El hombre parece estar en el presente, pero eso es sólo apariencia. El hombre vive en el pasado. Pasa a través del presente, pero sigue estando enraizado en el pasado. El presente no es un tiempo de verdad para la conciencia ordinaria. Para la conciencia ordinaria, el tiempo real es el pasado, el presente es sólo una conexión entre el pasado y el futuro, sólo un paso momentáneo. El pasado es real y el futuro también, pero el presente no tiene realidad para la conciencia ordinaria.
El futuro no es nada más que una prolongación del pasado. El futuro no es más que el pasado proyectado una y otra vez. El presente parece no existir. Si piensas en el presente, no lo encontrarás… porque en el momento en que lo encuentres, ya habrá pasado. Y un momento antes, cuando aún no lo habías encontrado, estaba en el futuro.
Para una conciencia búdica, para un ser despierto, sólo el presente existe. Para la conciencia ordinaria, inconsciente, dormida como un sonámbulo, el pasado y el futuro son reales, pero el presente es irreal. Sólo cuando uno despierta el presente se hace real, y el pasado y el futuro se vuelven irreales.
¿Por qué es así? ¿Por qué vives en el pasado?
Porque la mente no es más que una acumulación de pasado. La mente es memoria… todo lo que has hecho, todo lo que has soñado, todo lo que quisiste hacer y no pudiste hacer, todo lo que has imaginado en el pasado, eso es tu mente. La mente es una entidad muerta. Si miras a través de la mente, nunca encontrarás el presente, porque el presente es vida, y la vida nunca se puede abordar a través de un medio muerto.
La mente está muerta.
La mente es como el polvo que se acumula en un espejo. Cuanto más polvo se acumula menos espejo es el espejo. Y si la capa de polvo es muy gruesa, como ocurre en ti, el espejo no refleja nada.
Todo el mundo acumula polvo. No sólo lo acumulas, te aferras a él. Lo consideras un tesoro. El pasado ya se fue. ¿Por qué te aferras a él? No puedes hacer nada con él, no puedes retroceder, no puedes deshacerlo… ¿por qué te aferras a él? No es un tesoro. Y si te aferras al pasado y crees que es un tesoro, es lógico que tu mente quiera revivirlo una y otra vez en el futuro. Tu futuro no puede ser otra cosa más que tu pasado modificado… un poco retocado, un poco más decorado, pero va a ser lo mismo porque la mente no puede pensar en lo desconocido. La mente sólo puede proyectar lo conocido, lo que ya sabes.
Te enamoras de una mujer y la mujer muere.
¿Cómo vas a encontrar ahora otra mujer?
La otra mujer va a ser una forma modificada de tu difunta mujer; es la única manera que conoces. Hagas lo que hagas en el futuro, no será más que una continuación del pasado. Puedes cambiarlo un poco…un apaño por aquí, otro por allá… pero la parte principal seguirá siendo la misma.
Estaba el mulá Nasruddin en su lecho de muerte y alguien le preguntó: «Si te concedieran otra vida, ¿cómo la vivirías, Nasruddin? ¿Harías algún cambio?» Nasruddin consideró la cuestión con los ojos cerrados, se lo pensó, lo meditó, y después abrió los ojos y dijo: «Sí, si me concedieran otra vida, me peinaría con raya en el medio. Siempre quise hacerla, pero mi padre siempre insistió en que no me peinara así. Y cuando mi padre murió, el pelo se me había condicionado de tal modo que ya no podía peinarme con la raya en el medio.»
¡No te rías! Si te preguntan qué harías si volvieras a vivir, introducirías pequeños cambios como ese. Un marido con una nariz ligeramente distinta, una esposa con un tipo ligeramente distinto, una casa más grande o más pequeña… pero todo eso es como peinarse con la raya en el medio: trivialidades, cosas no esenciales. Tu vida esencial seguiría siendo la misma. Lo has hecho muchas, muchísimas veces. Se te han concedido muchas vidas.
Has vivido muchas veces; eres muy, muy antiguo. No eres nuevo en este mundo, eres más viejo que el mundo, porque has vivido en otros mundos, en otros planetas. Eres tan antiguo como la existencia; y así debe ser porque eres parte de ella; Eres muy antiguo, pero has repetido los mismos patrones una y otra vez. Por eso los hindúes lo llaman la rueda de la vida y la muerte: una “rueda” porque sigue repitiéndose a sí misma;. Es una repetición: los mismos radios suben y bajan, bajan y suben.
La mente se proyecta a sí misma, y la mente es el pasado, así que tu futuro no va a ser distinto del pasado. ¿Y qué es el pasado? ¿Lo que has hecho en el pasado?
Hayas hecho lo que hayas hecho, bueno, malo, esto, aquello; lo que sea ello crea su propia repetición. Esa es la teoría del karma. Si estuviste furioso anteayer creaste un cierto potencial para volver a enfurecerte ayer. Y cuando lo repetiste, le diste más energía a la ira. Hiciste que el estado irascible arraigara más, lo regaste; así que hoy lo volverás a repetir con más fuerza, con más energía.
Y mañana volverás a ser víctima del hoy.
Cada acción que ejecutas, incluso cada cosa que piensas tiene su manera de persistir y repetirse una y otra vez, porque crea un canal en tu ser. Empieza a absorber energía de ti. Estás irritado, se te pasa el mal humor y crees que ya no estás irritado.
Pues te equivocas. Aunque se ha pasado el mal humor, no ha ocurrido nada. La ira estaba en la superficie hace unos minutos; ahora ha pasado al subconsciente, a las profundidades de tu ser. Allí aguardará a que vuelva a llegar su momento. Si has actuado de ese modo, la has reforzado.
Le has permitido seguir viviendo. Le has vuelto a dar poder, energía. Está palpitando como una semilla bajo tierra, esperando la oportunidad y la estación adecuadas, y entonces brotará.
Todo acto se auto perpetúa, todo pensamiento se auto perpetúa. En cuanto cooperas con él, le estás dando energía. Tarde o temprano, se convierte en habitual. Lo harás y no serás tú el que actúa; lo harás sólo por la fuerza de la costumbre. La gente dice que la costumbre es una segunda naturaleza y no es una exageración. Al contrario, es quedarse corto. De hecho, la costumbre acaba por convertirse en la primera naturaleza, y la naturaleza pasa a un plano secundario. La naturaleza se convierte en algo parecido al apéndice de un libro, o a las notas a pie de página, y la costumbre pasa a ser el texto principal del libro.
Has vivido basado en hábitos… eso significa que los hábitos viven básicamente por medio de ti. El hábito persiste, tiene una energía propia. Claro que esa energía te la quita a ti, pero tú cooperaste en el pasado y sigues cooperando en el presente. Poco a poco, el hábito se convertirá en el señor, y tú serás sólo un sirviente, una sombra. La costumbre dará las órdenes, será quien mande, y tú serás sólo un sirviente obediente. Tendrás que obedecer.
Sucedió una vez que un místico hindú llamado Eknath partió de peregrinación. La peregrinación iba a durar por lo menos un año, porque tenía que visitar todos los lugares sagrados del país. Por supuesto, era un privilegio acompañar a Eknath, así que con él salieron de viaje mil personas.
Llegó también el ladrón del pueblo y dijo: