“El hombre se autorrealiza en la misma medida en que se compromete al cumplimiento del sentido de su vida.”
-Viktor Frankl-
Me despierto abriendo suavemente los ojos. Hago una respiración profunda, inhalo y exhalo sintiendo cada parte de mi cuerpo recobrar su actividad después del sueño.
Estiro mis brazos y mis piernas en la cama mientras tomo conciencia de lo que me rodea, del espacio y el tiempo en el que estoy.
Descubro unos juguetones rayos de sol colándose entre las rendijas de las persianas de mi habitación. Sonrío desde el corazón a la luz de un nuevo amanecer.
Doy gracias mentalmente por un nuevo día, y comienzo la mañana con ilusión porque recuerdo que mi vida tiene un sentido y un propósito.
¿Sabes tú cuál es el sentido y propósito de tu vida?
Llegamos a este mundo “sin pedirlo” y sin entender muy bien las razones por las que estamos aquí, si tenemos algún propósito o misión que cumplir. Al nacer nuestros padres no tienen un manual de instrucciones para educarnos, ni nadie nos regala un mapa de la ruta a seguir. Vamos creciendo, construyendo nuestro camino en cada despertar.
No hay uno de nosotros que no se haya equivocado, muchos nos hemos sentido perdidos, sin saber cuál ruta de las muchas disponibles tomar. Esa sensación de vacío, esa aflicción que te causa el no saber cuál es tu lugar, qué se espera de ti, qué es lo mejor que puedes realizar con tu vida, quizás te resulten sensaciones familiares.
Vivimos en una sociedad saturada de estímulos externos (las modas, los estereotipos, las tecnologías, las ideologías y un largo etc.) a los que respondemos automáticamente, sin embargo pienso que debemos detenernos, buscar un poco de silencio para permitir escuchar nuestra propia voz interior, en lugar de estar respondiendo constantemente a las expectativas y llamados del exterior.
¿Te has planteado alguna vez qué le da sentido a tu vida, cuál es tu propósito fundamental?
Si no es así, tranquilo, aún estás a tiempo de hacerlo. No es de extrañar que muchas personas no se cuestionen el sentido de sus vidas. Convivimos en un mundo en el que a menudo nos centramos más en lo que hacemos y tenemos que en lo que somos.
Reflexiona sobre esto: Cuando conocemos a alguien no le preguntamos: ¿Quién eres? sino ¿Qué haces?
Probablemente esta sea una de las raíces de la confusión de muchos individuos, que identifican su valor y el de los demás, con lo que hacen y lo que tienen, pero el sentido de la vida no mora en lo que hacemos ni en lo que tenemos, sino más bien en quiénes somos.
Si me preguntas, te diría que el sentido de nuestras vidas está en encontrar el equilibrio interno, esa paz interior que se traduce en bienestar y armonía, que no significa que siempre nos sintamos felices, pero sí siempre involucra la coherencia entre lo que queremos que sea nuestra vida y lo que hacemos cada día para que así sea. Cuando encuentres aquello que te permita estar en concordia con tu realidad, sentimientos y acciones, entonces habrás encontrado lo que da propósito a tu existencia.
El sentido y propósito de tu vida es una revelación muy personal, lo que sí sé es que pasa siempre por la ruta del AMOR. Intuimos que todo lo que tiene sentido está hecho con Amor.
Conocemos que el amor tiene como ingrediente ese misterio con el que incluso lo más insignificante cobra sentido.
Una vida con propósito y significado es aquella que se vive en primer lugar desde el amor propio, que no es egolatría, es el reconocimiento de que cada uno de nosotros es un ser único, digno de amar y de ser amado. Para dar amor, primero tenemos que albergar amor dentro de nuestros corazones, no podemos dar aquello que no tenemos.
Cuando nos amamos podemos percibir que somos criaturas amadas del universo y que por tanto nuestra vida tiene algún sentido, de lo contrario no estaríamos aquí, ni siquiera existiríamos.
Desde ese amor a nosotros mismos, será posible percatarnos de nuestros talentos, virtudes, sentimientos, y las razones que nos estimulan a levantarnos cada mañana, para emplear todo esos dones que hemos recibido de la vida, en el servicio a los demás. Dándole así una dimensión trascendente a ese verbo que todos conocemos, pero que pocos le damos su máximo potencial: Vivir. Intrínsecamente el ser humano posee un auténtico y genuino deseo de vivir una vida lo más significativa posible.
Todos los aspectos de la vida son igualmente significativos, y estarás cumpliendo tu propósito primordial si en cada cosa que haces pones toda tu presencia, y te alineas internamente con el Aquí y el Ahora. Intenta que todo lo precioso que haces en el momento presente no sea un medio para algún fin futuro, sino un fin en sí mismo. Si convertimos cada instante de nuestra existencia en una meditación, enfocando toda nuestra consciencia, cada cosa que hacemos cobrará un sentido sagrado: desde lo más simple como es respirar o comer, hasta crear una obra de arte.
Aclarar nuestra razón de vivir. Preguntas que pueden ayudarte.
Hay momentos vitales en los que no podemos eludir preguntarnos nuestra razón de vivir. Puede ser consecuencia de una transformación espiritual, de un cambio interior que estás experimentando, o de una situación en que pierdes lo que creías imprescindible.
En circunstancias especialmente difíciles, el hecho de saber que nuestra vida tiene un sentido, nos puede ayudar a sobreponernos, recordándonos que tenemos “algo” por qué vivir y por qué luchar, un sentido potencial que nos aguarda para ser cumplido.
Si estás atravesando una crisis, puedes pensar que la vida te está castigando injustamente o por el contrario puedes sentir que te está ofreciendo una oportunidad para despertar, para que crezcas y empieces a vivir desde la consciencia y el optimismo.
Cada uno de nosotros escribe su propia historia, de esto se deriva que el propósito que demos a nuestras vidas, será una respuesta personal a nuestras más profundas creencias y a nuestras circunstancias particulares. Lo más importante no es el sentido de la vida en términos generales, sino el significado concreto de la vida de cada uno de nosotros como individuos. Tu vida tendrá el sentido que tú quieras darle.
Considero que no hay que tomar una decisión definitiva sobre el sentido y propósito de nuestra vida, porque eéste cambiará a medida que maduramos y ganamos en sabiduría. Sin embargo, no me gustaría que por encontrar un sentido, te obsesionaras alejándote de lo más importante: el camino en sí mismo, este ahora en el que transitas.
Aquí te dejo algunas preguntas que te pueden ayudar a encontrar las respuestas que te permitan vivir una vida con propósito y significado: