jueves, 9 de marzo de 2017

'Yo' es una Puerta ― parte I


Una de las expresiones que más se escuchan en el camino hacia la realización del Ser es "libérate del ego". ¿Qué significa exactamente esto?

No se refiere, por supuesto, a la forma habitual del ego que todo el mundo reconoce como egoidad o egoísmo, porque está claro que el egoísmo es, de hecho, rechazado por todos, incluso aquellos que no están siguiendo un camino espiritual. Liberarse de este tipo "burdo" de ego no es suficiente en el camino de la liberación.

El ego, que es mencionado por los maestros de las vías de liberación como el principal obstáculo, es una actividad del pensamiento, en la que uno se identifica con un objeto o figura externa que consecuentemente puede ser vista y juzgada. Una figura que podría ser imaginada como "superior" o "inferior" a otras figuras.

Este ego, en realidad, consiste en actos de comparación. También se le llama "auto-consciencia" con toda su inhibición implícita de la espontaneidad o vitalidad. Se refiere a la función de dividir, una ranura habitual que mira a otra parte del mismo ego desde un punto de vista crítico, y lo bombardea con opiniones encontradas. La principal característica del ego es el apego a las opiniones sobre uno mismo. Es decir, se construye una imagen de sí mismo, que no quiere que se disuelva y prefiere seguir como está. Esto es lo que llamamos la "persona"; es el mantenimiento de una imagen de sí mismo. Cuando procede de la "persona", cada actividad consciente del cuerpo-mente implica la suposición de que hay un "yo" haciendo algo, y que ese "yo" es una entidad permanente, perdurable.

Yo prefiero llamarlo "el yo", en lugar de "ego", porque así es más fácil reconocerlo como algo más sutil que el "burdo ego" mencionado anteriormente, a pesar de que los dos fluyen entre sí. La principal diferencia, se podría decir, es que en el caso del "burdo" ego son otros los que te molestan y son molestados por ti, mientras que en el caso de este sutil "yo", eres tú el que está molestándose a sí mismo.

Tanto los budistas como los vedantistas están de acuerdo en que este "yo" debe ser abandonado si quieres la liberación, pero no están de acuerdo en la terminología ni en cómo la creencia en este "yo" puede ser aniquilada. Los budistas dicen: "No hay una entidad en absoluto, no hay 'sí mismo' o 'yo', sólo una secuencia de procesos físicos y psíquicos causativamente condicionados". Por lo demás no hablan de un "yo". Incluso desaprueban hablar en términos de un "yo", por ejemplo, en una declaración como "Cuando consideramos la naturaleza de este conocimiento como 'yo' o 'mí', y nos aferramos a ese concepto — se trata de un punto de vista estrecho, y es confuso, erróneo". (1)

En contraste, mientras que los maestros del Vedanta Advaita están totalmente de acuerdo con los budistas en la no existencia del "yo-entidad", no obstante, siguen hablando en términos del "yo" y del "sí mismo", incluso cuando apuntan a niveles más altos de realidad. ¿Por qué es esto así?

Vamos a tratar de dar una respuesta a la luz de la "gran tríada" de maestros Advaita del siglo XX: Ramana Maharshi, Krishna Menon (Atmananda) y Nisargadatta Maharaj. Los tres utilizan la palabra "yo" para indicar el más alto (o casi más alto) principio, respectivamente como "Yo-Yo", "Yo-Principio" y "Yo Soidad". Esto puede, si se ve desde el punto de vista de su rechazo del "yo" como una realidad, causar fácilmente malos entendidos, debido a la insuficiencia del lenguaje.

Primero vamos a escuchar al más antiguo de los tres, Bhagavan Sri Ramana Maharshi. Él ha tenido la influencia más fuerte, y no en vano Ananda Mayi Ma le llama "el Sol" (2). Ha sido reconocido como la auténtica voz del Advaita y su mensaje de la posibilidad de ser liberado en esta vida.

Todo en su enseñanza versa sobre el verdadero sentido del "yo". Él invita al visitante o devoto que pide orientación a que se haga la pregunta "¿Quién soy yo?" Consideraba a ésta la verdadera forma de auto-indagación (vichara). Él reveló la poderosa naturaleza de la pregunta, que cuando es hecha apropiadamente, provoca la disolución de los pensamientos y las identificaciones. Bhagavan dejaba que el efecto de la pregunta fuera experimentado directamente por el devoto que solicitaba orientación.

Sin embargo, él también comprendía que para la mayoría de la gente la experiencia en sí misma requería también del correcto fundamento de la comprensión. La correcta interpretación de la experiencia es muy importante. Por lo tanto, él explicaba en varias ocasiones con gran detalle la relación entre "el yo" y lo que es realmente "yo", el "Ser" o "Sí mismo" último.

Indicaba que "el yo" (aham-kara), o el "pensamiento yo" (aham-vritti) como a menudo lo llamaba, tiene que ser matado, destruido. Siempre he pensado que este es un uso lingüístico muy engorroso, ya que parece invitar al conflicto. En general, una persona ya está ocupada con luchas internas y creo que esta terminología agresiva requiere una explicación. Si en última instancia la meta es la paz, entonces la escalada del conflicto interno no puede ser la intención.

El mismo Sri Ramana también hablaba de manera diferente. Si alguien preguntaba cómo este "yo" debería ser eliminado, decía por ejemplo: "Usted no necesita eliminar el 'yo' falso. ¿Cómo puede 'yo' eliminarse a sí mismo? Todo lo que necesita es encontrar su origen y permanecer ahí" (3). Y en otro momento decía acerca de matar el ego: "¿Puede el ego aceptar matarse a sí mismo nunca? ... Si usted busca el ego, encontrará que no existe. Esa es la manera de destruirle" (4). Y: "¿Cómo puede ser matado algo que no existe?" (5)

"Encontrarás que no existe". Esta es una y otra vez la esencia de su argumento. Sin embargo Ramana a menudo hablaba sobre el "yo", y lo describe como si existiera, así que uno comienza a preguntarse: "pero entonces ¿qué existe y qué no?" La siguiente cita viene al caso a este respecto.

"Hay el Sí mismo absoluto, del que procede una chispa como de fuego. La chispa es llamada el ego. En el caso de un hombre ignorante, el ego se identifica con un objeto simultáneamente con su surgimiento. El ego no puede permanecer independiente de esa asociación con los objetos. Esta asociación es ajnana o ignorancia, cuya destrucción es el objetivo de nuestros esfuerzos. Si su tendencia a objetivizarse es matada, el ego permanece puro, y también se sumerge en la fuente" (6). Si de nuevo ignoramos el uso de la palabra "matar" por un momento, la "asociación con los objetos" mencionada anteriormente es la frase clave — la tendencia del "yo" a identificarse con los objetos. Ese es exactamente el error.

¿Qué está asociado con qué? ¿Qué o quién está cometiendo este error?

¿ Y si pudieras?


¿Cuántas cosas has dejado de hacer porque no te atreves, porque crees que eres incapaz o porque tienes miedo, o porque eres demasiado mayor, demasiado tonto, pobre, gorda, etc..?

¿Y cuántas cosas has hecho, haces y tienes agendadas para un futuro porque debes hacerlas?

¿Y qué pasaría si fuera tu día a día al revés?

Es decir, si tu agenda estuviera programada con cosas que te aportan crecimiento personal, te llenan, te dan energía, y te hacen sentir vivo, aunque te cueste esfuerzo y superación, porque ya no tuvieras miedo a hacerlas?

Pues ¡es posible! Sí lo es. Siempre y cuando seas consciente de que mecanismos tienes que cambiar y ejerzas tu libertad de pensamiento y decisión.

Para ello es necesario que destierres de tu mente y de tu vida lo que ya no te sirve ni te interesa y le hagas hueco a lo que realmente deseas. Porque sólo tú sabes lo que mejor te conviene. Ya no eres un niño/a que necesita que le digan lo que debe o no debe hacer; lo que es bueno o malo. Ahora ya eres adulto y eres dueño de tu vida!

Cuestiónate cada uno de tus deberías y mira a ver en realidad al criterio de quien corresponden. ¿Ha sido en realidad idea tuya? puede que hayan venido de tus padres, educadores, etc. .Si lo haces que sea porque es tu elección y no la de otros.

Con respecto a todo lo que crees que no puedes, no es más que eso, creencias.

Destierra tus viejas, obsoletas y limitantes creencias si te están perjudicando y comienza a construir tu nuevo credo; el tuyo propio.

Nuestra verdadera libertad reside en nuestro pensamiento. Usémosla!

No es que tú no puedas, son tus miedos y creencias las que te lo impiden; y esos y esas no son parte de nuestro ser más profundo; son algo aparte de nosotros, con lo que nos hemos identificado hasta el punto de perdernos en ello; pero de verdad es algo ajeno a nuestra esencia y que podemos modificar y eliminar cuando queramos.


 ¿Sigues pensando que es imposible?

miércoles, 8 de marzo de 2017

Más allá de la experiencia


Consciencia [Consciousness] y Conciencia [Awareness]:

(*) Consciencia [Consciousness]: Yo uso este término a veces como sinónimo de conciencia, pero si queremos ser específicos y científicos, la Consciencia se refiere a SER CONSCIENTE DE algo. En otras palabras, la consciencia es el sujeto que observa objetos/apariencias/experiencias. La consciencia es el experimentador de experiencias.

La Conciencia [Awareness] es Experiencia Pura ineludible. Ya está ahí antes de que seas consciente de ella o no. La Conciencia se refiere a la ilocalizable obviedad del hecho de que hay un saber interior impersonal de todo lo que ES ahora. A diferencia de la consciencia, la conciencia no tiene un punto de referencia. Es sin objeto, y como resultado también sin sujeto.


Presencia [Presence] y Ser [Being]:

Presencia = Ser en relación con las apariencias. En cierto sentido, la presencia es Ser hacia el exterior, en relación con un "mundo".

El Ser puede ser con una sensación de presencia o no. Con una sensación de presencia, es la sensación YO SOY. Sin una sensación de presencia o foco, es el Ser Vacío (no esto, no eso, simplemente el ser indivisible, unificado, inasible).


El sí mismo [self], Sí mismo [Self] y Más Allá del Sí mismo (Vacío Absoluto, Fuente):

El sí mismo con "s" minúscula, se refiere al sí mismo imaginado: la burda mente pensante. La imagen de uno mismo como individuo. La idea del "yo".

El Sí mismo con "S" mayúscula, se refiere a ese espacio o presencia dentro de la cual estos pensamientos del "yo" (self) surgen, perduran, y desaparecen. Para llegar a ser consciente del espacio entre pensamientos, o el espacio alrededor de los puntos focales, hay que realizar el Sí mismo. Ese Espacio-Consciente de Ser.

Cuando el Sí mismo es impregnado de presencia, comienza a volverse cada vez más fino, cada vez más transparente. La ilusión del Sí mismo, o Seidad [Beingness], se vuelve inconcebible. Como resultado de ello, empezamos a darnos cuenta de que hay algo más allá incluso del Sí mismo/Presencia/Consciencia/Seidad.

Nos damos cuenta (realizamos) que: "Si puedo ser consciente del Sí mismo como ese campo de puro conocimiento o saber innato, esa pura experiencia, esa pura existencia-presencia, entonces eso significa que yo debo estar más allá de alguna manera..."

Es esta realización que, cuando ha sido marinada, abre la puerta trasera a la intuición de que hay algo más allá de la consciencia de algún tipo... hay algo más allá del Sí mismo. El propio Sí mismo necesita una fuente. ¿Cuál es su fuente ?

Sé tú mismo y las personas adecuadas llegarán a tu vida


Sé auténtico, soñador, amable, a instantes cabezota e incluso poseedor de un punto locura que te hace único. Sé tú mismo, defiende tu identidad en cada instante de tu vida aunque a muchos no les agraden tus rarezas, tus opiniones o tus manías. Mantén tu esencia y las personas adecuadas llegarán cuando menos te lo esperes.

Esta idea, que a simple vista a todos nos parece lógica, comprensible y esperable, es una de las principales razones por las que una persona acude a la consulta de un psicólogo. Los síntomas casi siempre son los mismos: agotamiento mental, cansancio físico extremo y la sensación de que uno ha perdido el rumbo, de que ha quedado diluido entre las prioridades ajenas, las presiones del entorno y el sonido de un mundo con el que ya no se identifica.


“El reto más difícil es ser uno mismo en un mundo que intenta siempre ser otra persona”
-EE Cummings-


Cuando dejamos de ser nosotros mismos para ser lo que otros esperan, perdemos lo más hermoso de nuestro ser: la propia identidad. Aún más, cuando dejamos a un lado lo que nos hace únicos para convertirnos en una persona “estándar”, solícita y manejable que a todo se ajusta, permitimos que entren en nuestra vida personas a las que en realidad querríamos lejos.

Poco a poco y sin que nos demos cuenta, nuestros días adquieren una tonalidad gris, ahí donde no existe el brillo que inspira ni la espontaneidad que alegra y motiva. Así, es nuestra responsabilidad descubrir y defender nuestra propia luz, aquello que nos hace distintos, aquello que nos convierte en seres irrepetibles para un mundo que somos sustituibles.



Ser uno mismo en un mundo de personas iguales

William Ury, cofundador del programa de negociación de la Universidad de Harvard, es uno de los mayores expertos en temas de comunicación. Muchos de sus trabajos son contribuciones muy valiosas al campo del crecimiento personal. En ellos también describe algunos procesos psicológicos con los que aprender a ser más felices en estos entornos personales, sociales y profesionales complejos y muy demandantes.

En el libro “Getting to Yes with Yourself” (“Obtenga un sí de usted mismo”) del doctor Ury nos explica que el mayor problema que tenemos las personas a la hora de comunicar, de llegar a acuerdos o incluso de establecer relaciones personales significativas es que no creemos en nosotros mismos. Cuando uno se siente inseguro se coloca máscaras, se viste con armaduras y calza pies de plomo. Si vivimos con temor atraeremos el fracaso en todos sus niveles.


Ser uno mismo, en una sociedad que se empeña en crear personas iguales no es fácil. La escuela se esfuerza por enseñar a los niños a pensar del mismo modo y en aunar aptitudes en una misma jerarquía. Por otro lado, muchas empresas también prefieren trabajadores dóciles que no desafíen la política de la organización. No es fácil ser único cuando los indicadores marcan para todos el mismo camino y el mismo destino.




A pesar de todo ello estamos obligados a esforzarnos, a luchar y a defender lo que somos: personas irrepetibles. Ser fiel a uno mismo nos puede costar ser incomprendidos, ser el niño solitario de las filas de atrás o ese empleado contestón que protesta por todo y que se empeña en improntar en su labor un tinte personal. Es complicado, lo sabemos, sin embargo ser capaz de darnos el sí a nosotros mismos es el punto de partida para acercarnos a una felicidad real.


Sé tú mismo y las personas especiales llegarán a tu vida

martes, 7 de marzo de 2017

Me gustan las personas que sin pedir permiso tocan mi alma


Las personas que admiro apenas caben en los dedos de una mano. Son las que observo y escucho en silencio, son las que me enriquecen y las que casi sin quererlo, me hacen ser mejor cada día. Ahora bien, ellas ni siquiera se dan cuenta, porque sus corazones son humildes y no comprenden si quiera el alcance de sus ejemplos.

Podríamos decir sin equivocarnos que toda persona necesita a alguien a quien admirar, alguien que le sirva de referente y que le inspire. No se trata de tomar un modelo, de imitar las palabras de un pensador, un escritor o un gurú de los medios. Necesitamos también referentes cercanos.


Hay personas que aparecen en nuestra vida como traídos por un casual designio en el momento más adecuado. Son un soplo de aire fresco que reconforta mente y alma, que encaja en nuestros valores y que se instala en nuestro corazón casi sin permiso.


Es posible que identifiques a este tipo de personas en algún familiar, en un amigo o incluso, por qué no, en nuestra pareja. Si es así, si ya cuentas con esa presencia positiva y reconfortante, no la pierdas. Atiéndela, cuídala y déjate envolver por cada uno de sus estímulos positivos.

Suele decirse que hay presencias irrepetibles a lo largo de nuestra vida, personas que dejan huella. Puesto que todos somos breves inquilinos de este mundo, no dudes en aprovechar cada instante, cada momento en su compañía.


Personas significativas que enriquecen, que suman y no restan



Estamos seguros que a lo largo de tu vida has conocido personas que quitan más que aportan, que restan más que enriquecen. Es algo habitual y no por ello hemos de frustrarnos o aún menos, darnos por vencidos.

En la vida siempre existirán personas que valgan la pena, seres que dan calor en días oscuros y que te dirán la palabra adecuada en el instante más necesitado. La bondad, como la luz del sol es algo que nunca se extinguirá.


Algo que debemos tener muy en cuenta es que para construir este tipo de relaciones positivas y significativas, es necesario que también nosotros pongamos de nuestra parte.

Las personas que hemos perdido nos acompañan de muchas maneras


Afrontar la muerte de un ser querido es como navegar durante un tiempo en un océano de enormes glaciares solitarios. Poco a poco vamos despertándonos, amaneciendo de nuevo a la vida y a la tibieza de su rumor para percibir que ellos están ahí, que nos acompañan de infinitas maneras mientras duermen en mitad de nuestro corazón.

Daphne Du Maurier dijo una vez en uno de sus cuentos que la muerte debería ser como la despedida en una estación de tren. Debía permitirnos disponer de un intervalo de tiempo para decir adiós, para fundirnos en un largo abrazo donde no dejar nada pendiente y desear así a la persona querida un buen viaje.


“Toda la vida es un acto de dejar ir, pero lo que más duele es no poder disponer de un instante para decir adiós”


Sin embargo, todos sabemos que en la vida real no siempre disponemos de ese andén ni de ese tiempo de las despedidas idílicas. Porque el destino, en ocasiones es cruel y afilado, y gusta de arrancar de nuestro lado a los tesoros más preciados: a nuestros seres queridos. De ahí que afrontemos la mayoría de nuestras pérdidas con una mezcla de ira, desconsuelo y una indefinible incredulidad.

Suele decirse que tras la muerte de alguien muy cercano, más que vivir, “sobrevivimos”, y nos limitamos a avanzar a contracorriente como si fuéramos los protagonistas de un extraño desenlace vital. Ahora bien, esta manera de ver el duelo no es la mejor. Estamos obligados a reconstruir nuestras vidas, a hacer de nuestros días un hermoso tributo a quien todavía habita en nuestro corazón, a esa persona que nos dejó un hermoso legado, que aún hoy, nos acompaña de muchas maneras.

Reflexionemos sobre ello.



Quienes siguen con nosotros no se merecen perdernos

En ocasiones no dudamos en mirar hacia arriba recordando a quienes hemos perdido. Sin embargo, no están tan lejos, no nos separa todo un cielo ni un grueso muro que divide el universo de los vivos de quienes ya no están. Ellos, habitan en un rincón preciado de nuestro cerebro emocional, fundidos en el palacio de nuestras almas y esa mitad de nuestro corazón que impulsa cada latido.

El ser humano está hecho de recuerdos, de vivencias y legados emocionales que dan forma a lo que somos, y que a su vez nos inspiran y nos empujan a seguir avanzando, a pesar de que otros ya no estén junto a nosotros. Decía Julian Barnes en su libro “Niveles de pérdida” que tras la muerte de su mujer se dio cuenta de muchas cosas. La primera es que el mundo se divide entre los que han experimentado el dolor de la muerte de un ser querido y los que no.

Este ejemplo lo descubrió a través de un amigo, que con muy mal tacto le comentó que una ventaja de haber perdido a la propia esposa es que ahora podría hacer todo lo que deseara. Aquello sentó muy mal a Barnes, porque él entendía la vida como un lugar compaartido con su mujer. De hecho, si alguna vez realizaba algo solo lo disfrutaba posteriormente explicándoselo al amor de su vida.



La segunda lección que aprendió Julian Barnes sobre la muerte es que la vida merece ser vivida a pesar de ese vacío sangrante, a pesar de ese hueco al otro lado de la cama. Porque decir “no” a seguir avanzando es como perder de nuevo al ser amado, a esa persona que habita interiorizada en nuestro ser y que pide ser honrada a través de la felicidad, del recuerdo y de nuevas sonrisas.

Siempre estarán junto a nosotros

lunes, 6 de marzo de 2017

Nuestra Naturaleza Real



Sólo hay CONCIENCIA.

Los Sabios la han llamado por muchos nombres ― Dios, Espíritu Puro, SOY EL QUE SOY, Realidad Absoluta, Sí mismo No dual, Brahman/Atman, Ser-Conciencia-Beatitud, Tao, naturaleza de Buda No-nacida, Dharmakaya, Mente Zen, Luz Clara, El Uno, y así sucesivamente.

La Conciencia (Awareness), siendo completamente abierta, trascendente, sin forma, inmutable, atemporal, sin espacio y sin mundo, es también ESTO que ahora está mirando, oyendo, tocando, olfateando, saboreando, pensando, intuyendo. La Conciencia también se manifiestas a Sí misma como todos estos objetos sensibles/perceptibles, es decir, las diversas vistas, sonidos, texturas, olores, sabores, pensamientos, recuerdos, emociones, impulsos psíquicos y otras formaciones o fenómenos que surgen momentáneamente.

La Conciencia por tanto es QUIEN TÚ ERES REALMENTE y TODO LO EXPERIMENTADO, es decir, la Conciencia es LO QUE TODO ESENCIALMENTE ES. El universo fenoménico de mentes y cuerpos (el 99.9999999999% de espacio vacío en el nivel subatómico, según la física) es el maravilloso y misterioso "juego de sueños" de la Conciencia Divina. En otras palabras, todos los mundos de la forma (en los niveles físicos y sutiles) son la expresión de la Conciencia sin forma. Todas las "cosas" cambiantes son manifestaciones de la inmutable NO-COSA (la Conciencia-Espíritu-Dios-Ser trascendente) que TÚ ERES.

No puedes conocer, percibir, encontrar o comprender la Conciencia como un objeto de experiencia, ya que la Conciencia fundamentalmente no es un objeto. Más bien, la Conciencia es el Sujeto eterno (se podría incluso decir: la Conciencia es ESTO que subsume y trasciende la división sujeto-objeto). Por lo tanto, TÚ sólo puedes SER Conciencia, permanecer como ESTA Conciencia, morar como ESTA, florecer como ESTA, brillar como ESTA, y funcionar libremente desde ESTA Conciencia. No puedes tocar ni mirar la Conciencia sin forma, así como la punta del dedo no puede tocarse a sí mismo o el ojo no puede verse directamente a sí mismo. En resumen, aunque la Conciencia no es cognoscible o perceptible como un objeto, la Conciencia se vive y se es, porque TÚ ERES ESTA CONCIENCIA.

Todo el mundo siempre viene o funciona realmente desde la Conciencia pura. Pero no todo el mundo es consciente de Esto. Una especie de deporte, travesura o juego Divino (en sánscrito: lila) está muy extendido, en el que los seres (que son, después de todo, Dios-Mismo disfrazado) parecen haber olvidado su verdadera naturaleza. Se enmascaran bajo diversas formas de egoísmo, sin vivir en/como el Amor Divino. Parecen estar atrapados en varios estados de avaricia, aversión, vergüenza, ira, frustración, miedo, euforia, aburrimiento, confusión, desesperación, etc.

¿Cómo, entonces, "se siente" el estar despierto a la identidad real de uno mismo como Conciencia Divina? La experiencia directa junto con el testimonio de los sabios revela que la Conciencia Divina se vive más auténtica y gloriosamente cuando están presentes los siguientes factores de iluminación:

Una sensación de absoluta libertad y sencillez, semejante a la "gravedad cero". El comportamiento es espontáneo, fluye libremente, sin apego, sin fijación. Uno está simplemente disponible y motivado sólo para amar y servir a todos los seres como Uno-Mismo.

Ya no estás atrapado en identificaciones estrechas y exclusivas con un "yo" pequeño ("mis" necesidades, roles, opiniones, habilidades, emociones, posesiones, etc.).

Ya no hay sensación de separación entre un "yo aquí" y un "tú/ello/ellos ahí fuera". Más bien, existe la intuición no-dual de la unidad profunda con todos los seres como su propio Corazón. Uno "ama a su prójimo como a Sí mismo", y su verdadero Sí mismo está AQUÍ, a distancia cero de mi "verdadero" Sí mismo. Sólo existe esta Realidad Divina Abierta Omnipresente, el Sí mismo en Quien todos los seres viven, se mueven y tienen su ser.

No mantener un tira y afloja de experiencias con pesados y vinculantes gustos, disgustos, apegos, aversiones, codicia, lujuria, ira, miedo, repugnancia, odio, etc. (Pueden surgir varias emociones de vez en cuando, pero son inmediata o bastante rápidamente reconocidas y "vistas" como que no son la verdadera naturaleza de uno, sino simplemente expresiones pasajeras de sueños Divinos, y por lo tanto se disuelven en la Clara Luz de la Conciencia).

Todo lo que sucede en el mundo manifestado de las formas (el campo fenoménico de la Conciencia no manifestada) no es resistido o denigrado, sino amado y apreciado como la expresión lúdica y conmovedora del Espíritu. Y, paradójicamente, hay una fuerte pero espontánea motivación Divina dentro de esta no-resistencia y sentido de perfección inherente para remediar las injusticias, corregir los errores, curar los traumas y ayudar a mejorar las condiciones de todos los seres sintientes y de la comunidad. El Sí mismo de todos los yoes está en profunda empatía no-dual con todos los yoes, que son el conmovedor juego personal de ESTA Única Conciencia-Eseidad-Viveza Supra-personal.

Uno está muy contento de simplemente ser, sin ser impulsado por ninguna inquietud o una sensación de dilema hacia la actividad egocéntrica de "tener y hacer". Uno está profundamente relajado, viviendo de la paz de la "vigilia del sueño profundo" (como los sabios lo llaman paradójicamente), incluso en medio de la acciones útiles.

La verdadera felicidad prevalece, no el vértigo inquietante: una simple dicha, que no depende de las circunstancias o de las personas para su satisfacción. La esencia aquí es ser claro, no "estar drogado" por medio de la euforia agitada o las subidas de adrenalina.

Aunque los aspectos falibles de la personalidad todavía pueden surgir con poca frecuencia, su transformación curativa ocurre ligeramente dentro de un sentido taoísta general de "perfección perfeccionándose perfectamente".

Uno está Enamorado, radiante como Amor, siempre muriendo y renaciendo como Amor en cada momento intemporal... Amor por y como el Sí mismo de todos los yoes.



Si existe de alguna manera el sentimiento de que "tú" no vives auténticamente desde la Verdadera Naturaleza, la Identidad Real o Conciencia Espiritual, no hay nada que "tú" como ego puedas "hacer" realmente. La realización espiritual ocurre espontáneamente a través de la Gracia de la Conciencia, no como resultado de los esfuerzos causales del ego.

Sin embargo, estar en presencia de verdaderos sabios es una gran ayuda. La Iluminación se comunica a sí misma, no como una "transmisión" dualista, sino como un tipo profundo de "resonancia" dentro del Mismo Sí mismo.

Los sabios también han dado algunos consejos clásicos sobre la manera de disminuir el sentido del ego, para que la consciencia personal se abra a la claridad y a la vacuidad-plena de la Consciencia Supra-personal. Es decir, para el despertar completo espontáneo a ESTA REALIDAD que "siempre es el caso":

Sólo SÉ ― y no hay necesidad de inquietarse o hacer una gran cosa para sólo ser. Sólo hay que relajarse profundamente y dejar ir todo sentido de ser una cosa-como "yo". Deja que el yo egoísta se disuelva ("muera") en el Ser. Desapégate y permanece como el Testigo imperturbable de todas las sensaciones, pensamientos, recuerdos, emociones, autoimágenes, y cualquier otra cosa que te esté causando fijación. (En cuanto las formaciones surgen en la consciencia, simplemente obsérvalas y déjalas ir, momento a momento...) Vacíate. Mora como no-cuerpo, no-mene, no-cosa. Permanece como la pura Ausencia que manifiesta "la Presencia" de la consciencia, la energía, la experiencia, la relación, la totalidad. Sé completamente simple y sin complicaciones, sin lucha, esfuerzo o posturas. Viene de la profundidad natural, no de la mente superficial, aunque en realidad TÚ, el verdadero TÚ, eres la totalidad de la superficie y la profundidad, de dentro y fuera, de todo y Nada.

Recuerda que no hay necesidad de llegar a ser la Conciencia pura ― TÚ ya LO eres en tu verdad original. Deja que el cuerpo-mente funcione espontáneamente, libremente y amorosamente de acuerdo a la Voluntad Divina, y simplemente quédate o permanece como lo que TÚ siempre eres fundamentalmente: la vasta, espaciosa, perfecta, ilimitada y radiante extensión de la Conciencia-Luz Clara. Conoce esto, en medio de todos los aspectos cambiantes de tu mundo, TÚ eres el Uno Inmutable que ha estado y estará AQUÍ inalterable durante todas "tus" vidas. Subyacente a todas las formas y personas perceptibles, TÚ eres la Conciencia sin forma que está milagrosamente "soñando" con estas formas y personas. Esta Conciencia es completa e inmejorable ― la prístina apertura/vacuidad/plenitud de la Divinidad.

Por otra parte, este Sí mismo Divino de la Conciencia Absoluta, TU identidad real, no está "en el mundo". No, el mundo está en TI, flota en la Conciencia como un sueño asombroso. El mundo es la expresión misteriosa y conmovedora de esta Conciencia creativa, que está saboreando eternamente todo tipo de experiencias de Sí misma mientras está totalmente libre de toda experiencia.

Más allá de/antes de/durante todas las formas y experiencias, SOLO LA CONCIENCIA ES... justo AQUÍ (más cercana que el cuerpo-mente-ego), el Fundamento sin Fondo de Todo, el Único Ser, la Experiencia Pura de todas las experiencias.

Que todos estén despiertos como este Ser Absoluto, este Amor Divino, esta Dicha incomparable, esta Libertad perfecta.

La Verdad real es que todos están ya DESPIERTOS como esta ÚNICA REALIDAD.



Para quien se pregunte dónde y cómo se originó esta Declaración de la Verdad, aquí está la primera versión de esta declaración, encontrada recientemente en noviembre de 2011 entre algunos documentos antiguos. Se escribió en enero de 1982 mientras asistía a la escuela de postgrado en San Francisco (el programa East-West Psychology en CIIS), apenas ocho meses después de regresar de un viaje de 6 meses a la India y visitar a varios sabios incluyendo a Sri Nisargadatta de Bombay, a Annamalai Swami de Tiruvannamalai, a Anandamayi Ma del norte de la India, a Taungpulu Sayadaw de Birmania, y varios otros. Ahora recuerdo que este breve artículo fue escrito en respuesta a la petición de un amigo como la "esencia más alta de las tradiciones de sabiduría".


LA "VERDAD" DE LO QUE ES

Lo que niegas te somete, lo que aceptas te transforma


Muchas de las personas que acuden a consulta quieren cambiar su situación de malestar permanente, sin cambiarse a ellas mismas. Gran parte de la resistencia inicial a la psicoterapia que presentan estas personas tiene que ver con el miedo a aceptar lo que realmente les sucede. Algo curioso, porque lo mayoría de los cambios acertados pasan por reconocer con precisión el punto de partida.

Demasiadas personas sobrevaloran lo que no son e infravaloran lo que son. Parte de su dolor viene producido por la forma en la que se autoevalúan. A su vez, piensa que el dolor puede convertirnos en personas susceptibles y beligerantes.


Nuestras interpretaciones ligadas a nuestras reacciones emocionales son las que nos llevan a sufrir y a entrar en conflicto con nosotros mismos. En última instancia nosotros somos los causantes -o al menos los “cómplices”- de nuestro propio daño.



Elegir tomar una actitud de resistencia, impedirá que en muchas ocasiones comprendamos que la causa del sufrimiento no tiene que ver con el estímulo en cuestión, sino con la reacción que tenemos a ese estímulo. Las personas que se resisten al cambio, esperan que en un futuro los problemas mejoren por sí solos sin tomar una actitud proactiva. Esperan ser recompensados de alguna forma sin cambiar ninguno de los comportamientos que han generado el problema.

La felicidad solo puede existir en la aceptación. Cuando aceptas, te transformas.


La paz viene del interior, no la busques en el exterior

Muchos de los pacientes que llegan  consulta sitúan el foco de sus quejas en factores externos y poco controlables. Además, gran parte de esa desesperanza nace y se mantiene por una fijación excesiva en situaciones injustas sobre las que no se tiene ningún control.