sábado, 2 de enero de 2016

Amor dimensional


Vamos con otro tema que podría decirse es “delicado” ¿Cómo se hace el amor en los nuevos tiempos sin miedo?  ¿Te imaginas que exista una nueva forma de “hacerlo”? Lo lógico es que la respuesta sea afirmativa si se pasa de sobrevivir en el miedo a vivir en el Amor. Visto esto, seguro que estás con ganas de saber el cómo, aunque en realidad habrá que averiguar el por qué partiendo del por qué existente en el pasado donde el miedo era la tónica general.

      En aquella vieja manera de hacer todo, ya abandonada, para muchas personas, aunque se sientan los resquicios que quedan cayendo sin remedio, afortunadamente, hacer el amor, era eso, un HACER. Sólo un hacer. Por tanto, hay que cambiar el concepto antiguo por otro nuevo. Pero no adelanto la nueva definición, la iré explicando.

      El por qué se hacía el amor es muy evidente a estas alturas. Para la mayoría de las personas se hacía porque así satisfacían una necesidad instintiva y biológica. Se hacía porque daba un gran placer. Pocas personas sabían que el hecho de hacer el amor era más que realizar una serie de posturas, más o menos concretas, desde donde encontrar un mayor placer o excitación hasta llegar al orgasmo; lo cual producía un “éxtasis”, más bien, corto en duración.

Menos personas entendieron que era algo más profundo que buscar el orgasmo. Menos aún llegaron a darse cuenta que ese hacer el amor podía producirse en duración en el tiempo sin necesidad de la orquestación sexual habitual. Me refiero a los previos y a los post ¿Cuántas personas entendieron que hacer el amor era mucho más que la búsqueda del orgasmo y que podrían estar en un orgasmo continuado con un simple, y continuado, abrazo desde donde mimarse y acariciarse sin la necesidad de llegar a más, aunque podía llegarse posteriormente, pero tras horas de excitante placer y comunión entre ambos seres? Lo mejor llegaba después, donde la mayoría, una vez concluido el ritual se daban la vuelta, y quizá se fumaba un cigarro, sin percibir que el amor podría extenderse en el tiempo al igual que se había realizado de forma previa.

        Sí, muchas veces sólo era una cuestión de tiempo. Había prisas por llegar, o no se entendía, en modo alguno, que hacer el amor podría durar horas. Pero aquella manera forzaba a vivir con el tiempo pegado en el trasero y no se dedicaba tiempo a amarse porque había muchas otras cosas que hacer. A veces, tristemente, hacer el amor, por no decirlo de otra forma despectiva tal y como se enunciaba, sólo era un mero usar y tirar como a un kleenex.

      Existe, aún, un condicionamiento que salvar al respecto: el tiempo. Y es que ya no hay tiempo que contar, sino usar del tiempo que se quiera para amarse.

     No se trata de nuevas posturas, o que el Kamasutra se amplíe. Se trata, como dije, de cambiar el concepto. Se trata de saber qué es eso que se llamaba “hacer el amor” en tiempos pretéritos; porque en momentos actuales, para much@s, aún se mantiene tal costumbre con muy ligeros cambios. En cambio, lo que se puede descubrir, sino se ha descubierto, es el Amor en Plenitud. Porque si partimos desde este punto, quizá se entienda mejor lo que quiero manifestar.

Un Ser, cuando sabe que es un Ser, y sabe con certeza que es un Ser Divino encarnado en una forma (física) sin necesidad de tener que hacer nada concreto, sino de ser desde su Ser expresado en su forma física (y esa sería su forma de hacer: siendo desde su Ser), sabe que está en Plenitud. Además, sabe con certeza que su expresión mediante la forma física en otra forma física, lo que pretende es crearse en el ofrecimiento de creación que aportar la otra forma. Aunque mejor sería expresarlo como co-crearse con otra forma desde el Ser de ambas Formas en una manifestación interna de creatividad en la misma esencia que los conforta y conforma mediante el “uso” de las formas físicas de ambas Formas de Ser encarnadas.

No se busca un orgasmo externo, pese a que se produce o se alcance, sino que co-crean un éxtasis interno de suprema belleza, calidad, calidez y cantidad sin medir el tiempo, sino siendo el tiempo en esa co-creación que ambas partes asisten.

       Por si no se ha entendido todavía, más que buscar el placer externo se busca el interno aunque el externo se dé o no. Porque lo que no sabía, o habían olvidado, es que el momento del orgasmo es la experimentación del éxtasis de Quienes Son en verdad. Cuando se alcanzaba el orgasmo, se alcanzaba la experimentación de la esencia del Ser propio de cada uno. Se puede decir que se alcanzaba el cielo.

Que se palpaba a Dios, a La Fuente, al Origen de su propia creación. Pero duraba muy poco ese contacto puesto que se les había enseñado que eso era hacer el amor, un hacer hasta llegar a un punto cúlmen; no Ser el punto cúlmen en duración. Esta es una de las grandes diferencias entre hacer el amor y crearse en el Amor, aunque la mejor definición que encuentro es: crear amor. Crearse en el amor. Co-crearse mutuamente desde el amor que les Forma en sus respectivas formas físicas. Estos nuevos conceptos los dejo aquí, por si empiezan a servirte, no ya de referencia para cambiar, sino para entender qué es crear amor entre dos seres en plenitud de Sí, como mínimo.

     Crear Amor, no hacer el amor, es posible desde el Amor Dimensional, desde la Conciencia de Quien se Es. Sólo es posible desde este punto de partida y al mismo tiempo de encuentro. Lo demás, puede considerarse que es más el uso de las formas “intentando” llegar a la Forma. Pero cuando un ser humano conoce su Forma, y sabe de otro ser en las mismas condiciones, crear amor es algo que sale a la perfección, con total naturalidad y espontaneidad, sin limitarse por la existencias de otras formas con las que también se puede crear desde la Forma sin eso que se llama el apego sufridor o los celos enfermizos.

7 cosas que cambiarán tu vida para siempre


La única constante en nuestra vida es el cambio. Hay cambios acumulativos, de los que prácticamente no nos damos cuenta, y hay cambios que llegan como un huracán y ponen nuestra vida patas arriba. En cualquier caso, lo mejor es no resistirse y aprender a adaptarse a las nuevas circunstancias, aprovechando al máximo las ventajas que nos pueden aportar.

En muchas ocasiones los cambios radicales provienen de eventos inesperados que provocan verdaderas crisis existenciales, puntos de inflexión en nuestro camino. Esos cambios son más dolorosos y difíciles de aceptar, sobre todo porque nos toman por sorpresa. Sin embargo, podemos prepararnos para afrontar esos cambios, generando pequeñas transformaciones en nuestro interior que nos convertirán en personas más resilientes.

Podemos cambiar, crear nosotros mismos las oportunidades y prepararnos para la vida. Para lograrlo, podemos abrazar algunos hábitos que probablemente cambiarán tu forma de ver el mundo para siempre y la manera en que te relacionas con tu “yo”.

Pequeños cambios, todos los días, nos llevan lejos

1. Encontrar un sentido a tu vida. Hay personas que pasan por la vida sin saber que han vivido. Y hay otras que abrazan la vida con tantas ganas que su alegría y entusiasmo son contagiosos. Cuando finalmente nos respondemos a preguntas como ¿Qué quieres lograr en tu vida? ¿Qué te ilusiona? ¿Qué te hace verdaderamente feliz?, podrás darle un propósito y una dirección a tu vida. Eso no significa que no te perderás por pequeños callejones pero podrás reencontrar rápidamente la vía principal porque ya no estarás vagando sin rumbo, esperando que los demás determinen tu dirección.

2. Escribir tus sueños. Cuando éramos niños teníamos muchos sueños, pero estos se han ido quedando a lo largo del camino, como si se tratase de piedras que pesaban demasiado. Sin embargo, vivir sin sueños es como morir un poco cada día. Por eso, una de las técnicas más antiguas de la filosofía budista consiste en escribir nuestros deseos, aunque nos parezcan imposibles. Y cuantos más, mejor. De hecho, la mayoría de las personas solo logra escribir cinco o siete deseos, pero lo verdaderamente interesante y transformador de esta idea llega cuando vas más allá, porque te obligas a mirar dentro de ti y preguntarte exactamente qué es lo que quieres, no lo que se supone que debes querer.

3. Plantearte objetivos. Plantearse objetivos es un arte que no es difícil de aprender, pero a menudo el inconsciente juega en nuestra contra. De hecho, no hay nada peor que plantearse los mismos objetivos continuamente, como las personas que siempre quieren perder peso, y no lograrlos. La sensación de frustración es tan grande que se convierte en una loza para tu autoestima. Por eso, los objetivos deben ser precisos y mensurables, no importa si son a corto o a largo plazo. Cuando los objetivos que te plantean son demasiado vagos, generalmente es porque esconden en el fondo una resistencia, es porque algo dentro de ti te lleva en el sentido opuesto y no quiere que se cumplan. Descubrir esta dinámica te cambia la vida por completo porque te convierte en una persona proactiva, artífice de su destino.

4. Deshacerte de los remordimientos. Los remordimientos son piedras pesadas que cargas en la mochila de tu vida. No te dejan avanzar porque te hacen mirar continuamente al pasado y te roban la fuerza, cuando lo que necesitas es mirar hacia el futuro. Aprender a asumir las consecuencias de nuestras acciones y decisiones, sin remordimientos, es extremadamente liberador porque nos ofrece una seguridad que no conocíamos, una seguridad que nos brinda mayor libertad y atrevimiento para emprender nuevos caminos. Un buen ejercicio para deshacerse de los remordimientos consiste en escribirlos en un globo y simplemente dejarlos ir con el viento. Y mientras los ves alejarse, sientes como te liberas.

jueves, 31 de diciembre de 2015

Ejercicios para activar la Glandula Pineal 3D - 2ª parte



ULTIMO VÍDEO QUE HEMOS CREADO, 
ESPERO QUE OS GUSTE



Dicen los expertos que activar nuestra glándula pineal nos reportará enormes beneficios y nos abrirá a nuevas posibilidades. 

Entre ellas, quizá lo más destacable sea la “apertura” o conexión con nuestra esencia divina, nuestra energía universal. 



miércoles, 30 de diciembre de 2015

Feliz Año Nuevo

Feliz Año Nuevo a todos los seguidores de nuestro blog.



Quiero agradecerles por haberme acompañado en este camino todo este año.


Quiero agradecer a todos vosotros que nos ayudáis en nuestro crecimiento espiritual para ser cada día mejores seres humanos, y de esta forma también crecer en conciencia. 

Quiero agradecer a todos los maravillosos seres, que  han comentado y compartido los artículos publicados.


Feliz Año Nuevo 

“Que este año nuevo tengas buena salud, felicidad y el afecto de quienes te rodean. 

Que tengas un dichoso año nuevo y obtengas toda la felicidad que anhelas”




Hasta el año que viene amigos...

El tiempo nos cambia a todos


El tiempo está unido y fusionado a las experiencias que vamos recogiendo a lo largo de toda nuestra vida, por lo que ambas cosas hacen que aprendamos, conozcamos y cambiemos. De hecho, estamos tan ligados al tiempo que parece que se alarga o se acorta en función de nuestro estado de ánimo y nuestras expectativas de vida.
El tiempo, como se suele decir, no pasa en balde, mucho menos si nos fijamos en lo que éramos diez años, cinco meses o tres semanas antes del momento presente; pues ya se sabe que, además, no hay nada más relativo que los años. En este sentido, solemos medir el tiempo en acontecimientos clave que nos han marcado y que recordaremos siempre por ello.
“Un hombre debe vivir el presente y ¿qué importa quién eras la semana pasada, si sabes quién eres hoy?”
-Paul Auster-

Vivir significa experiencia y las experiencias miden el tiempo

Cualquier emoción que surja de un contacto directo con la realidad implica un cambio: podemos viajary conocer nuevos modelos de vida, encontrar a personas con pensamientos y costumbres que no conocíamos, formar una familia, perder a personas que creíamos que estarían para siempre, descubrir el amor y el desamor, etc. Todo ello, sin darnos cuenta, nos cambiará.
Lo cierto es que vivir tiene distintos precios y uno de ellos, como sabemos, es vivir experiencias y ligarlas a nuestro tiempo de vida. Habrá momentos que nos marcarán tanto que creeremos que han durado más tiempo del real y otros que recordaremos como fugaces. Por eso decimos que con el tiempo cambiamos, porque vivir tiene distintos precios y uno de ellos es el comentado.

Normalmente, además, solemos señalar a las experiencias más negativas o más positivas que podemos vivir como culpables de nuestros cambios de personalidad y, hasta a veces, físicos. Los extremos siempre traerán la diferencia: la felicidad verdadera no la olvidaremos, pero tampoco nuestras caídas y superaciones.

No te resistas al cambio

Es evidente que en situaciones en las que vivimos extremos emocionales cambiamos, porque éstos nos obligan a llegar a lo más hondo de nosotros mismos y a vernos como nunca antes nos habíamos visto. Conocemos, entonces, cosas y valores que no conocíamos, sentimientos que no habíamos tenido antes y se nos exige ordenar eldesorden de nuestro interior.
“Cuando no somos capaces ya de cambiar una situación, nos enfrentamos al reto de cambiar nosotros mismos.”
-Victor Frankl-
Si pasamos por un mal momento, probablemente salgamos de él más fuertes; si nos hemos equivocado, sabremos qué no tenemos que volver a hacer la próxima vez; si hemos sido felices, solo nos conformaremos con aquello que nos hace bien y rehuiremos de la tristeza, etc.
Lo que es seguro es que nunca volveremos a ser los mismos después de una experiencia nueva o de ir cumpliendo años: el tiempo nos transformará y moldeará nuestra persona.
Resistirse al cambio, de hecho, es inútil. Querer evadir que algo ha pasado en nuestra vida y querer pensar que todo sigue como tiempo atrás no sirve de nada porque la realidad es que no es así. Como alguien dijo alguna vez: todo fluye y todo permanece. Es decir,nuestra esencia seguirá siendo la misma, pero no seremos los mismos.

La clave es saber adaptarse y aceptar

“La Conciencia y lo In-manifestado”


Cuando ustedes disuelven el tiempo psicológico a través de una percepción intensa del momento presente, se vuelven conscientes de lo In-manifestado directa e indirectamente. Directamente, lo sienten como la irradiación y poder de su presencia consciente – no el contenido, solamente la presencia.

Indirectamente son conscientes de lo In-manifestado en y a través del reino sensorio. En otras palabras, sienten la esencia de Dios en cada criatura, en cada flor, cada piedra y entienden que: ‘Todo lo que es, es sagrado’. Es por esto que Jesús, hablando totalmente desde su esencia o la identidad de Cristo, dice en el Evangelio de Tomás: “Corten una porción de madera, yo estoy ahí. Levanten una piedra y ahí me encontrarán”.

Se crea otro portal hacia lo In-manifestado a través de la cesación del pensamiento. Esto puede comenzar con una cosa muy simple, tal como tomar una respiración consciente o mirar, en un estado de percepción intensa, a una flor, para que no exista ningún comentario mental al mismo tiempo. Hay muchas formas de crear una brecha en la corriente incesante de pensamiento. De esto trata la meditación.

El pensamiento es parte del reino de lo manifestado. La actividad continua de la mente los mantiene prisioneros en el mundo de la forma y se convierte en una pantalla opaca que evita que ustedes puedan ser conscientes de lo In-manifestado, conscientes de la esencia de Dios sin forma ni tiempo en ustedes mismos y en todas las criaturas y en todas las cosas. 

Cuando están intensamente presentes, por supuesto que no necesitan preocuparse con respecto a la cesación del pensamiento, porque la mente se detiene automáticamente. Es por eso que yo dije que el Ahora es un aspecto esencial de cada uno de los portales.

Entregarse – soltar la resistencia mental-emocional a lo que es – también se convierte en un portal hacia lo In-manifestado. La razón de esto es simple: la resistencia interna los separa de los demás, de sí mismos, del mundo que los rodea. 

Fortalece el sentimiento de separabilidad del cual depende el ego para su supervivencia. Mientras más fuerte el sentimiento de separación, más atados están a lo manifestado, al mundo de formas separadas. Mientras más atados están al mundo de la forma, más dura e impenetrable se vuelve su identidad en la forma. 

martes, 29 de diciembre de 2015

Dios está dentro de ti


Sí, Dios está dentro de ti. Ese Dios/Diosa que siempre has estado buscando en lo externo, al que has mirado en estampitas y cuadros, al que posiblemente has rezado con fervor pidiéndole lo que sea y esperando que te lo conceda, está dentro de ti.

Sólo cuando entras en ese espacio de silencio majestuoso que hay en tu interior, solo entonces, magnificas la grandeza de la que estás conformado y en la que te conformas y confortas.

Sólo cuando llega ese instante, percibes tu totalidad con una majestuosidad que te puede sorprender, de entrada, pero que es absolutamente real. Y cuando llega eso, ya no abandonas eso que Eres, tu grandiosa Inmensidad… Llegas a la misma Fuente de la que procedes.

 Entonces te das cuenta que Eres lo que jamás imaginaste hasta el momento en que lo descubres. Ya nada te falta y clarísimamente todo te sobra. Es más, te das cuenta de que no sobras en modo alguno como alguna creencia impuesta te hizo enturbiarte en un enjambre de pesadez insoportable, en muchos casos.

Sólo cuando estás ahí, lo sabes. Así que te animo a que te busques dentro dejando lo de fuera, fuera. Al alcanzar eso, te alcanzas y ya no te sueltas.

Saber quienes somos es la base para cualquier cambio real; sin el conocimiento de Uno Mismo es imposible la transformación de la conciencia humana. Si somos en contacto con el Ser -no como un pensamiento, no como una idea o un concepto mental, sino como una experiencia real y vital- despertaremos del sueño de un Yo separado en el espacio y tiempo (el ego). Saber quienes somos es la clave para una vida feliz y en paz.

MIEDO AL CAMBIO


Me siento solo, lo cual es bueno, pero estoy confundido. No sé lo que está sucediendo. Las cosas están cambiando dentro de mí así que algunas veces me siento asustado, y otras hay una sensación de estar flotando.

Es natural. Siempre que te sientas asustado, simplemente relájate. Acepta el hecho de que el miedo está allí, pero no hagas nada al respecto. Descuídalo; no le prestes ninguna atención. Observa el cuerpo. Allí no debería haber ninguna tensión. Si la tensión no existe en el cuerpo, el miedo desaparece automáticamente. El miedo crea cierto estado de tensión en el cuerpo, para conseguir estar arraigado en él. Si el cuerpo se relaja, el miedo tiene que desaparecer. Una persona relajada no puede estar asustada. Tú no puedes asustar a una persona relajada. Incluso si el miedo llega, llegará como una ola… no tendrá raíces.

El miedo viene y va como las olas y tú permaneces sin ser afectado por él, es hermoso. Cuando consigue arraigarse en ti y empieza a crecer en ti, entonces se convierte en un crecimiento, un crecimiento canceroso. Entonces paraliza tu organismo interno.

Así que siempre que te sientas asustado, lo que hay que mirar es que el cuerpo no debería estar tenso. Acuéstate en el piso y relájate — la relajación es el antídoto para el miedo — y vendrá y se irá. Tú simplemente observa.

Esa observación no debería ser interesada sino indiferente. Uno simplemente acepta que está bien. El día está caliente; ¿qué puedes hacer? El cuerpo está transpirando… uno tiene que pasar por ello. La tarde se está acercando, y una brisa fresca estará soplando.… Entonces simplemente obsérvala y relájate.

Una vez que sabes cómo funciona, y lo sabrás pronto; si estas relajado, el miedo no puede apegarse a ti, viene y se va sin dejar cicatrices; entonces tienes la clave. Y vendrá. Vendrá porque cuanto más cambiemos, más miedo estará llegando.

Todo cambio crea miedo, porque cada cambio te está poniendo en lo que no es familiar, en un mundo extraño. Si nada cambia y todo permanece estático, nunca tendrás ningún miedo. Eso quiere decir, que si todo está muerto, no tendrás miedo.

Por ejemplo, estás sentado y hay una roca allí. No hay problema: tú mirarás la roca, y todo está bien. De repente la roca empieza a caminar; te asustas. ¡Está viva! El movimiento crea miedo; y si todo está sin moverse, no hay miedo.

Es por eso que la gente, temerosa de meterse en situaciones que asustan, organiza una vida sin cambios. Todo permanece igual y la persona sigue una rutina muerta, totalmente olvidada de que la vida es un flujo. Permanece en una isla de su propia creación en la cual nada cambia. El mismo cuarto, las mismas fotografías, los mismos muebles, la misma casa, los mismos hábitos, las mismas pantuflas: todo igual. La misma marca de cigarrillos; incluso una marca diferente no te gustará. Entre esto, en medio de esta igualdad, uno se siente a gusto.