viernes, 27 de enero de 2017

TU YO SAGRADO capitulo 5


Cultivar la condición de espectador
En verdad, es la vida la que da vida... Mientras que tú, que te consideras un
donador, no eres más que un testigo.
Kahlil GIBRAN

Me doy cuenta de que siempre estoy en libertad para dejarme ir y observarme
Cultivar la condición de espectador es la segunda de las cuatro claves para
acceder a la conciencia superior que le conducirá por el camino de la búsqueda
espiritual. Hay muchos beneficios al asumir esta postura.

En el presente capítulo le pido que cambie la percepción de sí mismo y cultive
un aspecto superior de usted: el de espectador comprensivo. En lugar de
pensar en sí mismo como un ser humano que tiene pensamientos,
sentimientos y hábitos, comience a salir de usted mismo. Estoy señalándole el
camino hacia un nuevo tipo de libertad en la que usted será espectador de su
vida y ya nunca volverá danzar al ritmo que le marquen otros.



¿QUÉ SIGNIFICA SER EL ESPECTADOR? 

Tómese un momento para reflexionar sobre cómo se ve a sí mismo. Mientras
lo hace, piense en lo que significa decir: “Estaba diciéndome a mí mismo
que...” Descubrirá que la frase da a entender que usted es dos personas.
Una persona es el “yo” que estaba diciendo. La otra es el que recibía las
palabras del que hablaba. El yo le hablaba al mí mismo cosa que, cuando uno
examina sus diálogos internos, se hace centenares de veces al día. Cuando se
cultiva la condición de espectador uno se aparta tanto de la posición del yo
como de la del mí mismo.

Aquí desde un espacio invisible, ajeno a su cuerpo físico, el espectador se
desprende de todas las emociones, sentimientos y comportamientos. Desde
ahí, el espectador observa amorosamente el acontecer de toda su vida.
Hace varios años traté un caso en el que la paciente sufría lo que ella llamaba
tristeza terminal. Estaba siempre deprimida. Describía sus sentimientos con
frases como: “Todas las partes de mi ser están deprimidas. Estoy deprimida
cada día, en todo momento. Me despierto deprimida y me voy a dormir
deprimida. Al parecer no puedo librarme de esta terrible sensación de
depresión”.

Un día le formulé una pregunta que se convirtió en el punto de inflexión de su
tristeza.
Dígame –le pedí-. ¿hay estado advirtiendo esta depresión con mayor frecuencia
en las últimas semanas?

Ella respondió:
Sí, he advertido que cada vez se expande más.
Ahora piense con cuidado antes de responder –proseguí yo- ¿La persona que
advierte eso está deprimida? –Ella me pidió que repitiera la pregunta-. ¿La
persona que advierte eso está deprimida? –repetí.
Quedó demasiado desconcertada como para responder. Pero por primera vez
fue capaz de contemplar que existía otro aspecto de ella misma aparte de la
depresión.

Ese aspecto era la parte de ella misma que advertía la depresión. Esta que la
advertía era la testigo, la observadora, que no había sido atrapada por la
depresión. Esa entidad invisible, sin fronteras, era su yo espiritual. Antes de
aquella sesión, la mujer nunca había conocido esa parte de sí misma.
Pasé meses enseñándole a dejar de identificarse con los pensamientos y
sentimientos deprimentes. Aprendió a desprenderse de ellos y observarlos
desde la posición del espectador comprensivo, con independencia de sus
pensamientos y de su cuerpo físico.

Convertirse en espectador supone un acto de amor. Nos saca del mundo de
fronteras y formas y nos permite entrar en un espacio de amor puro.
Así pues, comience ahora a advertir realidades de su vida. Advierta lo plácido
que se siente, o cuánta ansiedad tiene. Advierta su apariencia física. Cuánto
pesa, lo en forma que se siente y el grado de fatiga. Advierta cuánto tiempo
quiere pasar con su familia, en su trabajo, viajando, jugando y rezando. Déjese
penetrar por todo lo suyo. ¡Sus uñas, sus hábitos de conducción, su jardín!
Ahora examine el número de veces que he usado la palabra “advierte”.
Recuerde que existe una actividad llamada advertir, y que incluye al que
advierte y al que es advertido. Entonces, concéntrese en ser el que advierte y
acostúmbrese a acudir a ese lugar de su conciencia durante su vida cotidiana.


¿POR QUÉ DARLE LA BIENVENIDA A LA CONDICIÓN DE ESPECTADOR?

“En mi mundo, nunca nada va mal”. Estas palabras fueron pronunciadas por
Nisargadatta Maharaj en respuesta a una entrevistadora que, exasperada, le
pidió a Maharaj que hablara de los problemas de su vida. Para mí, es la
afirmación de mayor fuerza que haya oído jamás. La tengo presente cada día
de mi vida y he hecho colgar una reproducción de la misma en un lugar
estratégico de mi despacho como recordatorio de su supremo valor.
La entrevistadora insistió en que Nisargadatta tenía que tener problemas como
todos los otros seres humanos. Nisargadatta le dijo:

Ejercicio de visualización: La importancia de tener fe en sí mismo

“Cuida tus pensamientos, porque se volverán palabras. 
Cuida tus palabras, porque se volverán actos. 
Cuida tus actos, porque se harán costumbre. 
Cuida tus costumbres, porque forjarán tu carácter. 
Cuida tu carácter, porque formará tu destino. 
Y tu destino será tu vida.”



Básicamente la confianza se caracteriza por unas elevadas expectativas de éxito y es un componente fundamental si deseas tener una fuerte motivación para emprender una serie de acciones productivas pero difíciles de llevar a cabo. En esta oportunidad, vamos a trascender las reflexiones y la teoría para hacer algo más práctico y que espero que se convierta en un hábito en ti.

Me gustaría que hicieras un ejercicio de visualización, algo que es ampliamente utilizado en las terapias psicológicas de todo tipo. Antes de que repliques pensando que estos ejercicios son muy tontos y no sirven para nada, quiero que sepas que la visualización es una de las técnicas más utilizadas en psicología para mejorar el rendimiento de atletas de élite, empresarios y, en general, de cualquier persona que desea sacar el máximo provecho de sus habilidades. Sencillamente, la visualización funciona porque, primero, crea expectativas de un buen desempeño y, segundo, porque en psicología social se ha estudiado el tema ampliamente y se ha descubierto que la persuasión dirigida hacia sí mismo es una de las técnicas más efectivas para mejorar nuestra eficacia en algo que requiere de nuestras mejores destrezas.

En palabras más sencillas, la visualización es una de las herramientas de programación mental más poderosas -y a un tiempo, más fáciles de hacer (eventualmente espero enseñarte la mayoría)-. Y esto es así porque nuestra mente inconsciente no es muy hábil para distinguir la realidad de la imaginación. Esto no es palabrería barata ni mucho menos, es psicología pura y dura, como lo demuestra el efecto placebo y algunas experiencias como los sueños (que se sienten extremadamente reales y sólo los calificamos como sueños luego de despertarnos). En conclusión, todo lo que imaginas vívidamente, la mente inconsciente lo considera como algo real.

En otras palabras, para una parte de nuestra mente es lo mismo pensar que hacer.

La visualización es un instrumento de programación mental que crea imágenes en la mente que eventualmente son tomadas como algo real, y por lo tanto, tienen el mismo efecto como el resto de nuestras experiencias. Si constantemente te visualizas teniendo éxito en una actividad, ese éxito ya existe en tu mente mucho antes de que tengas la oportunidad de materializarlo, y por tanto ha sido interpretado como algo real e incorporado a la experiencia. Al final, si la visualización es lo suficientemente persuasiva, tu mente procederá con base en esa visualización. Este, llanamente, es el verdadero poder de la mente humana.



Ahora bien, para que la “auto-persuasión” que vamos a realizar por medio de la visualización sea realmente efectiva, los detalles de las imágenes deben ser los más completos posibles. Cuantos más datos y diferentes puntos de vista contengan, más fuerte será el cuadro visual. Esto quiere decir que debemos fortalecer el cuadro visual involucrando la mayor cantidad y diversidad de información posible: visual, auditiva y kinestésica.

Algunos escritores y psicólogos recomiendan lo que se conoce como “experiencia realizada”, que básicamente consiste en visualizar el resultado más que el proceso. Sin embargo, creo que enfocarte en el resultado no permite simular una experiencia completa. Tienes que visualizar tu objetivo pero también el camino que recorres para llegar hasta él. De lo contrario, cuando te enfrentes realmente a la situación que has simulado en tu mente, ésta se confundirá porque estará esperando el resultado de la situación y no sabrá qué pasos debe cumplir para llegar hasta él.



Los cinco pilares de la visualización

Para maximizar el poder persuasivo de nuestra propia mente, es preciso prestar especial atención a cinco factores fundamentales: la repetición, la claridad, la acción en el tiempo presente, la implicación personal y el uso de los cinco sentidos.

1. La repetición simplemente asegura que nuestras simulaciones mentales sean lo suficientemente fuertes y queden impresas en nuestra mente, por esta razón es importante hacer el ejercicio varias veces.


2. La claridad asegura que nuestras imágenes sean nítidas tanto en forma como en contenido y por tanto es importante que utilicemos la mayor cantidad de información posible en nuestros ejercicios de visualización. Forma tu mundo imaginado detalle por detalle (cuanto más practiques, más fácil te será agregar detalles). Visualiza el escenario: ¿en dónde estás?, ¿es de día o de noche?, ¿hace frío?, ¿cómo es el lugar: amplio, iluminado, cómodo? Visualiza las personas: ¿qué apariencia tienen?, ¿hay muchas?, ¿cómo interactúan contigo: te felicitan, te sonríen, te aplauden, te piden un favor? Visualízate también al máximo detalle: ¿estás recién bañado?, ¿qué fragancia estás usando?, ¿de qué color son tus prendas?, ¿estás emocionado o calmado?, ¿qué estás diciendo?, ¿qué haces?, ¿qué sientes?

jueves, 26 de enero de 2017

TU YO SAGRADO capitulo 4


Destierre la duda

Las dudas son nuestros traidores
SHAKESPEARE

Me libré de mis dudas recordando que hay una razón válida para todo lo que
sucede

En la primera parte de este libro he descrito las ideas y opiniones que le han
transmitido y que han influido en su vida. Muchas de estas ideas podrían ser
ahora su realidad cotidiana, podrían definir lo que es posible y lo que es
imposible en su existencia.

Le he instado a abandonar muchas de estas creencias y establecer una nueva
relación con la realidad que se base en lo que usted sabe que es verdad. Una
vez conozca su verdad personal, su realidad quedará libre de dudas.
Puede que no crea que la duda tenga mucho efecto sobre su vida. Pero parte
del daño que crea radica en que se e3ncuentra tan por completo integrada en
su sistema de creencias que le resulta imposible pensar de ninguna otra forma.
Al dudar de nuestros logros potenciales, proclamamos con certeza lo que es y
lo que no es posible. Pero cuando se destierra la duda, llegamos a un
conocimiento que conduce a soluciones creativas e inspiradas que van
muchísimo más allá de lo que creíamos posible.

Con la duda usted es incapaz de recorrer con éxito el camino de su búsqueda
sagrada y alcanzar su yo espiritual. Tiene que reconocer este obstáculo para
alcanzar su conciencia superior. Necesitará trabajar en el destierro de la duda
de su mundo interior. Cuando sea extirpada de sus pensamientos
desaparecerá de su mundo exterior, y se hallará en un viaje interno y eterno
mucho más satisfactorio.

Andrew Cohen, en su delicioso y sencillo libro Enlightment Is a Secret:
Teachings of Liberation (La iluminación es un secreto: enseñanzas de
liberación), explica una manera de librarse de la duda:

P: No tengo claro cómo librarme de la duda.
R: Arrojándola de ti. Si vieras a tu hija jugando en la cocina, advirtieras que ha
encontrado un frasco de veneno para ratas y que está a punto de bebérselo,
¿qué harías?
P: Se lo arrebataría de la mano
R. Sí. Porque sabes lo peligroso que es. Cuando sepas lo peligroso que es la
duda, harás lo mismo. Una persona ignorante no se da cuenta de lo peligrosa
que es la duda; por lo que se permite abandonarse a la duda, y al hacerlo
destruye la posibilidad de despertar de verdad.
Cuando comience a desterrar la duda de su vida con esta primera clave de
acceso a la conciencia superior, recuerde este diálogo y lo sencillo que resulta.
La presencia de la duda puede impedirle despertar. Cuatro sencillas palabras
describen por qué es así: como pienses, así serás. En efecto, nos convertimos
en lo que pensamos durante todo el día. No permita que sus pensamientos y
actos los dicte la duda.

Permitirse dudar es igual a tener un traidor a cargo del timón de su vida. La
duda es un traidor porque usa las limitaciones y los defectos para influir en el
curso de su existencia. Recorrer el camino de su búsqueda sagrada, guiado
por su yo superior, implica que debe desterrar la duda.
¿Puede imaginar su realidad si le hubiesen criado en un ambiente libre de
dudas? ¿en que sería diferente su vida si nunca hubiese oído “eso no puede
hacerse”, “eso es imposible”, “acepta tus limitaciones”? ¿Y si le hubiesen
alentado a usar la energía de su mente? Podría haber usado esa energía para
explorar la capacidad de influir en otros seres, cosas, el tiempo atmosférico, su
creatividad.

Puede que eso le suene un poco fantástico. Pero recuerde que está valorando
lo posible y lo imposible con dudas, que de forma automática se deslizan hasta
su mente cuando alguien sugiere algo que usted cree absurdo. Si hubiera sido
lo bastante afortunado como para se criado sin dudas, poseería un increíble
sentido interior de su capacidad.

Nunca pronunciaría frases que reflejan duda, como “No tengo el talento
suficiente”, “eso no puede hacerse sé realista” y “¿no sabes que existen
límites para todo?”. Libre de dudas, habría comprendido mucho más temprano
que es una criatura divina. Habría conocido su capacidad interior para crear el
mundo y abordar los males de la sociedad sin ninguna duda sobre su
capacidad para crear utopías.

Sabría que la humanidad es fundamentalmente buena. De los defectos
humanos no culparía a una incapacidad ingerente o al diablo. Sabría que la
satisfacción de las exigencias del ego es la actividad que crea esos defectos.
El yo sagrado no conoce la duda. No tiene límites ni fronteras. ¿Cómo sería
nuestro mundo si hubiésemos aprendido esto en la infancia? Es hora de que
sepamos que tenemos la responsabilidad de incorporar la búsqueda espiritual
a nuestra vida y de introducir a nuestros hijos en ese aspecto de la vida.
Yo les ofrezco a mis hijos oportunidades de aprender sobre su limitado interior
mediante varios métodos. Por ejemplo, los invito a salir conmigo para “hacer
nubes”. Después de comer, a menudo nos llevamos una manta fuera, nos
tendemos sobre ella y nos dedicamos a ello.

Los niños comienzan por crear la imagen interior e una forma que quieren ver
en las nubes. Luego concentran su energía en una nube en particular, e
intentar que adopte esa imagen interior. El vecindario se ha habituado a oír
gritar a mis hijos “Estoy haciendo una casa, papi. Mira cómo se mueve mi
nube. ¡Estoy moviéndola con la mente!”.

Puede que muchos niños del vecindario piensen: “Esos Dyer están locos. ¿de
verdad creen que pueden hacer que las nubes adquieran una forma? “. Pero
¿por qué no deberían aprender los niños que por dentro de ellos fluye la misma
inteligencia divina que mueve las nubes? Si está en todas las cosas, lo cual
sabemos que es verdad, entonces está tanto en mis hijos como en las nubes.
¿Por qué no sentirse tan conectados con ella como para hacer sus propias
formas e nubes? Nuestros hijos tienen muy pocas dudas, y este conocimiento
interno les permite crear el mundo que quieren para sí mismos.
Usted hace lo mismo cuando se va a dormir. Entra en la experiencia de los
sueños con una absoluta carencia de duda. De hecho, es incapaz de llevar la
duda a ese ámbito. Es como si dios tuviera una señal de “No se admiten
dudas” a la entrada de los sueños.

En sueños, usted es capaz de hacer cualquier cosa que su mente pueda crear.
Puede volar, visitar el pasado, proyectarse al futuro, conversar con quienes se
marcharon hace mucho tiempo, ver a quienes han muerto y saber que están ahí
con usted, saltar por encima de enormes árboles, respirar debajo del agua,
crear docenas de personajes y llevar a cabo una interminable lista de otras
actividades. Durante este tercio de su vida que pasa durmiendo, no tiene
dudas. Y por tanto carece de limitaciones.
Luego, cuando despierta, introduce instantáneamente al compañero constante,
al duda, de vuelta en su conciencia de vigilia. Despierto, cree que esas cosas
no son posibles en al vida diurna. La diferencia radica en que durante el sueño
usted sabe qué puede hacer y lo hace; en sus omentos de vigilia cree que no
puede, y no lo hace.


LO QUE SABE Y LO QUE CREE

"Consciencia", nuevo libro de Emilio Carrillo



¿Llevas el mando consciente de tu vida?

Permíteme que arranque estas páginas con una pregunta muy directa: ¿llevas el mando consciente de tu vida?

Ya sé que es una manera poco convencional y hasta quizá inapropiada de iniciar un libro. Sin embargo, no me negarás que se trata de una cuestión trascendente e importante… ¡sobre todo para ti! Entonces, dime, ¿sí o no?:

• Si la contestación es no, significa que reconoces que pasas tus días sumido en la inconsciencia y actuando como una especie de autómata bajo la presión y el control de los hábitos, paradigmas, deberes, obligaciones, devociones, anhelos y sistemas de creencias que otros han metido en tu cabeza. Al menos no te autoengañas y te das cuenta, lo que es el primer paso para salir de esa inconsciencia.

• Si es sí, tengo que plantearte otra cuestión: ¿estás seguro? Porque es posible que, efectivamente, seas una de las pocas personas que dirigen conscientemente su vida y llevan las riendas de la misma. Si es así, ¡enhorabuena! Pero también puede ser que esta idea sea solo una ilusión; una ficción generada, precisamente, desde tu inconsciencia.

Comprendería perfectamente que, tras leer lo precedente, te sintieras un tanto incómodo y prefirieras acudir al viejo truco de responderme con una pregunta: «¿Qué es lo que quieres decir exactamente, Emilio, cuando utilizas los términos consciente o inconsciencia?

Obviamente, ambos giran en torno al vocablo consciencia. Y esta, a su vez, como tendrás ocasión de constatar al pasearte por este texto, se halla muy unida a la expresión estado de consciencia. Pero vayamos por partes; hablemos de la consciencia primero, y del estado de consciencia después.

Consciencia y estados de consciencia

La palabra consciencia deriva del latín conscientia y, acudiendo al Diccionario de la lengua española de la RAE, tiene dos significados primarios:

1. Capacidad del ser humano de reconocer la realidad circundante y de relacionarse con ella.

2. Conocimiento inmediato o espontáneo que el sujeto tiene de sí mismo, de sus actos y reflexiones.

Por tanto, ser consciente o tomar consciencia conlleva dos capacidades estrechamente interconectadas: la de reconocer la realidad que hay a tu alrededor y la de conocerte a ti mismo. No está nada mal para empezar, si bien en este libro encontrarás que la consciencia tiene un alcance aún más relevante.

En cuanto al estado de consciencia, está intrínsecamente ligado a estas dos capacidades y puede ser explicado como la percepción que uno tiene de sí mismo y de los demás, de su vida y las de los otros, del mundo y lo que en él sucede, de la muerte, de la divinidad… Es, en definitiva, la visión de las cosas con la que andas por la vida. ¿De qué depende? Pues de cómo ves la realidad que te rodea y de cómo te ves a ti mismo; es decir, de tu consciencia. Eso sí, esta visión es distinta para cada ser humano, pues cada cual tiene la suya, e incluso para una misma persona no siempre es igual, porque va evolucionando como consecuencia de las experiencias que vive y, sobre todo, de cómo las vive. Por todo esto (por estar unida a la consciencia, por ser diferente para cada uno y por ir variando de la mano de las experiencias) denomino estado de consciencia a esta visión que cada uno tiene de las cosas.

Por tanto, aunque la consciencia es algo objetivo en cuanto a su conceptualización (es la doble capacidad a la que he hecho mención), se plasma de modo íntimo en cada persona y en cada momento de su vida por la vía de las experiencias que vivencia. Esta plasmación constituye el estado de consciencia de la persona, que está siempre en evolución (más lenta o más rápida, según los casos).

La evolución del estado de consciencia

En los términos reseñados, la evolución del estado de consciencia es individual. Ahora bien, cuando alguien abre nuevas puertas conscienciales para sí mismo, esto repercute en el estado de consciencia de la humanidad, que viene a ser algo así como la suma de los estados de consciencia de cada uno de sus integrantes. Algunos científicos lo han llamado campo mórfico o morfogenético y han explicado que la evolución del estado de consciencia global, siendo impulsado por el de cada cual, retroalimenta, igualmente, el de todos y cada uno de los miembros de la especie. Desde esta perspectiva, cabe afirmar que la evolución del estado de consciencia, siendo personal, también es colectiva; y que la colectiva influye en la individual.

Ahora bien, ¿en qué consiste tal evolución? Expresado coloquialmente: ¿de dónde viene y hacia dónde va?

En cuanto a lo primero, cada ser humano y la humanidad tuvieron en su origen una consciencia prehomínida, desde la que, por las experiencias vividas a lo largo de milenios, se progresó a otra mágica, luego mítica y, finalmente, mental y racional. El resultado de este discurrir ha sido el nacimiento y la consolidación del «yo» y la percepción de uno mismo y de los demás como individuos, como sujetos. De este modo, se ha ido forjado y plasmando en la humanidad una consciencia asociada a ese yo, la consciencia egoica. ¿Cuáles son sus características? Retomando lo indicado por la Real Academia Española y aplicándolo a esta consciencia egoica, sus principales señas de identidad son dos:

• La capacidad de reconocer la realidad circundante y de relacionarse con ella se centra en el uso de los sentidos corpóreo-mentales; y se ejerce y practica a través de los medios, los datos, la información y la interpretación que esos sentidos físicos facilitan.

• El conocimiento inmediato o espontáneo que el sujeto tiene de sí mismo, de sus actos y reflexiones, viene dado por la identificación con su yo físico, mental y emocional y con su personalidad creada desde la experiencia de la individualidad en libre albedrío.

Sobre estos dos pilares se han construido las pautas civilizadoras de las que proceden la forma de vida de cada persona y el modelo de sociedad imperante en la humanidad; es decir: el sistema socioeconómico en sentido amplio; las instituciones y su gestión política; los paradigmas y sistemas de creencias; las normas morales y las escalas de valores; el estilo de vida y los hábitos, conductas y comportamientos colectivos e individuales; la ciencia y el enfoque y utilización de los avances tecnológicos; las ideologías, credos y religiones; etcétera. En todo ello se halla subyacente la citada consciencia egoica y todo ello es, a su vez, manifestación y expresión de la misma.

Sin duda, el yo (autopercepción como sujeto; identificación con el yo físico, mental y emocional; asociación a una personalidad forjada desde la experiencia de individualidad; y gestación de una consciencia egoica como lógica consecuencia de lo anterior) constituye un éxito de la evolución. Pero, a su vez, llegado un punto concreto del proceso evolutivo (precisamente el punto histórico en el que la humanidad y cada ser humano se encuentran hoy), supone un obstáculo para que la evolución continúe su avance. El yo es un obstáculo hasta el extremo de que ha puesto en serio peligro la propia supervivencia del género humano y del hábitat ecológico que la hace factible. Esta es la tesitura consciencial, nunca mejor dicho, en que actualmente se halla el género humano y, por tanto, tú mismo: la consciencia que ha servido para llegar donde se está ya no sirve para seguir adelante y provoca tanto la ralentización evolutiva como el riesgo de que se venga abajo todo lo edificado.

Esto responde la pregunta antes abierta con relación a la evolución y su dirección: se encamina hacia la ampliación o expansión de la consciencia más allá de las fronteras de la consciencia egoica.

La expansión de la consciencia

¿Qué implica y comporta esta expansión consciencial? Fundamentalmente, dos cosas:

• Percatarse de que el ser humano es mucho más que su yo físico, mental y emocional. Esto significa ahondar en el conocimiento de uno mismo hasta acabar con el aferramiento al «yo» que hasta ahora ha marcado la vida de la gente y la configuración del pensamiento y la sociedad en todas y sus diversas facetas.

• Y, como consecuencia de lo precedente, darse cuenta de que el ser humano goza de potencialidades y capacidades para comprender la realidad de una manera que resulta imposible para la mente. El ser humano tiene que darse cuenta de que la mente, teniendo facultades prodigiosas, es un instrumento limitado y deficiente cuando se tratar de entender, ver y vivir la vida.

Muchos piensan todavía que la identificación con el yo físico, mental y emocional y la consciencia egoica constituyen la única vía para saber y comprender. Sin embargo, esto es tan ridículo como lo era la creencia de que la Tierra era el centro del universo (no hace tanto tiempo de esto: la sentencia condenatoria contra Galileo Galilei por refutar el geocentrismo data de 1633, no hace ni cuatrocientos años; y la interdicción formulada por la Inquisición contra el sistema copernicano heliocéntrico no fue levantada hasta 1812). Con esta concepción, la humanidad se ha instalado en un gran egocentrismo, que es la causa de los problemas, los conflictos y el sufrimiento que sientes en tu vida, en los demás y en el mundo.

Para salir de esta limitación, es momento de dar un paso en el proceso evolutivo y adentrarse en otro estado de consciencia desde el discernimiento de que la auténtica y genuina existencia del ser humano no es la consciencia egoica del yo, sino la consciencia del Ser, que es algo que no nace y no muere. Una consciencia que, como se desarrolla en los capítulos que siguen, cuenta con dos esferas inseparables: la consciencia de lo que se es y la consciencia de lo que es. Esto abre las puertas a una nueva visión que se relaciona con lo transpersonal y que, sin rechazar ni renunciar a la diversidad, sino todo lo contrario, percibe la Unicidad en la constatación de que somos uno con todo.

Esto no es algo teórico, ni mucho menos teológico, sino eminentemente práctico, y tiene rotundas e importantísimas repercusiones en la vida de cada uno y en el devenir colectivo y social. De hecho, enlazando con lo expuesto al comienzo de la presente Introducción, sólo por medio de esta expansión de la consciencia podrás tomar y llevar el mando consciente de tu vida.




Sobre la estructura de este libro

Desde la tranquilidad de haberme desidentificado del yo físico, mental y emocional y estando libre, por tanto, de la falsa modestia que es una de las manifestaciones del ego, puedo decirte que el texto que tienes en tus manos es fruto precisamente de dicha expansión consciencial. Y sin ánimo de convencer a nadie de nada, ni de sustituir unos sistemas de creencias por otros, este libro muestra en detalle (para los que en su libre albedrío estén interesados) las características del estado de consciencia que surge de la evolución descrita y sus plasmaciones prácticas. Dichas plasmaciones se hacen efectivas en la vida cotidiana de cada cual y en la configuración de la sociedad en sus distintos aspectos y vertientes.

Concretamente, la estructura básica del libro puede sintetizarse así:

a) Los dos capítulos iniciales («Consciencia y economía» y «Consciencia y política») tienen relación con lo primero que el Diccionario de la lengua española destaca en su definición: reconocer la realidad circundante y relacionarse con ella desde los ojos nuevos que la expansión consciencial proporciona. Así, sus contenidos diluyen los velos entre los que la consciencia egoica ha mantenido oculta la realidad del sistema socioeconómico, institucional y político vigente. Dichos capítulos ponen en evidencia tanto el calado y las consecuencias de la mutación que el mencionado sistema acaba de experimentar como la red de élites y subélites que lo dirigen y controlan: no estamos ante una crisis económica, como se suele afirmar, sino ante algo de muchísima más envergadura, y las élites y subélites están perfectamente organizadas en círculos de poder para conducir este proceso. Los miembros de los dos primeros círculos de esa red de dominio son, en la actualidad, los amos del mundo. Y para sostener dicho dominio y hacerlo en el anonimato, manejan un complejo entramado de manipulación colectiva (te sorprenderá conocer su potencia) cuya finalidad es, precisamente, dificultar y ralentizar en lo posible la evolución de la consciencia a la que esta Introducción se viene refiriendo (y que constituye el hilo conductor del conjunto de estas páginas).

b) El desarrollo de los contenidos anteriores te llevará a reconocer la auténtica realidad que afrontáis tú y la humanidad, con lo cual corresponderá, ineludiblemente, poner sobre la mesa la pregunta del qué hacer. La respuesta a esta cuestión hace de bisagra entre los dos capítulos enunciados y el resto y se basa en tomar consciencia.
Esta toma de consciencia no atañe solamente a lo que es pertinente hacer, sino también a lo que hay que dejar de hacer para desconectar de los comportamientos, hábitos, percepciones e inercias vinculados con la consciencia egoica. El entramado de manipulación ha perseverado en exacerbar la presencia de todo ello en tu vida y en tu cabeza hasta que has llegado a ser un esclavo integral (alguien que se autoexplota voluntariamente a sí mismo). Una vez que tengas el conocimiento, podrás asumir el mando de tu vida (para que sea realmente tuya y responda a lo que en verdad eres y sientes) y llenar de consciencia tu día a día.
A partir de aquí, los otros nueve capítulos del texto ahondan en los distintos aspectos de esta toma de consciencia, para que inunde tu vida cotidiana y se afiance en ella.

c) Llegados a este punto, toca ocuparse del segundo componente de la definición de consciencia dada por el Diccionario de la lengua española: el conocimiento de uno mismo. Los capítulos 3, 4 y 5 («Consciencia y vida cotidiana», «Consciencia y mente» y «Consciencia y aquí-ahora») se dedican especialmente a ello con el fin de que percibas y comprendas estas cosas:
• Que eres mucho más que tu yo físico, mental y emocional; y que una cosa es, metafóricamente hablando, el coche (ese yo) y otra bien distinta el Conductor que realmente eres y que ha encarnado en él para experienciar la vivencia humana.
• Lo que es el ego y lo distinto que resulta vivir desde el mando consciente del Conductor o bajo las directrices del ego.
• El funcionamiento de la mente, y sus capacidades y limitaciones, para que esté realmente a tu servicio en lugar de estar tú abducido por ella.
• El significado del aquí-ahora, el momento presente, como espacio sagrado de libertad. Desde este espacio puedes modular la frecuencia vibratoria de las actitudes y acciones con las que vives las experiencias del día a día para que sean efectivamente tuyas (en lugar de ser meras reacciones inconscientes o respuestas automáticas derivadas de los sistemas de creencias que te han imbuido).

d) El conocimiento de uno mismo requiere, igualmente, descubrir, poner en práctica y compartir los dones y talentos (cualidades, capacidades y facultades creativas innatas) de cada cual. Esto se halla muy unido a la educación, pues la esencia de esta es contribuir a sacar del otro lo mejor de sí (es decir, sus dones y talentos). Por esto, la educación tiene dos ejes claves: colaborar para que el niño, el adolescente o el joven se conozca a sí mismo; y para que, al hacerlo, ponga en valor esos dones. De todo ello se ocupan los capítulos 6 y 7 («Consciencia y educación» y «Consciencia y dones»).

e) Y el conocimiento de uno mismo y la expansión de la consciencia conllevan, igualmente, un giro radical en la percepción de la enfermedad y la muerte, en las que se centran los capítulos 8 y 9 («Consciencia y enfermedad» y «Consciencia y muerte»). Por raro que pueda parecer bajo la perspectiva de la consciencia egoica, la lectura de ambos te llevará a un nuevo discernimiento que te permitirá lo siguiente:
• Aunque el médico te indique que tienes una enfermedad, serás consciente de que esto es rotundamente falso, porque es imposible que tú, lo que auténticamente eres (Conductor), enfermes: solamente es el coche (el yo físico, mental y emocional) el que se ha averiado. Y, aún más, es el Conductor el que genera la enfermedad en el coche en pro del desarrollo consciencial y evolutivo y el recuerdo de lo que eres y es: ninguna enfermedad es fruto del azar y todas tienen su origen y razón de ser en dinámicas interiores (procesos conscienciales); no exteriores (los síntomas que obtusamente absorben la atención de la medicina convencional).
• Y si te dicen que alguien ha muerto, aunque se trate de un ser querido, serás consciente de que eso también es mentira, porque dicho ser sigue muy vivo. La muerte forma parte de la vida y no tiene el sentido que una gran parte de la humanidad todavía le otorga, sino que constituye un renacimiento, una puerta que se abre para pasar de una habitación (el «plano físico») a otra habitación (el «plano de luz») de la vida.

f) El listado de capítulos se completa con otros dos («Consciencia y ciencia» y «Consciencia y Dios») que sirven tanto para el reconocimiento de la realidad como para el conocimiento de uno mismo. Parten del hecho cierto de que la ciencia contemporánea, a causa de sus indagaciones y descubrimientos, se ha convertido en un poderosísimo instrumento a favor de la evolución de la consciencia. Esto se desarrolla por medio de una síntesis de lo que puede denominarse física de la Deidad, cuyos fundamentos esenciales posibilitan tres cosas:
• Acercarse a los nuevos y más innovadores postulados científicos.
• Ver los impactos de estos en la apertura de una nueva visión de la vida, el mundo y el universo.
• Ver la luz que aportan a la hora de profundizar en el discernimiento de lo que la divinidad supone y significa y de la plena integración en ella de la existencia humana.

g) Por fin, el libro se cierra con un Epílogo que sirve de colofón al texto. En él se te recuerda que estar en este planeta y en el plano humano es solo un estado de ser entre los infinitos posibles en que lo que eres vive instantánea y multidimensionalmente: podrá variar dónde estás, pero nunca lo que eres; podrá evolucionar la realidad, pero lo que eres, tu existencia misma, se mantiene por siempre inmutable. Finalmente, el Epílogo te alienta y anima a expandir tu consciencia hasta el punto de transformarte en lo que siempre has sido y nunca dejarás de ser: es decir, Dios.

Emilio Carrillo


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CONSCIENCIA - Nuevo libro de Emilio Carrillo en proceso de edición. Abril 2016

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miércoles, 25 de enero de 2017

¡Ojo! Científicos advierten que dentífricos y chicles pueden llevar a cáncer


Francia ha ordenado una investigación después de que estudio desvelara que un colorante utilizado en productos como dentífricos o gamas de mascar puede provocar cáncer de colon.


Las autoridades sanitarias francesas han ordenado una investigación después de que un estudio el Instituto Nacional de Investigación Agronómica de Francia (INRA) revelara que el colorante alimentario E171 puede causar cáncer.

El E171, o dióxido de titanio (TiO2), es una sustancia utilizada por la industria alimentaria para blanquear productos. Se puede encontrar en dentífricos, gomas de mascar, yogures, helados y otros productos dulces.

La investigación

El INRA sostiene que el estudio ha demostrado "por primera vez que el E171 traspasa las barreras intestinales en los animales y alcanza otras partes del organismo".

En su experimento, los investigadores proporcionaron durante 100 días agua con dióxido de titanio a ratas, tras lo cual hallaron partículas de dióxido en el hígado de los animales. Los científicos constataron que una exposición oral crónica al aditivo provocó lesiones precancerosas en el colon al 40% de las ratas.

Sin embargo, el INRA puntualizó que todavía no es se puede asegurar que el E171 tenga los mismos efectos sobre un organismo humano. "Si bien se ha demostrado que el colorante contribuye al inicio y desarrollo de las etapas tempranas de una carcinogénesis colorrectal, no podemos extrapolar los resultados a los humanos o a las etapas más avanzadas de la enfermedad", subraya el informe.

¿Prohibir el E171?

TU YO SAGRADO capitulo 3



Abandono de viejas creencias
Una de las diferencias más impresionantes entre un gato
y una mentira, es que el gato sólo tiene siete vidas.
 Mark Twain

Mi pasado no es más que la estela
que he dejado tras de mí.
Lo que impulsa mi vida es la energía
que genero en el presente.

Ahora ha llegado el momento de comenzar la tarea de reorganizar y abandonar
las creencias y opiniones que no se adapten a su nueva relación con la
realidad. Veamos algunas de esas arraigadas creencias y apartémosla de
nuestra conciencia.

Su pasado está preñado de creencias. Estas creencias se encuentran en el
núcleo de lo que usted percibe como constituyentes de su realidad. Debe
usarlas para explicar por qué su vida ha tomado el rumbo que ha tomado.
Tome la resolución de extirpar aquellas que no se ajusten a la nueva relación
con la realidad que está creando.

A lo largo de este capítulo se le pedirá que descubra y luego cambie creencias
que ya no necesita. Puede que se pregunte por qué iba a aferrarse a sistemas
de creencias innecesarios o indeseados. En el libro Be As You Are (Sea tal
como es) Ramana Maharshi, uno de los sabios indios del siglo XX, dice lo
siguiente en respuesta a por qué los seres humanos continúan repitiendo
costumbres que niegan su ser:

El placer o el dolor no son sólo aspectos de la mente. Nuestra naturaleza
esencial es la felicidad. Pero hemos olvidado el yo e imaginamos que el cuerpo
o la mente son el yo. Es esa identidad equivocada la que da lugar a la
desdicha. ¿Qué debe hacerse? Esta tendencia es muy antigua y ha perdurado
durante reencarnaciones. Por lo tanto, se ha hecho fuerte. Debe desaparecer
para que la naturaleza esencial, la felicidad, se imponga.
Este capítulo podría ayudarle a responder a la pregunta planteada por Ramana
Mahrshi: “¿qué debe hacerse?”.

He aquí diez de las creencias más comunes y difíciles de desechar que se
enseñan en la civilización occidental. Examine cada una de estas creencias
nucleares y observe cómo operan en su vida. Luego considere alguna de las
sugerencias que ofrezco.

En el proceso, volverá a definir su relación con la realidad y tal vez hallará sus
propias respuestas a la pregunta: “¿qué debe hacerse?”.
Recuerde que la totalidad de su vida tiene que ver con la acumulación de
energía. Cuantas más creencias destierre de su espacio interno, más espacio
habrá para la nueva energía. Pregúntese si estas diez creencias las quiere
mantener o desechar. Y tenga presente que si dichas creencias no le sirven,
son mentiras que viven eternamente, como sugiere Mark Twain en el epígrafe
del presente capítulo.



PRIMERA CREENCIA: 
CUANTO MÁS, MEJOR

Cuanto más mejor es una enfermedad del siglo XX que puede ocultar el
sendero de su búsqueda. ¿Se ha convertido esta creencia en parte de su vida
diaria? ¿Dónde está la paz en cuanto-más-mejor?
Esta búsqueda del más lo condena a uno a una vida de constante lucha.
Resulta imposible disfrutar de la vida. ¿Le han educado en esta creencia? Si
ha dedicado una gran cantidad de energía vital al cuanto-más-mejor, puede
resultarle difícil sustraerse a esa inercia. Necesita saber si es una piedra
angular de su vida.

Algunos de los indicadores de que el cuanto-más-mejor informa su vida son
los siguientes: tiene que estar ocupado para sentirse satisfecho; debe ganar
más dinero del que gana; ha de obtener un ascenso para demostrar su valía;
necesita tener más de todo. Para cambiar esto, usted ha de descubrir y
convencerse de que apenas sí necesita cosas para ser libre.. Éste es el primer
paso para abandonar esta espiral.

Cuanto-más-mejor le mantiene a uno anclado en el ámbito de lo físico. Con lo
que el yo espiritual no tiene cabida en nuestra vida diaria. La energía interna
está concentrada en la acumulación, las adquisiciones, las recompensas, los
trofeos, la aprobación y el dinero.

Algunas personas experimentan sentimientos de culpa, vergüenza, y se hacen
reproches porque piensan que son haraganas e incompetentes.
Nos enseñan este juego en una etapa temprana de la vida. Ya en el colegio,
buscamos conseguir notas más altas, diplomas adicionales, reconocimientos.
No hay paz en esta espiral.

La sensación de paz existe cuando uno se aparta del cuanto-más-mejor. Ello
indicará que su yo espiritual está llamándole. “Los buenos y los sabios llevan
vidas tranquilas”, dijo Eurípides.

Que quede claro que no incluyo esta constante búsqueda del más a la cabeza
de la lista porque sea intrínsecamente mala. La razón es porque le niega la paz
y armonía que precisa su búsqueda sagrada. NO tiene por qué convertirse en
un ser inerte para tener paz. Puede abandonar la idea de cuanto-más-mejor y
reemplazarla por una serenidad interna que no necesita más para ser
satisfactoria.

Usted ha recibido creencias de una interminable cadena de personas que han
sido víctimas voluntarias durante generaciones. Cuando se despoje de estas
creencias, abrirá un espacio interno que e permitirá acumular un tipo de
energía diferente, energía que le dirigirá hacia la paz y no a la confusión y a una
operación a corazón abierto.

Sugerencias para librarse del cuanto-más-mejor:
Relájese, relájese, relájese. Nunca lo repetirá lo bastante. Examine con
cuidado cuánta energía vital utiliza en la consecución de lo que ni quiere ni
necesita. Practique una vez por día el decir no al cuanto-más-mejor. Diga un
muy tajante “no, no voy a perseguir eso”.

En lugar de perseguir el cuanto-más-mejor, dedique tiempo a jugar con su hijo
o nieta. Lea el Nuevo Testamento en lugar de afanarse en otro objeto. Váyase
a dar un largo paseo por la orilla del río en lugar de dedicar tiempo a superar a
los demás.

Al liberar la energía que antes aplicaba a conseguir más, usted se libera a sí
mismo para experimental el júbilo de ser. Esto es la libertad, el escoger ser, no
acumular.

Descubrirá, a medida que adopte esta actitud, que muchas cosas que antes
perseguía, incluido el dinero, comenzarán a aparecer en su vida sin que las
persiga. Ésta es una de las grandes ironías de la vida ¡Menos es más!
Concédase momentos de contemplación silenciosa. Trate estos momentos
como algo absolutamente esencial en su rutina diaria. La práctica de la
meditación o la plegaria silenciosa volverán a ponerle en contacto con Dios.
Como lo expresó Mikhael Aivanhov en The Mistery of Life (El misterio de la
vida), “dondequiera que no existan límites, donde existan la infinitud, la
eternidad y la inmortalidad, allí está Dios”.

Los momentos de contemplación le apartan de la idea de que debe tener más.
Llegará a saber que todo lo que necesita para tener una vida plácida,
placentera y llena de amor, ya lo posee, y esta conciencia impregnará toda su
vida cotidiana.

Practique decir “paso”. Cuando comience a sentir la presión de ir a por más,
limítese a decir la palabra “paso”. Es liberador dejar que ceda la presión por
conseguir más. Después de decir esto unas cuantas veces sentirá una libertad
interna. Este espacio interior quedará disponible para su yo espiritual.
Vuelva a la naturaleza. La naturaleza es terapia. Concédase tiempo para ir a
bosques, caminar por las montañas, pasear por los campos o a lo largo de la
playa. El sencillo hecho de estar en contacto con la naturaleza es una forma de
librarse de la enfermedad del querer más.

Pase la noche durmiendo al raso con sus hijos o un ser amado, o a solas. Mire
las estrellas y sienta su lugar en la infinita magnificencia del cielo nocturno. Le
garantizo que adquirirá una nueva perspectiva de la vida. Verá la belleza del
mundo natural y abandonará la creencia de que la acumulación es necesaria
para sentirse completo.

Añada a estas sugerencias las palabras de los Peregrinos de la Paz:”Una vida
simplificada es una vida santificada”. Puede ser ejecutivo de una gran
empresa, cabeza de una numerosa familia, representante de ventas, director de
un gran hospital, tendero de una zona comercial concurrida... y a pesar de eso
llevar una vida santificada. Es la conciencia de un nuevo propósito lo que
necesita tener, una que abandone el “cuanto más, mejor” y la reemplace por “la
paz es mejor”


SEGUNDA CREENCIA: 
LO EXTERNO TIENE LA CULPA DE MIS CONDICIONES DE VIDA.

El amor es el tejido de la experiencia


La Presencia, Tú, Yo, es el testigo y la sustancia de cada experiencia. Y como no hay nada más que experiencia, la Presencia es todo.

Como testigo es el conocer. Como sustancia es el ser.

Pero conocer y ser no son dos aspectos distintos de la Presencia. Son perfectamente uno.

La Presencia conoce una cosa siendo esa cosa. Y la Presencia es una cosa conociendo esa cosa.

Es lo que yo soy.

Esta identidad de conocer y ser es nuestra experiencia más íntima y directa. En realidad, es todo lo que siempre se ha experimentado.

Se conoce como amor.

Esta Presencia es y está presente. Si no lo fuera, y no estuviera presente, no sería Presencia.

¿Alguna vez nosotros, es decir, esta Presencia, ha experimentado la ausencia de Presencia?

¿Qué es lo que estaría presente para conocer esta ausencia?

Nosotros, es decir, la Presencia, no puede conocer su propia ausencia, ya que tendría que estar presente en ese conocer, como ese conocer.

Nunca hay una experiencia de la ausencia de Presencia.

¿En qué o dónde podría la Presencia desaparecer? ¿En lo que es no-existente?

¿Cómo podría lo que es desaparecer o convertirse en lo que no es?

¿Y de qué o de dónde aparecería la Presencia en primer lugar?

Si la Presencia no estaba presente, ¿qué es lo que era y estaba presente?

¿La no-existencia? Pero la no-existencia no puede ser y estar presente.

Porque la no-existencia es no-existente. Sólo la Presencia es.

Y si la Presencia es siempre-presente y todo es esa Presencia, ¿puede algo desaparecer?

Nada (ninguna cosa) nunca deja de ser porque ninguna cosa ha venido nunca a la existencia.

La sustancia o ser de cada objeto aparente es solo Presencia, y la Presencia siempre es.

Sólo hay una sustancia, sustancial, inmutable, no-misteriosa, siempre conocida, siempre experimentada, nunca no siendo.

Es esta única sustancia la que toma la forma de todas las apariencias sin tener nunca que ser o convertirse en otra cosa que no sea ella misma.

Todo lo que se conoce es el conocer de la Presencia conociéndose a sí misma.

Todo lo que es, es la Presencia conociéndose a sí misma, siendo sí misma y amándose a sí misma.

La Presencia no puede dejar de conocerse a sí misma o ser ella misma.

Incluso en la profunda ignorancia, la Presencia está conociéndose y siendo ella misma. Es decir, se está amando a sí misma.

Por lo tanto, no hay ignorancia real.

No hay olvido. No hay recuerdo. No hay pérdida o hallazgo.

La Presencia no está nunca velada a sí misma. Y por lo tanto no hay ninguna verdadera revelación de la Realidad.

No hay auto-realización (realización del Sí mismo), porque todo lo que es real en cualquier experiencia ya es el sí mismo.

No hay iluminación, porque la Presencia es ya y eternamente la luz que se ilumina a sí misma. Es eso en lo que, a través de lo que y como lo que todas las cosas aparentes que se conocen, son conocidas.

No hay despertar, porque la Presencia siempre está ya despierta en sí misma.

¿Cómo puede conocerse si no se conoce?

lunes, 23 de enero de 2017

Cuando menos te lo esperas la vida siempre te sorprende


Sin saber cómo ni por qué, la vida siempre te acaba sorprendiendo cuando menos te lo esperas. ¿Es que quizá las personas no tenemos control alguno sobre nuestro destino y este fluir vital en que nos envolvemos cada día?

Desde luego, lo tenemos. Lo que ocurre es que muchas veces somos nosotros mismos quienes nos cerramos las puertas a estas oportunidades, a estos cambios a estos actos fortuitos satinados de positividad y esperanza a los que todos tenemos derecho.



La vida es un extraño carrusel donde lo bueno y lo malo nos visita por igual, pero somos nosotros, con nuestras actitudes, y nuestros pensamientos, quienes debemos empujar a esta rueda para que siga girando, con optimismo y esperanzas renovadas para que al final, llegue lo que merecemos.


Si hay algo que también tenemos claro, es que no por desear que nos alcance la suerte va a llegar por sí sola. Es más, sabemos también que no por actuar con integridad y nobleza hemos de ser siempre afortunados. El destino no parece actuar así.

Ahora bien, todo depende de la forma en que te erijas ante la propia vida. En ocasiones, quien se levanta con regia y firmeza, con orgullo con su coraza puesta, acaba quebrado. A veces, es mejor ser como esas espigas del campo que se adaptan al viento y a sus embestidas, porque son flexibles, porque son ligeras y pacientes…

La vida, como cada aspecto de este mundo, tiene su ritmo. Hay que saber escuchar, atender y mirar el día a día con la mente abierta y el corazón despierto. Las cosas buenas siempre llegarán si confías, si te sientes merecedor de ello y sabes actuar.

Permite que la vida te enseñe y te sorprenda: abre tu mente



Suele decirse que lo bueno en la vida aparece para darnos felicidad, y lo malo, para aportarnos nuevas lecciones. Ahora bien, hay quien entiende esto último no como “un aprendizaje vital”, sino como un castigo del destino.

En la vida, para ser grandes y permitirnos tocar las estrellas, debemos en primer lugar empezar desde el suelo. No tengas miedo de experimentar fracasos, decepciones. Solo quien integra, acepta y dejar ir lo malo tiene la capacidad para poder volar más libre y alcanzar el cielo con la punta de sus dedos.