viernes, 2 de diciembre de 2016

Cómo reconocer la Conciencia


Cuando le menciono a la gente por primera vez que trate de obtener un "sabor" de esta presencia natural que podemos llamar conciencia, a menudo les digo: Sólo deja de pensar por un segundo y ve lo que permanece...

De hecho, ¿por qué no lo haces en este mismo momento? Durante 5 segundos deja de pensar en cualquier cosa obsesivamente, y simplemente relájate. Sólo ve lo que permanece... observa que hay una presencia natural, que está ahí ya sea que surjan pensamientos o no. Un conocimiento natural, se podría decir.

Es entonces cuando te das cuenta de que hay algo que permanece cuando no estás pensando. Como un trasfondo que sólo está presente.

El objetivo de hacer esto no tiene la intención de motivarte para que detengas todo pensamiento o trates de mantener un estado de no-pensamiento de la mente. En cambio, ese momento inicial es sólo para ayudarte a reconocer la conciencia. Es sólo una introducción para hacerte consciente del hecho de que hay una presencia constante, natural, que no se ve afectada por los pensamientos, ideas y experiencias que son experimentadas dentro de esta presencia natural.

No creas tampoco que la conciencia, o tu reconocimiento de la conciencia, depende de estar sin pensamientos. Simplemente no es verdad.

Si en realidad crees que necesitas deshacerte de los pensamientos y las emociones para ser libre, entonces permite que este preciso momento sea el momento perfecto para terminar completamente con esa creencia :).

De hecho, es muy importante en este mundo de prisas y de caos, ser capaz de reconocer la conciencia incluso mientras se está pensando y sintiendo muchas cosas a la vez. Es crucial que todos lleguemos a conocernos a nosotros mismos como esa apertura que puede mantener su apertura enfrente de un gran caos.

La conciencia es siempre consciente, siempre simplemente presente.

Una analogía simple
¿Por qué les digo entonces que primero dejen de pensar? Es porque nos hemos acostumbrado tanto a estar interesados ​​sólo en nuestras formas de pensamiento, que pasamos por alto la verdadera base de toda nuestra experiencia.

Así que cuando dejamos de pensar por un momento, no tenemos nada delante de nuestra vista para distraernos, y así nos damos cuenta de forma natural de esa presencia sutil que subyace a todos los pensamientos. ¡Naturalmente, nos damos cuenta de que somos en realidad esa conciencia que permanece! Sorpresa: ¡no somos nuestros pensamientos!

Es como esto:

Cada Experiencia comienza en la Conciencia


La conciencia es el trasfondo abierto en el que aparecen todas las percepciones que conocemos. La conciencia está siempre aquí, independientemente de cómo nos sintamos o lo que podamos estar pensando.

El hecho de que la Conciencia está siempre aquí en la misma raíz de todas nuestras experiencias, hace que valga la pena conocer más acerca de ella. El hecho de que siempre está presente en cada una de nuestras experiencias, indica que hay una estabilidad dentro de nosotros que podríamos haber estado perdiendo en el caos de la vida cotidiana y en el hábito de la constante narración de historias.

Con el fin de familiarizarnos con esta estabilidad pacífica que está en la raíz de todas nuestras experiencias, podemos comprometernos a reconocer la conciencia que verdaderamente está presente en todo tipo de experiencias y situaciones. Consecuentemente nos confirmamos a nosotros mismos lo que ya siempre es/está aquí.

La atención relajada revela la presencia natural de la conciencia.

¿Cómo Reconocer la Conciencia?

En pocas palabras: Simplemente observa que algo está leyendo este texto ahora. Esto es generalmente un poco más fácil al principio cuando relajamos nuestras historias acerca de todo. Cuando nos relajamos, por lo general podemos notar la presencia de la conciencia con toda naturalidad. Nos damos cuenta de que hay algo todavía presente. De hecho, nos damos cuenta de que la vida sigue viviendo. O se podría decir: que todavía estamos presentes. No necesariamente como una historia, idea o personalidad, sino que una presencia natural está siempre aquí.

A partir de este simple reconocimiento inicial seguimos avanzando. Cada vez más empezamos a reconocer el hecho de que estamos presentes como conciencia. En otros términos: nos acostumbramos a confirmarnos a nosotros mismos que esta presencia está constantemente aquí, sin tener en cuenta la situación de cualquier momento determinado.

Cuanto más lo hacemos, más fácil y obvio se vuelve. Incluso en situaciones en las que no nos sentimos relajados, podemos empezar observando que también estamos presentes como conciencia.

Se descubrirá que esta misma conciencia no se ve afectada por los pensamientos y emociones que rigen nuestra experiencia de vida. La conciencia está siempre aquí como la presencia abierta que es consciente de todo lo que está sucediendo dentro de su propia presencia.

Incluso podemos comenzar observando que aún cuando nos sentimos deprimidos o muy felices, "eso que conoce" que estamos teniendo esta sensación de depresión o felicidad, ¡no es en sí mismo afectado! Las experiencias cambian, pero el conocimiento de ellas, es siempre libre, claro y estable.

La conciencia es la gran estabilidad que subyace en cada momento. Estamos aquí para ayudarnos unos a otros a descubrir esto en su totalidad.

(1) Cada Experiencia comienza ya con la Conciencia Perfecta

Manual para la Ascensión 6/12


CAPÍTULO 6 

TRES GRANDES MITOS: AMOR, VERDAD Y PODER


Una de las limitaciones causadas por negar su parte espiritual, es que pierden los beneficios del punto de vista más amplio, de esa parte. Como resultado, se les encaraman muchas distorsiones respecto a las cosas cotidianas. Así ha sido por miles de años y, como consecuencia, están prontos a mal interpretar algunos aspectos claves, de sus vidas. El vivir en la ignorancia ha sido algo apropiado para el pasado porque si hubieran sabido más, hubieran malogrado el juego, e invalidado esa parte del experimento que ustedes se propusieron lograr en este planeta. Pero ya llegó el momento de destapar la olla y les propongo que resolvamos tres grandes mitos: el amor, la verdad y el poder.



EL MITO DEL AMOR



El gran mito del amor consiste en que ustedes creen poder amar a alguien, a algo o, por lo menos, a ustedes mismos. ¡Nadie puede amar a otro! ¡Ustedes no pueden amarse a sí mismos ni amar a otros! ¿Por qué? Porque el amor no es un "hacer" sino un "permitir ser".

La mismísima energía, a partir de la cual este universo está construido, posee en sí misma una cualidad: una dicha de ser, una aceptación del derecho de todas las cosas para que sean y un deleite en la expresión de todas las cosas, a medida que ellas disfrutan su derecho de ser. Todos los seres provienen de la Fuente y tienen el derecho divino a experimentar y expresar su divinidad; y todos los seres tienen el derecho a disfrutar las expresiones de los demás; porque ellos en realidad no son más que uno sólo, aunque ingeniosamente disfrazados para aparentar estar separados.

El aceptar esta dicha y deleite de expresarse a ustedes mismos y a los demás, es una experiencia maravillosa y constituye lo que yo denomino "amor". Sin embargo, no pueden ustedes hacer dicha ni deleite. Sólo pueden permitirles ser, dejar que los barra, de cabo a rabo, como cualquier otra emoción. Y esta emoción no está condicionada, en realidad, a lo que cualquier otro ser esté haciendo; se basa en conocer y experimentar la divinidad que hay en él. Si alguien que conoces, está de malas pulgas, por ejemplo, aún así, está expresando su divinidad, aun cuando esa expresión no te entusiasme.

Así pues, el amor no es algo que hacer. Es la respuesta, desde adentro de ustedes, a una frecuencia particular de energía que fluye no sólo hacia adentro, sino también a través y alrededor de ustedes, de manera constante. Muchas cosas pueden hacer que ustedes se marchiten ante la energía relativamente sutil del amor. El miedo, por supuesto, les impedirá sentirlo y distorsionará el poco que sientan. El miedo no es el opuesto del amor. Es el guardián que custodia el portón y, sencillamente, no les permitirá sentir las altas frecuencias, en sus campos. El miedo se encuentra enraizado en sus sistemas de creencias o en sus opiniones acerca de la realidad, sin que tenga nada que ver con la realidad en sí misma.

El amor consiste en permitirse sentir esta energía respecto a ustedes mismos, respecto a los demás y respecto al universo en general. Comienza con la aceptación del derecho de ser de ustedes y el derecho de ser de los demás. Esta aceptación crece hasta convertirse en un aprecio por ustedes mismos y por los demás, de sus cualidades, dones y bondad básica. Y continua creciendo hasta volverse un deleite y una fascinación respecto a ustedes mismos y a los demás.

Así pues, ¿cómo dejar que esto les suceda?

jueves, 1 de diciembre de 2016

Si piensas que el silencio no es una respuesta… aún te falta mucho por aprender


Es muy común quejarnos y conocer de quejas, que tienen que ver directamente con el silencio como respuesta, generalmente causa un rechazo hacia los demás el no tener una respuesta clara y de alguna manera el silencio suele confundir de una manera impresionante.

Quizás sea esto lo que más molestia causa en las personas, que al tener silencio como respuesta, no podemos descifrar lo que estamos recibiendo, no comprendemos si realmente estamos recibiendo una respuesta, si debemos reaccionar, en muchas oportunidades desata furias, en otras confusión, en otras desesperación, el caso es que desde muchos ángulos, el silencio como respuesta queda descartado.


Ocurre que si no entendemos que el silencio es una respuesta directa, aún nos falta mucho por aprender en la vida. Guardar silencio es una manera de expresión tan atrayente, que en muchas personas remueve sus pasiones más ocultas y las interpretaciones más  descabelladas, pero es evidente que no sabemos aún que palabras poner en ese silencio que recibimos y curiosamente cuando llenamos ese silencio de palabras, nunca es a nuestro favor, para nuestro bienestar, por el contrario, asumimos de alguna manera que todos los pensamientos negativos que hemos tenido, respecto a esa situación, se hacen realidad y el silencio los evidencia.

Guardar silencio es una manera de responder, aunque tenga muchos matices, puede significar sensatez, calma, represión, mentira, desinterés o total atención, el silencio suele detener actos terribles, puede apaciguar ánimos de manera inmediata, puede reflejar madurez y capacidad de escuchar, no siempre tenemos que tener respuestas representadas en acciones verbales, en gestos, gritos y actos desenfrenados, si podemos reaccionar ante una lágrima, la entendemos, nos llega y nos activa, por qué nos cuesta tanto entender el silencio como respuesta?



El silencio es el único amigo que jamás traiciona. Confucio


De manera directa, podemos pensar que tiene que ver con nuestras interpretaciones, nos agobia el silencio porque ello significa que la respuesta la pondremos nosotros, según nuestros pensamientos e interpretaciones, cada palabra no dicha quedará a nuestra imaginación, esto se debe a la creciente e inagotable necesidad de siempre generar una reacción en los demás, de que sea una comunicación de toma y dame, cuando las mejores charlas parten del silencio, de las miradas, de las sensaciones, de esos espacios donde podemos decir lo que pensamos y dejar que el silencio actúe, sin interpretaciones, especialmente cuando ellas van orientadas hacia el sufrimiento.

Pensamientos de Mahatma Gandhi para reflexionar sobre la vida


Mahatma Gandhi, es uno de los hombres que ha promovido la paz con un alto impacto, a través de sus ideas revolucionarias. Lideró el movimiento de independencia en la India y se convirtió en inspiración de muchos para luchar por la libertad y los derechos humanos alrededor del mundo.


Sus pensamientos han recorrido la mayoría de los pueblos, con mensajes que invitan a la reflexión y la búsqueda de mejores condiciones de vida en todos los aspectos. Su humildad, su intención de defender lo justo, su visión de la vida, su sentido del humor y el amor definen a este hombre con tanta calidad humana. 

A continuación una recolección de su valioso legado:

La felicidad es cuando lo que piensas, dices y haces están en armonía.

Debes ser el cambio que deseas ver en el mundo.


La mejor manera de encontrarte a ti mismo es perderte en el servicio de los demás.

Casi todo lo que haces no tiene ninguna importancia, pero es importante que lo hagas.



Existen muchas causas por las cuales estoy dispuesto a morir, pero ninguna por la cual esté dispuesto a matar.

Si no tuviera sentido del humor, hace tiempo que me hubiera suicidado.

El débil nunca puede olvidar. Olvidar es un atributo del fuerte.

Cuida tus pensamientos, porque se convertirán en tus palabras.
Cuida tus palabras, porque se convertirán en tus actos.
Cuida tus actos, porque se convertirán en tus hábitos. 
Cuida tus hábitos, porque se convertirán en tu destino.


Hay dos tipos de poderes, uno es obtenido por el miedo al castigo, y el otro por actos de amor. El poder basado en amor es más efectivo y permanente que el miedo al castigo.

La fuerza no viene de una capacidad física. Viene de una voluntad indomable.




El conocimiento profundo de las religiones permite derribar las barreras que las separan.

Nunca es tarde para emprender un nuevo rumbo, vivir una nueva historia o ir tras un sueño



En la vida vamos quemando etapas, pasamos por todo y asumimos muchos roles, tomamos buenas y malas decisiones, elegimos caminos que recorremos o tomamos atajos, el caso es que vamos viviendo y asumiendo nuestra propia vida, con triunfos y fracasos, pero nuestra al fin.

En este escenario que protagonizamos, solemos tener sueños, ilusiones, metas, proyectos, planes o cualquier idea sobre lo que nos gustaría hacer, ser o donde llegar, muchas veces las alcanzamos, otras veces esta meta se va transformando y las prioridades cambian, nuestra vida va sufriendo cambios y nuestro cuerpo también, nuestros pensamientos se hacen más maduros, centrados o sensatos quizás, el caso es, que aunque vayamos quemando muchas etapas, nunca tendremos un límite para que renazca un nuevo sueño en nosotros.

Envejecer es como escalar una gran montaña: mientras se sube las fuerzas disminuyen, pero la mirada es más libre, la vista más amplia y serena. Ingmar Bergman


En su mayoría, las personas temen a la vejez, a los años, a perder la juventud, la potencia y ese dinamismo que caracteriza la etapa de la fuerza, donde somos llamados a implantar muchas metas, sin embargo, no nos damos cuenta que la etapa de la sensatez conlleva consigo, la sabiduría necesaria para emprender y experimentar nuevos sueños, que no hay ataduras, que nos hemos librado de la responsabilidad directa que asumimos en esa etapa de nuestra vida donde solemos asumir muchos compromisos, profesionales, laborales, familiares y de muchas índoles.

Siempre llegaremos a un momento en donde nuestras responsabilidades no nos agobiarán, los hijos crecerán, los nietos ya no serán tan constantes, el trabajo para vivir ya no resultará prioridad, la familia no nos perturba como pudo hacerlo alguna vez y aquellos problemas y pesares que nos angustiaron enormemente, pierden sentido, entonces podremos tomarnos el espacio de crear nuevos sueños, nuevas metas, otros intereses, otros deseos a cumplir…


Los primeros cuarenta años de vida nos dan el texto; los treinta siguientes, el comentario.  Arthur Schopenhauer
 

Aunque puedas considerarte muy mayor para ciertos riesgos en tu vida, todo es cuestión de sensatez, evidentemente habrán cosas en la vida que no estarás dispuesto a sumir, por mucho que lo hayas deseado en algún momento, cosas que hiciste que de seguro ya no pensarás repetir, las energías comienzan a girar en torno a nuevos horizontes, la apreciación de la vida se torna distinta, pero esto no significa deterioro, por el contrario, significa verdadera valoración.

Cuando somos mayores, comenzamos a apreciar aquello que pasaba desapercibido, el valor de una caricia, una palabra sincera, la quietud del silencio y los descansos reparadores, conocer el mundo, experimentar nuevos placeres, dedicarnos tiempo, puede ser una nueva meta en nuestra vida, retomar esa paz y esa indagación propia y ser capaces de orientar y de alentar a los que siguen nuestros pasos.

miércoles, 30 de noviembre de 2016

Entender que lo que nos llevaremos es lo vivido, nos hace vivir lo que nos gustaría llevarnos


Puede que no reflexionemos mucho en relación a las cosas trascendentes de nuestro paso por acá, sin embargo, resulta de mucha utilidad hacernos consciente de que nada de lo que tenemos o creemos tener en nuestra vida nos lo podemos llevar, salvo justo lo que hemos vivido, nuestras vivencias, los recuerdos, los amores atesorados en nuestros corazones, las sonrisas que dimos.

No podremos llevarnos a nuestros seres queridos, no podremos llevarnos nuestro dinero, ni nuestras cosas, ni nuestros diplomas, ni esa colección que tanto nos esforzamos en alimentar. Esto puede entristecernos, nos puede hacer pensar que quizás no valga la pena esforzarse tanto, si a fin de cuentas todo queda acá, quizás con el aliciente de que lo disfrutarán nuestros hijos o nuestra pareja…


Pero si lo enfocamos desde el otro extremo, pensar en esto nos puede dar un gran impulso, nos puede hacer entender que puede que estemos viendo las cosas de manera equivocada, puede que no le estemos dedicando suficiente tiempo a realmente vivir, puede que estemos empeñados en coleccionar cosas y no entendamos que debemos coleccionar experiencias.

Pensemos en lo que nos hace feliz y qué estamos haciendo para acercarnos más a ello. Pensemos en nuestros afectos y en cuánto tiempo les dedicamos… No es tarde para hacer cambios importantes, nunca lo es, más cuando se trata de darle sentido a las cosas. Dejemos los apegos de lado, que no nos permiten disfrutar y nos hacen sentir el miedo de perderlos.



El que se encadena a una alegría, destruye una vida libre; pero el que besa la alegría en su vuelo, vive el amanecer de la eternidad. ― William Blake


Manual para la Ascensión 5/12


CAPÍTULO 5 

LA EXPRESIÓN DIVINA: EL CAMPO DEL ESPÍRITU


En el capítulo anterior hablamos acerca de cómo ustedes llegaron a dónde están. Ahora examinémoslo con un poco más de detenimiento. Todo es energía organizada; el ESPÍRITU no es una excepción. La Fuente es energía organizada y consciente, a una escala inimaginable. En su continuo juego para conocerse a sí misma, se fragmentó. Estas particiones son análogas a pensamientos inmensos (o planos de realidad) que interactúan entre sí. No poseen ni nombres ni formas que ustedes sean capaces de reconocer y, sin embargo, están conscientes de sí mismas, como parte de la Fuente y, también de sí mismas, siendo ellas mismas.

Imagínense muchos baldes de agua suspendidos en el agua; y que toda el agua sea consciente. El agua en un balde sabe que continuamente está intercambiándose con el agua que está afuera; sin embargo, en virtud del hecho de estar contenida, es consciente de sí misma como distinta del agua que está afuera. Por supuesto que los baldes son imaginarios pero son análogos a los campos que apoyan la energía; y el agua es análoga a la energía que los llena. Algunos campos son gigantescos --como por ejemplo, los campos planetarios o solares; y otros son diminutos en comparación, como el campo de un átomo; pero todos ellos contienen, y se nutren de, la energía de la Fuente.

En adición a su interactuar entre los campos, esta energía consciente se fracciona también mediante la característica de la frecuencia. Piensen en el teclado de un piano. Todas las notas individualmente están hechas de la misma cosa básica, vibraciones de cuerdas, pero cada nota, a su vez, implica y contiene todas las armónicas y sub-armónicas (las notas en la misma posición relativa, en las octavas superiores e inferiores). La Fuente se fracciona a sí misma, de maneras que son imposibles de describir, en estados de energía que reconocen su unidad y que a la vez son conscientes de otros estados de energía que conforman el todo. Cada estado de energía crea sub-armónicas de sí mismo, cada uno de las cuales, a su vez, está consciente de las sub-armónicas de los demás estados de energía. Así pues, el Espíritu de todas las frecuencias se conoce a sí mismo como la energía de la Fuente que es pura, juguetona y creadora.

En virtud de ser, el ESPÍRITU expresa la naturaleza de la Fuente a través de los campos que él genera y a través de la energía que irradia dentro de ellos. Tomen, por ejemplo, a Ariel. Algunos de ustedes conocen a esta energía como un arcángel. Ariel es la función responsable de proyectar el campo requerido para el campo físico --el campo conducente para la energía que es necesario para brindarle apoyo a la energía que penetra a través de él, al interior del plano físico. En ciertos puntos del campo, la conductividad se amplifica y el proceso es más eficiente, lo cual da como resultado la materia física o unidades de energía que se congregan y coagulan. En otras partes menos conductivas del campo, sencillamente no lo hacen. Y todo ello se sucede así, mediante un acuerdo consciente. Es así como el espacio fuera una forma de pensamiento colectivo que ustedes todos mantienen; pero, el sostener esta forma de pensamiento del espacio, es apenas una de sus muchas funciones. Y en cualquier momento en el tiempo, la energía que realiza esta función es distinta de la que era hace un instante. Ya ha cambiado mientras ustedes leían este párrafo.

Si te llamas María Sánchez, la energía que se desempeña como la función de María Sánchez (o cualquier otra función, en efecto), constantemente cambia. Ahora puede que la función de María sea la de explorar un aspecto de la maternidad, por ejemplo, el uso del poder en relación con un niño o con un padre enfermo, o una cualquiera del un millón de cosas que el ESPÍRITU desea explorar. También, y sin importar cuál sea la función, el mismo tema podría repetirse a lo largo de muchas encarnaciones desde una perspectiva ligeramente diferente en cada caso. Así pues, la función de María Sánchez amplía la causa de la Fuente, haciendo que la Fuente aprenda más acerca de sí misma. La personalidad de María y su yo-espíritu, conjuntamente, determinan cuán cerca ella va a estar de comprender su verdadera naturaleza como parte de la Fuente y, en consecuencia, de experimentar su indivisibilidad con todo y con todos los que la rodean.

Así pues, vemos el mundo del ESPÍRITU de dos maneras. Primero, el ESPÍRITU es energía pura y organizada, consciente de sí misma y de su unicidad. Bajo esta capacidad, él no hace nada; sencillamente es. Segundo, vemos al ESPÍRITU realizando ciertas funciones, por ejemplo, la de María, la de Juan, la de San Germaín y, por supuesto, la de Serapis. La energía que realiza estas funciones está cambiando constantemente. La porción del Espíritu que realiza la función de Serapis, por ejemplo, está cambiando todo el tiempo pero, aún así, entiende la naturaleza de la tarea y mantiene la apariencia de uniformidad y continuidad.