martes, 11 de octubre de 2016

“Espíritu creador”


“Para subsistir en el plano físico, los humanos deben recibir del exterior todo lo que necesitan; no podrían vivir sin los elementos que les son dados por el aire, el agua, el sol y la tierra. 

Son criaturas, y todas las criaturas se ven obligadas a recibir del exterior lo que necesitan para continuar viviendo. Sólo el Creador escapa a esta ley, no necesita nada que sea exterior a Él puesto que Él es la vida.

Pero como el Creador ha dejado una partícula de Sí mismo en cada criatura, una chispa, un espíritu que es de la misma naturaleza que Él, gracias a este espíritu que habita en cada criatura puede, también ella, convertirse en creadora.

Así, en vez de esperarlo siempre todo del exterior, el ser humano tiene el poder de actuar interiormente con su pensamiento, su voluntad, su espíritu, y captar los elementos que necesita para alimentarse físicamente, pero sobre todo psíquicamente. 

Por eso, la enseñanza de los Iniciados ha sido siempre la enseñanza del espíritu creador. 

La Purificación de la Mente por Bhikkhu Bodhi


Una máxima antigua encontrada en el Dhammapada resume la práctica de la enseñanza de Buddha en tres principios simples del entrenamiento: abstenerse de todo mal, cultivar el bien y purificar la mente. Estos tres principios forman una sucesión de pasos graduados, progresando desde el exterior y lo preparatorio a lo interior y esencial. Cada paso lleva naturalmente al que sigue y la culminación de los tres en la purificación de la mente hace evidente que el corazón de la práctica buddhista debe ser encontrado aquí.

La purificación de la mente, como se entiende en la enseñanza del Buddha, es el esfuerzo sostenido por limpiar la mente de impurezas, es decir de aquellas oscuras y malsanas fuerzas mentales que corren bajo la superficie de la corriente de la conciencia, viciando nuestros pensamientos, valores, actitudes y acciones. Entre las principales de estas impurezas están las tres que el Buddha denominó “raíces de mal” –deseo, odio e ignorancia– de las cuales emergen sus numerosos vástagos y variantes: enojo y crueldad, avaricia y envidia, presunción y arrogancia, hipocresía y vanidad, la multitud de puntos de vista erróneos.

Las actitudes contemporáneas no ven con buenos ojos estas nociones de pureza e impureza y en un primer encuentro pueden impactarnos como reminiscencias de un moralismo anticuado, válido quizás en una era cuando la mojigatería y los tabús eran dominantes, pero que no claman validez entre nosotros, los emancipados portadores de la antorcha de la modernidad.

Cierto es que no todos nos revolcamos en el fango del materialismo burdo y muchos de nosotros buscamos nuestras iluminaciones y luces espirituales, pero las queremos en nuestros propios términos y, como los herederos de la nueva libertad, creemos que deben ser ganadas a través de una desenfrenada búsqueda de experiencia sin ninguna necesidad especial de introspección, cambio personal o autocontrol.

Sin embargo, en las enseñanzas del Buddha el criterio de la genuina iluminación reside precisamente en la pureza de la mente. El propósito de toda visión interior y de la comprensión iluminada es liberar a la mente de las impurezas. El propio Nibbana, la meta de la enseñanza, se define bastante claramente como algo libre de deseo, odio e ignorancia. Desde la perspectiva del Dhamma, pureza e impureza no son meros postulados de un moralismo autoritario, sino real y sólidos hechos esenciales para lograr una comprensión correcta de la situación humana en el mundo.

Como hechos de experiencia vivida, pureza e impureza plantean una distinción vital que tiene un crucial significado para aquellos que buscan la liberación del sufrimiento. Representan los dos puntos entre los cuales el camino de la liberación se despliega, el primero es el punto de partida, dudoso y problemático, el último su resolución y fin. Las impurezas, declara el Buddha, se encuentran en el fondo de todo el sufrimiento humano. Ardiendo adentro de uno como lujuria y deseo, rabia y resentimiento, devastan corazones, vidas, esperanzas y civilizaciones enteras, y nos guían ciega y sedientamente a través de la rueda del nacimiento y la muerte. El Buddha describe las impurezas como ataduras, trabas, impedimentos  y nudos; por esto que el camino a desencadenarse, a la emancipación y la liberación, a desatar los nudos, es al mismo tiempo una disciplina dirigida a la purificación interior.

El trabajo de purificación debe emprenderse en el mismo lugar donde las impurezas se desarrollan, en la propia mente, y el método principal que el Dhamma ofrece para purificar a la mente es la meditación. La meditación, en el entrenamiento buddhista, no es ni una búsqueda del éxtasis auto-efusivo ni una técnica de psicoterapia casera, sino un método cuidadosamente concebido de desarrollo mental, –teóricamente preciso y prácticamente eficiente– para alcanzar la pureza interna y la libertad espiritual. Las herramientas principales de la meditación buddhista son los factores mentales fundamentalmente sanos de la energía, atención plena, concentración y comprensión. Pero en la práctica sistemática de la meditación, éstos se fortalecen y se unen en un programa de auto-purificación que apunta a extirpar tanto las raíces de las impurezas como sus ramas, para que incluso ni siquiera las agitaciones insanas más sutiles permanezcan.

Dado que todos los estados impuros de conciencia nacen de la ignorancia, que es la impureza más profundamente arraigada, la purificación final y última de la mente debe ser lograda a través de los instrumentos de la sabiduría, el conocimiento y la visión de cómo son realmente las cosas. La sabiduría, sin embargo, no surge a través de la suerte o de las azarosas buenas intenciones sino sólo en una mente purificada. Así, para que la sabiduría aparezca y alcance la purificación final a través de la erradicación de las impurezas, primero necesitamos crear un espacio para ella, desarrollando una purificación provisional de la mente, una purificación que, aunque temporal y vulnerable, todavía es indispensable como un fundamento de la emergencia de toda visión interior liberadora.

La respuesta que tú buscas nunca viene cuando la mente está ocupada


Solemos inquietarnos, buscar encontrar respuestas, tener solución a nuestros problemas pensando y pensando, dándole vueltas a nuestra cabeza, escarbando en cada rincón de nuestra mente, activa, siempre activa y entre tantos pensamientos por lo general no hallamos lo que realmente estamos buscando.

Es solo en el momento en el que logramos que nuestra inquieta y preocupada mente haga silencio, cuando podemos escuchar y sentir las respuestas a aquello que ansiosamente tratábamos de resolver, de la única manera a la cual estamos acostumbrados, pensando.

Solo debemos hacer la prueba, solo debemos seguir nuestra intuición, escuchar a nuestro corazón que nos habla en su lenguaje desde la sabiduría de nuestro ser, donde sabemos todas las respuestas, desde donde no hay motivos para preocuparnos, solo para vivir, vivir todo lo que nos sea necesario para aprovechar nuestro paso por esta experiencia.

No se trata de hacernos preguntas retóricas y quedarnos esperando su respuesta por arte de magia, se trata de aprender a conectarnos con nuestra fuente de consciencia, donde no hay dudas, donde todo se resuelve, donde entendemos las causas, las razones, pero sin mucho nombrarlas, sin etiquetas, solo sabiendo que todo está bien y sintiendo la guía en nuestra dirección.



Aprender a calmar a nuestra preocupada y egocéntricamente tiene un trabajo interior que no es arduo, pero sí debe ser constante. Es el trabajo de volver a nuestra naturaleza, a nuestra esencia, donde sabemos a qué vinimos, donde con un mayor grado de consciencia somos capaces de distinguir lo trascendente de lo efímero, de establecer prioridades y sobre todo de abrir los ojos, viendo desde el ama.

lunes, 10 de octubre de 2016

“Agua viva”

Agua Masaru Emoto

“El Agua es el fluido de la Tierra; para las piedras, las plantas, los animales, los hombres, es una de las condiciones indispensables de la vida. 

Cuando los científicos afirman que no hay vida en otros planetas, una de las primeras razones que dan es la ausencia de agua.

¿Pero, acaso los humanos aprecian verdaderamente el agua? 

Sí, instintivamente, inconscientemente. ¡Y sobre todo cuando el agua escasea! 

Pero es en su conciencia que el agua debe ahora cobrar valor, a fin de ser un factor poderoso para su vida física. 

Muchos de los ejercicios, muchos de los métodos que os doy, tienen por finalidad haceros descubrir el agua interiormente, mostrándoos cómo, gracias al agua física, podéis uniros al agua verdadera. 

Y esta agua verdadera debéis buscarla en vosotros, debéis descubrir las fuentes de agua viva que fluye en las profundidades de vuestro ser. 

Es largo, es difícil, naturalmente, pero perseverad, porque el agua es la madre de la vida. 

Meditad detenidamente sobre esta idea y, mirando el agua, tocándola, decidle: 

Sé como la flor de Loto: renace cada día e imponte a la adversidad

La naturaleza es tan apasionante que nos da las respuestas más inesperadas cuando ni tan siquiera creíamos que podían existir más allá de nuestra mente, de nuestra esperanza y de nuestro deseo por seguir adelante. Lejos de mostrar una realidad monótona y predecible, cada rincón en el que la naturaleza brota con libertad nos deja una nueva enseñanza sobre lo que significa habitar este mundo.
No solo es generosa para con la ciencia, sino con nuestros sentidos y con nuestraespiritualidad. Tanto es así que, en la gran variedad de manifestaciones, especies y fenómenos que produce, nos encontramos con auténticas lecciones de cómo afrontar la vida. Auténticas teorías psicológicas sin control de variables ni análisis de fiabilidad o validez, pero que encierran un mensaje cuya belleza y significado es indiscutible.
De entre todos los fenómenos infinitos y curiosos de la naturaleza se encuentra la flor de Loto. Un fenómeno sui géneris que resulta una metáfora apasionante sobre la vida y las adversidades a las que hacemos frente cada día.

La flor de Loto

La flor de Loto es un tipo de lirio de agua, cuyas raíces tienen su base en el fango y en el lodo de lagunas y lagos. La flor de loto posee la semilla con mayor longevidad y resistencia: puede aguantar hasta 30 siglos antes de florecer sin perder su fertilidad.
La flor de loto es símbolo de la pureza y belleza que puede surgir de un terreno pantanoso.
Esta hermosa flor emerge y se nutre del barro, en ciénagas o lugares pantanosos y cuando florece se eleva sobre el lodo. En la noche, los pétalos de la flor se cierran y la flor se sumerge bajo el agua. Se cierra para hundirse en el agua pero al amanecer se alza de nuevo sobre al agua sucia, intacta y sin restos de impureza por la disposición de sus pétalos en forma espiral.
2885110670_757478f74e_thumb5La flor de loto tiene la peculiaridad de ser la única flor que es fruto al mismo tiempo: el fruto tiene forma de cono invertido y está en su interior. Cuando la flor está cerrada no huele, pero cuando se abre su aroma recuerda al jacinto. Muchos consideran su aroma hipnótico, capaz de alterar los estados de la conciencia.
El maravilloso cerebro emocional de las personas resilientes
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Las personas resilientes saben que nadie es inmune al sufrimiento. Porque en instantes de oscuridad tenemos dos opciones: dejarse vencer o sobreponernos, Ver más »

Mitologías sobre la Flor de Loto

Ya eres Divino


Tú eres divino, pero todavía no has conocido tu divinidad. De hecho te es tan difícil conocerla porque eres divino. Está en el mismo núcleo de tu ser. Si se tratara de algo fuera de ti, ya lo habrías encontrado. Si fuera algo objetivo, podrías haberlo visto.
Pero no está fuera y no es un objeto, es tu subjetividad. No es algo que pueda ser visto, es algo que está escondido en el que ve. Es un atestiguar.

Hasta que no vayas detrás de ti mismo no te será posible conocerlo.

Hay tres cosas en el mundo. Una es el mundo del objeto; las cosas que te rodean. Cerca de él, según te vas acercando a ti mismo, está el mundo de los pensamientos, los sueños y los deseos. Eso también te rodea.

Eso es lo que tú normalmente llamas el mundo interior, también esta afuera. Hay dos tipos de exteriores, el que ves con los ojos abiertos y el que ves con los ojos cerrados. Pero ambos son exteriores porque todo lo que se puede ver tiene que estar en el exterior. Para ser visto, tiene que estar en el exterior, tiene que ser diferente a ti. El objeto tiene que ser diferente del sujeto.

Y luego está la tercera, el mundo de tu núcleo interno, tu subjetividad, desde donde el ego esta viendo. Llegar a eso es realizar la divinidad de uno. Uno tiene que convertirse en un testigo de objetos y pensamientos, y observando poco a poco llega el momento en que ocurre el cambio.

Cuando no quedan ni objetos ni pensamientos en tu conciencia, cuando tu conciencia es pura, da un giro; un giro de ciento ochenta grados, cuando no hay nada que ver, el que ve empieza a verse a sí mismo.

Recuerda solo estoy usando palabras, y no son adecuadas. <<El que ve empieza a verse a sí mismo>> no es la expresión correcta, porque, de nuevo, las palabras indican una división: el que ve y lo que ve. Y ahora no hay división, hay solo tú y tú y tú; no hay algo que esté viendo y algo que sea visto. Es pura conciencia.

Divinidad significa pura conciencia. Primero tendrás que pasar del mundo de los objetos al mundo de los pensamientos, y luego tendrás que dar otro paso; tendrás que abandonar el pensamiento, deja que los pensamientos desaparezcan deja que no haya nada.

Y en esa nada ocurre el giro. Tú no puedes hacerlo. Tú solo puedes hacer dos cosas: cerrar los ojos al mundo y cerrar tu conciencia al constante tráfico de pensamientos. Eso es todo lo que tienes que hacer. Luego la tercera cosa ocurre por sí misma. De repente eres conciente de que eres un Dios. Dios es conciencia.
En el mismo centro del yo, en la capilla mas interna, no encontraras tu ser; y así es como uno se encuentra a sí mismo. Cuando se pierde el yo se encuentra elyo.

Por eso en ese punto todos los grandes maestros se vuelven contradictorios y paradójicos. Jesús dice: <<si quieres encontrarte a ti mismo, piérdete a ti mismo. Si quieres perderte a ti mimo, síguete aferrando a ti mismo>>. Es muy paradójico. Los que se aferren, perderán, y los que estén dispuestos a perder triunfaran.



Vosotros sois dioses pero no os habéis dado cuenta, falta el reconocimiento, no es que lo hayáis olvidado



El hombre

domingo, 9 de octubre de 2016

El despertar de la conciencia


En esta lección hablaremos sobre el despertar de la conciencia, lo cual justamente con los temas del auto conocimiento y de cambio interior, viene a ser uno de los tópicos principales del curso.
Vamos a estudiar inicialmente el siguiente texto de Samael Aun Weor:



Toda la humanidad vive en un sueño profundo.

“Todo ser humano puede llegar a la experiencia de la realidad. Todo ser humano tiene derecho a las grandes vivencias del espíritu, a conocer los reinos y las naciones de las regiones moleculares y electrónicas.

Todo aspirante tiene derecho a estudiar a los pies del Maestro, a entrar por las puertas espléndidas de los Templos de Misterios Mayores, a conversar con los brillantes hijos de la aurora del Maha-Manvantara de la creación cara a cara.

Con todo, hay que empezar por despertar la conciencia.

Es imposible estar despiertos en los Mundos Superiores si aquí en este mundo celular, físico, material, el aspirante está dormido. Quien quiera despertar la conciencia en los mundos internos, debe despertar aquí y ahora, en este mundo denso.
Si el aspirante no despertó conciencia aquí en este mundo físico, mucho menos lo hará en los mundos superiores.
Quien despierta conciencia aquí y ahora, despierta en todas las partes. Quien despierta conciencia aquí en este mundo físico, de hecho y por derecho, permanecerá despierto en los Mundos Superiores.

Lo primero que se necesita para despertar conciencia es saber que se está adormecido.
Eso de comprender que está durmiendo es muy difícil, porque normalmente todas las personas están absolutamente convencidas de que están despiertas.
Cuando un hombre comprende que está adormecido, inicia entonces el proceso del auto despertar.

Estamos diciendo algo que nadie acepta. Si a cualquier hombre intelectual se le dijera que está adormecido, podéis estar seguro que podrá ofenderse.

Las personas están completamente convencidas de que están despiertas.

Las personas trabajan adormecidas, soñando… manejan carros adormecidas, soñando… se casan adormecidas, viven adormecidas, soñando… y no obstante, están totalmente convencidas de que están despiertas.

Quien quiera despertar la conciencia aquí ahora, debe empezar por comprender los tres factores subconscientes llamados: identificación, fascinación y sueño.
Todo tipo de identificación produce fascinación y sueño.

Si vamos andando por la calle, de repente nos encontramos con una multitud que está protestando enfrente del palacio del señor Presidente.
Si no estamos en estado de alerta (auto-observación) nos identificamos con el desfile, nos mezclamos con la multitud, quedamos fascinados y a seguir viene el sueño: gritamos, lanzamos piedras, hacemos cosas que en otras circunstancias no haríamos, ni por un millón de dólares.

Olvidarnos de nosotros mismos es un error de incalculables consecuencias. Identificarse con algo es el cúmulo de la estupidez porque el resultado es la fascinación y el sueño.
Es imposible que alguien pueda despertar conciencia si se deja fascinar, si cae en el sueño.”

Ya vimos en las lecciones anteriores que nuestra constitución psicológica de un modo general es:

3% de Esencia libre, pero adormecida.
97% de Esencia adormecida aprisionada en los defectos psicológicos.

Esto significa que no tenemos absolutamente nada de conciencia despierta, que vivimos adormecidos todo el tiempo.

Pero podemos preguntar:

¿Cómo puedo estar adormecido si ahora estoy leyendo este texto, si puedo operar el ordenador, hacer las tareas domésticas, etc.?

Nunca juzgues a los demás



¡Qué tendencia más hipócrita es la de juzgar a los demás! A nosotros no nos gusta que se entrometan en nuestra vida, que intenten manipularnos, que juzguen nuestras acciones y decisiones. En cambio, lo hacemos constantemente sin ser conscientes de ello, ¿o sí lo somos, pero nos lo negamos constantemente?
Nunca podemos juzgar la vida de los demás, porque cada uno sabe de su propio dolor y de su propia renuncia. Una cosa es suponer que uno está en el camino cierto; otra es suponer que ese camino es el único
-Paulo Coelho-

Juzgamos y nos juzgan constantemente


Aunque no queramos asumirlo, nos juzgan y juzgamos de forma constante. Lo curioso, es que no somos conscientes del daño que provocamos, muchas veces, al hacerlo.
Menos juzgar y más mirarnos a nosotros mismos, debería de ser una constante en nuestras vidas. A veces, pasamos tanto tiempo “viviendo” la vida de los demás, que nos olvidamos de la nuestra propia. ¿Quién soy? ¿Dónde están mis limitaciones? No lo sé, porque pierdo mi tiempo juzgando a los demás.
Quizás alguna vez te haya ocurrido, pero no hayas sido consciente de ello, por eso vamos a cambiar el punto de vista. ¿Alguna vez una persona que hayas visto juzgar a otra haya acabado haciendo eso que tanto juzgaba?
No me llegan los dedos de las manos y de los pies para contar la de veces que esto ocurre y se cumple. Seguramente, también te haya pasado a ti, pero siempre es preferible ver la paja en el ojo ajeno. ¿Qué tal si empezamos a ver un poco para nosotros mismos? ¿Qué tal si ahora empiezas a centrarte en ti?

¿Por qué no debemos juzgar a los demás?

Quizás necesites tener razones para mirar un poco hacia ti mismo y empezar a dejar que las demás personas vivan su vida como quieran. ¿Qué está bien y qué está mal? ¿Qué es correcto y qué incorrecto? La sociedad impone sus normas, sus creencias, pero luego las cosas cambian.
de-todo-lo-que-llevas-puesto-tu-acitud-es-lo-más-importante (1)
Un ejemplo puede ser que tú veas un trabajo o una actitud como algo negativo. Pero, ¿y si a la otra persona le hace feliz? ¿Quién eres tú para determinar que está bien o qué está mal?
En ocasiones, nos creemos ser “dioses” con el poder de decir “tú lo estás haciendo mal”, “tú lo estás haciendo bien”. Esto solo causa el miedo de muchos para realizar lo que realmente quieren, para llevar a cabo sus sueños, sus propósitos, sus metas…

Nadie es perfecto