Cuando era adolescente, aprendí a utilizar un poder universal, un poder que está al alcance de todos. En 1957, siendo estudiante de primer curso en la universidad de Antioch, en Yellow Springs (Ohio), tuve una de las varias experiencias asombrosas que he tenido con este poder.
Era a comienzos del verano. A última hora me di cuenta de que no quería pasar las vacaciones en mi dormitorio. Quería volver a casa, regresar a Red Bank, a Nueva Jersey, pero no tenia a nadie que me llevara allí, ni dinero para el viaje.
Me fui a dar un paseo y llame a Dios en voz alta: Dios, tengo que volver a casa y tu me vas a llevar allí! De regreso a mi dormitorio subí corriendo los tres pisos de escaleras hasta llegar a mi cuarto. La respuesta a mi petición surgió tan de repente que me dejo casi sin aliento, porque, al llegar al ultimo escalón, una voz grito: Alguien necesita viajar a Nueva Jersey? Yo! dije.
La voz era de un hombre de las fuerzas aéreas de la base de Wright-Patterson. ¿Era conveniente que aceptara la invitación de un extraño? Mis compañeras de habitación estaban preocupadas, pero yo sabía que estaría segura con aquel hombre porque era la respuesta a mi petición.
Preparé mis cosas y me metí en el automóvil. Después de los exámenes finales me encontraba agotada, así que me eche a dormir en el asiento trasero. Dormí durante la mayor parte del viaje y el conductor que Dios me había enviado me llevo sana y salva hasta la puerta de mi casa.
Sabía que tenía algo importante en mis manos. Había accedido a un poder del universo pronunciando una orden. Cuando hago una petición directa en voz alta, Dios responde.
Varios años atrás, había leído sobre un método de oración llamado decreto en los libros de Guy y Edna Ballard del movimiento religioso YO SOY. Los decretos se basan en un sistema de afirmaciones positivas que usan el nombre de Dios YO SOY EL QUE YO SOY
En 1961, asistí a una reunión de la organización The Summit Lighthouse, en la que me encontré con su fundador, Mark Prophet, quien más tarde se convertiría en mi instructor y esposo. Mark recibía revelaciones inspiradas por los maestros ascendidos. Los maestros le dieron a Mark muchos decretos, que él después publicó. Cuando yo también comencé a recibir revelaciones de los maestros ascendidos, añadí otros decretos.
Los decretos forman parte de un sistema dinámico de oraciones llamado la ciencia de la Palabra hablada. Cuando usas la ciencia de la Palabra hablada, te asocias con Dios. El Señor le dijo a Job:
Él [el Todopoderoso] escuchara cuando le invoques [...].Todo lo que emprendas [decretaras algo] te saldrá bien [se manifestará]. E Isaías nos dice: Así dice el Señor, el Santo de Israel, y su modelador: Vais a pedirme señales acerca de mis hijos y a darme órdenes acerca de la obra de mis manos?
El propósito del uso de la ciencia de la Palabra hablada, como veras, no es hacer que sucedan cosas buenas como conseguir que alguien me llevara a casa o un auto nuevo sino ponerte en contacto con los maestros ascendidos, los arcángeles y tu Ser Superior. Una vez que se ha producido este contacto, puedes atraer el poder de Dios para conseguir aquello que necesites a fin de cumplir el plan de tu vida y ayudar a otros.
Pero lo más especial es que puedes usar la ciencia de la Palabra hablada para invocar la llama violeta con el fin de evitar los efectos negativos del karma que regresa, profetizado por las señales celestiales y los profetas antiguos y actuales.
El poder creativo del sonido
Ciertos avances y estudios científicos recientes indican lo que los sabios conocían miles de años atrás: el sonido guarda la clave de los misterios del universo. El sonido puede crear y cambiar la materia. Y puede ocasionar cambios espirituales y materiales en nuestras vidas.
Sabemos que el sonido puede ser una espectacular fuerza de destrucción. Una nota muy aguda puede hacer añicos una copa de cristal, un estampido supersónico puede agrietar una pared de yeso, un disparo puede provocar una avalancha. No obstante, el sonido también es una fuerza constructiva, como los médicos y los especialistas en salud están descubriendo cada día. El ultrasonido (sonido de muy alta frecuencia) se esta usando desde para desinfectar heridas hasta para diagnosticar tumores o pulverizar cálculos en el riñón. Algún día podrá incluso usarse para introducir medicamentos en el cuerpo, haciendo que las inyecciones sean obsoletas.
Actualmente los científicos están investigando los efectos del sonido en el cerebro. Piezas de música clásica de compositores como Bach, Mozart y Beethoven, tienen una serie de efectos positivos, entre ellos el aumento del coeficiente de inteligencia y de la memoria, así como la aceleración en el aprendizaje. Algunos especialistas en medicinas alternativas están experimentando con el uso de tonos específicos para la curación de órganos.
Un grupo de monjes benedictinos descubrieron un beneficio inesperado del uso del sonido al entonar cantos gregorianos: al parecer sus cantos energizaban sus cuerpos.
Durante cientos de años, los monjes benedictinos habían mantenido un riguroso horario, solo dormían unas pocas horas cada noche y cantaban entre seis y ocho horas al día. Cuando un nuevo abad cambio el horario y redujo las horas de canto, los monjes estaban cansados y letárgicos. Cuanto más dormían, mas cansados parecían estar2.
En 1967, se le pidió a Alfred Tomatis, un físico Francés, psicólogo y especialista en el oído, que averiguara lo que les pasaba. Lo que hallo me que los monjes en realidad habían cantado para recargarse. Se reintrodujo el canto, junto con un programa de audiciones de sonidos estimulantes, y en poco tiempo los monjes recuperaron la energía para volver a su horario normal.
Los místicos hindúes y budistas creen que los mantras* pueden liberar fuerzas que pueden crear o destruir. Los escritos hindúes nos dicen que los yoguis han usado los mantras, junto con las visualizaciones, para encender fuegos, materializar objetos físicos (por ejemplo alimentos), hacer que llueva e incluso influir en el resultado de algunas batallas.
No obstante, su principal objetivo no era producir cambios físicos. Creían que los mantras les daban protección y sabiduría, aumentaban su capacidad, de concentración y meditación, y les ayudaban a lograr la iluminación y la unidad con Dios.
Algunas de las mejores lecciones sobre el efecto transformador del sonido y de la ciencia de la Palabra hablada se encuentran en la Biblia: Cuando el pueblo israelita prorrumpió en gran clamor, el muro de Jericó se vino abajo; al pronunciar Jesús una orden, los enfermos se curaban y los espíritus inmundos eran expulsados; y el hombre cojo de nacimiento camino por primera vez cuando Pedro le ordeno: En el nombre de Jesucristo, el Nazareno, ponte a andar.
El sonido que puede transformar nuestros mundos espiritual y material no es cualquier sonido. Es la palabra de Dios. En los antiguos Vedas hindúes leemos: En el principio era Brahman con quien estaba Vac, el Verbo, y el Verbo es Brahman. De forma similar, el apóstol Juan escribió: En el principio existía la Palabra y la Palabra estaba con Dios, y la Palabra era Dios. Y el Génesis nos dice que cuando Dios pronuncia las palabras,Haya luz, el proceso de la creación comienza.
La ciencia de la Palabra hablada: Una relación interactiva entre Dios y tú.