Hace ya varios meses, os comentaba el estado de mi propio proceso interno de transmutación y alquimia interior, hablando de aquello que habíamos denominado “la sombra”…y escribía que…
El proceso de trabajo con la sombra se puede dividir en dos mitades, o en dos ciclos. El primero, es el descenso al inframundo interior de cada uno, donde la personalidad emocional egoica en sus facetas negativas es rota en pedazos, mediante tremendos esfuerzos y choques externos que dejen hecha añicos una parte de las oscuras y rígidas estructuras mentales establecidas a lo largo de la vida. Yo he recibido ya dos choques de este estilo, y, si no lo has vivido, no se puede explicar lo que se siente. Un martillo rompiéndote por dentro seria una buena descripción, pero tampoco se acerca realmente a la sensación que produce sentir como se desmonta un parte de ti. Estas partes, luego, se tienen que transmutar, y las piezas rotas deben recomponerse para mantener el conjunto de tu psique estable y funcional, pero sin la carga negativa asociada que poseían antes. Aquello que se ha liberado y deja hueco, debe volver a llenarse, esta vez con las partes “positivas” de uno mismo.
Este proceso de sacar la sombra, y romper sus estructuras energéticas puede producir sensaciones extrañas de perdida (pues te han arrancado una parte de ti que siempre ha estado ahí y notas que te falta), de desespero, tristeza, de dolor, etc. Es cuando uno se da cuenta de que realmente se ha iniciado el primer ciclo de esa noche oscura, que, cuando se ha completado, por otro lado, da paso a emociones que son todo lo contrario: alegría, felicidad, ligereza, limpieza interior, paz…
Cuando uno ha terminado esta primera parte del ciclo, que puede durar una eternidad, dicen que entonces se inicia la segunda, que es volver a sacar a la superficie, dejando atrás el inframundo interior ya más o menos descompuesto y parcialmente liberado, limpio y transmutado, la esencia pura de cada uno, despertando la conexión total con el ser del que venimos, y la manifestación de su “conciencia” en la nuestra, pues uno ya no tiene una personalidad artificial tan fuerte que tome los mandos, sino que, entonces, es nuestro Yo superior quien lo hace y el ego simplemente “obedece”. La diferencia, es que, ahora, la visión que teníamos del mundo anterior al proceso está muerta, ha desaparecido, porque se ha roto el séptimo velo, y uno inicia la nueva etapa con una perspectiva completamente diferente, evidentemente, si todo el proceso que se ha hecho durante el primer ciclo, ha tenido éxito.
El tiempo, luego, dio paso a otra etapa de mi proceso interior, que os conté en el artículo “Ábrete Corazón” , cuando escribí lo siguiente….
Y así comenzó la verdadera odisea. La esencia, el espíritu, fue instruido sobre como hacer para liberar a otros hermanos y hermanas. Lo curioso es que la personalidad jamás se dirigió a otras personalidades en esos términos, pero cuando la esencia tomó el mando, no veía a las otras personalidades, sino que solo veía a las otras esencias en el interior de cada una de esas personalidades, y todas eran hermanos e iguales. Y la esencia recibió instrucciones. Una voz de otra conciencia externa le explicó lo que debía hacer. Sanar a otros, le dijo, pero no como lo has hecho hasta ahora, sino desde la esencia que eres, despertando a los otros espíritus que moran en el interior de cada una de las personas y dirigiendo el trabajo de la propia luz de cada uno para que ellos se sanen a ellos mismos.
[…]
Mi esencia subía por el canal central del cuerpo etérico hacia la cabeza – tienes que liberar a tu vehículo físico de la conexión con el sistema que controla a los humanos- decía yo a la otra esencia. Yo te abriré un hueco en la esfera mental que tienes que desmontar, pero luego yo no puedo hacer nada más, tu misma tendrás que empezar a desprogramar la conexión. Solo introdúcete en la esfera de la parte de atrás de la cabeza, y evalúa cuanto de preparada está tu personalidad para ser sanada. A partir de ahí, es tu decisión como y cuando limpiar, sanar y desconectar tu vehículo hasta que llegues a tomar el mando del mismo. Ahora, debo retirarme, pues no puedo tomar decisiones sobre lo que debes hacer con tu vehículo orgánico ni la personalidad que tiene.
Y en la última parte de “La Creación de las especies” esto otro…