Intenta comprender que el ego no es substancial: el ego es solo como una sombra. Cuando el cuerpo se mueve, se crea una sombra, una sombra física; cuando se mueve la mente, se crea una sombra mental, esa sombra mental es el ego…
En la antigüedad se rumoreaba que siempre que un hombre de convertía en Buda (se iluminaba), su cuerpo no proyectaba ninguna sombra. Esto debe haber sido simbólico, pero es muy significativo. No significa que no se proyecta ninguna sombra cuando Buda caminaba por el sendero; la sombra se proyecta, pero en el interior no se proyecta ninguna sombra.
Él se mueve, trabaja, hace cosas, pero ‘el hacedor’ no surge (no existe un ‘alguien’, un ‘yo’, que actúe, la sombra mental del yo ya no está allí). Así es como la sombra no surge.
Así es como la sombra no se proyecta. Si es necesario, incluso piensa, pero ‘el pensador’ no surge, así es como la sombra no se proyecta. Vive, pero no es un manipulador, un controlador; fluye, su vida es una espontaneidad, Ni siquiera nada, simplemente flota en el río.
No empuja el río, simplemente se permite a sí mismo dejarse ir. Es un “dejar ser la ser”. Flota. Deja que el río lo haga todo, (no hay nadie que se atribuya la autoría de las acciones, por que el sí mismo, la yoidad, ha desaparecido); el ego ha desaparecido y la sombra no se proyecta.
No luches directamente contra el ego. Si lo haces, fracasarás, porque nadie puede luchar directamente con la sombra.
(El deseo mismo de luchar contra el ego proviene desde la misma sombra autoproyectada… Es como el perro tratando de atrapar su propia cola; corre en círculos, da mil vueltas, y cae exhausto, sin éxito. También es comparable a quien camina en un desierto rumbo a un oasis que divisó a la distancia…; y cuando llega, solo hay arena, el oasis no existe, era un espejismo, una ‘sombra’ a lo lejos. ¡Cuánta energía gastada en caminar hacia el oasis, y este no existía!!).
¿Qué hacer, entonces…?
Comprende profundamente, que en tu interior eres un “no-ser”; toma más y más conciencia de tu cavidad interior, ‘el vacío’, y de pronto un día encontrarás que el ego te ha dejado. De hecho, encontrarás que nunca ha estado ahí, que tenías una concepción falsa, que tenías una ilusión…
(Excepto la letra mas chica, el texto fue extraído del libro:
“TAO, los tres tesoros”, de Osho)
http://la-clave-de-la-rosa.blogspot.com.es/search/label/el%20ego
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