Has mencionado en diversas ocasiones que hay enfermedades físicas que tienen que ver con determinados sentimientos o con su represión. Me gustaría profundizar ahora en ello.
Sí. Existe mucha gente enferma del espíritu precisamente porque han anulado sus sentimientos y cuando el espíritu enferma también lo hace el cuerpo, ya que está íntimamente ligado a él.
¿Quieres decir entonces que una enfermedad física puede tener un origen emocional?
Efectivamente. La represión de los sentimientos es la mayor causa de enfermedad en vuestro mundo, tanto de enfermedad psicológica como física.
Esto lo puedo aceptar respecto a las enfermedades mentales… Pero, ¿y el cáncer? ¿Acaso no ha demostrado la ciencia que el cáncer se produce debido a alteraciones genéticas?
Las alteraciones genéticas están en todos los casos, pero en muchos de ellos no son la causa primera.
¿Y cuál es la causa primera?
Como te he dicho, la causa es anímica y tiene que ver con la represión del interior espiritual. Ocurre que cuando la persona no actúa ni vive de acuerdo con sus sentimientos, se produce un malestar interno profundo en la persona que lo padece. Eso genera egosentimientos psíquicamente dañinos como miedo, rabia, odio, tristeza etc, que son los causantes de la enfermedad. Este malestar puede ser estimulado por una causa externa, algún tipo de circunstancia en la vida que a la persona le resulte realmente difícil de afrontar. Llamémosle a esta circunstancia conflicto emocional.
¿Y cómo se transmite el malestar emocional al cuerpo físico para acabar generando una enfermedad?
Cuando la persona se encuentra mal emocionalmente, existe un cortocircuito entre los niveles espiritual y mental que se transmite al cuerpo energético o astral, de modo que éste sufre una alteración en su configuración, un descenso en el nivel vibratorio, una “bajada de energía”, que afectará a una región concreta del cuerpo astral, como una especie de apagón que afectará a una parte del tendido eléctrico, la cual deja de vitalizar correctamente la zona del cuerpo a la que está conectada. La falta de energía vital provoca una desconexión de la región desvitalizada respecto al resto del cuerpo y, como consecuencia de ello, el tejido desvitalizado deja de actuar en armonía con el resto. Al perder su patrón energético, el funcionamiento normal de las células se ve afectado y comienzan a aparecer alteraciones genéticas que pueden, o bien destruirlas, provocando así una enfermedad degenerativa, o bien hacer que empiecen a crecer descontroladamente, provocando así un cáncer.
Todo esto me recuerda a lo que dice la Dra. en Física Barbara Ann Brenan en sus libros Manos que curan y Hágase la luz respecto a la enfermedad, y que me recomendaste cuando hablamos sobre el cuerpo astral. Según ella, los problemas psicológicos y emocionales se manifiestan en el cuerpo astral como zonas oscuras o de diversos tonos turbios, cuyo origen radica en las ideas negativas que mantiene una persona en un momento dado. Si éstas persisten en el cuerpo astral sin resolverse, tarde o temprano ocasionan una manifestación en el cuerpo físico de la persona y causan una enfermedad.
Entonces, ¿está en lo cierto?
Efectivamente, así es.
También me recuerda a los postulados de la Nueva Medicina, que enunció el médico alemán Ryke Geerd Hamer. Según el Dr. Hamer, todo cáncer o enfermedad equivalente al cáncer empieza por un conflicto emocional extremadamente brutal, vivido en soledad. Dependiendo del tipo de conflicto, el cáncer se desarrollará en un órgano u otro. Además, dice que el conflicto emocional afecta primero al cerebro, provocando una especie de cortocircuito, y que la región del cuerpo que está conectada con esa parte del cerebro es la que sufre posteriormente la enfermedad. Postula también que la curación de la enfermedad pasa por la solución del conflicto emocional que la origina. ¿Está en lo cierto este médico?
Lo que dice es bastante correcto, aunque no al cien por cien, porque no todas las enfermedades se originan por conflictos emocionales. Pero sí la mayoría.
¿Y es cierto que si se soluciona el conflicto emocional se puede lograr la curación de la enfermedad?
Sí. Pero para resolver el conflicto debe haber en la persona un cambio bastante profundo, porque si la persona persiste en aferrarse a sus egosentimientos y reprimir sus sentimientos, detrás de una enfermedad vendrá otra, porque aún cuando ciertos conflictos se hayan podido resolver, aparecerán otros que activarán los mismos egosentimientos. Por tanto, llegamos a la raíz del problema: lo que es realmente patogénico y causante de la enfermedad es el egoísmo y sus manifestaciones, y lo que es curativo y saludable es el amor y su expresión. Y esto se cumple siempre.
¿Pero acaso no nos pasa eso a todos en mayor o menor medida? Quiero decir, ¿no nos ocurren a casi todos cosas en la vida que nos generan disgustos de todo tipo y que nos despiertan rabia, tristeza y agresividad? Porque yo me identifico bastante con la descripción que has hecho respecto a la represión de los sentimientos y sin embargo no tengo cáncer.
Cierto, y por eso casi todos enfermáis de vez en cuando. Pero para que se produzca una enfermedad realmente grave, como el cáncer, debe ocurrir que la persona quede emocionalmente “atrapada” por el malestar emocional, en el sentido de que éste se convierta en una obsesión permanente, que se deje dominar por los egosentimientos y persista en esta actitud durante un tiempo relativamente largo, hasta el punto de que le impida conciliar el sueño durante un periodo prolongado. Se debe dar además que la persona reprima toda forma de desahogo y exteriorización de estos egosentimientos.
¿Entonces existe una personalidad susceptible al cáncer?
Sí. La de aquellas personas que se dejan arrastrar por los egosentimientos (rabia, odio, tristeza, miedo) y/o las que se sienten reprimidas en la percepción y/o manifestación de los sentimientos.
¿Entonces debo llegar a la conclusión de que la enfermedad es un castigo por no hacer bien las cosas?
Un castigo, no. Es una consecuencia del dolor emocional interno. Es la misma persona la que se lo provoca y también la que puede remediarlo, haciendo un cambio en sí misma, del egoísmo hacia el amor, de la represión hacia la exteriorización de su auténtica personalidad espiritual.
¿Y qué sentido tiene que a una persona que está sufriendo ya tanto le venga una enfermedad tan fuerte como ésa? ¿Acaso no tenía bastante con lo primero?
Ten en cuenta que el malestar físico es consecuencia del malestar interior. En este caso la enfermedad física actúa como señal de alarma para que la persona se dé cuenta de la enfermedad del interior que padece y la motive a cambiar.
Ya, pero si una persona no asocia que la enfermedad física tiene que ver con la enfermedad del interior ¿cómo la puede ayudar esto a cambiar?
La enfermedad física debilita las barreras mentales que aprisionan la manifestación del interior espiritual y, por tanto, ayuda a adquirir mayor grado de sensibilidad, tanto respecto a nuestros propios sentimientos como respecto a los sentimientos y sufrimientos de los demás. Esto es lo que puede motivar a la persona a cambiar.
Y si cambia, ¿acabaría curándose?
La mayoría sí, pero no en todos los casos. Hay daños a nivel físico que no se pueden reparar.
¿Y los que no se curan pueden llegar a morir?
Sí.
¿Entonces qué sentido tiene la enfermedad, si aunque hagas el cambio no te curas y puedes morir igualmente?
Ten en cuenta que, desde el punto de vista espiritual, la vida física no es más que un instante de la vida real, que la muerte del cuerpo no es el fin ni algo malo, sino que es una etapa de transición hacia otra existencia menos limitada. La enfermedad es un instrumento de ayuda para la progresión del ser hacia mayor nivel de comprensión, amor y sabiduría. Como ya he dicho antes, la enfermedad física debilita las barreras mentales que oprimen la manifestación de la sensibilidad interior y esto lo que nos sirve realmente es para evolucionar. El cambio que puedas haber hecho en ti mismo, respecto a la evolución en el amor, no se pierde. Te lo llevas contigo allá donde vayas y es lo más valioso que puedes sacar de tu vida. Puede ser el objetivo de toda una encarnación, por lo que una vez se ha conseguido, el espíritu puede retornar al mundo espiritual tranquilamente, satisfecho de su trabajo. En realidad, es lo único que nos llevamos cuando morimos, los cambios que podamos haber hecho en nosotros mismos, en nuestro espíritu, porque todo lo que sea logros materiales se queda en el mundo material. A esto se refería Jesús cuando decía: “No acumuléis para vosotros tesoros en la tierra, donde la polilla y el óxido corrompen y donde los ladrones se meten y roban. Más bien, acumulad para vosotros tesoros en el cielo, donde ni la polilla ni el óxido corrompen y donde los ladrones no se meten ni roban. Porque donde esté tu tesoro, allí también estará tu corazón.” (Mateo 6, 19-21).
Ya pero, si la persona se muere, ¿cómo va a poner en práctica lo que ha aprendido?
Ten en cuenta que el espíritu va a continuar viviendo de todas formas, sea ligado al cuerpo o desligado de éste y, en ambos casos, lo que haya aprendido formará parte de él y le servirá para seguir evolucionando.
Ya pero, ¿y para los familiares y seres queridos? ¿No será un golpe muy fuerte que, después de pasar una enfermedad tan terrible, de haber luchado y cambiado, aun así se pueda perder a la persona querida?
Sea en caso de enfermedad o de muerte natural, la separación de los seres amados es sólo temporal. Todos nos volveremos a reencontrar con los seres queridos al otro lado. Ten en cuenta que cuando alguien nace en el mundo físico también se está separando de los seres queridos que no encarnan en ese momento. Sin embargo, para ellos eso no es un trauma, ya que entienden que es una separación temporal y que el espíritu que encarna lo hace con motivo de progresar espiritualmente. Por ello, no tienen sensación de pérdida, como vosotros. Cuando vosotros queráis interiorizar que la vida no termina nunca y que la muerte del cuerpo físico no es el final, sino sólo un estado de transición para pasar al plano espiritual, muchos de los problemas, traumas y depresiones que son consecuencia de la muerte del ser querido, desaparecerán.
¿Y qué pasa con los que no resuelven su conflicto y mueren a consecuencia de la enfermedad?
Se han estancado espiritualmente, por no haber realizado el cambio que necesitaban para superar su prueba y superarse a sí mismos. Son los que han “tirado la toalla” en el combate por la superación espiritual, es decir, en vista de que no avanzaban espiritualmente, ellos mismos han activado su regreso al mundo espiritual. Vendrán con las mismas pruebas para intentar superarlas en próximas vidas.
Volviendo al tema del origen de la enfermedad, ¿acaso no ocurre que hay personas que no tienen aparentemente ningún conflicto emocional y son relativamente felices, que también padecen enfermedades como el cáncer? ¿Y qué me dirás de un niño recién nacido con una enfermedad congénita, que todavía no tiene conciencia suficiente como para experimentar un trauma emocional?
Muy buena pregunta. Respecto a los recién nacidos, ten en cuenta que a partir de que el espíritu se liga al embrión, siente y percibe todo aquello que ocurre en torno a éste, y también lo que siente la madre y, por tanto, es susceptible de desarrollar un trauma emocional durante el periodo de gestación, que puede ser motivo del desarrollo de una enfermedad física. Pero es cierto que hay enfermedades que no están asociadas a ningún conflicto emocional y, por tanto, no es éste el origen en todos los casos. Son aquellas que llamamos enfermedades congénitas, es decir, que tienen un origen genético, mientras que otras son una mezcla de componente emocional y susceptibilidad genética.
¿De dónde viene en este caso la enfermedad?
Su origen se encuentra en los actos que realizamos en otras vidas. Se trata de pruebas para eliminar deudas acumuladas, actos contra la ley del amor, cometidos por impulso del egoísmo.
No entiendo lo que quieres decir. ¿Qué tiene que ver una enfermedad con un acto del pasado? ¿Cómo se puede transmitir una enfermedad de una vida a otra? ¿Podrías explicarte mejor?
Cuando alguien comete algún acto contra la ley del amor, por la ley de acción y reacción espiritual, este acto queda impregnado en su espíritu en forma de tóxico psíquico, bajando su nivel vibratorio y alterando su configuración.
Esta alteración, por correspondencia vibratoria, acaba alterando también los cuerpos más densos, el cuerpo mental y, por ende, el cuerpo astral, que es el modelo del futuro cuerpo físico. Si el cuerpo astral todavía mantiene esta alteración al encarnar, puede provocar una alteración en el código genético del cuerpo físico y provocar así una enfermedad congénita. Por lo tanto, sigue siendo cierto que el causante de la enfermedad es el egoísmo, aunque sea el egoísmo de una vida anterior.
Ya, pero hay alteraciones genéticas que se sabe que son heredadas, es decir, que ya vienen en la herencia genética de los padres. Por tanto, no parece que sean generadas del cuerpo astral del encarnante. ¿Qué me tienes que decir al respecto?
Es muy cierto que la predisposición a ciertas enfermedades se hereda genéticamente de los padres. Pero sabed que el espíritu encarnante es conocedor de esta circunstancia y lo acepta, sabiendo que es una prueba, la de la discapacidad física o psíquica, que le corresponde pasar, a consecuencia de los actos de otras vidas. También es una prueba para los padres, que también consintieron en su día venir a pasar por este tipo de trances.
Pues creo que si a unas personas que estén viviendo esta situación en ellos mismos o en algún ser querido les dices esto, no lo van a aceptar. Seguramente pensarán: ¿qué he hecho yo o que hemos hecho nosotros, para merecer esto?
Es muy normal que piensen así, porque para poder comprenderlo en su magnitud primero habría que admitir que existe la vida antes del nacimiento y que durante ese tiempo los espíritus han creado las circunstancias que se encuentran en las vidas siguientes. Al fin y al cabo, se trata de una situación transitoria, porque la vida continúa más allá de esa encarnación, y del trance por el que están pasando se puede sacar un aprendizaje en el amor que es lo que se pretende.
¿Qué les dirías a unos padres que tienen hijos o familiares con algún tipo de deficiencia psíquica o física que les impide llevar la vida de una persona normal, sea ésta de nacimiento o provocada por alguna circunstancia de la vida, como un accidente?
Actuad conforme actuarías con un hijo normal, porque lo es. No juzguéis por las apariencias. Ved más allá del cuerpo y encontraréis un alma como todas las demás. Ved en ese hijo, en ese ser querido, no el cuerpo imperfecto sino el espíritu perfecto y tratadlo conforme lo que es, como un ser completo, puesto que detrás de ese vestido defectuoso hay un ser que vive, siente y percibe igual o incluso de forma más intensa que cualquiera de aquellos que tienen un cuerpo sano. El que sabe de música os dirá que la música no procede del instrumento, sino que nace del alma del músico que lo toca y que si el violín está desafinado o roto no quiere decir que el violinista no sepa tocar, sino que temporalmente se ve imposibilitado para hacerlo tal y conforme sabe, y que será capaz de aumentar su talento musical independientemente de que el instrumento que se le ponga en las manos esté más o menos desafinado.
De igual manera, no le neguéis al espíritu la posibilidad de captar y expresar la música del alma, que es el amor, sólo porque temporalmente su instrumento sea un cuerpo desafinado. No creáis que es un esfuerzo estéril el hablarle, expresarle y transmitirle los sentimientos y el afecto que daríais a un hijo normal, porque lo que el ser no percibe a través de los sentidos físicos, lo percibe a través de los sentidos del espíritu, que son mucho más sensibles, sobre todo para percibir los actos de amor y si no os contesta como lo hace alguien con un cuerpo sano, no es porque no lo perciba, sino porque su materia le impide expresarse en el mundo físico conforme su espíritu querría. Nada de lo que hagáis por él desde el sentimiento será vano, porque en el mundo espiritual nada de lo que se hace por amor y con amor se pierde. Ya lo he dicho y lo repito: la deficiencia física o mental es una circunstancia pasajera que concluirá una vez el cuerpo se extinga.
Pero los sentimientos que se hayan despertado y fortalecido a través de esa experiencia, tanto del que la padece, como de las personas de su entorno, perdurarán como un logro del espíritu para siempre y eso es lo que realmente importa.
II
¿Pero qué se puede aprender de esto?
A sensibilizarse con el sufrimiento propio y el de los demás, porque seguramente en otra vida esas mismas personas que sufren han causado un sufrimiento semejante en los demás y no han querido ser conscientes del daño que estaban haciendo. Éste es el primer paso para amar, tomar conciencia de que los demás sienten igual que nosotros y sufren por lo mismo que sufrimos nosotros.
¿Y cuál es el significado espiritual de una enfermedad congénita, si es que lo tiene?
En este caso, la enfermedad es un proceso mediante el cual el espíritu transfiere al cuerpo físico los tóxicos psíquicos que le impiden elevarse hacia mayor grado de evolución espiritual. El cuerpo, a través de la enfermedad, absorbe el impacto del tóxico psíquico y realiza como una especie de drenaje, como si fuera una esponja que lo absorbe, contribuyendo así a su eliminación. Es decir, el espíritu transfiere la carga tóxica al cuerpo físico, que actúa como una especie de paño que absorbe la suciedad. Esta “suciedad” es la que provoca la enfermedad a nivel físico, pero contribuye a limpiar los cuerpos más sutiles, al igual que si de un sistema de alcantarillado se tratara. También hay espíritus que eligen utilizar la enfermedad en su vertiente de sistema de drenaje de tóxicos en la parte final de su vida.
Es decir, aunque no hayan sufrido ninguna enfermedad grave durante la vida, cuando se acerca el momento de la desencarnación, puesto que ya no van a utilizar más ese cuerpo, aprovechan para transferirle una parte de la carga de tóxicos psíquicos que acumulan en los cuerpos más sutiles y así se limpian. Este caso es muy frecuente y, por mucho que se intente hacer por evitar la desencarnación, es totalmente imposible, ya que no se trata de ningún conflicto emocional en marcha, sino de una depuración espiritual.
Y si el espíritu comete un acto contra la ley del amor, ¿vendrá en la vida siguiente obligado a pasar por una enfermedad?
No. Como he dicho, hay diversas formas de eliminar el tóxico psíquico. Con los actos de amor, empezando por la reparación del mal que se hizo, se elimina el tóxico del espíritu sin necesidad de pasar por una enfermedad. Por eso dije antes que si el causante de la enfermedad es el egoísmo, el amor es el antídoto y el remedio de todos los males. Por tanto, no tiene que ser necesariamente a través de las enfermedades como uno se deshaga de ellos. Pero debido a que ésta es una forma rápida de desprenderse de ellos, muchos espíritus la eligen. Lo que está claro es que mientras no se haga algo por eliminarla, la carga tóxica sigue ahí, obstaculizando el progreso del espíritu hacia mayores cotas de amor y felicidad.
Has dicho también que hay enfermedades que son una mezcla de componente emocional y susceptibilidad genética.
Sí.
¿Te podrías explicar mejor?
Hay espíritus que vienen a afrontar ciertas pruebas. Para evitar dejarse llevar por el materialismo y recodar el propósito espiritual que les llevó a encarnar, utilizan la enfermedad como recordatorio. Es decir, la enfermedad se activa sólo si el espíritu se desvía del camino que previamente se ha trazado, como si se tratara de las bandas sonoras que hay al lado de la carretera, que sirven para avisar al conductor de que se está saliendo de su carril. Mientras que otras personas en sus mismas circunstancias no desarrollarían una enfermedad importante, la persona con susceptibilidad o predisposición genética a una determinada enfermedad, tiene un umbral de activación más bajo, es decir, que un estímulo emocional de menor intensidad es suficiente para activar la enfermedad.
Pues si, como dices, la enfermedad es causada, bien por conflictos emocionales de esta vida y se resuelve en este caso con la solución del conflicto, bien por enfermedades congénitas si se trata de un proceso depurativo, y no se puede curar la enfermedad, me pregunto: ¿los tratamientos farmacológicos que se utilizan actualmente, por ejemplo para el cáncer, sirven para algo?
Los tratamientos actuales, es decir, la quimioterapia y la radioterapia, intentan eliminar el síntoma, que es la proliferación celular, pero no atajan la enfermedad, porque no actúan sobre el origen. Al dañar el ADN generan lesiones celulares muy profundas que en muchos casos son permanentes y no se pueden regenerar. Es difícil entender cómo si creéis que el cáncer se origina por las alteraciones genéticas, utilizáis como tratamiento para el mismo agentes que provocan tales alteraciones.
¿Quiere decir esto que los fármacos son malos?
No todos. Pero sí los que son agresivos, porque provocan más perjuicios que beneficios. Por ejemplo, los antinflamatorios, los corticoides y algunos inmunomoduladores pueden ser útiles en determinados momentos. La farmacología bien utilizada puede ayudar tanto a la recuperación de la salud en los casos en que la enfermedad viene de esta vida y por tanto es curable, como a aliviar los síntomas y mejorar la calidad de vida en las enfermedades que no tienen curación.
¿Y los que se curan de un cáncer después de un tratamiento farmacológico?
Si se curan es porque han resuelto el problema emocional que le dio origen, o porque en realidad la enfermedad era benigna, no porque se elimine el síntoma. Si el mal emocional o espiritual persiste, el cáncer reaparecerá, aunque sea en otro lugar cercano, si se le ha extirpado el primer tejido afectado.
¿Qué aconsejas a nivel físico para tratar un cáncer?
Alimentación frugal, vegetariana y muchas vitaminas. Mucho descanso y tranquilidad que permitan al cuerpo concentrarse en la eliminación de las células anormales y utilizar terapias no agresivas, que no ataquen al organismo sino que le ayuden a recobrar la normalidad.
Si, como dices, el cuerpo astral se desvitaliza a raíz de la persistencia en los egosentimientos y esto a la larga provoca la enfermedad física, ¿se podría limpiar energéticamente el cuerpo astral para que mejore la salud?
Sí. A través de la realización de determinados ejercicios (Yoga), mediante la aportación energética canalizada por otra persona (Reiki) o de algún aparato emisor de bioenergía, se pueden drenar los fluidos malos y aportar energía vitalizada. El tratamiento energético actúa terapéuticamente a nivel del cuerpo energético, contribuyendo a la restauración de flujo energético, mediante el drenaje de la energía gastada y la aportación de energía renovada a las zonas. El tratamiento bioenergético contribuye a la recuperación de la enfermedad y a aliviar los síntomas. Pero si la persona persiste en sus malos hábitos psíquicos, el desequilibrio en el cuerpo astral volverá a producirse y, por tanto, la enfermedad física volverá a manifestarse. Por ello, es necesario abordar la sanación de forma global: espiritual, mental, energética y física.
¿Puedes exponer qué es el “Reiki”?
El Reiki es un método de sanación natural que utiliza la energía vital universal, la cual ayuda a sanar enfermedades, físicas y mentales. Reiki es el nombre que le puso el sacerdote japonés que lo redescubrió y significa energía vital universal. Aunque ahora se ha popularizado con este nombre o con el nombre de bioenergética, la transmisión de energías para mejorar la salud se ha utilizado desde hace miles de años con diversos nombres, como pase magnético o prana. Es la imposición de manos de Jesús, la “cura de gracia”.
¿En qué se basa el Reiki?
La práctica del Reiki se fundamenta en un emisor o canal que, mediante sus manos, es capaz de transmitir energía vital a un receptor, que puede ser él mismo u otro ser vivo (humano, animal o planta) con el fin de paliar o eliminar molestias y enfermedades. El Reiki actúa a nivel del cuerpo astral, contribuyendo a eliminar bloqueos energéticos provocados por los malos hábitos psíquicos, pero también en el caso de molestias de origen enteramente físico como traumatismos e intoxicaciones, reactivando el flujo energético en las zonas dañadas y contribuyendo a paliar los dolores y a acelerar el proceso de regeneración del tejido. El conocimiento de la constitución del cuerpo astral, los flujos de energía, los chakras y las relaciones entre los problemas emocionales y el lugar físico que se ve afectado, ayuda a colocar las manos en la posición correcta para que el flujo energético en las zonas dañadas se reactive.
Pero la energía curativa, ¿de dónde proviene, del emisor, del Universo?
La energía vital se encuentra en todos los rincones del Universo y el pasador de Reiki intenta concentrarla y dirigirla hacia la persona que la necesita. A veces, el pasador, si por alguna razón no la consigue movilizar de su entorno, puede ceder su propia energía vital. También hay que tener en cuenta que muchas personas cuentan con la ayuda de entidades espirituales concretas que les ayudan en la transmisión de energías, potenciando enormemente su capacidad. Se puede decir aquí que el trabajo más consciente lo hacen los espíritus y que el pasador de Reiki actúa como un instrumento para que los espíritus terapeutas puedan acceder al plano físico-energético.
¿Y qué razones puede haber para que uno dé su propia energía?
Sobreesfuerzo. Falta de concentración, falta de relajación, falta de voluntad desinteresada de ayuda, malos hábitos psíquicos y físicos. Si así ocurre después de una sesión de Reiki, el pasador se encontrará abatido, falto de energía e incluso podrá reproducir algunos de los síntomas del malestar del receptor.
¿Qué se necesita para poder practicar Reiki?
Mirad, lo más importante para que el Reiki funcione es la voluntad del emisor en ayudar a sus semejantes y un nivel vibratorio del cuerpo astral elevado, que se consigue con la practica del amor. También es importante la buena predisposición del receptor a recibir energía y esto se basa en la confianza y la sinceridad. Si una persona no está predispuesta a recibir la energía, porque no cree que sea posible o desconfía del emisor o porque no está dispuesto a hacer cambios en pro del amor y en renuncia del egoísmo, sus chakras estarán cerrados y, por muy potente que sea el emisor, la energía no penetrará. Es semejante a lo que ocurre con la radio, que para poder escuchar un programa hace falta una buena emisora con potente señal, pero también que encendamos el receptor de radio y lo sintonicemos en la frecuencia correcta. A partir de ahí y como ocurre con el deporte, la práctica continuada va haciendo que cada vez la capacidad de transmisión de energía aumente y sea de mayor vibración.
Con la voluntad de ayuda desinteresada siempre se consiguen los mejores resultados. Además, también la limpieza a nivel físico, contribuye a que la energía no disminuya su vibración cuando pasa por el canal. Ello implica una dieta vegetariana y la ausencia de consumo de substancias perniciosas para el organismo como alcohol, tabaco y cualquier otro tipo de droga.
¿Es verdad que para poder transmitir energía te tiene que haber abierto los chakras algún maestro iniciado en Reiki?
No. La capacidad de transmisión depende de la capacidad evolutiva del espíritu, de su voluntad de ayudar a los demás y de la práctica. Cuanto más desinteresadamente actúe, mayor ayuda de parte del mundo espiritual tendrá. La función de un maestro es la de ayudar a que el alumno desarrolle sus potencialidades, pero también uno puede ser autodidacta. Como en el deporte, con la práctica se aumenta la capacidad y con la voluntad de ayudar a los demás se recibe la ayuda del mundo espiritual que necesita, ya que es en el mundo espiritual donde están los auténticos maestros de la transmisión de energías.
Pues he oído hablar de que existen cursos que te cobran por adquirir niveles de Reiki. ¿Qué opinas al respecto?
Que es un negocio como lo fue la bula de indulgencias, que te prometía un lugar en el cielo con escritura y todo a cambio de dinero. ¿Por qué si el primero que lo redescubrió (Usui) lo hizo gratis, los que vinieron después de él se pusieron a cobrarlo? Lo repito, no hace falta que nadie te inicie para empezar a hacer Reiki y menos alguien que te pide dinero a cambio, por mucha pompa y renombre que tenga, porque si trata de ganar dinero con ello no es alguien tan elevado como dice ser. Un maestro verdadero no cobra por algo que no le pertenece, sino que es su transmisor ni se hace llamar maestro, porque es humilde. Ahí tenéis el ejemplo de Jesús, que sanó a mucha gente con la energía y enseñó a hacerlo a sus discípulos y jamás le cobró a nadie.
¡Pero además hay gente que cobra, ya no por los cursos, sino por las sesiones de Reiki! ¿Qué opinas al respecto?
Lo que a uno se le da gratuitamente, es decir, la energía universal, que no es patrimonio del que la transmite y se le permite utilizar sin cobrarle, lo ha de dar de la misma manera. Los que cobran por el Reiki contarán con su energía y la que consigan reunir de su entorno con su propio esfuerzo. Pero que no esperen la ayuda de entidades espirituales de alta vibración, porque para sintonizar con ellas hace falta limpieza de corazón y voluntad desinteresada de ayudar al prójimo y el que cobra por el Reiki ya no tiene voluntad desinteresada, sino interesada en sacar partido económico de su práctica.
Bueno, pero muchos dicen que no es por ganar dinero sino que, al dedicar tiempo para el Reiki, se lo quitan al trabajo remunerado y necesitan vivir de algo.
Pues entonces que no intenten vivir de la transmisión de energías. Se puede tener un trabajo remunerado en otra actividad que sirva para mantenerse económicamente y luego practicar Reiki en el tiempo libre. Es cuestión de voluntad. Pero además ocurre que muchos de los que cobran por el Reiki no buscan sólo mantenerse, sino enriquecerse a su costa, porque tienen unas tarifas que más que limpiar el aura, limpian el bolsillo a los incautos que caen en sus manos. Como el propio Jesús dijo: “Dad a Dios lo que es de Dios, y al César lo que es del César”. Si necesitáis manteneros materialmente buscad hacerlo con un trabajo material, no con un trabajo espiritual. No mezcléis el dinero con la espiritualidad porque la ensuciáis. ¿O acaso los guías espirituales os cobran a vosotros por la ayuda que os prestan? Pues si ellos no lo hacen, seguid su ejemplo y no lo hagáis vosotros tampoco.
Y si creéis que tenéis licencia para cobrar porque la capacidad procede de vosotros mismos, pues eso es lo que tendréis, que contaréis sólo con vuestra propia energía. Tenedlo claro, “no se puede servir a Dios y al dinero al mismo tiempo” o, traducido al lenguaje actual, no se puede servir al amor y al egoísmo al mismo tiempo, porque son conceptos antagónicos e incompatibles.
También hay otros que dicen que se trata de un intercambio y a cambio de recibir energía uno ha de dar algo a cambio, sea dinero u otra cosa.
Entonces son personas que no conocen o no quieren conocer el amor incondicional, el dar a cambio de nada. No son buenos ejemplos a seguir, aunque se intenten revestir externamente de apariencia espiritual. Si este tipo de cosas no se tiene en cuenta, al final, con el movimiento de resurgimiento espiritual pasará lo mismo que ocurrió con el cristianismo, que unos cuantos se autoerigirán en sumos maestros de los demás y empezarán a controlar y manipular las enseñanzas para satisfacer sus ansias de riqueza y poder.
¿Pero entonces el Reiki de pago funciona o no?
Puede funcionar, pero siempre se conseguirán resultados mucho más pobres que con el Reiki gratuito. Depende de la voluntad de ayudar. En la mayoría habrá una mezcla de sentimiento, voluntad de ayudar a los demás y de egoísmo, querer hacerlo a cambio de algo. Lo bueno que se gana por el sentimiento se pierde por el interés. Tened clara una cosa: el egoísmo no es curativo, porque busca recibir antes de dar. Las personas entregadas al egoísmo no pueden ayudar a los demás simplemente porque no quieren. Que analicen si lo que hacen es por ayudar a los demás o simplemente quieren utilizar a los demás para engrandecerse ellos mismos o para solventar sus necesidades o expectativas materiales. ¿Por qué creéis que Jesús era tan buen pasador de energía y podía conseguir resultados tan formidablemente potentes y rápidos que fueron considerados milagros?
Porque era un espíritu que había llegado a sentir el amor incondicional y la manifestación de ese amor en el plano energético es la energía de alta vibración, que tiene el poder de sanar las heridas físicas y espirituales. A muchos les gustaría poder llegar a hacer lo que Jesús hizo, pero les falta lo esencial: amar incondicionalmente, renunciar al egoísmo, a la vanidad, al orgullo, a la soberbia. ¿Queréis hacer lo que Jesús hacía? Entonces dejad de pasar el plato cada vez que hagáis algo por los demás. Si Jesús hubiera cobrado por hacer lo que hacía, sencillamente no lo hubiera podido hacer, porque ni hubiera sido un ser elevado ni hubiera tenido la asistencia de espíritus elevados.
¿Alguna consideración final respecto a la enfermedad y su significado?
Sí, que la enfermedad no es ni una fatalidad del destino ni un castigo de Dios, sino que es una herramienta de crecimiento espiritual. Las enfermedades adquiridas (de esta vida) vienen como consecuencia de no saber o no querer asumir las pruebas que nos ha tocado vivir en esta encarnación, o porque se ha reprimido el interior espiritual, no actuando ni viviendo de acuerdo con los sentimientos.
En este caso, la enfermedad física actúa como una alarma de la enfermedad del interior que nos motiva a cambiar. En el caso de enfermedades congénitas o kármicas, su origen se encuentra en los actos que realizamos en otras vidas. Son pruebas para eliminar deudas acumuladas, en un proceso mediante el cual el espíritu transfiere al cuerpo los tóxicos psíquicos que le impiden elevarse hacia un mayor grado de evolución espiritual.
LAS LEYES ESPIRITUALES
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