Estamos viviendo los momentos más emocionantes en la historia humana. Los avances en todas las áreas de la ciencia están abriendo nuestras mentes a la belleza y el misterio del mundo material. Al mismo tiempo, la tecnología nos da el poder de hacer que muchos de nuestros sueños se hagan realidad.
Pero lo que hace que estos tiempos sean aún más emocionante es que nos encontramos en el umbral de los mayores cambios que nunca se hayan producido en la consciencia humana. Ya se trate de las relaciones con nuestros seres queridos, nuestra actitud hacia el dinero, el ritmo cada vez mayor de la vida, la crisis del medio ambiente, todo nos presiona para despertar a nuestro completo potencial mental. Estamos siendo llamados a descubrir por nosotros mismos las verdades profundas de las que los grandes santos y maestros han estado hablado desde hace miles de años.
En el fondo, todos ellos nos han estado insistiendo en que seamos unos seres humanos más sabios, más compasivos, más sanos psicológicamente. Que abandonemos nuestros apegos a que las cosas sean de cierta manera, a ser menos materialistas, menos egocéntricos, menos codiciosos y hambrientos de poder o prestigio. Y a través de este cambio de consciencia encontrar la paz en el presente – la paz interior que hemos estado anhelando durante todo el tiempo, pero que buscamos en vano en el mundo que nos rodea.
Esta es la próxima gran frontera; no la del espacio exterior, sino la del espacio interior. La exploración y el desarrollo del espíritu humano. Esta no es una exploración que puedan llevar a cabo algunos científicos en un laboratorio; es una exploración en la que todos estamos comprometidos personalmente, y se está llevando a cabo en el laboratorio de la vida. Y es una exploración que ya está en marcha.
Mira las listas de los libros más vendidos. No pasa una semana sin que al menos la mitad de los "top ten" traten de alguna forma de desarrollo personal. Mira la televisión, los especiales sobre la curación, el éxito de Oprah. Mira Internet, la gran cantidad de sitios dedicados al crecimiento espiritual de una forma u otra. Esto es de lo que la gente tiene hambre hoy; esta es la dirección en la que la consciencia colectiva se está moviendo.
Y mira a los niños de hoy. Conozco a muchos que ya en su adolescencia o poco más de veinte años, cuyos valores y sabiduría ahora eclipsan el pensamiento liberado de hace un par de décadas. Aquellos de nosotros que vivimos el apogeo de los años sesenta podríamos haber pensado que nuestra filosofía de vida era muy guay; y por los estándares de la época probablemente lo fuera. Pero si colocamos algunos de los niños más inteligentes de hoy de nuevo en ese mundo, ellos destacarían como faros de iluminación.