jueves, 1 de diciembre de 2016

Si piensas que el silencio no es una respuesta… aún te falta mucho por aprender


Es muy común quejarnos y conocer de quejas, que tienen que ver directamente con el silencio como respuesta, generalmente causa un rechazo hacia los demás el no tener una respuesta clara y de alguna manera el silencio suele confundir de una manera impresionante.

Quizás sea esto lo que más molestia causa en las personas, que al tener silencio como respuesta, no podemos descifrar lo que estamos recibiendo, no comprendemos si realmente estamos recibiendo una respuesta, si debemos reaccionar, en muchas oportunidades desata furias, en otras confusión, en otras desesperación, el caso es que desde muchos ángulos, el silencio como respuesta queda descartado.


Ocurre que si no entendemos que el silencio es una respuesta directa, aún nos falta mucho por aprender en la vida. Guardar silencio es una manera de expresión tan atrayente, que en muchas personas remueve sus pasiones más ocultas y las interpretaciones más  descabelladas, pero es evidente que no sabemos aún que palabras poner en ese silencio que recibimos y curiosamente cuando llenamos ese silencio de palabras, nunca es a nuestro favor, para nuestro bienestar, por el contrario, asumimos de alguna manera que todos los pensamientos negativos que hemos tenido, respecto a esa situación, se hacen realidad y el silencio los evidencia.

Guardar silencio es una manera de responder, aunque tenga muchos matices, puede significar sensatez, calma, represión, mentira, desinterés o total atención, el silencio suele detener actos terribles, puede apaciguar ánimos de manera inmediata, puede reflejar madurez y capacidad de escuchar, no siempre tenemos que tener respuestas representadas en acciones verbales, en gestos, gritos y actos desenfrenados, si podemos reaccionar ante una lágrima, la entendemos, nos llega y nos activa, por qué nos cuesta tanto entender el silencio como respuesta?



El silencio es el único amigo que jamás traiciona. Confucio


De manera directa, podemos pensar que tiene que ver con nuestras interpretaciones, nos agobia el silencio porque ello significa que la respuesta la pondremos nosotros, según nuestros pensamientos e interpretaciones, cada palabra no dicha quedará a nuestra imaginación, esto se debe a la creciente e inagotable necesidad de siempre generar una reacción en los demás, de que sea una comunicación de toma y dame, cuando las mejores charlas parten del silencio, de las miradas, de las sensaciones, de esos espacios donde podemos decir lo que pensamos y dejar que el silencio actúe, sin interpretaciones, especialmente cuando ellas van orientadas hacia el sufrimiento.

Pensamientos de Mahatma Gandhi para reflexionar sobre la vida


Mahatma Gandhi, es uno de los hombres que ha promovido la paz con un alto impacto, a través de sus ideas revolucionarias. Lideró el movimiento de independencia en la India y se convirtió en inspiración de muchos para luchar por la libertad y los derechos humanos alrededor del mundo.


Sus pensamientos han recorrido la mayoría de los pueblos, con mensajes que invitan a la reflexión y la búsqueda de mejores condiciones de vida en todos los aspectos. Su humildad, su intención de defender lo justo, su visión de la vida, su sentido del humor y el amor definen a este hombre con tanta calidad humana. 

A continuación una recolección de su valioso legado:

La felicidad es cuando lo que piensas, dices y haces están en armonía.

Debes ser el cambio que deseas ver en el mundo.


La mejor manera de encontrarte a ti mismo es perderte en el servicio de los demás.

Casi todo lo que haces no tiene ninguna importancia, pero es importante que lo hagas.



Existen muchas causas por las cuales estoy dispuesto a morir, pero ninguna por la cual esté dispuesto a matar.

Si no tuviera sentido del humor, hace tiempo que me hubiera suicidado.

El débil nunca puede olvidar. Olvidar es un atributo del fuerte.

Cuida tus pensamientos, porque se convertirán en tus palabras.
Cuida tus palabras, porque se convertirán en tus actos.
Cuida tus actos, porque se convertirán en tus hábitos. 
Cuida tus hábitos, porque se convertirán en tu destino.


Hay dos tipos de poderes, uno es obtenido por el miedo al castigo, y el otro por actos de amor. El poder basado en amor es más efectivo y permanente que el miedo al castigo.

La fuerza no viene de una capacidad física. Viene de una voluntad indomable.




El conocimiento profundo de las religiones permite derribar las barreras que las separan.

Nunca es tarde para emprender un nuevo rumbo, vivir una nueva historia o ir tras un sueño



En la vida vamos quemando etapas, pasamos por todo y asumimos muchos roles, tomamos buenas y malas decisiones, elegimos caminos que recorremos o tomamos atajos, el caso es que vamos viviendo y asumiendo nuestra propia vida, con triunfos y fracasos, pero nuestra al fin.

En este escenario que protagonizamos, solemos tener sueños, ilusiones, metas, proyectos, planes o cualquier idea sobre lo que nos gustaría hacer, ser o donde llegar, muchas veces las alcanzamos, otras veces esta meta se va transformando y las prioridades cambian, nuestra vida va sufriendo cambios y nuestro cuerpo también, nuestros pensamientos se hacen más maduros, centrados o sensatos quizás, el caso es, que aunque vayamos quemando muchas etapas, nunca tendremos un límite para que renazca un nuevo sueño en nosotros.

Envejecer es como escalar una gran montaña: mientras se sube las fuerzas disminuyen, pero la mirada es más libre, la vista más amplia y serena. Ingmar Bergman


En su mayoría, las personas temen a la vejez, a los años, a perder la juventud, la potencia y ese dinamismo que caracteriza la etapa de la fuerza, donde somos llamados a implantar muchas metas, sin embargo, no nos damos cuenta que la etapa de la sensatez conlleva consigo, la sabiduría necesaria para emprender y experimentar nuevos sueños, que no hay ataduras, que nos hemos librado de la responsabilidad directa que asumimos en esa etapa de nuestra vida donde solemos asumir muchos compromisos, profesionales, laborales, familiares y de muchas índoles.

Siempre llegaremos a un momento en donde nuestras responsabilidades no nos agobiarán, los hijos crecerán, los nietos ya no serán tan constantes, el trabajo para vivir ya no resultará prioridad, la familia no nos perturba como pudo hacerlo alguna vez y aquellos problemas y pesares que nos angustiaron enormemente, pierden sentido, entonces podremos tomarnos el espacio de crear nuevos sueños, nuevas metas, otros intereses, otros deseos a cumplir…


Los primeros cuarenta años de vida nos dan el texto; los treinta siguientes, el comentario.  Arthur Schopenhauer
 

Aunque puedas considerarte muy mayor para ciertos riesgos en tu vida, todo es cuestión de sensatez, evidentemente habrán cosas en la vida que no estarás dispuesto a sumir, por mucho que lo hayas deseado en algún momento, cosas que hiciste que de seguro ya no pensarás repetir, las energías comienzan a girar en torno a nuevos horizontes, la apreciación de la vida se torna distinta, pero esto no significa deterioro, por el contrario, significa verdadera valoración.

Cuando somos mayores, comenzamos a apreciar aquello que pasaba desapercibido, el valor de una caricia, una palabra sincera, la quietud del silencio y los descansos reparadores, conocer el mundo, experimentar nuevos placeres, dedicarnos tiempo, puede ser una nueva meta en nuestra vida, retomar esa paz y esa indagación propia y ser capaces de orientar y de alentar a los que siguen nuestros pasos.

miércoles, 30 de noviembre de 2016

Entender que lo que nos llevaremos es lo vivido, nos hace vivir lo que nos gustaría llevarnos


Puede que no reflexionemos mucho en relación a las cosas trascendentes de nuestro paso por acá, sin embargo, resulta de mucha utilidad hacernos consciente de que nada de lo que tenemos o creemos tener en nuestra vida nos lo podemos llevar, salvo justo lo que hemos vivido, nuestras vivencias, los recuerdos, los amores atesorados en nuestros corazones, las sonrisas que dimos.

No podremos llevarnos a nuestros seres queridos, no podremos llevarnos nuestro dinero, ni nuestras cosas, ni nuestros diplomas, ni esa colección que tanto nos esforzamos en alimentar. Esto puede entristecernos, nos puede hacer pensar que quizás no valga la pena esforzarse tanto, si a fin de cuentas todo queda acá, quizás con el aliciente de que lo disfrutarán nuestros hijos o nuestra pareja…


Pero si lo enfocamos desde el otro extremo, pensar en esto nos puede dar un gran impulso, nos puede hacer entender que puede que estemos viendo las cosas de manera equivocada, puede que no le estemos dedicando suficiente tiempo a realmente vivir, puede que estemos empeñados en coleccionar cosas y no entendamos que debemos coleccionar experiencias.

Pensemos en lo que nos hace feliz y qué estamos haciendo para acercarnos más a ello. Pensemos en nuestros afectos y en cuánto tiempo les dedicamos… No es tarde para hacer cambios importantes, nunca lo es, más cuando se trata de darle sentido a las cosas. Dejemos los apegos de lado, que no nos permiten disfrutar y nos hacen sentir el miedo de perderlos.



El que se encadena a una alegría, destruye una vida libre; pero el que besa la alegría en su vuelo, vive el amanecer de la eternidad. ― William Blake


Manual para la Ascensión 5/12


CAPÍTULO 5 

LA EXPRESIÓN DIVINA: EL CAMPO DEL ESPÍRITU


En el capítulo anterior hablamos acerca de cómo ustedes llegaron a dónde están. Ahora examinémoslo con un poco más de detenimiento. Todo es energía organizada; el ESPÍRITU no es una excepción. La Fuente es energía organizada y consciente, a una escala inimaginable. En su continuo juego para conocerse a sí misma, se fragmentó. Estas particiones son análogas a pensamientos inmensos (o planos de realidad) que interactúan entre sí. No poseen ni nombres ni formas que ustedes sean capaces de reconocer y, sin embargo, están conscientes de sí mismas, como parte de la Fuente y, también de sí mismas, siendo ellas mismas.

Imagínense muchos baldes de agua suspendidos en el agua; y que toda el agua sea consciente. El agua en un balde sabe que continuamente está intercambiándose con el agua que está afuera; sin embargo, en virtud del hecho de estar contenida, es consciente de sí misma como distinta del agua que está afuera. Por supuesto que los baldes son imaginarios pero son análogos a los campos que apoyan la energía; y el agua es análoga a la energía que los llena. Algunos campos son gigantescos --como por ejemplo, los campos planetarios o solares; y otros son diminutos en comparación, como el campo de un átomo; pero todos ellos contienen, y se nutren de, la energía de la Fuente.

En adición a su interactuar entre los campos, esta energía consciente se fracciona también mediante la característica de la frecuencia. Piensen en el teclado de un piano. Todas las notas individualmente están hechas de la misma cosa básica, vibraciones de cuerdas, pero cada nota, a su vez, implica y contiene todas las armónicas y sub-armónicas (las notas en la misma posición relativa, en las octavas superiores e inferiores). La Fuente se fracciona a sí misma, de maneras que son imposibles de describir, en estados de energía que reconocen su unidad y que a la vez son conscientes de otros estados de energía que conforman el todo. Cada estado de energía crea sub-armónicas de sí mismo, cada uno de las cuales, a su vez, está consciente de las sub-armónicas de los demás estados de energía. Así pues, el Espíritu de todas las frecuencias se conoce a sí mismo como la energía de la Fuente que es pura, juguetona y creadora.

En virtud de ser, el ESPÍRITU expresa la naturaleza de la Fuente a través de los campos que él genera y a través de la energía que irradia dentro de ellos. Tomen, por ejemplo, a Ariel. Algunos de ustedes conocen a esta energía como un arcángel. Ariel es la función responsable de proyectar el campo requerido para el campo físico --el campo conducente para la energía que es necesario para brindarle apoyo a la energía que penetra a través de él, al interior del plano físico. En ciertos puntos del campo, la conductividad se amplifica y el proceso es más eficiente, lo cual da como resultado la materia física o unidades de energía que se congregan y coagulan. En otras partes menos conductivas del campo, sencillamente no lo hacen. Y todo ello se sucede así, mediante un acuerdo consciente. Es así como el espacio fuera una forma de pensamiento colectivo que ustedes todos mantienen; pero, el sostener esta forma de pensamiento del espacio, es apenas una de sus muchas funciones. Y en cualquier momento en el tiempo, la energía que realiza esta función es distinta de la que era hace un instante. Ya ha cambiado mientras ustedes leían este párrafo.

Si te llamas María Sánchez, la energía que se desempeña como la función de María Sánchez (o cualquier otra función, en efecto), constantemente cambia. Ahora puede que la función de María sea la de explorar un aspecto de la maternidad, por ejemplo, el uso del poder en relación con un niño o con un padre enfermo, o una cualquiera del un millón de cosas que el ESPÍRITU desea explorar. También, y sin importar cuál sea la función, el mismo tema podría repetirse a lo largo de muchas encarnaciones desde una perspectiva ligeramente diferente en cada caso. Así pues, la función de María Sánchez amplía la causa de la Fuente, haciendo que la Fuente aprenda más acerca de sí misma. La personalidad de María y su yo-espíritu, conjuntamente, determinan cuán cerca ella va a estar de comprender su verdadera naturaleza como parte de la Fuente y, en consecuencia, de experimentar su indivisibilidad con todo y con todos los que la rodean.

Así pues, vemos el mundo del ESPÍRITU de dos maneras. Primero, el ESPÍRITU es energía pura y organizada, consciente de sí misma y de su unicidad. Bajo esta capacidad, él no hace nada; sencillamente es. Segundo, vemos al ESPÍRITU realizando ciertas funciones, por ejemplo, la de María, la de Juan, la de San Germaín y, por supuesto, la de Serapis. La energía que realiza estas funciones está cambiando constantemente. La porción del Espíritu que realiza la función de Serapis, por ejemplo, está cambiando todo el tiempo pero, aún así, entiende la naturaleza de la tarea y mantiene la apariencia de uniformidad y continuidad.

Perdonar no cambiará tu pasado, pero sí cambiará tu futuro


El perdón es una de las más útiles herramientas con las que contamos como seres humanos y forma parte fundamental de nuestras relaciones, incluyendo la que llevamos con nosotros mismos, siempre en algún momento de nuestra vida nos vemos expuestos a perdonar o a ser perdonados, el no saber utilizarla nos hace vulnerables ante la vida, cargándonos de sufrimiento, de culpa, de resentimiento, de ira y un sinfín de sentimientos y emociones que para nada resultan beneficiosos para nosotros.
Existe una idea errónea de lo que representa el perdón, muchas personas se niegan a perdonar porque piensan que con esto le están dando la razón a la otra persona, que sus motivos de molestia o sufrimiento son pocos o no justificados, que están cediendo poder, que se exponen a vivir nuevamente lo mismo que los agravió en algún momento, que la relación con la otra persona se ve forzada a ser como antes, que es un signo debilidad… cuando lo que es en realidad es un signo de fortaleza.

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Quien sabe perdonar tiene en su poder el mejor juego de la partida y es quien mejor usa sus cartas para beneficio propio, la persona que utiliza eficazmente el perdón, vive más libremente, que es a fin de cuentas lo que todos deberíamos buscar. Liberarnos de ataduras, de sentimientos negativos, de situaciones del pasado que pueden lastimarnos una y otra vez, es lo que nos promete un sincero perdón.
El perdón sana nuestras heridas, sana nuestro corazón, es consolador y liberador. Es la forma más sencilla de quitarle el control a una situación que nos genera dolor y  a su vez una vía directa hacia nuestro bienestar.

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Perdona a todos y perdónate a ti mismo, no hay liberación más grande que el perdón; no hay nada como vivir sin enemigos. Nada peor para la cabeza, y por lo tanto para el cuerpo, que el miedo, la culpa, el resentimiento y la crítica (agotadora y vana tarea), que te hace juez y cómplice de lo que te disgusta. ― Facundo Cabral
Cuando perdonamos no se trata de lo que piense o sienta la otra persona, si bien podemos perdonar porque no nos satisface ver el dolor que la ausencia de perdón genera en la persona que lo demanda, es mucho más sencillo pensar en nosotros mismos para concederlo, pensar que perdonando estaremos haciendo el mayor bien a nuestra persona, seremos el mayor beneficiario en esa situación y nos será más sencillo seguir adelante sin el peso que llevamos a rastras por no perdonar.

martes, 29 de noviembre de 2016

Manual para la Ascensión 4/12


CAPÍTULO 4 

ORIGEN DE LAS ESPECIES


Antes lo había dicho, y ésta es probablemente la más importante declaración de este libro, que "la verdadera naturaleza de ustedes es el ESPÍRITU". El "usted", acerca del cual ustedes creen que es el "usted", es apenas uno de muchos proyectados a lo largo del tiempo y en varios lugares de éste y de otros planetas, en universos que ustedes no han descubierto aún. Ahora, esto de ninguna manera minimiza a quien ustedes perciben el "usted". Por el contrario, ustedes son un ser inmenso, multidimensional, una expresión magnífica de la Fuente, la cual ustedes, brillante y amorosamente, labraron para que realizara la función de su espíritu. En ninguna parte, en ningún planeta de ningún universo, ha existido una creación como ustedes. Y el sólo hecho de saber que son parte de semejante empresa tan grande debería incrementar inconmensurablemente el significado de sus vidas.

En su calidad de este verdadero y sorprendente ser, ustedes decidieron que, debido a un propósito muy especial, encarnarían en este planeta y en este emocionante momento de su historia. El resultado de ello es, por supuesto, el "usted" del cual son conscientes. Nunca den por garantizado el maravilloso punto singular de consciencia que se encuentra focalizado en el aquí y en el ahora, y que es ese "usted". Con qué tuvieran la más mínima idea acerca del proceso mediante el cual ustedes existen, se quedarían asombrados de su poder. Así pues, traten de verse, a ustedes mismos, como el ESPÍRITU gozando de una experiencia humana, y no al contrario.

Ustedes podrían entonces preguntar: "Si realmente soy este inmenso ser, ¿por qué no lo sé, ni lo siento de manera alguna?". Bueno, dejen de leer siquiera por un momento y traten de sentir a su ser más grande, como una fuerza suprema e imparable que se imbuye a sí misma dentro de la realidad de la tercera dimensión, cual cuña gigantesca de energía, en la cual cada uno de ustedes, es la punta misma. Traten de sentir la fuerza energética masiva que está tras de ustedes, un poco borrosa para sus mentes, pero cristalizada en una perfecta nitidez de cuerpo, emoción y mente, allí exactamente en donde usted se encuentra sentado ahora. Si ustedes no son capaces de sentirlo, entonces imagíneselo y el yo-espíritu de cada uno de ustedes completará tal imaginación con dibujos, sentimientos, o sencillamente con el simple saber que así es (así es como lo hace en todo momento, de todas maneras). Y por favor, no sólo crean esto pues la creencia es la muerte súbita de su búsqueda de la verdad; una vez que ustedes creen, dejan de buscar. Si ustedes son unos escépticos, bien. Manténganse buscando hasta que ustedes finalmente se encuentren con su verdadero ser. Ustedes están allí, esperando por ustedes.

Pero retornemos a la pregunta: "¿Por qué no conozco el yo-espíritu que se supone que soy yo?". Eso necesita que hagamos un poco de historia.

Hace muchísimo tiempo, antes de que existiera la historia tal y como ustedes la perciben ahora, un número de seres no físicos, cada uno de los cuales es una entidad inmensa, por naturaleza propia, decidió colonizar un planeta para realizar una investigación en nombre de la Fuente. Uno de ustedes estuvo de acuerdo en brindarse como el voluntario que representaría la consciencia del planeta. El grupo ayudó a este ser para que sistemáticamente volviera más densa su energía bajando a través de las dimensiones. Mientras tanto, el resto de ustedes estaba concibiendo los diseños de las distintas formas probables de vida que ocuparían el planeta, diseños que quedarían codificados químicamente en lo que ustedes denominan el ADN. Y mediante sucesivos descensos de frecuencia, durante millones de millones de años, la consciencia planetaria irrumpió a través de una barrera de la energía, en la forma sólida que ustedes llaman ahora Planeta Tierra.

A lo largo de inmensos períodos del tiempo lineal de ustedes, estos seres crearon proyecciones de sí mismos, de energía de baja frecuencia, aunque en ese entonces ni se parecían a algo físico. Gradualmente experimentaron con formas, de inclusive, más baja frecuencia de sí mismos, hasta producir aquello, que los que poseen la visión síquica denominarían formas astrales de la quinta y de la cuarta dimensión. De nuevo durante millones de millones de años, ustedes, en su calidad de uno de estos seres, experimentaron aún más con el ADN, haciendo que la energía se volviera aún más densa, dentro de ondas estacionarias de energía, hasta conformar cuerpos de luz cuasivisibles. Por último, en un extraordinario acto de creatividad, ustedes irrumpieron a través de la barrera dimensional y crearon las estructuras físicas de partículas sub-atómicas, los átomos, las moléculas, en envolturas de ondas estacionarias concebidas también por ustedes. Aún podían disolver estas formas a voluntad y proyectar otras nuevas. Así jugaron durante períodos inconmensurables, sin que en ningún momento se identificaran con las proyecciones físicas, que iban en aumento. Ustedes sabían que estos cuerpos etéreos eran simplemente campos de energía que ustedes habían creado y adentro de los cuales ustedes irradiaban energía, simplemente para divertirse. A medida que ustedes querían ir más lejos, estas formas proyectadas se volvieron más visibles (asemejando a cómo hoy usaríamos ese término) pero no existía aún consenso para una forma. Aprecien ustedes la naturaleza juguetona de la Fuente, siempre empujando para ser más creativa y conocerse a sí misma a través de lo que puede hacer.

Para llevar el experimento más allá, decidieron dar un paso muy atrevido: proyectaron sus consciencias adentro de estas formas. Esto les permitió interactuar con ustedes mismos de una manera totalmente nueva, imposible de lograr dentro de las frecuencias más elevadas, en las cuales ustedes se conocían a sí mismos sólo como la unidad. Permitieron que sus consciencias residieran dentro de estas formas físicas que cada vez se volvían más densas, durante lapsos cada vez mayores. La consciencia ahora gozaba de dos ventajas: el de la quinta dimensión y el físico. Ustedes estaban totalmente al tanto, en cada forma, de sus propios seres, en la otra forma, sin que existiera percepción alguna de separatividad entre ellos.

Esta grandiosa fiesta de autoexploración era muy divertida. Se intentaron nuevos campos de energía. Por ejemplo, ustedes establecieron distintos campos para poder explorar separadamente los pensamientos de las emociones. Y, aún más importante, ustedes le dieron a sus proyecciones una cuasi-autonomía, una libertad para ser entidades por sí mismas, por derecho propio. Esta división en dos puntos aventajados, y simultáneos, se convirtió en el punto crucial de la historia (por este entonces, la historia equivalía a la de hace unos pocos cien miles de años). El estado de consciencia en cada una de estas formas autónomas estaba aún al tanto de su naturaleza espiritual y la separatividad no era ni siquiera una forma de pensamiento concebible, tal construcción mental ni siquiera existía. En este momento, su planeta era el bíblico Jardín del Edén. El concepto de muerte no era ni siquiera posible, porque si ustedes se aburrían en una forma física, sencillamente la desmaterializaban, enrollaban sus consciencias de vuelta a la frecuencia de la quinta dimensión y proyectaban una nueva forma. En el camino, cambiaron la proyección de energía por el proceso del nacimiento físico y acordaron una forma básica del cuerpo para la especie, la cual rápidamente estaba densificando su forma física. Sus leyendas están pletóricas de memorias antiguas de algunas de las variedades de formas que precedían a esta estandarización.

Durante miles de años, ustedes, como ESPÍRITU, gradualmente se fueron fascinando con la intensidad de las sensaciones posibles en estas formas físicas; sus campos emocionales y mentales se centraron cada vez más en sus campos más bajos en vez de en el campo del espíritu. La intensidad y la riqueza de la experiencia emocional fue totalmente avasalladora y las sensaciones, que provenían de estar en una forma densa, eran muy seductoras. Ustedes ya conocen la historia de aquí en adelante: el nacimiento del ego. Inicialmente intentaron que el yo-ego exterior actuara como la interfaz recolectora de información desde el plano físico, en nombre de sus yo, orientados por el espíritu, los cuales seguirían tomando las decisiones acerca de lo que era real y de lo que habría de hacerse en cada momento. A medida que el experimento proseguía por miles de años, el ego, orientado hacia afuera, comenzó a tener sus propias ideas acerca de la realidad y a acudir al yo-espíritu, orientado hacia adentro, cada vez menos y menos. El ego externo se volvió más fuerte y su identidad comenzó a cambiar desde los estados interiores hacia los estados exteriores del ser. Como resultado de este cambio, el ego comenzó a "ponerle color" a lo que él percibía y a juzgarlo como bueno o malo, de acuerdo con la sensación física. Así fue como el yo orientado hacia el interior comenzó a ser alimentado con información "pre-digerida".

La sensibilidad, emocional y mental, del ego hacia la energía del campo del espíritu se marchitó a medida que la energía del campo físico se convertía cada vez más en el punto focal. Aquellos dos puntos simultáneos de ventaja pasaron a convertirse en puntos separados de consciencia y el punto de ventaja de la frecuencia más baja, orientado hacia la fisicalidad, perdió de vista al punto espiritual. A lo largo de unos pocos miles de años siguientes, la brecha de percepción se fue ampliando hasta que el punto de ventaja más bajo empezó, bien a dudar de la existencia del punto más elevado, o a proyectarlo como si estuviera por fuera de sí mismo, como si fuera un ser externo. Así, ustedes fraccionaron su percepción acerca de quienes eran y se creó el concepto de los dioses, ya que la humanidad era incapaz de relacionarse con los inmensos y multidimensionales seres que eran parte de ella misma. La única manera de reconciliarse con las voces interiores, es decir, con los impulsos del ESPÍRITU, y el recuerdo de ser mucho más que un simple ser humano limitado, fue la de proyectar sus naturalezas inmensas, poderosas y plenamente amorosas, sobre unos seres que ustedes, como especie, crearon para tales fines. Ustedes seguían recibiendo mensajes y sintiendo amor a partir de sus yo-espirituales internos pero los adscribieron como si vinieran desde sus dioses externos.

Para finalmente hundir la cuña de la separación entre el Espíritu y la personalidad, ustedes concibieron un brillante velo: la vergüenza (la culpa). Construyeron las vibraciones de la vergüenza adentro de las mismas células de sus cuerpos y finalmente lograron un sentido completo de separación. El ESPÍRITU, que ustedes alguna vez supieron que eran, se convirtió en una memoria fantasma, fácilmente borrada por la ruda luz de sus nuevas realidades.

Entonces se percibieron a ustedes mismos como si fueran una personalidad, sin saber siquiera que habían sido cercenados del ESPÍRITU, sencillamente porque se olvidaron de haber sido antes una unidad. Convirtieron en externa esa parte heroica e inmensa de sí mismos, en la deidad que crearon. Y la vergüenza aseguró que ustedes se vieran a sí mismos como inmerecedores a los ojos de esta deidad fabricada. Así pues, a lo largo del tiempo, ustedes se convirtieron en algo separado, aislados en un talego de piel, buscando afuera, hacia un universo que ustedes ya no volvieron a entender, atrapados en el tiempo y en el espacio, con una sola salida: la muerte. Todo lo que tenían como ayuda para resolverlo era un conjunto de respuestas aprendidas, denominadas "personalidad".

Por favor, recuerden que planearon todo esto desde un comienzo. Ustedes, como uno de los grupos de seres que diseñaron este experimento, habían decidido ver cuán lejos podrían llegar en separar sus percepciones de su naturaleza --del ESPÍRITU puro. Se requirió una enorme ingeniosidad para diseñar y crear los velos que habrían de separar las dimensiones, de manera tal que ustedes se encarnarían sin memoria alguna acerca de quienes en realidad eran. Como parte de estos velos, las funciones de su espíritu colectivo tomaron una decisión que habría de afectar a cada encarnación durante los siguientes doscientos mil años y la cual alteró completamente la naturaleza, el propósito y el contenido de la vida humana en este planeta. ¡Ustedes se inventaron el karma!




EL KARMA

¿Somos lo que nuestra mente piensa?


¿Somos lo que nuestra mente piensa?

Tras el éxito del libro “somos lo que comemos” te presentamos la versión psicológica: “somos lo que pensamos”. Sin duda es un título bastante sugerente y que nos invita a aprender más sobre esa relación entre los pensamientos, lo que nos sucede y la definición que tenemos de nosotros mismos. En todo esto, nuestra mente, a través del material cognitivo con el que trabaja, tiene un gran poder.

Nuestros pensamientos pueden cambiar la manera en que nos comportamos, las decisiones que tomamos y los sentimientos que experimentamos. Es decir que nos influyen mucho, más de lo que creemos.


La mente: ¿aliada o enemiga?

Todo depende. ¿De qué? ¡de lo que pensemos! Es frecuente decir “estoy cansado, no puedo aguantar más” e inmediatamente después tener ganas de echarnos a dormir tres días seguidos. No olvides que el cuerpo y el cerebro trabajan para complacerte, y especialmente el primero tiende a hacerlo a corto plazo. Sin embargo, también pueden llegar a ser una especie de genio de la lámpara que obedece sin protestar los deseos de su amo.



A diferencia de lo que creemos, no es la mente la que nos dice lo que tenemos que hacer o cómo debemos sentirnos… ¡Sino todo lo contrario! Somos los responsables de cómo nos sentimos. No podemos echar la culpa al entorno, a los políticos, a la economía o a nuestro jefe… todo reside en nuestro interior. Claro que siempre es mucho más fácil buscar el responsable en el otro o en algo ajeno. De esta manera no tenemos la posibilidad de aprender, cambiar y mejorar.


Todo está en la mente