Solo cuando conocemos la otra parte de la misma moneda, es cuando podemos apreciar a plenitud lo que significa vivir una experiencia desde sus dos extremos. Evidentemente pudiese resultar preferible, solo quedarnos en la ignorancia de vivir en el lado positivo de la vida, pero es justamente el encontrarse con su opuesto lo que nos permite valorarlo.
Solo podemos agradecer la luz, cuando conocemos la oscuridad, solo cuando pasamos hambre, es cuando apreciamos la comida que estaba sobreentendida en nuestra mesa, solo cuando perdemos lo que amamos es cuando le damos el valor real a su presencia. Todo aquello que damos por sentado, se puede manifestar a través de su opuesto para mostrarnos que la vida está compuesta por luces y sombras.
Por eso resulta más sencillo rescatar cada lección de aquellas experiencias que consideramos negativas en nuestras vidas, porque ellas llevan consigo siempre el opuesto a lo que queremos y nos abre los ojos ante lo que teníamos y no valoramos.
Las personas que se enferman gravemente pueden dar testimonio de esto, la enfermedad les hace abrir los ojos a la vida, le hace apreciar la salud que en algún momento estuvo predominando en sus vidas y sencillamente estaba tácita. Quienes logran sobreponerse a una enfermedad que los puso de frente a la muerte, cambian totalmente la visión de las cosas, comienzan a apreciar todo de una manera diferente, ven cada amanecer como un regalo, en cada sonrisa ven un milagro, aprecian poder salir y sentarse bajo un árbol y solo contemplar cualquier cosa que ocurre a su alrededor.
Es muy poco probable que quien recupere su salud afirme que tiene una nueva oportunidad para ir a su trabajo y mandar los correos pendientes, aunque esto tenga valor, ya no será prioritario en su vida, son las cosas que realmente importan lo que ahora llaman la atención, estar con los seres queridos, disfrutar de las ocurrencias del abuelo, darle de comer a un sobrino, abrazar con fuerza a un hijo… Pero no es necesario enfermar para apreciar la salud y la oportunidad de vivir cada día… No esperemos que la vida nos muestre su lado no tan grato para que valoremos lo que tenemos.
Los lados oscuros por lo general no son bien recibidos, pero si se nos están mostrando es porque debemos verlo, es una manera de enfocarnos y de poder apreciar el lado de luz, esto nos hace crecer, nos hace ser agradecidos, nos hace ser más empáticos y compasivos con aquellos que les ha tocado pasar por experiencias similares.