sábado, 23 de abril de 2016

Yo Soy, el Yo Soy (El Rayo Divino de Luz)


ULTIMO VÍDEO QUE HEMOS CREADO, ESPERO QUE OS GUSTE


Es muy importante saber que hay Rayos Naturales que penetran a través de la atmósfera o cinturón etérico dentro de la atmósfera de la tierra. Al decir naturales, me refiero a los Rayos proyectados por la Divinidad o Gran Sol Central, que en años recientes han sido hechos permanentes. 



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Los niños amados se convierten en adultos que saben amar



Nuestras primeras experiencias con el mundo marcan nuestro desarrollo emocional.En los niños se entreteje una red que conectará su mente y su cuerpo, lo que determinará en gran parte el desarrollo de la capacidad de sentir y de amar.
En este sentido, nuestro crecimiento emocional dependerá de nuestros primeros intercambios emocionales,los cuales no enseñarán qué ver y qué no ver en el mundo emocional y social en el que nos encontramos.
Así, el campo de nuestra infancia nos permite sembrar las semillas del amor de manera natural, lo que determinará que la capacidad de amar y ser amados crezca de manera saludable y nos ayude a desarrollarnos.
“Somos seres emocionales que aprendimos a pensar, no máquinas pensantes que aprendimos a sentir”
-Stanisla Bachrach-
El significado de la nostalgia

Si alimentamos a los niños de amor, los miedos morirán de hambre

Las muestras de cariño y afecto elevan la autoestima en los niños y les ayudan a construir una personalidad emocionalmente adaptada e inteligente. Es decir, nuestro amor les ayuda a manejar los miedos naturales que surgen en las diferentes edades, fomentando un grado de sensibilidad saludable.
Los niños tienen una confianza natural en sí mismos. De hecho, nos asombra que ante desventajas insuperables y fracasos repetidos no se rindan. O sea, que la persistencia, el optimismo, la automotivación y el entusiasmo amistoso son cualidades innatas.
En este sentido, es el mundo o, mejor dicho, los adultos, los que vamos mermando esa inteligencia emocional con la que todos nacemos.
Darnos cuenta de esto nos ayuda a ser conscientes del papel tan relevante que tiene amar a nuestros hijos y educarlos desde el respeto, la empatía, la expresión y la comprensión de sentimiento, el control del enfado, la capacidad de adaptación, la amabilidad y la independencia.
el mundo azul

¿Qué podemos hacer para criar niños felices y saludables?

UN DÍA DECIDÍ PERDONARME



Un día decidí dejar de culparme y hacer algo más constructivo, perdonarme y soltar algunas cosas de mi pasado que aún me pesaban. Dicen que cuando no llegas a perdonar a una persona, nunca terminas de superar lo que te hizo, no lo sueltas; cargas en tu corazón con el resentimiento, el rencor y la rabia; sentimientos que te intoxican desde dentro y que, a la larga, sólo traen consigo amargura y frustración. Entonces, ¿qué podía pasar si no me perdonaba a mi misma?. Nada bueno.

Decidí dejar de justificar mis errores. Que confundimos justificar con perdonar y no es lo mismo. Las justificaciones alivian, a veces vienen bien, pero pueden actuar como una venda en los ojos; las excusas no nos permiten responsabilizarnos de nuestros actos, y así, nunca llegamos a afrontarlos. Sentarme cara a cara con mis equivocaciones, sin justificaciones, ni excusas, pero también sin culpas ni reproches, fue el primer paso.

Decidí dejar de culpar a los demás de mis problemas. Es verdad que a veces no supe elegir bien mis compañías. Invertí esfuerzos en quienes no los merecían, relegando a un segundo plano a personas maravillosas. Pero al fin y al cabo, esa fue mi elección en ese momento de mi vida; me responsabilicé y me perdoné por ello.

Siempre nos dicen, “no te preocupes si te equivocas, que de los errores se aprende”. Pero eso no es tan fácil. Hubo cosas que aprendí a la primera, pero no fueron muchas. Tropecé siete veces con la misma piedra, me caí, me rompí, me levanté y me volví a caer. Culpé a la piedra. Y volví a caer. Intenté cerrar los ojos para no verla. Y volví a caer. Traté de saltarla. Y volví a caer. Y es que no se trataba de ir por el mismo sitio esquivando piedras, sino de cambiar de camino.

Perdoné las lágrimas que solté de más, por cosas que no valían la pena, que no valían mi pena. Fue más duro perdonar las lágrimas que no salieron. Aquellas que nunca encontraron camino a través de mi dolor, que quedaron dentro, ahogando mi corazón.

Me perdoné por haberme dejado en último lugar tantas veces. Por no haberme cuidado y protegido. La tristeza que algunas personas traen a nuestra vida, aparece para avisarnos de que nos alejemos de esas personas; si te paras a escucharla, te lo dirá, pero es algo que no solemos hacer. Cuando una situación nos frustra y nos enfada, ha llegado el momento de luchar para salir de ella; pero en lugar de utilizar la fuerza de ese enfado para tomar impulso, se lo echamos a alguien a la cara, o nos lo tragamos y nos quemamos por dentro. Me perdoné por no haber sabido escuchar mejor a mis emociones y valorar su sabiduría.

Me perdoné mis perfeccionismos, mis exigencias, mis miedos. El tiempo perdido en cosas sin importancia, un tiempo que jamás volverá. Paradójicamente el tiempo es algo que he aprendido a valorar con el tiempo. Me perdoné no haber sabido valorar lo que tenía, por darme cuenta demasiado tarde. Esto costó más. Recordé los momentos pasados, los momentos felices, aquellos que dan sentido a la vida y me prometí a mi misma no volver a pasarlos por alto. No pude perdonarme hasta que no pude sonreír al recordar. O quizás fue al revés. Da igual.

Solté esa parte de mi pasado que siempre me pesó, quedé libre de él y, entonces, pude aceptarme de verdad, entera, completa, con mis luces y mis sombras. Pude soltar de una vez por todas esa maleta de mi pasado que ya no cabía en mi presente. Me sentí libre de cargas antiguas, preparada para lo nuevo que llegue a mi vida.

Y entonces me di cuenta de que todos aquellos errores, equivocaciones y pérdidas formaban parte de mí, del mismo modo que mis éxitos y mis alegrías. Abracé todas aquellas experiencias, gracias a ellas soy quien soy.

Y agradecí.

viernes, 22 de abril de 2016

KRISHNAMURTI…UN SER LIBRE


CONFERENCIAS PRONUNCIADAS EN OJAI, CALIFORNIA, EN 1949

Traducción directa del inglés.

Revisada por

Arturo Orzábal Quintana

Es muy importante, a mi entender, que seamos sumamente serios. Los que acuden a estas reuniones, los que asisten a diversas conferencias de este tipo, se creen muy formales y serios. Pero me agradaría descubrir qué entendemos por “ser formal”, “ser serio”. ¿Es formalidad, demuestra seriedad, eso de ir de un conferenciante u orador a otro, de un dirigente a otro, de un instructor a otro? ¿O que acudamos a diferentes grupos, o pasemos por diversas organizaciones, en busca de algo? Antes, pues, de empezar a averiguar lo que es ser serio, debemos ciertamente descubrir qué es lo que buscamos.

¿Qué es lo que busca la mayoría de nosotros? ¿Qué es lo que cada uno de nosotros quiere? Sobre todo en este mundo de desasosiego, en el que todos procuran hallar cierto género de felicidad, alguna clase de paz, resulta sin duda importante averiguar -¿no es así?- qué es lo que intentamos buscar, qué es lo que tratamos de descubrir. Es probable que la mayoría de nosotros busque alguna especie de felicidad, alguna clase de paz; en un mundo sacudido por disturbios, guerras, contiendas, luchas, deseamos un refugio donde pueda haber algo de paz. Creo que eso es lo que casi todos deseamos. Y así proseguimos, yendo de un dirigente a otro, de una organización religiosa a otra, de un instructor a otro.

Ahora bien: ¿andamos en busca de la felicidad, o lo que buscamos es alguna clase de satisfacción de la que esperamos derivar felicidad? Hay una diferencia, por cierto, entre felicidad y satisfacción. ¿Podéis buscar la felicidad? Tal vez podáis hallar satisfacción; pero, ciertamente, no podéis encontrar la felicidad. La felicidad, sin duda, es un derivado; es un producto accesorio de alguna otra cosa. Antes, pues, de consagrar nuestra mente y corazón a algo que requiere gran dosis de seriedad, de atención, de pensamiento, de cuidado, debemos descubrir -¿no es así?- qué es lo que buscamos; si es felicidad o satisfacción. Temo que la mayoría de nosotros busquemos satisfacción. Deseamos estar satisfechos, deseamos hallar una sensación de plenitud al final de nuestra búsqueda.

¿Podéis, empero, buscar algo? ¿Para qué venís a estas reuniones? Por qué estáis todos aquí sentados, escuchándome? Sería muy interesante averiguar por qué estáis escuchando, por qué os tomáis la molestia de venir desde largas distancias, en un día caluroso, para escucharme. ¿Y qué es lo que escucháis? ¿Procuráis hallar solución a vuestras dificultades y es por eso que vais de un conferenciante a otro, que pasáis por diversas organizaciones religiosas, leéis libros, etc.? ¿O tratáis de hallar la causa de toda la perturbación, la miseria, las contiendas y las luchas? Eso, por cierto, no exige que leáis mucho, que asistáis a innumerables reuniones, o andéis en busca de instructores. Lo que exige es claridad de intención, ¿no es así?

El Como saber si Decides las cosas con la Mente o desde ¡¡ Tu Verdadero Ser !!!!.




En 6 minutos entenderás y sabrás si decides las cosas de tu Vida, desde tu mente  (Ego) o si decide tu Verdadero Ser y esencia.

Eres Dios disfruta el juego de la vida practicando este importante conocimiento.

Practica hasta tener el habito de solo escuchar a tu verdadero Ser. 
Que está, y te habla en tu interior....... disfruta la vida. 


Sin apego


Aprender a vivir sin apegos es aprender a vivir sin miedo; aprender a vivir en el Amor, en el abandono al Amor, es aprender a fluir con nuestra Esencia.

El apego no es otra cosa que miedo a perder a algo, a alguien, y a perderse a uno. Qué se pueda comprender que uno tenga apego a sus bienes materiales y a los seres queridos es algo que es alcanzable, digo yo. 

Vamos, que es lógico la comprensión de que podemos tener miedo a perder esas cuestiones que se pueden denominar materiales. También es comprensible el afecto, cariño que se posea por tales consideraciones. Pero ¿quién ha comprendido lo de no tener apego a perderse a uno?

Uno tiene apego por la admiración que pueda despertar en otros, y esto es en definitiva un miedo a que no piensen de nosotros como nos gustaría que fuera. 

Pero es un apego demasiado tonto como para no comprender que uno puede perder esa admiración y poder seguir siendo uno mismo. 

No obstante, el miedo a no ser considerado, no ser respetado, no ser aceptado o aceptable, es un miedo que atenaza la forma de ser de uno; y uno deja de Ser Quien se Es para transformarse en un miedo a perder la aprobación de los demás.

Por otro lado, está el apego a las formas propias del ego, que a tener en cuenta, es el apego que se tiene a la forma en que uno debe ser como hijo, padre, madre, esposa, abuela, tío, profesor, profesional de lo que sea, compañero, amigo… Y es que el ego encarna múltiples formas de apego a expresiones que no son las propias de Quien uno Es.

Si de verdad se quiere ser libre, si uno quiere ser Uno, si quiere Ser, ha de aprender a desapegarse de todas esas formas del ego. Obviamente esto es perderse a uno. 

Es olvidarse de interpretar ciertas formas que no son propias y que ha ido aprendiendo progresivamente en su experimental humano. Por tanto, el miedo a perderse a uno empieza a ser más comprensible ahora. La clave es que uno no puede Ser Uno si no se pierde en uno, si no se desapega de esas formas de ego tan variadas.

Cuando ya no hay miedo, no hay apego ni ego.

Cuando no hay miedo, hay Amor.

jueves, 21 de abril de 2016

Los gestos de cariño tienen el poder de cambiarlo todo



Los gestos de cariño tienen el poder de cambiarlo todo cuando llegan en el momento adecuado. Por eso es bueno traer un mensaje hasta aquí: no dejes para mañana los besos, abrazos y caricias que puedas dar hoy. Porque ellos se traducen en sonrisas y complicidad y eso.., es maravilloso.
No son solo gestos físicos que se traducen en humedad, calidez y contacto, sino que son complicidad, amor, respeto y amistad. Momentos indescriptibles, mágicos y repletos de una ternura que contagia a través de la sensibilidad y de la validación emocional.
“El beso que te guardo por ahora amenaza con volarse, con salirse de mis labios y buscarte o perderse en el intento de encontrarte.”
-Ligia García y García-                                                                     

mano con haz de luz simbolizando el acto de perdornar

El contacto emocional, la base de nuestro bienestar

El contacto emocional nos ayuda a amarnos a nosotros mismos. Es una afirmación tan rotunda como real. Cuando los demás muestran que nos quieren estamos captando un mensaje maravilloso: somos merecedores de amor.
Por eso en mis artículos siempre hablo de que el cariño nunca es excesivo, ni cuando hablamos de laeducación que debemos transmitir a nuestros niños ni cuando tratamos el tema de las relaciones entre adultos. Dar amor significa maravillar un alma, compartir eternidad e intimidad, ser profundos, transmitir comprensión, rodear los dolores y coleccionar los motivos por los que merece recompensar al mundo con nuestra sonrisa.
“Millones y millones de años y todavía no tengo suficiente tiempo para describir ese pequeño instante de eternidad en que colocas tus brazos alrededor mío y yo coloco mis brazos alrededor tuyo.”
-Jacques Prévert-

mujer con ramo de flores a la espalda

Saber que nos quieren es una de las sensaciones más maravillosas que existen

Saber que nos quieren es la sensación que nos mantiene en pie en los malos momentos.Como hemos dicho en multitud de ocasiones, a veces lo que nos salva es algo tan simple como un gesto de cariño.
Así, nos reafirmamos una vez más en que un poco de cariño puede llenar un corazón de felicidad. Es incomparable el sentimiento que se deriva de ser conscientes de que alguien nos tiene presentes y en cuenta, que se preocupan por nosotros y que somos tan importantes como para que “gasten” un segundo en pensar en nosotros.
Sin ninguna duda, saber que ocupamos la mente de alguien es reconfortante en lo social, en lo emocional y en lo cognitivo.

El Ser Superior Deepak Chopra - Quien eres en verdad


El Ser Superior Deepak Chopra - Quien eres en verdad

Te comparto un extrato del audiolibro 

El Ser Superior de 

Deepak Chopra