Cualquiera que sea nuestro entorno, todos nosotros hemos sido enceguecidos y encogidos por la sociedad en pequeñas cosas limitadas y perecederas llamadas seres humanos, separados, solitarios, llenos de miedo, encerrados en la prisión de nuestro condicionamiento.
Varias rutas de escape parecen mostrarse ante nosotros, tales como el trabajo duro, la televisión, las compras, el sexo, las drogas, la espiritualidad. Nosotros imaginamos que no hay ninguna liberación simple y directa de nuestra prisión, pero de hecho ella ofrece no menos de once puertas vastamente abiertas a la libertad. Como estamos a punto de ver.
Lo que yo necesito es liberación de la culpa y de todo tipo de egoísmo y delincuencia.
La meta y pasión dominante de mi vida adulta ha sido la unión consciente con su Fuente. ¡Sin embargo, parezco empeorar continuamente en lugar de mejorar! (Lo que está ocurriendo probablemente es que estoy deviniendo más consciente de los ingeniosos trucos del juego del ego para sobrevivir y florecer secretamente.) En cualquier caso, estoy cada vez más espantado ante la mezquindad de Harding. ¡Él se pondrá de alguna manera a salvo! Ninguna oferta de rescate ordinario funcionará.
Lo que yo tengo son once cabos salvavidas, once liberaciones distintas, cualquiera de las cuales sería suficiente para remolcarme a puerto seguro.
Tal es la benevolencia, la generosidad desbordante, el sentido del humor, la perfección, la aguda osadía de mi Fuente y Centro. Es imposible exagerar la fuerza combinada de las Once, cuando encuentro, para mi completo asombro, que ya:
1. Yo soy sin límites
Cuando apunto a Eso desde lo que estoy mirando, encuentro que es sin fin en todas direcciones —arriba y abajo, a derecha e izquierda, al frente y por detrás— con energía que no disminuye. Es tan asombroso, que puedo ser este gran estallido sin notarlo, por no decir nada de valorarlo.
Ser la Explosión superbenevolente y subnuclear que ella es siempre habría sido liberación suficiente y de sobra. Pero, por añadidura, hay diez más en la recámara, cada una esperando ansiosamente su turno para emerger.
2. Yo soy puro
Aunque tus pecados sean como escarlata, serán tan blancos como la nieve. Aunque sean rojos como carmesí, serán como la lana. Así canta el profeta Isaías en el Antiguo Testamento. El perdón de los pecados, es, por supuesto, uno de los principales temas del Nuevo Testamento. ¿De qué va todo esto?, podría decir usted.
En su libro, Intuitive Awareness, Ajahn Sumedho, que dirige Theravada Buddhism en Inglaterra, escribe: La consciencia es pura ya. Usted no tiene que purificarla, no tiene que hacer nada... Cuando nosotros comenzamos a darnos cuenta y a confiar y a apreciar plenamente esto, vemos que esto es real. No es teórico, abstracto o una idea —es realidad... Usted ha sido siempre puro—.
En cuanto a mí mismo, yo solo tengo que girar mi atención 180º, y ver Desde dónde estoy mirando, para ver que ello es absolutamente incontaminado e incontaminable.
3. Yo soy libre
Espontáneo, impredecible, en libertad. Yo no sé —nadie sabe— lo que haré después. Aún más, hay signos claros de que las criaturas de todo tipo son tan libres como yo.
Observo el vuelo zigzagueante de la mariposa cuando revolotea de flor en flor, la conducta errática de la mosca cuando se choca con el cristal de la ventana o de la mesa, los gestos imprevisibles de esta mano cuando se mueve para darle la bienvenida o despedirle. Dios sabe qué sensatez o insensatez está a punto de divulgar esta pluma mía. Corrección: ¡Él no sabe! Si supiera, Él me habría esposado de pies y manos y habría convertido al espíritu libre que yo soy en un robot, un autómata cibernético enormemente inferior a una mosca.
Conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres, dice Jesús de Nazaret. Y el Tao Te Ching —ese clásico ancestral chino— atribuye al sabio iluminado la espontaneidad de un bebé recién nacido.
Pero aparte de tales llamadas claras a la libertad, todas las grandes religiones enseñan que la verdadera piedad es la sumisión a la voluntad de Dios todopoderoso. Si los esclavos y los negreros tienen una religión, es ésta, es ésta. ¡No hay que sorprenderse de que nuestras iglesias estén vacías!
Para decir la cuestión llanamente, Dios ha cambiado Su mente. Y en lugar de rodear-Se de sirvientes, Él está buscando amigos —amigos queridos que hayan elegido libremente esta soberbia relación.
4. Yo soy uno
No fragmentado, todo de una pieza, entero.
Di a la mente que solo hay Uno, dice la Katha Upanishad. El que divide al Uno vaga errante de muerte en muerte. Y el mensaje de todas las grandes Upanishads —esas antiguas escrituras de la India— es que usted y yo no somos más que ese Único estrictamente indivisible, el Uno que nos sana y nos completa. ¿Cómo puedo yo estar seguro de esto?
Bien, tengo un maestro maravilloso que lo confirma absoluta e incesantemente.
Veinte, cincuenta, cien veces al día me escucho a mí mismo decir: YO SOY. YO (SOY) ESTOY cansado, YO (SOY) ESTOY solo, YO (SOY) ESTOY muy bien, muchas gracias, YO (SOY) ESTOY muy ocupado, YO (SOY) ESTOY ansioso, YO (SOY) ESTOY bien hoy —y así sucesivamente sin fin. Y como dice el Maestro Eckhart, solo Dios tiene el derecho de decir YO SOY. Lo que significa, que esencialmente y en la raíz, yo soy Él, quod erat demonstrandum.
La asombrosa verdad es que yo no puedo ser sin ser SER-LE, sin ser el Único Uno Que ES.
5. Yo soy aquí
Cuando digo que algo está localizado aquí, ¿qué quiero decir? ¿Cuán cerca está, cuán asequible es, cuán íntimo? Cuando describo algo como este algo, ¿cuáles son sus límites? ¿Dónde comienza y acaba?
Todo depende. En el mismo momento puedo hablar de este pulmón, este país, este grupo de galaxias. De hecho, mí este y mí aquí son ilimitados en su grandeza y su pequeñez. Yo soy infinitamente elástico.
Y yo tomo este hecho en serio. Me pregunto a mí mismo QUIÉN se expande y se contrae a voluntad tan fácil y llana y naturalmente. ¿Cuál es la verdadera identidad de este Mago?
Me doy cuenta de que hay solo uno que cuadra aquí, y ése es el Uno que es mi Fuente y Centro. Esta realización no es una idea para entretenerse ocasionalmente: es una experiencia cuya sensación es para tenerla durante toda mi vida.
6. Yo soy ahora