domingo, 1 de mayo de 2016

Impertenencia

Si uno pertenece a algo, es ese algo; luego, no Es Él/Ella Mismamente.

La pertenencia en algo, el pertenecer a algo, el hecho de que algo me pertenezca, limita la expresión libre de mi Ser.


¿De qué hay que ser sin dejar de Ser? Pues no hay que ser de nada, para Ser Todo.

Cuando uno pertenece a una ideología, sea la que sea, es la ideología, es la muestra en sus acciones, es la manifestación de tal ideología, pero no Es Uno en Esencia, sino la sustancia de unas ideas que no se califican de buenas o malas, sólo que son ideas no propias que uno adopta y desde ese instante la paternidad de Uno es externa, dejando de ser Uno para ser el hijo de una idea ajena.

Cuando se pertenece a un grupo, sea el que sea, ha de ser como el grupo indica que se ha de ser, pero uno deja de Ser Uno en Esencia, y se convierte en la sustancia de lo que ese grupo manifiesta.

Incluso el hecho de tener la idea de que algo nos pertenece, es vivir por esa pertenencia, para esa pertenencia, y Uno no Es como Es, sino en base al mantenimiento, cuidado o protección de esa pertenencia.

Cuando no pertenezco a algo, ni  nada me pertenecer, Soy Todo en la Impertenencia. Nada me sujeta, ni sujeto a nada, y al mismo tiempo Todo lo Soy.

Si uno pertenecer a un grupo y/o una ideología, termina haciendo el trayecto marcado por tal denominación. Por tanto, uno no es más que lo que dictan dictados externos. Así, uno se pierde en ideales no propios, en formas no diseñadas por Uno, entonces uno se ha perdido del Todo; ha dejado de Ser Todo para ser algo en lo que se ha perdido.

Si uno no realiza en base a sus propias marcaciones, otro u otros le marcan sus pasos. Así, uno no hace en base a Uno, sino en base a los demás.

Si uno deja de Ser por aquello que cree que le pertenece, se ha perdido en lo que cree que le pertenece, e incluso sufre porque eso que cree que le pertenece lo puede perder, o lo que sería lo mismo: le deja de pertenecer.

Justo cuando se entiende que no pertenezco a nada ni nada me pertenece, puede ejecutar con total libertad mi Esencia. Esencia que desde luego no gustará a quienes sólo creen en la pertenencia a algo y que alguna cosa le pertenece.

30 Rasgos De Un Empático. ¿Cómo Saber Si Eres Uno?


¿Qué significa ser empático?

Ser empático es cuando te afectan las energías de otras personas, y tienes una capacidad innata de sentir intuitivamente y percibir a los demás. Tu vida está inconscientemente influenciada por los deseos, sueños, pensamientos y estados de ánimo de los otros. Ser empático es mucho más que ser muy sensible y no se limita sólo a las emociones.

Los empáticos pueden percibir sensibilidades físicas e impulsos espirituales, así como simplemente saber las motivaciones e intenciones de los demás. O eres empático o no lo eres. No es un rasgo que se aprende. Estás siempre abierto, por así decirlo, para procesar los sentimientos y la energía de las otras personas, lo que significa que realmente sientes, y en muchos casos cargas con las emociones de los demás. Muchos empáticos experimentan diariamente cosas como fatiga crónica, sensibilidades al medio ambiente, o dolores y sufrimientos inexplicables. Estas son todas cosas que son más propensas a ser adquiridas de influencias externas y no tanto de uno mismo. Esencialmente, estás caminando por el mundo con toda la acumulación del karma, emociones y energía de los demás.

Los empáticos suelen ser triunfadores reservados. Se pueden tomar un tiempo para aceptar un cumplido; son más propensos a señalar los atributos positivos de otros. Son muy expresivos en todas las áreas de conexión emocional, y hablan abiertamente, y, a veces, son bastante francos. Pueden tener algunos problemas al hablar sobre sus propios sentimientos si otro quiere escuchar (sin importar lo mucho que escuchen a los demás).

Sin embargo, pueden ser exactamente lo contrario: solitarios y aparentemente insensibles. Incluso pueden aparecer ignorantes. Algunos son muy buenos para “bloquear” a los demás y eso no es siempre algo malo, al menos para el aprendizaje empático luchando con un aluvión de emociones de los demás, así como con los propios sentimientos.

Los empáticos tienen una tendencia a sentir abiertamente lo que está fuera de ellos más que lo que está dentro de ellos. Esto puede provocar que los empáticos ignoren sus propias necesidades. En general un empático no es violento ni agresivo y se inclina más hacia ser el pacificador. Cualquier zona llena de desarmonía crea una sensación incómoda en un empático. Si se encuentran en medio de una confrontación, se esforzarán por resolver la situación lo antes posible. Si expresan palabras duras al defenderse a sí mismos, probablemente van a disgustarse por su falta de auto-control, y tendrán una preferencia por resolver pacíficamente el problema lo más rápido posible.

Los empáticos se inclinan más a recoger los sentimientos de los demás y proyectarlos sin darse cuenta de su origen. Hablar las cosas es un factor importante para la liberación de las emociones en el aprendizaje empático. Ellos pueden desarrollar un grado aún mayor de entendimiento para poder encontrar paz en la mayoría de las situaciones. La desventaja es que los empáticos pueden reprimir las emociones y construir barreras gigantes a fin de no dejar que los demás sepan de sus pensamientos y/o sentimientos más íntimos. Esta retención de la expresión emocional puede ser un resultado directo de una experiencia traumática, una educación sin expresión, o simplemente de que se les decía cuando niños, “¡Los niños están hechos para ser vistos pero no oídos!”

Sin lugar a dudas, esta retención emocional puede ser perjudicial para la salud. Mientras por más tiempo uno no libere sus pensamientos y/o sentimientos, estos construyen más poder. Los pensamientos y/o sentimientos con el tiempo pueden convertirse en explosivos, si no paralizantes. La necesidad de expresarse con honestidad es una forma de sanarse y es una elección abierta a todos. No hacerlo puede resultar en una ruptura de la persona y en una inestabilidad emocional y mental, o la creación de una dolencia física o una enfermedad.

sábado, 30 de abril de 2016

Yo Soy, el Yo Soy (Yo Soy Divinidad) 2ª parte



Re-edición por que lo habían borrado por derechos de autor

CUANDO TÚ RECONOCES Y ACEPTAS PLENAMENTE EL «YO SOY» COMO LA MAGNA PRESENCIA DE DIOS EN TI, EN ACCIÓN, HABRÁS TOMADO UNO DE LOS MAYORES PASOS HACIA LA LIBERACIÓN




SI QUIERES SUSCRIBIRTE, PINCHA EL SIGUIENTE ENLACE:
https://www.youtube.com/channel/UCx01wtZxSkOSk31Arrgk6Uw

Tu eres el resultado de ti mismo


No culpes a nadie, nunca te quejes de nada ni de nadie, porque fundamentalmente tú has hecho tu vida.

Acepta la responsabilidad de edificarte a ti mismo y el valor de acusarte en el fracaso para volver a empezar; corrigiéndote, el triunfo del verdadero hombre surge de las cenizas del error.

Nunca te quejes del ambiente o de los que te rodean, hay quienes en tu mismo ambiente supieron vencer, las circunstancias son buenas o malas según la voluntad o fortaleza de tu corazón.

Aprende a convertir toda situación difícil en un arma para luchar.

No te quejes de tu pobreza, de tu soledad o de tu suerte, enfrenta con valor y acepta que de una u otra manera, todo dependerá de ti; no te amargues con tu propio fracaso, ni se lo cargues a otro, acéptate ahora o seguirás justificándote como un niño, recuerda que cualquier momento es bueno para comenzar y que ninguno es tan terrible para claudicar.

Deja ya de engañarte, eres la causa de ti mismo, de tu necesidad, de tu dolor, de tu fracaso.

Si, tú has sido el ignorante, el irresponsable, tú, únicamente tú, nadie pudo haber sido por ti.

No olvides que la causa de tu presente es tu pasado, como la causa de tu futuro es tu presente.

Aprende de los fuertes de los audaces, imita a los enérgicos, a los vencedores, a quienes no aceptan situaciones, a quienes vencieron a pesar de todo.

Piensa menos en tus problemas y más en tu trabajo y tus problemas sin alimento morirán.

Aprende a nacer desde el dolor y a ser más grande, que el más grande de los obstáculos.

Mírate en el espejo de ti mismo.

Los niños necesitan ser felices, no ser los mejores


Vivimos en una sociedad altamente competitiva en la que parece que nada es suficiente y tenemos la sensación de que si no nos ponemos las pilas, nos quedaremos rápidamente atrás, siendo barridos por los nuevos adelantos.

Por eso, no es extraño que en las últimas décadas muchos padres hayan asumido un modelo de educación sustentado en la hiperpaternidad. Se trata de padres que desean que sus hijos estén preparados para la vida, pero no en el sentido más amplio del término sino en el más restringido: quieren que sus hijos tengan los conocimientos y las habilidades necesarias para hacerse de una buena profesión, obtener un buen trabajo y ganar lo suficiente.

Estos padres se han planteado una meta: quieren que sus hijos sean los mejores. Para lograrlo, no dudan en apuntarles en disímiles actividades extraescolares, allanarles el camino hasta límites inverosímiles y, por supuesto, empujarles al éxito a cualquier costo. Y lo peor de todo es que creen que lo hacen “por su bien”.

El principal problema de este modelo educativo es que añade una presión innecesaria sobre los pequeños, una presión que termina arrebatándoles su infancia y crea a adultos emocionalmente rotos.

Los peligros de empujar a los niños al éxito

Bajo presión, la mayoría de los niños son obedientes y pueden llegar a alcanzar los resultados que sus padres les piden pero, a la larga, de esta forma solo se consigue limitar su pensamiento autónomo y las habilidades que le pueden conducir al éxito real. Si no le damos espacio y libertad para encontrar su propio camino porque le colmamos de expectativas, el niño no podrá tomar sus propias decisiones, experimentar y desarrollar su identidad.

Por eso, pretender que los niños sean los mejores encierra graves peligros:

– Genera una presión innecesaria que les arrebata su infancia. La infancia es un periodo de aprendizaje, pero también de alegría y diversión. Los niños deben aprender de manera divertida, deben equivocarse, perder el tiempo, dejar volar su imaginación y pasar tiempo con otros niños. Esperar que los niños sean “los mejores” en determinado campo, poniendo sobre ellos expectativas demasiado elevadas, solo hará que sus frágiles rodillas se dobleguen ante el peso de una presión que no necesitan. Esta forma de educar termina arrebatándoles su infancia.

– Provoca una pérdida de la motivación intrínseca y el placer. Cuando los padres se centran más en los resultados que en el esfuerzo, el niño perderá la motivación intrínseca porque comprenderá que cuenta más el resultado que el camino que ha seguido. Por tanto, aumentan las probabilidades de que cometa fraude en el colegio, por ejemplo, ya que no es tan importante lo que aprenda como la nota que consiga. De la misma manera, al centrarse en los resultados, pierde el interés por el camino, y deja de disfrutarlo.

– Planta la semilla del miedo al fracaso. El miedo al fracaso es una de las sensaciones más limitantes que podemos experimentar. Y esta sensación está íntimamente vinculada con la concepción que tengamos sobre el éxito. Por tanto, empujar a los niños desde temprano al éxito a menudo solo sirve para plantar en ellos la semilla del miedo al fracaso. Como consecuencia, es probable que estos pequeños no se conviertan en adultos independientes y emprendedores, como quieren sus padres, sino que sean personas que apuesten por lo seguro y acepten la mediocridad solo porque tienen miedo a fracasar.

– Genera una pérdida de autoestima. Muchas de las personas más exitosas, profesionalmente hablando, no son seguras de sí. De hecho, muchas supermodelos, por ejemplo, han confesado que creen que son feas o están gordas, cuando en realidad son iconos de belleza. Esto sucede porque el nivel de perfeccionismo al que siempre han estado sometidas les hace creer que nunca será suficiente y que basta el más mínimo error para que los demás las desprecien. Los niños que crecen con esta idea se convierten en adultos inseguros, con una baja autoestima, que creen que no son lo suficientemente buenos como para ser amados. Como resultado, viven pendientes de las opiniones de los demás.

¿Qué debe saber realmente un niño?

viernes, 29 de abril de 2016

Recordar nuestra divinidad.

Recordar nuestra divinidad. Libélulas de Gaia y Fran Ortega

Entrevista realizada por la Asociación Libélulas de Gaia en Almería el 15 de abril de 2016 a 
Fran Ortega sobre el recuerdo de nuestra divinidad.

Gracias hermano por contarnos tu visión, que tanto nos ayuda en nuestro camino.
Ismael


“La paz es un estado interior”


“Aunque un día se llegasen a suprimir los ejércitos y los cañones, al día siguiente los humanos inventarían otros medios de hacerse la guerra. No es suprimiendo a alguien o algo del exterior que se puede restablecer la paz. 

La paz es, en primer lugar, un estado interior y es en sí mismo que el ser humano debe empezar a suprimir las causas de la guerra. 

Mientras esté habitado por el descontento, la rebeldía, la envidia, el deseo de poseer cada vez más, haga lo que haga, no sólo mantendrá en su fuero interno los gérmenes del desorden, sino que sembrará estos gérmenes por todas partes a su alrededor.

El que come y bebe cualquier cosa deja entrar en su organismo ciertos elementos nocivos que le enfermarán. 

Y entonces ¿qué paz puede tener cuando ha trastornado su organismo? 

La misma ley existe en el plano psíquico: aquél que ingiere cualquier pensamiento y cualquier sentimiento, enfermará. 

La paz es pues también la consecuencia de un saber relativo a la naturaleza de los alimentos con los que el hombre se alimenta en el plano psíquico. 

Sólo puede instalarse en aquél que se esfuerza por alimentarse con pensamientos justos y sentimientos generosos. 

“Estrategias personales para ser más libre”


Alfredo Alcázar:
Confundador de Mindalia.com, la red social de ayuda a través del pensamiento positivo, y Mindalia Televisión, que recorre todo el mundo para llevar conocimiento y crecimiento humano a todo el planeta. 

Profesional de la comunicación desde hace más de 35 años, en radio, televisión, prensa e Internet, decidió junto con Eva López, cofundadora de Mindalia.com, alinear toda su experiencia y trabajo con su corazón, creando el movimiento Mindalia, ONG sin ánimo de lucro, con la que colaboran miles de personas en todo el mundo. 
 

1ª parte



2ª parte