Somos seres privilegiados por el solo hecho de estar aquí y ser testigos presenciales de este cambio energético que vivenciamos aún sin comprenderlo del todo. Futuras generaciones hablarán y comentarán lo grandioso de este momento y tú no puedes perdértelo por temor a dejar “lo conocido” y seguir pegado en el viejo mundo. Todo se está transformando y hasta el aire que respiramos es diferente. Vivimos un periodo atemorizante para muchos, desafiante para otros pero todos estamos sumergidos en este torbellino de la transformación. Nadie llega a segunda base si no saca el pie de la primera base… debes atreverte a dejar atrás lo viejo y adentrarte en este nuevo mundo tan lleno de posibilidades.
Tal vez no has notado la claridad y luminosidad de nuestros días. Cuando miras el cielo ¿Te parece más claro y brillante? Y si miras los árboles ¿No ves la luz que despiden? Hasta los pájaros cantan más fuerte cada mañana. Todo se ha vuelto más nítido, ya no quedan espacios donde ocultar nada porque la luz está llegando a todos los rincones y lo mismo sucede con nosotros, es tanta la luz que estamos recibiendo que empezamos a ver todo aquello que teníamos escondido… Y es tiempo de sanar…
Para sanarnos hay que tener la disposición y la honestidad para ver que es lo que está enfermo en nosotros. De pronto somos demasiado inflexibles para aceptar una nueva realidad y nos aferramos con tanta fuerza a lo que creemos basal en nuestras vidas que no nos permitimos crecer y quedamos ahí estancados por años y muchas veces toda la vida… eso requiere de sanación y podemos pedir: “Cada día adquiero mayor flexibilidad de ideas y pensamientos” o “Quiero ser más flexible ante la vida”.
También podemos tener enferma la memoria con rencores añejos que solo ensucian nuestra energía y podemos sanarnos sin necesidad de olvidar la “afrenta” que no hizo guardar rabia o rencor sino que reconociendo las motivaciones que tuvo la otra persona para herirte. A veces falta luz en la vida de los demás y son movidos por las pasiones, otras veces actúan impulsados desde sus propias heridas y se protegen de recibir daños, lastimando antes ellos a quien creen los lastimará… nadie conoce las profundas motivaciones que nacen del alma de los demás así que podemos hacer sanación en eso: En aceptar y comprender a loa personas y podríamos pedirle a Dios y al Universo: “Que se abran mis canales de percepción para poder comprender las motivaciones de los demás” o “Acepto cada experiencia que la vida me envía y me permito crecer con ella”. Y siguiendo este patrón podríamos sanarnos de cualquier aspecto nuestro que nos impide avanzar.
El primer paso para sanarnos es internalizar que somos seres en constante evolución y que cada experiencia ha sido orquestada por nuestra propia alma para permitirnos un crecimiento, un desarrollo espiritual, que es la finalidad última de cada encarnación. Si estás teniendo constantemente problemas con la familia o las personas con quienes vives está claro que debes sanar tu generosidad y aprender a compartir desde los espacios físicos hasta la intimidad… Si no logras tener buenas relaciones con tus superiores ponte a trabajar la aceptación de la autoridad… Si no asumes el compromiso empieza por comprometerte a pequeñas cosas como levantarte temprano todos los días; y no necesitas hacerlo con los demás sino que asumes el compromiso contigo mismo.
Nadie sabe lo que viene para el futuro, pero en este momento la energía que irradia hacia la Tierra es de sanación y purificación. Es preciso tomar lo que el Universo nos envía y usarlo en beneficio propio. Todos estamos de algún modo “enfermos” y es tiempo de sanar…
fuente:http://hermandadblanca.org/2013/06/22/tiempo-de-sanar-por-mer-vivar/