“En las estaciones, en los aeropuertos o en los grandes almacenes, habéis usado, con toda seguridad, escaleras mecánicas.
Habéis llegado ante la escalera, que estaba parada y habéis puesto el pie en el primer escalón:
inmediatamente se ha puesto en funcionamiento y os ha llevado a los pisos superiores o inferiores.
¿Qué ha sucedido?
Al poner el pie en el escalón, habéis cortado simplemente un haz luminoso y esto ha bastado para desencadenar todo un mecanismo que ha puesto en movimiento esta enorme escalera que pesa toneladas.
Encontramos también el mismo proceso en la vida interior.
Cada pensamiento, cada sentimiento que pasa a través vuestro corta un rayo en alguna parte y ciertos aparatos que hay en vosotros empiezan a funcionar.
Si, en vez de elevaros, empezáis a bajar al infierno, es porque habéis tenido pensamientos y sentimientos de cierta naturaleza que desencadenan las escaleras que descienden.
No os imaginéis que podéis alimentar cualquier clase de pensamientos o cualquier clase de sentimientos sin provocar cambios en vosotros.
Según su naturaleza, estos producen desencadenamientos cuyos efectos os conducirán hacia lo alto o hacia abajo.”
Omraam Mikhaël Aïvanhov.
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