sábado, 18 de abril de 2015

“Todo lo que ocurre en el cuerpo y en la vida tiene un mensaje para ti”.


La vida es sabia. Aprender a descifrar sus mensajes te permitirá fluir con ella en cualquier situación, por desfavorable que parezca, y recoger el regalo que allí se encuentra.
El alma nos está enviando sus mensajes constantemente en una miríada de formas, tanto desde lo que percibimos como realidad externa (lo que parece estar ahí fuera) como desde nuestro interior. Para poder comprender lo que nos dice, es preciso despertar un arte que hemos olvidado: el arte de escuchar la vida. Josep Soler explora este arte de escuchar la vida y alinearse con ella en su libro “El lenguaje del alma”.

En una entrevista a una concertista internacional, la periodista le preguntaba sobre sus planes de futuro y ella respondió: “No hago planes para no interferir en los planes que la vida tiene para mí”. Si la pianista andaba acertada, qué planes crees que la vida tiene para cada persona? 

Distingamos inicialmente entre los planes que hace el personaje -o ego- y los planes del alma o el Ser. Los planes que hace el personaje siempre se quedan pequeños respecto a los que hace el alma. Estoy acuerdo con la concertista porque en muchas ocasiones los planes que hacía se quedaban pequeños. Aprendí esto en uno mis viajes a Latinoamérica, donde tuve que cancelar una serie de eventos que tenía programados y las cosas que ocurrieron o los eventos que surgieron fueron mucho mejores que los que mi yo pequeño había planificado.

Las situaciones que ocurren en nuestra vida, ¿tienen una función? Cuál? 

El propósito de las cosas que nos ocurren la vida es disfrutar de la plenitud de la manifestación. Si por el motivo que sea esta plenitud no está disponible, el propósito de las cosas que nos ocurren es despertar a la realidad, que es que somos seres espirituales, y por tanto, la plenitud y abundancia son lo natural. Si no lo vivimos de forma natural, es que estamos frente una experiencia que no está integrada. Detrás de cada experiencia no integrada hay un regalo que está pendiente de ser recogido. Cuando hay un asunto sin resolver, éste suele presentarse reiteradamente a lo largo de la vida para poder ser sanado algún día. Gracias a que se repite el mismo tipo de experiencia reiteradamente, podemos tomar conciencia de su existencia y reconocer e integrar finalmente el tesoro que contiene. Si no es un tema grave, ni afecta un aspecto básico de nuestra vida, podemos tratar de ignorarlo mirando hacia otro lugar, aunque esto no siempre es posible.

Que aparezca la misma pauta o conflicto una y otra vez en nuestra vida, tiene entonces un sentido? Nos apunta hacia algo que hay que comprender, un regalo pendiente de recoger?

Así es. El asunto pendiente nos está hablando de algo que está relacionado con nuestro crecimiento o evolución y que está siendo ignorando, consciente o inconscientemente. Ese crecimiento o evolución es precisamente el regalo que nos ofrece la situación pendiente. No obstante, el hecho de que carezcamos de la consciencia o de la visión de que se trata de un regalo es lo que nos puede impedir afrontar la situación para así poder recogerlo. Por ello, la situación se repite una y otra vez, hasta que dispongamos de la conciencia que permitirá que el regalo sea recogido en su totalidad.

Cómo se organiza todo este guión?

Es la llamada del alma que busca captar nuestra atención para que nos demos cuenta de que hay algo de valor en esa área de la vida y que se presenta una buena oportunidad de descubrirlo. Si la situación se ha estado ignorando durante bastante tiempo, puede llegar a un límite en que nos obliga a hacer algo al respecto. Cuando la llamada del alma llega al cuerpo físico, significa que el asunto es de vital importancia. O bien es algo urgente, o bien lleva demasiado tiempo siendo ignorado.

Llegado ese momento, nos queda finalmente claro que ocupa, no solo un espacio en nuestra conciencia, sino también en nuestro cuerpo, a través del dolor o la incomodidad constante. En ese momento ya no permite ser ignorado por más tiempo, toma protagonismo y requiere atención. Mientras el regalo está pendiente de recoger, el patrón, situación o molestia física continúa presentándose.

Hasta que comprendemos y resolvemos la situación, y entonces aparece el “regalo”.

Recoger el regalo despertará una parte de nosotros que se había quedado dormida y nos impulsará poderosamente a dar un nuevo paso en nuestro camino de vida. Si estamos atravesando una circunstancia que nos hace sufrir, nos liberará de ella a través de comprender ampliamente lo que está sucediendo. Recogerlo también tiene la capacidad de sanarnos a nosotros mismos, a nuestras relaciones personales y a nuestros ascendientes y descendientes. Así ha ocurrido en los distintos casos que se exponen a continuación, porque la enfermedad o la situación es un reflejo del ser interior y muestra algo que hemos ignorado y que es de vital importancia. Al llevarlo a la luz de la conciencia creamos salud en el cuerpo y plenitud en la vida.

Por qué sufrimos tanto, si cualquier cosa que ocurre es una oportunidad? 

Sufrir es la resistencia a sentir; cuando uno no quiere sentir, cuando se opone a sentir algo, aparece el sufrimiento. El sufrimiento es emocional, el dolor es físico. El dolor pertenece a la vida. Es bueno sentirlo porque es una señal de alerta, es inevitable y forma parte de la experiencia en un cuerpo físico. La función de sufrimiento vuelve a ser despertar, es una llamada intensa de la vida, para darnos cuenta de que somos los creadores de nuestra realidad, que la creamos a través nuestros pensamientos, creencias y limitaciones, lo que llamo el cuerpo mental.

Cómo sufrir menos? 

viernes, 17 de abril de 2015

El único modo de vivir


Dice un amigo que existir no es lo mismo que vivir. Dice que existir es atravesar la vida a duras penas sorteando todo tipo de situaciones y problemas, reaccionando ante ellos e intentando hacer las cosas sin tener muy claro porque las hacemos, dejándonos llevar por la marea de las corrientes que el entorno nos marca.

Vivir, por el contrario, es dejarse llevar por la corriente de la vida creadora que nace del interior de uno mismo, imbuido en la mágica energía de todo lo que existe, y que conecta todo con todo, y sabiendo que el único instante que cuenta es el instante presente, desde donde, además, es el único instante que representa a la misma eternidad. Esta descripción del vivir suena a palabras bonitas cuando se reciben desde la cabeza, y a verdad rotunda cuando se sienten desde el interior del ser que somos. Párate un momento a ver cual de las dos opciones fue la primera en resonar.

Es posible que muchos de vosotros hayáis oído hablar de la antigua sabiduría tolteca que Don Miguel Ruiz plasmó en sus famosos “Cuatro Acuerdos”, cuatro reglas para la vida que marcan la diferencia entre existir y vivir, entre pensar y analizar la vida, o sentir y fluir con ella. La mente piensa y analiza, el ser interior que somos siente y fluye.

Dice el primer acuerdo

que no te puedes tomar nada de forma personal. Nada te pueden decir o hacer como para que te lo puedas tomar como si de algo personal contra ti se tratara y tuvieras que enfadarte o reaccionar por ello. Nada es lo suficientemente importante en esta vida como para permitir que te pueda sacar de tu centro, de tu felicidad y de tu bienestar, y esto solo sucede cuando consideramos que algo que nos digan, o nos hagan, tiene poder para ello, es decir, nos lo tomamos como algo personal contra uno mismo. Cuando no le das poder a nada externo a ti para que modifique tu estado de paz y armonía interna, nada ni nadie tiene control sobre nosotros, y por lo tanto, automáticamente, su efecto se diluye en tu realidad (no tiene porque hacerlo en la realidad de los demás).

Tu accionar, que no reaccionar, luego, sobre la situación en la que te encuentres, nace de tu poder para tomar la mejor decisión respecto al evento o persona con la que tengas que lidiar, siempre y cuando mantengas la convicción de que no debemos tomarnos nada personalmente. Además, en la mayoría de los casos, las personas manifiestan hacia fuera lo que llevan dentro, y por tanto, no están accionando contra ti, sino reaccionando y proyectando alguna faceta de su mundo interior que, posiblemente, a ti ni te viene ni te va. El mismo reaccionar de esa persona que te tomas como algo personal, habría sido proyectado de igual forma sobre otra que nada tenga que ver contigo, quizás pensando esa otra persona que también era algo personal contra ella cuando no era más que lo que, quien lo manifestaba, reflejaba de su realidad interior.

Dice el segundo acuerdo

que nada se puede suponer. Porque si supones puedes llegar a conclusiones erróneas. Nadie tiene nunca todos los datos de cualquier situación, evento o experiencia de forma que puedas comprenderla, entenderla o gestionarla como si tuya se tratara. Nunca supongas nada, pues te estarías inventando, intentando rellenar los datos que te faltan, con aquellos que tu posees en tu interior. El “creo que dijo esto…” o el “creo que quiere decir lo otro”… no tiene base real. Y dos personas oyendo lo mismo supondrán dos cosas totalmente diferentes, posiblemente siendo ninguna de ellas correcta respecto al origen de lo que generó la suposición.

Tu mundo es diferente al mundo de la persona que dijo esto o lo otro, y no tienes ni idea de que componentes a nivel de arquetipos, programas y patrones mentales tiene esa persona que la llevan a actuar o decir lo que hace o dice. De forma que, a no ser que puedas estar en la mente de esa otra persona, y sentir exactamente lo que quería hacer o decir, nunca puedes suponer nada, pues las suposiciones siempre serán equivocadas. En el mundo de los toltecas no se adivinan las cosas, sino que se preguntan y aclaran sin suponer nunca nada. El ego – personalidad artificial supone, el ser o yo interior se cerciona antes de accionar.

La búsqueda espiritual

por Jeff Foster

En cierto sentido, todos tenemos la sensación de que hay algo más allá. Algo más allá del ir y venir de las cosas, más allá de quien creemos que somos, más allá del interminable ciclo de la vida y la muerte, más allá de nuestros logros, de nuestros nombres. Más allá de todos los “más allá”, existe la sensación de unidad, de Unicidad, de plenitud.

De pequeños, cuando aún somos bebés, todavía no estamos desligados de la vida y existe en nosotros una inocencia, un sentirnos maravillados ante el mundo, como una sensación muy viva, muy evidente. Pero, por alguna razón, cuando somos adultos perdemos esa inocencia, esa sensación de estar completamente presentes, plenamente vinculados a lo que está sucediendo en ese momento, sea lo que sea. Nos volvemos muy rígidos, muy pesados, nos empachamos de conocimientos, de remordimientos, de ansiedad por el futuro. Nos sentimos desligados de la vida. Caemos presos de la dualidad. Hablamos en términos de “mi vida y yo”, “mi pasado y yo”, “mis objetivos y yo”, como si hubiera algo que nos separara de esas cosas. A diferencia del recién nacido, tenemos una idea fija de quiénes somos. La vida, tal y como es, ya no nos sorprende. Dejamos de jugar. Nos convertimos en unas criaturas muy complejas.

Hoy no hablaremos de ningún mensaje nuevo, sino de un mensaje que se encuentra por todas partes. Todas las religiones y las tradiciones espirituales, en el fondo, hacen referencia a esta Unidad ―a esta Unicidad― y la llaman Dios, o Espíritu, o Energía, o incluso pueden negarse a hablar o a pensar en ella.

Si has llegado hasta este punto es porque sabes qué quieren decir estas palabras. ¡Y cómo no lo vas a saber si no se trata de nada distinto de lo que tú eres!

No obstante, nos perdemos mucho en nuestra búsqueda, ¿no creéis? Tanto en nuestra búsqueda espiritual como en la búsqueda material. La mente nunca deja de buscar algo más. Nunca acabamos de sentirnos satisfechos con lo que hay, con lo que sucede en este momento. Como nunca nos basta con eso, intentamos recuperar esa sensación de Unidad de mil formas porque estamos convencidos de que la hemos perdido por el camino.

Como todos hemos sido recién nacidos en algún momento, todos hemos saboreado esa sencillez, esa libertad. Por eso, intentamos recobrarla (aun sin darnos cuenta de que lo estamos haciendo) meditando, entregándonos a nuestra profesión, dándonos a la bebida o al consumo de drogas para olvidamos de nosotros mismos, leyendo libros espirituales y de autoayuda, enamorándonos y desenamorándonos, o gastándonos el dinero en cosas que realmente no necesitamos.

Nos pasamos la vida intentando que todo vuelva a su ser. Eso es lo que realmente queremos:regresar a la esencia, sencillamente, regresar a la esencia.

Hoy estamos hablando de la posibilidad de que nunca nos hayamos apartado realmente de esa esencia, de la posibilidad de que esa sensación de ser un individuo distinto de todos los demás no sea más que un espejismo, y de la posibilidad de que ese espejismo desaparezca. Cuando ese espejismo desaparece, se ve, con absoluta claridad, que lo que queda es Unidad. Sí, se ve quetodo es eso. No existe nada que no sea la Unidad. ¡De lo contrario, no sería Unidad!

El auto-conocimiento, la auténtica clave de la felicidad.


Felicidad. ¿De qué depende realmente este concepto? ¿Es algo que uno encuentra por casualidad gracias a los designios del destino o el azar? ¿Depende la felicidad exclusivamente de nuestra cuenta bancaria? 

La verdad es que no. No es más feliz quien más tiene, ni el que más acumula, ni el que espera ese golpe de suerte que llega como la hoja dorada que cae de un árbol.

La felicidad, como las mejores dimensiones de esta vida, se encuentra inscrita en las cosas más pequeñas y comunes, ésas que sabemos apreciar y reconocer. No obstante, también hemos de tener en cuenta un aspecto esencial: para ser feliz primero debes saber qué necesitas, qué te define, y cómo entiendes realmente este mundo que te rodea.

Hay personas que vagan por su día a día sin rumbo y con el corazón vacío. Aspiran a comerse el mundo, pero ni siquiera han empezado por degustar lo que tienen en frente. El autoconocimiento,es la clave primordial para ser felices, para regular nuestras experiencias internas y ver con humildad e integridad, cómo somos y lo que necesitamos.

¿Lo sabes tú? Hablemos hoy de este interesante concepto, que a su vez, es uno de los pilares de la Inteligencia Emocional.

El autonocimiento, ser consciente de uno mismo

Para entender esta idea, empezaremos poniendo un ejemplo. Tenemos a un joven, quien, gracias a su esfuerzo, valía y oportunidad, ha conseguido una buena posición laboral, no obstante, no se siente feliz. Se compra un coche, una casa… Y sigue sintiendo un vacío existencial, una inquietud que no calma ni  llena ninguna de sus relaciones afectivas, ni aún menos, los bienes materiales que adquiere.

Poco a poco, toma las riendas de su vida y reflexiona sobre sí mismo, ahonda en su interior en busca de respuestas. Tal vez ha querido vivir demasiado deprisa demostrando a los demás todo lo que podía hacer, es consciente que hasta el momento, solo buscaba contentar al resto, a su familia, aparentar ante sus amigos, pero nunca se detenía en preguntarse qué necesitaba él. Vivía “hacia fuera y no hacia dentro”.

¿De qué modo podríamos definir entonces el autoconocimiento?

jueves, 16 de abril de 2015

“Libertad – Un Estado del Corazón Humano”


En mi artículo previo (Hacia la Síntesis) señalaba cómo el filósofo humanista Erich Fromm consideraba que el mundo moderno padecía una lucha contradictoria entre tener y ser.

La necesidad humana de encontrar sentido, bienestar y crecimiento personal entraba en conflicto con un tipo de mundo externo diferente.

Para Fromm, la resolución de este enfrentamiento debía encontrarse en un ‘cambio radical del corazón humano’.

Para mí, el tema del bienestar personal gira en torno a la percepción y la experiencia de libertad. La capacidad de reconocer e internalizar el bienestar está básicamente ligada a cómo la persona experimenta su libertad.

La libertad no es simplemente una circunstancia limitada a los campos de batalla, las naciones y los derechos humanos. A un nivel esencial tiene que ver con la libertad dentro de uno mismo y con la contienda por mantener en nuestra vida cotidiana esa autonomía personal.

El propio Erich Fromm escribió en abundancia sobre el miedo humano a la libertad. [i]

Fromm concluía que nuestro miedo innato a buscar la libertad frente al condicionamiento social tenía su origen en el proceso humano de nacimiento. La indefensión del niño recién nacido y su necesidad tan prolongada de dependencia y protección continúan durante la vida adulta en forma de necesidad de seguridad. Fromm considera por tanto que nuestra susceptibilidad al condicionamiento social se basa en una predisposición biológica.

Quizá esto explique por qué a menudo tendemos a buscar una autoridad externa (padre, maestro, pareja/amante) como un poder o fuerza que compense nuestra sensación de aislamiento personal. La sociedad moderna ha explotado esa tendencia aprobando y sustentando nuestra dependencia de sistemas sociales externos.

De igual modo, nuestras culturas a menudo desaprueban a aquellos individuos que muestran altos niveles de autosuficiencia e independencia.

En un mundo que se dirige hacia una mayor conectividad, colaboración y compasión compartida, la existencia de libertad individual es crítica. Durante demasiado tiempo nos hemos centrado en la representación de la libertad tal y como se exhibe externamente – mediante poderes manifiestos – en tanto permanecemos ciegos a las restricciones de la libertad personal.

Para mí, la libertad no es nada si no es libertad del corazón.

A menudo hablamos de libertad, o escuchamos a otros hablando de ella, en términos de tener. De esa manera se convierte en un valor de posesión. O bien la tenemos o bien no; otra gente la tiene o la manipula, o la controla, etc. Con nuestra moderna comprensión de la libertad la hemos convertido en una mercancía – un objeto material con el que negociamos.

En muchas situaciones y para muchas personas esto ha sido cierto. Asimismo, si una persona ha sido secuestrada, o se la mantiene en prisión/confinamiento, la libertad se convierte en una auténtica realidad física. Pero ésta es sólo una manifestación de la esencia de la libertad humana.

Para lo que aquí me interesa me gustaría discutir la libertad como un estado del ser.

A nivel interno la libertad no tiene que ver con lo que tenemos; más bien se trata de dónde estamos y qué hacemos. Se refiere a tener la actitud y la perspectiva correctas. En este contexto la libertad es un proceso: la necesitamos respecto a algo o para algo. No tenemos o poseemos libertad – la generamos.

Es importante que creemos libertad para movernos hacia ella, de otro modo ¿hacia dónde vamos?

Ciencia y filosofía: conocer la vida y su porqué


La relación entre ciencia y filosofia es muy importante para el descubrimiento de la naturaleza de los seres, para el conocimiento, la descripción y la valoración de su importancia. Estas dos actividades del espíritu humano constituyen manifestaciones de la misma necesidad gnoseológica, y se influyen mutuamente en realidad. Recordemos la frase que existía en la puerta de entrada de la Academia platónica: “No entre nadie sin saber geometría”.
 La ciencia es un descubrimiento de las leyes que conectan las causas con los resultados, un gran conocimiento de la Naturaleza, del universo y de nosotros mismos ” (Jorge Ángel Livraga).
La filosofía necesita el apoyo sensible de la ciencia y esta, a su vez, sin la filosofía, pierde profundidad, espíritu crítico y actividad creativa. La filosofía sería por tanto para la ciencia lo que el alma para el cuerpo o lo que la forma para la materia. Muchas veces se confunde la filosofía de la ciencia con la historia de la ciencia. Son, sin embargo, dos campos diferentes, aunque está claro que cualquier intento de acercamiento filosófico a la ciencia necesariamente tendrá que basarse en cierta perspectiva histórica, en relación con la evolución de las ideas, dentro de un marco espacio-temporal concreto. La filosofía de la ciencia, así como la filosofía de la historia, es siempre filosofía. Y la filosofía, ya se haga de la ciencia, del arte, de la política o de otro campo, necesita un marco histórico, temporal, de manera que se comprendan las relaciones encadenadas de causas y efectos que tienen lugar en la evolución de las ideas, en cada momento civilizatorio. Pero, en este caso, la historia será un sustento, una ayuda aclaratoria para el desarrollo de la filosofía de la ciencia.
La filosofía de la ciencia es, pues, el estudio y el conocimiento de los principios y de los métodos, de las estructuras mentales y de los tipos de relaciones de los acontecimientos que la ciencia en general y las distintas ciencias en particular utilizan para conocer su objeto de investigación, ya sea en la naturaleza y en el universo, ya sea en el ser humano y sus actividades, como por ejemplo el lenguaje, la lógica, la historia, la sociología o la psicología.
El fundamento filosófico de la ciencia permite la correcta aplicación de silogismos del pensamiento inductivo y deductivo, el uso eficaz de los símbolos y de las fórmulas matemáticas, la aplicación práctica de hipótesis y teorías, así como la creación coherente de estructuras para leyes y principios científicos, de manera que se consiga una interpretación satisfactoria del mundo.
Las leyes y principios científicos son generalizaciones de las observaciones, y las teorías son interpretaciones de las leyes. Pero, muchas veces, las teorías avanzan más allá de los simples datos de la observación, con objeto de explicar nuevas situaciones. Por consiguiente, no proceden directamente de la experiencia o del experimento, como ocurre con las leyes. Por esta razón, el conocimiento teórico proviene de influencias mutuas y de cambios más complejos y holísticos de pensamiento.
Se trata de un conocimiento que presupone tanto la existencia de la subjetividad del ser pensante como también la existencia de hipótesis y conjeturas. Y es aquí donde la filosofía tiene una gran utilidad y es incluso imprescindible. Hace falta, no obstante, destacar que no deben confundirse ni eliminarse los límites separadores entre la ciencia y la filosofía. Es imprescindible que exista, no solo distinción entre ellas y sus campos de conocimiento, sino también que puedan coexistir completándose armónicamente.
Para que esto se produzca contribuyen las siguientes razones:
Los descubrimientos e inventos revolucionarios no son siempre acordes con las consideraciones y presupuestos filosóficos de lo establecido por los que comienzan, o con los principios aceptados a los que están sometidos los criterios apreciativos de los filósofos. Sin embargo, estos descubrimientos pueden muchas veces utilizarse como base para nuevas revisiones de raíz en la filosofía. Asimismo, sucede lo contrario, como dice K. Popper: “Desde un punto de vista histórico, las ciencias occidentales actuales provienen de las consideraciones filosóficas de los griegos acerca del mundo, acerca del orden del universo”.
El inconveniente de las ciencias actuales proviene de la falta de pensamiento filosófico en la consideración sobre la naturaleza última de las cosas. Esto tiene como resultado una actividad científica deficiente, insegura y dudosa, en la que no existe cierta forma de metafísica filosófica.

Ciencia y paradigma

ESTAMOS EN UN PERÍODO DE INTENSA INTEGRACIÓN DE ENERGÍAS PRODUCIENDO GRANDES TRANSFORMACIONES


Difícil es sintetizar todo lo que están produciendo las intensas energías que hemos recibido con los portales de eclipses… equinoccio y tormentas solares… éstas grandes efusiones de luz han llegado a todos produciendo grandes limpiezas … depuraciones… transformaciones… y anclando un periodo de integraciones por el que todavía estamos transitando.

En un artículo anterior mencionaba que estos intensos movimientos energéticos tenían un anclaje VISCERAL…. se sienten visceralmente… desarraigando los viejos esquemas y programas de creencias… situaciones… sistemas… formas de pensar y de accionar… produciendo transformaciones profundas y cuánticas…. podemos decir que se están llevando a cabo TRANSFORMACIONES CUÁNTICAS.

Estos cambios tienen que ver con la limpieza… y erradicación de todo lo relacionado a los paradigmas de tercera dimensión… viejos… caducos y obsoletos… sistemas que no pueden funcionar en dimensiones más elevadas.

El objetivo principal de todo este gran movimiento de cambios es la ELEVACIÓN DE LAS FRECUENCIAS VIBRATORIAS… LA ELEVACIÓN DE LOS ESTADOS DE CONCIENCIA… EL DESPERTAR DE LA CONCIENCIA… LA ELEVACIÓN Y TRANSFORMACIÓN DEL SER HUMANO Y DE TODA LA VIDA DE GAIA.

Transitar por estos tiempos de tantas exigencias y con vibraciones tan fuertes y sostenidas.. no ha sido fácil para la mayoría… las energías se sintieron tan visceralmente fuertes que se podía notar claramente la fuerte vibración que nuestros cuerpos han estado y están sosteniendo… manifestando una gran fuerza de energías… que produjeron vibraciones en nuestros cuerpos… sentimos claramente éste estado vibratorio en nosotros.

Estas fuertes vibraciones empujan para sostener los cambios hacia una gran EXPANSIÓN DE CONCIENCIA… se elevan vibracionalmente las energías… produciendo que nuestro tiempo y espacio de 3D… fluctúe y cambie hacia estados mas elevados de conciencia… que pertenecen a dimensiones más elevadas… por lo tanto estamos transitando en diferentes dimisiones en nuestra vida diaria.

Expandimos y elevamos nuestra energía y conciencia… y nos vamos de la tercera dimensión… por lo cual estamos transitando en DIFERENTES TIEMPOS Y ESPACIOS…. estamos vivenciando el accionar de nuestro ser MULTIDIMENSIONAL… Este proceso lo hacemos en forma conciente… porque nos vamos dando cuenta de esta diferencia dimensional en nuestro tiempo… nos damos cuenta si estamos en la tercera dimensión.. o si elevamos y pasamos a dimensiones más superiores…. y si …NOS DAMOS CUENTA… es porque lo hacemos en forma CONCIENTE… ya somos concientes de este pase de dimensiones… y de nuestra forma de ser MULTIDIMENSIONAL.

Espero se haya entendido éste tema de la elevación y expansión de conciencia y los espacios de tiempo que ocupan dimensionalmente… he tratado ser lo mas clara posible… Los que todavía no comprenden muy bien este tema de TIEMPO.. ESPACIO Y MULTIDIMENSIONALIDAD…. no se preocupen que con el tiempo y la experiencia llegara esa comprensión y entendimiento…. las energías funcionan igual .. sólo que todavía no son CONCIENTES de esos cambios y experiencias… todo llegará en su debido tiempo y forma.

miércoles, 15 de abril de 2015

Controla tu Ego


El ego es el yo separado, el falso yo, esa voz que nunca está satisfecha. El ego siempre se está quejando, por una cosa o por otra no para de quejarse y necesita tener siempre la razón. El ego vive de la comparación y necesita estar en conflicto con alguien o algo. Este falso yo no dejará que trabajemos con nuestra propia conciencia, no dejará que nos observemos a nosotros mismos.

A nuestro ego le encanta etiquetar a otras personas y siempre quiere sentirse superior a los demás. Es el responsable de la ambición, el protagonismo, la envidia, la prepotencia, etc. Este yo interno se encarga de exaltar nuestra personalidad de forma exagerada hasta que nos sentimos el centro del universo, sentimos que todo tiene que girar a nuestro alrededor, para él lo único importante somos nosotros.

La educación infantil es la responsable de los egos más fuertes. El niño sufre una etapa en la que cree que solo existe él y nada más que él, sus sensaciones y vivencias giran únicamente en torno a él mismo. Si sus padres o tutores permiten que perdure esta situación, ese niño crecerá con un ego destructor. Hay que enseñarle que él no puede ser siempre el centro de atención, que hay más personas y que tiene que aprender a escuchar y compartir. La mente egótica está condicionada por el pasado. (Ésta lección también deberíamos empezar a aplicarla en nosotros, más vale tarde que nunca).

Cuando nos quejamos a los demás, es el ego el que lo hace, quiere que le escuchen o le compadezcan, quiere que le presten atención y le digan palabras de consuelo y solo se calmará cuando alguien nos dé la razón. Esa suele ser la realidad de los sentimientos negativos que circulan por nuestra cabeza y de las discusiones con las demás personas.

Cuando discutimos con alguien, si esa persona es honrada, vale la pena intentar demostrarle que está equivocado. Pero si esa persona saca su ego a relucir, jamás estará dispuesto a aceptar su error. Es casi imposible convencer a otro ego que está equivocado, así que más vale dialogar con personas que se pueda tener una conversación interesante, no malgastes tu tiempo con otro ego. Un dicho sufí dice queel que sabe,  pero no sabe que sabe, está dormido: hay que despertarle. Al que no sabe, y sabe que no sabe, y desea aprender, hay que enseñarle. Pero al que no sabe e ignora su ignorancia, hay que rechazarlo.

La mayoría de los “problemillas” que nos surgen a diario son solo situaciones mentales creadas por nuestro ego, no son tan graves como creemos. El ego las maximiza y nos hace ver lo que no hay. Así que, para una mayor calidad de vida, intenta controlar tu ego y no dejes que hable, piense o decida por ti. Cuando ese falso yo desaparece, también desaparecen los problemas.



fuente:http://vivefelizaquiyahora.blogspot.com.es/