A mi juicio uno de los descubrimientos científicos más fascinantes del siglo XX fue el realizado por Alexander Gurwitsch, quien primero notó que los seres vivos emiten luz. En 1923, Gurwistch, quien también descubriera los campos morfogenéticos, observó por primera vez una emisión de luz ultra débil dentro del rango de la luz ultravioleta; llamó a esto "radiación mitogenética", al considerar que estaba relacionada con la división celular y el desarrollo morfológico del organismo; según Gurwistch la luz permitía que el campo morfogenético controlará el desarrollo embrionario. El descubrimiento, polémico y visionario, cayó mayormente en el olvido hasta que en la década de los setena, el científico alemán Fritz Albert Popp lo retomara.
Popp confirmó las observaciones de Gurwistch utilizando tecnología de "foto-multiplicación" ultra sensible (más tarde otros científicos lo replicarían) y logró comprobar que el ser humano también emite luz, esto es lo que hoy se conoce como biofotones. Popp explica (1986):
Prácticamente todos los organismos emiten luz a un ritmo estable desde unos pocos fotones por célula al día hasta varios fotos por organismo por segundo. Un creciente número de observaciones en los últimos 15 años en diferentes laboratorios en todo el mundo sugieren que los biofotones son emitidos por un campo coherente de fotones dentro de los sistemas vivientes. Los organismos son emisores y muy probablemente también receptores de señales electromagnéticas que parecen ser esenciales para su funcionamiento.
La teoría de Popp sugiere que las células almacenan la luz del Sol y la luz que reciben de otros organismos y que el tiempo que logran almacenar la luz está relacionado a la duración y a la salud de la célula. Tenemos aquí las bases de un nuevo vitalismo. Lo anterior aplica también a la fuerza nutritiva que tienen los alimentos. "Es muy probable que la calidad de la comida sea mejor cuanto mayor sea su capacidad de almacenar luz, y por eso medimos capacidad de almacenar luz", dice Popp.
En un trabajo para un conferencia, junto con la bióloga Mae Wan Ho, Popp hace referencia a la concepción de la vida de Albert Szen-Gyorgi, quien es considerado el padre de la bioquímica moderna: "la vida es la interposición entre dos niveles de energía de un electrón: el estado base y el estado excitado y, más aún, ya que es el electrón el que recorre el circuito, la vida en realidad es una pequeña corriente eléctrica dando vueltas y conectando a toda la naturaleza con el Sol y la Tierra".
Esto parece coincidir con la idea del famoso físico austriaco Erwin Shrödinger, quien postuló que las células vivas conservan altos niveles de organización absorbiendo "orden" del ambiente y este "orden" es obtenido de de la luz del Sol. A esta visión de la vida como la conexión electromagnética entre el Sol y todos los seres vivos, hay que añadir la también poética observación de Popp de que las células justo antes de morir incrementan su radiación biofotónica de manera exponencial, como si fueran supernovas. Millones de pequeñas estrellas mueren y nacen cada instante en nuestro cuerpo. Esto sugiere que una célula muere cuando pierde su capacidad de almacenar
Observaciones subsecuentes, han hecho que Popp considere que el grado de organización coherente de la emisión biofotónica de un organismo se correlaciona con la salud del mismo. Células cancerígenas, por ejemplo, carecen de coherencia; personas con esclerosis múltiples absorben demasiada luz y tienen un exceso de coherencia; personas en estado de estés igualmente emiten biofotones a ritmos acelerados en un esfuerzo por recobrar el equilibrio del organismo, el cual puede agotar las reservas de energía biofotónica en las células.
El hijo de Fritz Popp, Alexander, en una entrevista explica la relación entre el cáncer y la coherencia de la luz vital del organismo:
El cáncer es una falla en la comunicación entre las células que determinan el ritmo de crecimiento de manera precisa... El cáncer es entonces un error de coherencia que ocurre en la comunicación que se lleva a cabo a través de la luz. Y esta falla de consistencia puede detectarse por una medición, como lo hemos hechos en tiempos recientes.
Lo anterior nos sugiere que la salud es un estado de coherencia, es decir, de simetría y ritmo comunicacional entre las células que hablan un lenguaje de luz. En una investigación científica reciente publicada en jornal Gerontology and Geriatic Research, Hugo Nigil concluye que "Una síntesis de la investigación biofotónica actual, sugiere que los fotones ultra débiles en las células son los portadores de toda la información dentro de las células y los organismos". Popp va más allá y sugiere que esta misma luz que parece orquestar los procesos metabólicos y el crecimiento del cuerpo es también lo que gobierna nuestra conciencia.
Uno podría preguntarse si los resultados de la teoría de la relatividad están basados en un "mundo real" o en la conciencia y en sus interacciones con este mundo real. Esto tendría algunas consecuencias en el hecho de que la velocidad de la luz es considerada una constante natural fija. ¿Qué sucedería, por ejemplo, si las distancias entre los pares bases del ADN cambiaran? ¿Tendría esto un impacto en la velocidad de la luz? ¿Tal vez sea que la velocidad de la luz es constante ya que la luz es el factor que rige los procesos que determinan nuestra conciencia?