Durante innumerables vidas hemos ido explorando situaciones alimentadas por la Luz y la Oscuridad. A cada paso que dábamos, íbamos en busca del recuerdo de quienes somos. Ante el dolor y el gozo experimentado en ese camino, hemos terminado firmando innumerables contratos tanto con un lado como con el otro, los cuales nos han estado sometiendo a una serie de compromisos.
Un contrato, es un contrato. Si lo cancelamos unilateralmente estaríamos incurriendo en un acto de irresponsabilidad y ya no es tiempo de eludir las consecuencias de nuestras decisiones. No obstante, todo contrato tiene una letra pequeña que no leímos. Es ahí donde se encuentra la solución para darle término y cumplimiento para su fin.
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