Una dimensión es una locación interna para estados similares de conciencia que funcionan de una manera especializada
Lo que determina la dimensión en que vive una persona no tienen nada que ver con el dinero, con la educación, herencia cultural o crianza que haya tenido. El porqué ciertas cosas le suceden a ciertas personas, tiene que ver con el estado de su ser – que es el resultado directo del karma y/o de una tarea de vida. En los más altos niveles del ser, uno escoge sus condiciones de vida.
La dimensionalidad es un fenómeno interno relacionado con la percepción y la realidad interna. Cada dimensión, como el mundo que es, consiste en su propia forma de vida y actividad. Estas dimensiones penetran y afectan nuestra común vida tridimensional, dependiendo del grado de acceso supraconsciente que tengamos de ellas.
Por ejemplo, las personas que pueblan un parque, tienen distintos estados de ánimo sicológicos y además la calidad misma de su funcionamiento mental también es totalmente diferente. He aquí el dominio de la interdimensionalida d, en el cual la psicología aún no ha penetrado, pero donde sí ha llegado el arte y la ciencia.
No podemos observar la dinámica interior de las mentes de los visitantes de ese parque. Pero a través de su actividad física podríamos intuir lo que dimensionalmente podrían ser. Por ejemplo, los amantes podrían estar en los chakra más bajos en las más sublimes alturas de una actividad dimensional superior, donde uno percibe las emanaciones de la luz y la fuerza tan trascendentales en la naturaleza.
La gente que lee libros, los solitarios, la muchedumbre, inclusive los corredores, y los que hacen picnic podrían estar operando desde una lógica tridimensional hasta mecanismos cuánticos elevados. En cambio, los que alimentan las ardillas podrían estar inmersos en un mundo de creación dentro de los confines de una vida elemental.
Alcanzamos la mente superior cuando logramos trascender las cargas emocionales de la personalidad y los sentidos; y somos capaces de observar y comulgar con la vida a nivel de la causalidad. Pero la mente superior en sí tiene dos niveles. El primer es abstracto pero aún personal. A este nivel podríamos llamarlo cuarta, quinta, sexta y séptima dimensión. El segundo nivel, entre la séptima y la doceava dimensión, va más allá de la identidad personal y abarca los dominios espirituales de la religión y la metafísica.
Aparte de nuestra participación en estos niveles de actividad simultáneos a nuestra vida tridimensional común, estas dimensiones comprenden una realidad propia, con formas de vida y actividades inherentes a ellas. Al ingresar en estas dimensiones no sólo extraemos de ellas, sino que tenemos experiencias dentro de ellas. De esta forma somos capaces de vivir dentro de varias dimensiones al mismo tiempo. Nuestro conocimiento lo limitamos a las facultades que se expresan dentro de nuestro mundo inmediato, sin embargo tenemos un remoto conocimiento de las formas de luz, de inteligencias superiores y avances científicos musicales y tecnológicos de formas de vida superiores de las cuales también somos parte.
Dependiendo de a qué tipo de dimensión se conecte, una persona puede vivir en el mundo de las altas matemáticas, de la estética, de principios religiosos y espirituales, de ejercicios intelectuales o habilidades técnicas, de genio musical o de facultades de sanación y clarividencia. A través del camino de la alquimia interior podemos conectarnos con todas estas dimensiones al elevar nuestras vibraciones hacia los niveles donde ellas existen.
Los planos o dimensiones de la consciencia corresponden a los cuerpos de conocimientos similares a los siete cuerpos. Estos planos no sólo están situados alrededor de nuestro cuerpo físico, interpenetrándolo, sino que existen en anillos concéntricos alrededor del centro del cuerpo del planeta. A uno se lo ve como espacio exterior mientras que al otro se lo experimenta como espacio interior. Ambos son, experimentalmente, sinónimo el uno con el otro. Para poder comprender esto nuestra forma de pensar debe dar un gran salto.
Mente Interdimensional
Imagínese que tira una piedra dentro de un tranquilo lago. Fíjese en los círculos concéntricos que se forman alrededor del sitio donde cayó la piedra. El círculo de afuera es el más grande, tiene una mayor circunferencia – energía o experiencia – y llega primero a la orilla. Los otros círculos de menor tamaño lo siguen en pequeñas ondas y tienen que viajar mayores distancias para alcanzar la orilla.
A diferencia de la mente inferior que opera en secuencias lógicas rectas, nuestra mente superior funciona de la misma manera que esas pequeñas ondas, como lo hace también el sonido, el radar, etc. La realidad de la mente interdimensional es concéntrica.
Cuando nuestro pensamiento se desarrolla más allá de la personalidad y eventualmente más allá de lo personal, lograremos alcanzar reinos dimensionales más elevados. Para poder hacer esto, necesitamos generar cada vez más y mayores frecuencias de energía, acompañadas por grados más refinados de enfoque y afinamiento. Existen personas que, habiendo acumulado facultades en encarnaciones previas y habiéndose comprometido en dominios interdimensionales antes de esta reencarnación, nacen con la desarrollada habilidad de entrar en esos dominios superiores. Su tarea es traer esa información a la realidad concreta. Existe hoy en día mucha gente que adquirió dicho compromiso para que todos podamos beneficiarnos con esa información y conjuntamente elevar la actividad vibratoria de todo el planeta y de la vida que en él se encuentra.
Para nosotros, estas dimensiones pueden parecer demasiado futuristas, al igual que un desarrollo demasiado adelantado mecánica y científicamente nos parece sumamente sospechoso. Pero uno no tiene que ser considerado un genio para poder adentrarse en estas dimensiones. Atrévase a afinar sus propias energías. Explore el elevar conscientemente un nivel vibratorio. Dese permiso para percibir y recordar, especialmente durante su actividad nocturna, cuando fuera del cuerpo hace contacto con esas dimensiones de una manera más fácil y natural. Guarde un diario de sus percepciones. Preste atención a los más mínimos cambios de imágenes en su mente. Finalmente, afine su receptividad para incluir cada vez más refinados niveles de sensación. Regístrelos sin juzgarlos o interferir en ellos, no importa cuán extraños o banales puedan parecer. Déle validez a sus percepciones. Haga un llamado a su propia Familia de Seres – a si mismo como existe en cada una de estas dimensiones.
Recuerde que al principio sus percepciones serán coloreadas por referencias del tercer plano. Utilice su alianza con su ser superior, con los maestros, profesores y guías disponibles de los reinos de la Luz y muy suavemente de la mano y con mucha paciencia construya su propia confianza en sí mismo. Nunca compare sus experiencias con las de otros. Atrévase a estar solo, a sentirse solo. Recuerde que en esa soledad está su totalidad y su maestría. En ese estado recibirá respuestas directas a sus preguntas y a sus necesidades. Crea en ellas como cree en sí mismo. Recuerde Quién y Qué es en realidad.
Puede utilizar métodos de imágenes guiadas y visualización o puede activar sus chackras. Puede intensificar los puntos de luz en el centro de los átomos de su cuerpo físico o puede proyectarse a través del Tuvo de Luz hacia dimensiones más elevadas del Ser.
Algunas personas experimentan la interdimensionalidad como un aspecto interior, mienta que otra lo toman como una dimensión que está por encima y por fuera de ésta. Los caminos son tan diversos como las religiones existentes, ya que cada religión ha intentado alcanzar y utilizar sistemáticamente facultades y poderes inherentes a la vida interdimensional.
El método que escoja reflejará su propia naturaleza. Para un individuo predominantemente sentimental la forma más sencilla de conectarse con el Origen y con guías interdimensionales es a través de la oración, dirigida hacia arriba con confianza, referencia y una profunda gratitud para la Luz. Para un hombre de intelecto e inteligencia puede ser a través de la ciencia y la lógica y de acercamientos sistemáticos que proyectan la mente mediante parámetros cada vez más amplios e intensos. Para una persona de acción e inclinaciones físicas, el camino de un servicio físico, inclusive la danza, es una forma de oración e inmersión para acelerar las frecuencias de la vida.
La clave está siempre en la vibración.
Dinámica Interdimensional
Los planos superiores están hechos de sustancia del grado más puro de Luz, la cual en su nivel más alto es Inteligencia pura. Es Luz como fuerza espiritual individual, expresándose a sí misma como una abstracción simultánea e inmensamente comprensible. En los niveles inferiores, expresándose así misma en detalles y secuencias, hemos condensado la sustancia de manera física, en la tercera dimensión son sustancias primarias inertes; los dominios de fuerzas de vida elementales.
Como habrá notado, estas dimensiones son alcanzadas a través de nuestros siete cuerpos y mediante la activación de los chakras superiores. Cuanto más elevada o más acelerada sea su frecuencia, los planos serán progresivamente más espirituales, más grandes, más amplios y nuestra conciencia como cuerpo será inconmensurablemente más alta.
Con excepción de nuestro casco terráqueo, todos los habitantes son Seres de Luz encarnando conceptos mucho más grandes. La conciencia de todos los espíritus encarnados y de aquellas entidades que aunque no hayan encarnado prestan ahí su servicio moran dentro de esos planos. Todos son atraídos hacia ellos por la Ley de la Atracción.
Veamos cómo son esos planos con relación a:
1. ¿Cómo se expresa la mente en cada uno de ellos. En otras palabras ¿Cuáles son las actividades que ahí se generan?
2. ¿Cómo se ve o se siente?
3. ¿Qué es lo que puede extraer de estas dimensiones?
La Tercera Dimensión