y posesiones que consigamos para darle seguridad a nuestra identidad, la realidad es que esta identidad que depende del reconocimiento de los demás está siempre en un estado de extrema fragilidad.

En cualquier momento podremos dejar de ser el mejor en algo, o ya no ser más que otro, o dejar de tener algo que nadie tiene y perder cualquier tipo de etiqueta o persona que da realidad a esa identidad y, lo que es más, en cualquier momento dejaremos de ser "alguien", puesto que inevitablemente moriremos. Y si acaso existe una vida después de la muerte, las religiones que se han dedicado a pensar en esto coinciden en que no nos llevaremos lo que hemos apilado sino solamente, acaso, lo que hemos dado desinteresadamente. El orden del mundo material se invierte en el mundo espiritual; la dialéctica celestial del amo y el esclavo: el verdadero privilegio yace en servir y la verdadera fortuna yace en no tener nada (para, así, tener el corazón ligero a la hora de la balanza, que en Egipto se pesaba contra la pluma de Maat). San Juan de la Cruz escribió: "En el ocaso de nuestra vida seremos juzgados en el amor". Sin que haya un juicio o un juez, uno intuye que el amor es ya el proceso determinante de nuestra existencia, y el amor pide que nos demos, incluso que nos vaciemos. Esto mismo lo expresa de manera insuperable la mística del siglo XIII Hadewijch de Amberes:

Antes yo era rica, pero todo se pierde en el amor.

Nada de mí misma queda, todo se pierde en el amor.

El amor me ha subyugado y esto no es para mí una sorpresa,

puesto que él es fuerte y yo soy débil,

me deshace y me libera de mí misma...

*     *     *

El vacío nos produce pánico, horror vacui. Blaise Pascal escribió sobre el terror que le produce al hombre la inmensidad: "Me veo abismado en la infinita inmensidad de los espacios que ignoro y que me ignoran. [...] El silencio eterno de los espacios infinitos me aterra". Pero a quien le aterra lo infinito es solamente a quien se identifica con lo finito, y a quien le genera temor el vacío es solamente a quien se cree sólido. El mismo Pascal explica que si somos algo o alguien no podemos ser todo y, sin embargo, siempre nuestra existencia como "alguien" está marcada por nuestra sed de totalidad -de lo cual se deriva la insatisfacción consustancial (que llevó al Buda a decir que el mundo es sufrimiento (dukha)). La causa del sufrimiento en su origen más profundo es justamente esta separación entre el sujeto y los objetos, este vano esfuerzo de erigirse sobre un mundo impermanente.