martes, 26 de septiembre de 2017

“El Ser Que Está por encima del Pensador”


Cuando pierdes contacto con la quietud interior, pierdes contacto contigo mismo. Cuando pierdes contacto contigo mismo, te pierdes en el mundo.

Tu sentido más interno de ti mismo, tu sentido de quién eres, es inseparable de la quietud. Ése es el Yo Soy que es más profundo que el nombre y la forma. 

La quietud es tu naturaleza esencial. ¿Qué es la quietud? El espacio interno o conciencia en el que las palabras de esta página son percibidas y se convierten en pensamientos. Sin esa conciencia, no habría percepción, ni pensamientos, ni mundo.

Tú eres esa conciencia, disfrazada de persona. 

El equivalente del ruido externo es el ruido interno del pensamiento. El equivalente del silencio externo es la quietud interna.

Cuando quiera que haya silencio a tu alrededor, escúchalo. Esto significa que, simplemente, has de darte cuenta de él. Préstale atención. Escuchar el silencio despierta la dimensión de quietud dentro de ti, porque sólo la quietud te permite ser consciente del silencio.

Observa que en el momento de darte cuenta del silencio que te rodea, no estás pensando. Eres consciente, pero no piensas. 

Cuando te das cuenta del silencio, se produce inmediatamente ese estado de serena alerta interna. Estás presente. Has salido de miles de años de condicionamiento colectivo humano. 
 Mira un árbol, una flor, una planta. Deja que tu conciencia descanse en ellos. ¡Qué quietud manifiestan, qué profundamente enraizados están en el Ser! Permite que la naturaleza te enseñe la quietud. 

Cuando miras un árbol y percibes su quietud, tú mismo te aquietas. Conectas con él a un nivel muy profundo. Te sientes unido a cualquier cosa que percibes en y a través de la quietud. Sentir tu unidad de ti mismo con todas las cosas es verdadero amor. 
El silencio ayuda, pero no es necesario para hallar la quietud. Aunque haya ruido, puedes sintonizar con la quietud subyacente, el espacio en el que surge el ruido. Ese es el espacio interno de pura conciencia, la conciencia misma.

Puedes darte cuenta de que la conciencia es el trasfondo de todas tus percepciones sensoriales, de toda tu actividad mental. Siendo consciente de la conciencia surge la quietud interna. 
Cualquier ruido molesto puede ser tan útil como el silencio. ¿Cómo? Abandonando tu resistencia interna al ruido y permitiendo que sea como es; esa aceptación también te lleva al reino de paz interna que es quietud.

Cuando aceptas profundamente este momento tal como es —tome la forma que tome—, estás sereno, estás en paz. 

Presta atención a la pausa: la pausa entre dos pensamientos, al breve y silencioso espacio entre las palabras de una conversación, entre las notas de un piano o de una flauta, o al breve descanso entre la inspiración y la espiración.

Cuando prestas atención a esas pausas, la conciencia de «algo» se convierte simplemente en conciencia. Surge de dentro de ti la dimensión informe de pura conciencia y reemplaza la identificació n con la forma. 

La verdadera inteligencia actúa silenciosamente. Es en la quietud donde encontramos la creatividad y la solución a los problemas. 

¿Es la quietud tan sólo ausencia de ruido y contenido? No; es la inteligencia misma: la conciencia subyacente de la que nace toda forma. ¿Y cómo podría eso estar separado de quien tú eres?

“Escucha a tu Alma”.


Si quieres oír cantar a tu alma, rodéate de silencio.


“Recuerda que el presente es todo lo que tienes. Haz del “ahora” el centro de tu vida”

La esencia de toda la actividad mental consta de ciertos pensamientos, emociones y patrones reactivos repetitivos y persistentes con los cuales nos identificamos más fuertemente: 
Esa entidad es el ego.

 “Acepta todo. Cualquier cosa que el presente te ofrezca, acéptado como si lo hubieses elegido. Trabaja con lo que tengas, no en su contra”

La emoción surge en el punto en que se encuentran la mente y el cuerpo. 
Es la reacción del cuerpo a su mente, o podríamos decir, un reflejo de su mente en el cuerpo.


Somos una especie que perdió su camino. 

En toda la natura­leza, en cada flor o árbol, en cada animal, hay una lección impor­tante para nosotros, si tan solo nos detuviéramos a observar y oír. 

“Algunos cambios parecen negativos a primera vista pero crean el espacio para que algo nuevo llegue”

lunes, 25 de septiembre de 2017

Lo mejor de los finales, es que siempre son el inicio de algo nuevo


Los finales pueden ser tan variados como las experiencias de vida, algunos serán esperados, otros dolorosos, algunos harán estruendo y otros pasarán sin pena ni gloria casi desapercibidos, pero siempre tienen algo en común: Determinan el inicio de algo nuevo en nuestras vidas.

Muchas veces nos negamos y nos resistimos a acabar con algo, a cerrar un capítulo, a decir adiós… 

Por muchos motivos, pero el que predomina bajo diferentes caras no es otro más que el miedo. Nos da miedo que no nos vaya mejor, que nos vaya igual, que nos arrepintamos, salir de lo que conocemos, no tener fuerzas para recomenzar, que sea tarde, que sea pronto… Miedos, miedos, miedos… 

Y así podemos mantenernos en la inacción y viviendo por inercia, sin cambiar de rumbo, sin variar la velocidad y sin cerrar esos ciclos que no nos permiten avanzar.




La mayoría de nosotros sabe cuándo ya ha sido suficiente, podemos tener un margen de error de tiempo, pero en términos generales algo ocurre en nuestro interior que hace que una voz se escuche y retumbe que dice: 

¡No más! Y sin actuar impulsivamente, debemos darle valor a esa voz y tomar las medidas que sean necesarias, el ignorar a nuestro ser cuando clama por un cambio, es un arma en nuestra contra, que podemos comparar con la indolencia ante el llanto desesperado de un niño.

Los cambios, aunque no los queramos en el momento en el cual ocurren, generalmente son positivos, nos colocan frente al reto de asumir la responsabilidad de nuestras vidas ante nuevos escenarios y en términos generales el crecimiento es casi obligatorio.

Actuemos con fe, sin ser inconformes con lo que tenemos, tengamos en mente que lo mejor está por venir, que  nuestras experiencias pueden ser mucho más retadoras, gratificantes, alineadas con el momento en el cual nos encontramos. Aprendamos a soltar, eso nos hará ahorrarnos tiempo y energía que podemos utilizar en una nueva etapa de nuestras vidas.

No todo tendrá el resultado que esperábamos al momento de iniciar, pero no por ello tendremos que forzar las cosas, para que más o menos se parezca, si no nos gusta lo que hemos obtenido y va en contra de lo que queremos, cerremos ciclos. 

Cada mañana tienes dos opciones: seguir quejándote de tu vida o hacer algo para cambiarla


Si algo sabemos hacer los seres humanos es sentirnos inconformes con nuestras vidas, no importa qué cantidad de dinero tengamos, ni la buena salud con la que contamos, ni cuántas personas nos amen, nuestra mente tiene la habilidad de encontrar y hasta inventarse, aquello que nos robe la atención de tantas bendiciones para enfocarse en el punto negro de la hoja blanca.

Lo cierto es que si nos sentimos mal con nuestras vidas, debemos generar un cambio, bien sea en nuestra manera de enfocar nuestra atención o efectivamente cambiando aspectos de ella con los cuales no nos sintamos a gusto.


Todos tenemos a cada instante de decidir, de escoger nuestro nivel de compromiso, de cambiarlo, de tomar acción. Somos protagonistas y creadores de nuestra realidad y lo maravilloso de este asunto es que siempre seremos capaces de ajustar nuestra vida a lo que queremos.

Muchas veces solo se trata de no dar el valor que merece cada cosa en nuestra vida, solemos voltear a los lados y pensar que la grama más verde es siempre la del vecino. Pero cada uno de nosotros debería ser capaz de reconocer que son muchas más las cosas por las cuales podríamos agradecer, que por las que usualmente nos lamentamos.



La queja nos mantiene en la inacción, nos hace generar más de lo mismo y paradójicamente nos hace atraer más de lo que no nos gusta. Hay una frase que seguramente habremos escuchado, que quizás no le hayamos prestado suficiente atención: Lo que resistes, persiste, aquello que negamos, que evadimos, a lo que nos resistimos, parece no querer dar espacio a nada más en nuestras vidas y crecer de manera sostenida.

Cuando nos quejamos estamos perdiendo energía vital, estamos cediendo el control, reconociendo que nuestro alcance es limitado para resolver una determinada situación. Es por ello que la queja no debe ser nunca la primera alternativa. Es válido que existan cosas que no nos agraden, el detalle está en qué hacemos con ello, cómo podemos cambiar la situación y aventajarnos.

sábado, 23 de septiembre de 2017

Meditación en todo el mundo EN 15 MINUTOS


¡Únete al movimiento de 1Million Meditators! 
¡Ayudemos a nuestro planeta a prosperar de nuevo! 


Ustedes están invitados a conectarse con 999.999 almas de ideas afines en todo el mundo mientras meditamos como una sola, 
manifestando paz, amor y sanación durante una tormenta de flash de meditación global.

Únete a 1Million Meditators para la verdadera transformación de energía. 
Juntos vamos a inspirar a la humanidad para alcanzar una mayor sensación de bienestar 
y revitalizar nuestro hermoso planeta desde adentro hacia afuera.






Ingresa aquí:

https://1millionmeditators.com/welcome14715705




Yo Soy, el Yo Soy (PENSAMIENTO CREADOR)


ULTIMO VÍDEO QUE HEMOS CREADO, ESPERO QUE OS GUSTE Y OS AYUDE.


PENSAMIENTO CREADOR.

Al reconocer a los Poderosos Mensajeros de Dios y Su continua entrega de esa Suprema Esencia y Energía, de la misma manera sabemos que sólo hay un proceso mediante el cual Ellos vierten esto, y es el pensamiento. 

El pensamiento es uno de los medios más poderosos de la Creación; y así como crea las cosas más pequeñas, asimismo crea las más grandes. Esto ilustrará cuán necesario es que la humanidad gobierne sus pensamientos y sentimientos.



SI QUIERES SUSCRIBIRTE, PINCHA EL SIGUIENTE ENLACE:
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viernes, 22 de septiembre de 2017

VIVIR CON CONSCIENCIA


Así como las grandes orientaciones de vivir bajo el ego son el miedo, la desconfianza, la queja y la búsqueda de la satisfacción en el exterior (entre otras), las de vivir con el mando consciente son la libertad, la confianza, la aceptación y el encuentro interior con lo que eres.

Libertad (ausencia de miedos)

La libertad no es lo que nos dicen los textos políticos; tampoco es lo que cree la gente bajo el influjo de los “programas informáticos” (de los sistemas de creencias elaborados bajo los auspicios del ego). La libertad es la ausencia de miedo. Esta es su única definición. Una persona libre es una persona que no tiene miedos. Cuando hay miedos no hay libertad.

Cuando se vive bajo el influjo del ego, el miedo está presente: miedo a la muerte, a la vida… Sin embargo, el Conductor que eres no tiene miedo a nada. ¿A qué va a tenerle miedo, si es divino, infinito y eterno? Tu existencia no tiene principio ni tiene fin; se despliega multidimensionalmente fuera del tiempo y el espacio, aunque encarnes en planos como este en que hay tiempo y espacio. Esto que realmente eres no puede tener ningún miedo. No puede tener miedo a la muerte, puesto que para ti es un imposible; y no puede tener miedo a la vida: la consciencia, tu sistema operativo en virtud de tu naturaleza, no divide ni fragmenta la vida; la asume en su integridad, en su totalidad, en su unidad.

Así pues, desde el Conductor que eres agarras por los cuernos el toro de la vida; te unificas con ella y te dispones a vivirla plenamente, gozosamente, dando igual que pegue o bese (como decía J. M. Serrat), que llueva o haga sol.

La libertad, la ausencia de miedos, abre la puerta a la confianza.

Confianza en la vida

Cuando vives desde el Conductor tienes plena confianza en la vida: en lo que acontece en tu vida y en la vida de los demás, y en todo lo que acontece en el mundo, en el universo, en la Creación. Porque sabes que todo tiene un sentido profundo, que todo encaja, que nada sobra ni falta, que todo tiene un porqué y un para qué en clave del desarrollo consciencial y evolutivo.

La mente no va a captar nunca este sentido profundo. Esto solo se puede captar desde el corazón, desde lo que realmente eres. Porque la mente no sirve para comprender, ver ni vivir la vida; no está hecha para eso. La mente no puede vislumbrar el sentido profundo de todo lo que acontece en la propia vida y en la de los demás, pero el corazón sí. El corazón no tiene que hacer un acto de fe o aferrarse a un dogma que le permita creer esto, sino que lo sabe. El corazón cuenta con una sabiduría innata, un discernimiento interior, que le permite percibir el sentido profundo de todo. Así pues, si vives desde el corazón sientes confianza, la cual imbuye toda tu vida.

Aceptación

De la confianza deriva la aceptación: ya no hay queja ante nada ni por nada. Si llueve, llueve; si hace sol, hace sol. Si la vida pega, la vida pega; si la vida besa, la vida besa. La aceptación no es resignación, no es impotencia, no es un “qué se le va a hacer”. Estoy hablando de la Aceptación con mayúscula, la cual es fruto de la Confianza.

Fin de la búsqueda fuera de uno mismo

Y desde la libertad, la confianza y la aceptación se acabó la búsqueda exterior de la satisfacción. Ya no hay nada que buscar en el exterior. Porque comprendes y sabes que ya lo tienes todo. Y te empiezas a dar cuenta de algo muy sutil, que también se le escapa a la mente: que una cosa es la felicidad y otra el bienestar.

El bienestar, el cual has perseguido durante mucho tiempo (en esta vida o en vidas anteriores), tiene que ver con la satisfacción de los deseos del ego en el exterior. Pero esto no es la felicidad. De hecho, la búsqueda exterior del bienestar lleva al sufrimiento, como hemos visto. La felicidad es algo muy distinto: es el estado natural de lo que eres. No está fuera de ti, sino dentro.

En cuanto se produce el recuerdo, el encuentro con lo que realmente eres, la felicidad emana continuamente, como el estado natural de lo que eres. Es, por tanto, una felicidad incausada. No tiene una causa que la motive; es tu forma de ser, de vivir. Ya no hay nada que la saque de su sitio, que la altere. El bienestar sí que tiene causas en el exterior, las cuales, cuando se dan la vuelta, convierten el bienestar en malestar. Pero la felicidad no tiene nada que ver con eso, sino que es consustancial al recuerdo de lo que eres.

¿Qué implicaciones tiene, en el día a día, vivir desde el mando consciente de la vida, imbuidos por los rasgos que acabo de presentar? Para saberlo, basta con que demos la vuelta al calcetín de lo que se decía al hablar de vivir la cotidianidad bajo el influjo del ego.

LA VIDA BAJO EL MANDO DE LA CONSCIENCIA