martes, 4 de abril de 2017

Oraciones y afirmaciones


Instrucciones para la práctica de afirmaciones

Seleccionar una afirmación

Lo más eficaz es practicar las afirmaciones en el momento de despertar, por la mañana, o justo antes de dormir, por la noche. Antes de comenzar a practicar las afirmaciones, es importante sentarse en la postura correcta de meditación, en una silla o sobre una superficie firme. La espalda ha de mantenerse recta, y los ojos, cerrados, concentrando la atención en la región del bulbo raquídeo (en la parte posterior del cuello). Desalojar de la mente los pensamientos inquietos y las preocupaciones.

Elija una de las siguientes afirmaciones y repítala completa, comenzando en voz alta y bajando progresivamente la voz —mientras la repetición se hace a su vez más lenta— hasta acabar en un susurro. 

Después deberá continuar repitiendo la afirmación de forma mental solamente, hasta que sienta que ha alcanzado una profunda e ininterrumpida concentración. A medida que experimente una creciente paz, esfuércese por profundizar su concentración, a fin de que pueda entrar en el reino de la supraconciencia y hacer realidad sus afirmaciones.

Oraciones y Afirmaciones:

¡Oh Protector Omnipresente! […] Pueda yo aferrarme siempre a Ti, en la vida y en la muerte, en la enfermedad, en el hambre, en las epidemias o en la pobreza. Ayúdame a comprender que soy Espíritu inmortal, invulnerable a las catástrofes mundiales y a los cambios que acompañan a la niñez, la juventud o la vejez.



¡Oh Padre!, en mí se halla tu ilimitado poder que todo lo sana. Manifiesta tu luz a través de las tinieblas de mi ignorancia. Dondequiera que tu luz bienhechora está presente, allí mora la perfección; así pues, la perfección está en mí.



Exijo mi divina herencia, sabiendo intuitivamente que todo poder y toda sabiduría existen en mi alma en forma innata.

¿ES LA DEPRESIÓN UN SIMPLE LLAMADO AL DESPERTAR?


“Llévame hacia Cypress Hill en mi auto. Escucharemos hablar a los muertos. Es allá donde hablan. Murmuran como pájaros en Cypress Hill, pero todo lo que dicen es una palabra, y esa palabra es “vive” dicen “¡vive, vive, vive, vive!” eso es todo lo que han aprendido, es el único consejo que pueden dar. Sólo vive. ¡Sencillo! Una instrucción muy sencilla…“

De 'Orpheus Descending’, Tennessee Williams


Déjenme contarles una historia acerca de la vida y la muerte, y los misterios que ocurren en el interior.

Recientemente charlaba con una mujer que estaba ocupada planeando su suicidio. Estaba poniendo en orden sus asuntos financieros, pagando sus deudas y tratando de encontrar unos padres adoptivos que pudieran hacerse cargo de la crianza de su pequeña hija, quien quedaría huérfana después de quitarse la vida. Ella había estado amenazando con suicidarse durante años, y ahora, finalmente, estaba decidida a hacerlo. Sus amigos y familiares, desesperados, habían intentado detenerla, sin embargo ella estaba completamente decidida.

“Esto es todo. He terminado. Mi tiempo aquí ha acabado,” me dijo de una manera tan casual al inicio de nuestra sesión. Todo se había convertido en una carga para ella - su insatisfactorio trabajo, sus necesitados amigos, su brillante pero hiperactiva mente, su fallida búsqueda por un compañero de vida. Incluso su hija la estaba volviendo loca con sus incesantes demandas. Estaba completamente exhausta de ayudar a todos todo el tiempo sin recibir nada a cambio y veía al suicidio como una 'lógica’ e 'inteligente’ solución a su problema de vida.

Dejé que hablara y hablara. Tenía demasiadas cosas que decir y yo intervenía muy poco. Simplemente me puse de su lado, sintiendo y viendo el mundo desde su punto de vista, permitiendo que mi experiencia fuera la suya, íntimamente. Esto fue fácil porque en mi experiencia conocía muy de cerca ese lugar de absoluto agotamiento y desesperación, ese lugar en donde yo 'había tratado de salvar a otros con mucho esfuerzo sin recibir nada a cambio’, ese lugar en donde tal parece que la muerte resultaría ser una bendición y una liberación.

Me uní al club de '¡Nuestras Vidas Son Demasiado y Ya Estamos Hartos! (la membresía es gratuita). Y éramos los fracasados, los incomprendidos, los nunca bien amados, los nunca apreciados, los que anhelan un profundo descanso. Me pregunté si alguien había alguna vez intentado estar con ella en ese lugar en donde se sentía completamente exhausta. Me pregunté si todos esos terapeutas, maestros espirituales, amigos y familia, en todo este tiempo, con sus mejores intenciones, habían intentado solamente salvarla, componerla, alimentar sus creencias 'positivas’ o 'espirituales’ para obligarla a cambiar su mente y 'volverla a la normalidad’, en lugar de entrar en verdadera comunión con ella dentro de su dolor y soledad, validando su experiencia presente. Quizás en el medio de su presente desesperación, algo diferente, algo completamente nuevo, estaba anhelando ser liberado.

Hablamos durante horas. Nos comunicamos con entendimiento, más que con juicios y temores, ella se fue abriendo poco a poco con respecto a sus verdaderos anhelos, sus sueños secretos y sus deseos ocultos. Se hizo evidente que tenía una muy rica, y creativa vida interior a la que jamás había podido dar expresión. Detrás de su fachada, estaba completamente viva, abierta a experimentar, demasiado perceptiva a las energías que le rodeaban, sumamente 'abierta’, como ella lo dijo. Muy en el fondo, tenía un salvaje y apasionado espíritu, pero se había limitado y restringido a sí misma con los años, amoldándose a una vida en donde no era 'ella’, para nada. Había estado viviendo una vida de números, de dinero y de previsibilidad, anulando su espíritu explorador, su poesía y su sentido aventurero.

Con mucho cariño la animé a abrirse a su secreto anhelo por viajar, explorar, salir hacia lo desconocido sin un mapa que la guiara. Comenzó a hablar con mucha pasión sobre esa época en el pasado cuando se sentía libre y sin cargas. Tenía el anhelo de volver a la simplicidad de esos días. Un fuego rugió dentro de ella.

Su anhelo de morir no era realmente un anhelo de morir en el sentido físico. Lo que realmente anhelaba no era dejar de respirar, ni el cese de los latidos de su corazón, sino la muerte del

lunes, 3 de abril de 2017

El mundo es como lo vemos


No vemos el mundo tal como es, sino como creemos que es. Venimos a este mundo desnudos, como el amplio espacio abierto en el que sucede el misterio de la vida. Hay una frescura en nuestra experiencia: todos los sentimientos y sensaciones, cada movimiento de energía, es nuevo. Sin palabras, conceptos ni recuerdos, nos encontramos con este territorio inexplorado con totalidad. Vemos las cosas como son: todo es creado igual en nuestros ojos. La división entre bueno y malo, correcto e incorrecto, aún no ha comenzado.

Sin embargo, con el tiempo, la lente transparente original de la visión inocente es inevitablemente contaminada. Nos enteramos de que algunas cosas duelen ―ya sea física o emocionalmente― y un antiguo mecanismo de supervivencia entra en acción. Decidimos que lo que duele no es amor y nos alejamos para encontrar en otro lugar la imagen de amor que hemos creado. Nos sentimos temerosos, solos, vulnerables, incompletos y buscamos la seguridad y la protección de la totalidad fuera de nosotros mismos. Olvidamos que somos este amor ―que ya somos totalidad― y fabricamos una elaborada teoría de lo que pensamos que somos basada en una identidad equivocada. Se nos olvida que la vida es una expresión de este amor ―que siempre es perfectamente totalidad tal como es― y pintamos un cuadro de la vida basado en la percepción errónea.

Nuestros gustos y aversiones, nuestras esperanzas y temores, ya sea que creamos que la vida es benévola o dura, ya sea que creamos en el destino, el karma, la suerte o la magia ... todo esto y más son moldeados por la historia única de nuestra encarnación en la tierra. Nuestra historia incluye las historias de nuestros padres, las historias de nuestros miembros de la familia, la historia de nuestra educación, nuestra clase, nuestra religión, las alineaciones planetarias en el momento en que nacimos, y la época histórica en la que hemos nacido. Todas estas historias tejen un tapiz de creencias que distorsiona el mundo que vemos. Y luego decimos que lo que vemos es la realidad.

La proyección de esta imagen en el mundo es el sueño en el que vive la mayor parte de la humanidad. Si este sueño es una pesadilla o un cuento de hadas es de nuestra propia fabricación. Nuestra realidad personal es una proyección de nuestra historia personal. La pesadilla es lo que experimentamos cuando creemos que alguien o algo es culpable de nuestro sufrimiento. Partiendo de la ignorancia denuestra verdadera naturaleza, creemos estar separados de todo lo que percibimos y del el único ser que anima la totalidad de la existencia. Incluso si la historia es un cuento de hadas con un final feliz, aún lleva al sufrimiento porque cualquier cosa a la que pueda aferrarse el ego ―y esto incluye cada forma, cada idea, cada imaginación, y cada esperanza― está destinada a morir. Y a menos que reconozcamos la luminosidad de lo que permanece cuando todo muere, todavía estamos atrapados en el sueño.

El despertar de este sueño es el reconocimiento de que nuestras creencias sobre el mundo no son la verdad, sino una respuesta mental y emocional condicionada basada en el pasado y proyectada hacia el futuro: este es el comienzo de la clara-visión. Cuando este reconocimiento se lleva a cabo en

NUESTRO PROYECTO DE VIDA


El proyecto de vida de cada uno es amar y gozar de la vida misma. Mientras no seáis conscientes y tengáis el valor para ello, no hay nada más que hacer.

Hace años luz que decidimos jugar. Y en medio de ese juego, creamos la creencia de la separación de nosotros mismos. La finalidad del juego consistía en recordar la apariencia de la separación. Se trata de la irrealidad, la cual es mentira.

Todos somos uno y tenemos que estar unidos, no separados. Quien juega a esta irrealidad es el ego. Este quiere que nos mantengamos separados del otro y además, sentirnos importantes o especiales.

¿Cuál es tu proyecto de vida?

En todos los juegos hay unas reglas. En este juego, la regla que se tiene que cumplir es la de amar.

Todos somos Amor, es la primera regla que hay que cumplir. La segunda es gozar, vivir plenamente.

Aquí el ego juega un gran papel importante. El ego dice que tenemos que ser especiales, mejores que el otro. Ahí es cuando buscamos al vidente, a otra persona para que nos diga lo especiales que somos. Tenemos que dejar de juzgarnos y debemos amarnos.

El ego nos hace poner la capa de salvar al otro, en vez de salvarnos a nosotros mismos. Cada vez que buscáis un proyecto de vida, si os ponéis por encima de otro ser humano, estáis decayendo.

El camino de la evolución y de la involución es muy distinto. Da igual a qué os dediquéis, qué trabajo tengáis o en qué sois los mejores, lo importante es vivir vosotros mismos entrando en vuestra consciencia.

Cuando salimos de casa nos ponemos la careta para todo. Cuando llega la noche y estamos en la cama, por un momento nos paramos a pensar quiénes somos, qué hacemos con nuestra vida. Estamos despistados, no sabemos que hemos hecho con nuestra vida, estamos desesperanzados en soledad. De repente, nos llega a la mente que tenemos que hacer algo, sentirnos, trabajarnos en nuestras emociones.

Si en vuestro caso tenéis un Don, os veis los raritos. ¿Qué hacer con esas rarezas? Nos ponemos excusas como, por ejemplo, “ahora no me va bien hacer nada en cuanto a sentirme y trabajarme”, “uuuf ahora me voy a gastar dinero”. Cuando ese quebranto interno sale de nosotros, nos mantiene separado nuestro ego, nuestras creencias, patrones. Os dicen que si dais una mínima credibilidad a lo que estáis sintiendo, que vuestra vida no habrá tenido sentido. Eso, el ego no lo lleva bien. Ahí es cuando podéis empezar a cumplir vuestro propósito de alma o de vida. Os podéis tomar el tiempo que necesitéis. La eternidad tiene todo el tiempo del mundo. Ahora es cuando tenéis que aceptarlo y tomar medidas, u os lo pensáis y decís: “Bueno para la próxima vida”.

Nuestra misión de vida, nuestro propósito es “ser quien habéis venido a ser”. Para que esto ocurra, tenéis que dejar todas las comodidades, todo el confort. No hay nadie por encima de vosotros, no podéis ayudar a nadie. No os pongáis la capa del ego. Si lo hacéis estará ahí, porque quiere cambiar al otro y esto es un acto de egoísmo.



En el momento de querer ayudar al otro, le quitamos su momento de aprendizaje de lo que ha venido hacer, de su propósito de vida. No le dejamos ver cuáles son sus herramientas, sus dones, ni siquiera vivir. Con esto entraría en la coherencia y responsabilidad de su alma. Si ayudamos al otro, vamos a generar deudas que van amplificar la frustración, y esto no es Amor.

El amor no es interés, es consciencia. El amor no se vanagloria, no es un mercadeo. El amor se contagia, no pide cuentas al otro, no hace daño. El amor es dar el permiso al otro. No juzgadlo, no utilizadlo para que dependan de nosotros y nos quieran.

Si el amor no está instalado en nosotros mismos, en el trabajo, en nuestra vida diaria, pondréis todas las quejas continuamente.

Cuando esté alineado, todo os dará igual y agradeceréis a la vida lo que os da. Tenéis que dejaros recibir, daros el permiso a recibir.

Cuando no estamos en el amor, estamos alejados, estamos en la búsqueda en la proyección y en el juicio, parece no tener sentido nuestra vida. Tenemos que ver el amor en nosotros. Proyectar este

viernes, 31 de marzo de 2017

El poder sanador de la conciencia



La mayoría de nosotros considera que la salud es el estado natural del ser humano y la enfermedad una ausencia o alteración de ese estado, que en términos más metafísicos también conocemos como “estado de armonía” o de “pérdida de armonía”. Pero ¿por qué nos cuesta tanto mantener ese estado natural de manera permanente?
La conciencia tiene mucho que decir al respecto, pero vayamos por partes.
 
El síntoma como aliado

Sabemos que la medicina convencional, en su afán de especialización, investigación y análisis de las estructuras meramente orgánicas, continua a día de hoy perdiendo de vista la totalidad del ser humano a la hora de llevar a cabo un tratamiento. Si bien es cierto que cada vez son más los facultativos que tratan de integrar como buenamente pueden la filosofía holística (cuerpo-mente-espíritu) tan característica de la medicina alternativa, lo cierto es que la propia metodología académica tiende a poner el foco de atención únicamente en la resolución del síntoma (cuerpo).

Pero este método de curación, efectivo en cuanto a que nos quita la dolencia de encima prácticamente al instante, podría compararse a cuando si al prenderse una de esas lucecitas de nuestro automóvil que indican que algo marcha mal, en lugar de interrumpir el viaje para llevar el coche al taller, quitáramos la bombilla para que dejara de importunarnos y diéramos el incidente por resuelto. Si no fuera porque el cuerpo tiene su propio “taller de reparaciones”, no cabe duda de que todos acabaríamos tarde o temprano “tirados en la cuneta de una carretera”. Sin embargo, esto es lo que hacemos cada vez que nos disponemos a apagar el síntoma (a base de analgésicos, ansiolíticos, antihistamínicos, antitérmicos…), sin dedicar un solo minuto a pensar cual ha podido ser la causa de esa dolencia que percibimos como enfermedad.



El cuerpo físico es un magnífico y sofisticado vehículo de expresión y manifestación de la conciencia del ser humano en el plano físico, que como tal, está al servicio de su ocupante. No obstante, ocurre que el cuerpo responde tanto a las órdenes que proceden de la parte consciente del ser, como de su inconsciente. El cuerpo expresa la totalidad del ser. Y aquello que en nuestro cuerpo se manifiesta como síntoma, no es otra cosa que la expresión visible de un proceso invisible que con su señal solo pretende interrumpir nuestra cotidianidad para avisarnos de una anomalía.

Cuando comprendemos la diferencia entre enfermedad y síntoma, nuestra actitud y relación con la enfermedad se modifica rápidamente. Dejamos de considerar al síntoma como nuestro gran enemigo al que hay que aniquilar, para verlo como un aliado que puede ayudarnos a encontrar lo que nos falta, aquello de lo que nos somos conscientes y que es causa de nuestra enfermedad.

Los efectos de la dualidad



Cuando una persona dice de sí misma que es: trabajadora, tolerante, pacífica, amante de los animales, abstemia, vegetariana, etc., significa que a cada una de estas características le precedió una elección. Optó entre dos posibilidades, eligió una y descartó la otra. De este modo con el “soy trabajador, tolerante y pacífico”, excluye automáticamente el “soy vago, intolerante y violento”. Así es como vamos construyendo progresivamente nuestra personalidad e identificándonos con cada uno de los pares de opuestos que conforman nuestra percepción de la realidad. Siempre habrá uno de los dos opuestos que en mayor o menor medida será asumido como propio e integrado en nuestro ser consciente, y su contrario en cambio, considerado como ajeno, acabará siendo desterrado a la “sombra” de nuestra conciencia.

Carl G. Jung denomina “sombra” a la suma de todas las facetas de la realidad que el individuo no reconoce o no quiere reconocer en sí mismo. Todo lo que el ser humano rechaza pasa a su sombra, que es la suma de todo aquello con lo que no se identifica. De este modo el ser humano proyecta en el mundo exterior un mal que no reconoce como propio, precisamente para no tener que encontrar en sí mismo la verdadera fuente de toda desgracia.



Es decir que la enfermedad se nos presenta como una exteriorización de todo aquello que no ha pasado por el filtro de nuestra psique. Y el cuerpo en este sentido es extremadamente sincero. Una sinceridad a menudo difícil de soportar, pues ni el mejor de nuestros amigos se atrevería a decirnos la verdad tan crudamente como lo hace el cuerpo a través de los síntomas. Pero para entender lo que nos está diciendo el cuerpo, tenemos que aprender a interpretar su lenguaje. Un lenguaje psicosomático cuya “piedra de toque” se halla en estas dos sencillas preguntas:

¿Sabes que el Universo trabaja contigo?


Jennifer Hoffman comparte con nosotros su conocimiento sobre como trabaja el universo, específicamente, como trabaja con nosotros para que podamos cumplir con todo lo que buscamos realmente de corazón.


¿Sabes que el Universo trabaja contigo, no para tí? No es posible para el Universo darte algo que no deseas, ni crear situaciones que no hayas energetizado ya en alguna parte de tu realidad. La energía universal no crea algo de la nada; solamente crea aquello para lo que tú ya has establecido un espacio energético mediante tu intención consciente o inconsciente. Tan pronto hayas definido la intención, estableces las vibraciones que crean la realidad. 

El entendimiento es la clave para manifestar todo en la vida porque es como todo es manifestado.Y si la intención es consciente o inconsciente no es importante; todo es lo mismo para el Universo, el cual te ve como infinitamente poderoso y sabio, actuando siempre dentro de lo que es para tu mayor bien.

Cuando oras a Dios, o la Fuente, para ‘arreglar este problema’, el Univero no es capaz de responderte porque tú no has creado nada, no hay intención, y no hay nada que arreglar porque no hay problema alguno.  

El Universo sabe que, ya sea consciente o inconscientemente, tú has creado la situación que ves como un problema. Y tú debes crear la solución energetizando la posibilidad para que un nuevo aspecto de tu realidad esté presente. 

Pudieras pedir ayuda porque sientes que el Universo es mucho más sabio que tú, pero eso es una falacia. Tú tienes toda la sabiduría y conocimientos a tu disposición, y tu habilidad para usarlos está limitada solamente por tus creencias de que el Universo es más sabio, más poderoso, más consciente de tu potencial o de lo que es mejor para tí que tú.

Por eso es importante para tí recordar que tú eres una parte igual de la Fuente o el Universo, como cocreador de tu realidad en una sociedad Divia que existe para permitirte tu reconexión con tu comienzo Divino. Tú eres tan poderoso que creas cada pensamiento y cada palabra — ¿qué estás creando en este momento? ¿estás consciente de lo que estás pidiendo?  

jueves, 30 de marzo de 2017

El silencio es indispensable para regenerar el cerebro


El silencio ha sido fuente de muchas reflexiones a lo largo de todas las épocas. Al mismo tiempo hemos saturado los sitios en los que vivimos con tantos ruidos que cada vez es más complicado encontrarlo. Esto hace que cada vez sean más las personas que al no escuchar ruidos experimentan un abismo dentro de ellas mismas.

Tenemos un oído que actualmente está hiperestimulado. Lo más grave es que casi todos esos estímulos auditivos que recibimos del exterior son más o menos alarmantes. Rugidos de coches, bullicio, músicas estridentes, pitos, timbres… en fin… nada que inspire tranquilidad.


“La arena del desierto es para el viajero fatigado lo mismo que la conversación incesante para el amante del silencio”.

-Proverbio persa-

Más allá de que esto incida en nuestro estado emocional, la ciencia también ha comprobado que afecta el cerebro. Según un estudio llevado a cabo en Alemania por el  Research Center for Regenerative Therapies Dresden hay procesos cerebrales que solo se pueden llevar a cabo en silencio.

Hasta hace poco se pensaba que las neuronas eran incapaces de regenerarse. Sin embargo, con el desarrollo de la neurogénesis se ha comprobado que esto es un error. Todavía no está muy claro qué es exactamente lo que promueve la regeneración neuronal y cerebral. Pero ya hay pistas valiosas al respecto y una de ellas es el silencio.


Experimentando con el silencio

Los investigadores alemanes hicieron en principio un experimento con un grupo de ratones. El estudio consistía en dejarlos en completo silencio durante dos horas al día. Al mismo tiempo se haría una observación de sus cerebros para ver si esto originaba algún cambio.



El resultado fue contundente. Tras un tiempo de estar sometidos a esta rutina, pudo observarse que en todos los ratones estudiados se había producido un crecimiento del número de células dentro del hipocampo. Esta es la región del cerebro que regula las emociones, la memoria y el aprendizaje.

Los expertos también constataron que las nuevas células nerviosas se integraban progresivamente al sistema nervioso central y que luego se especializaban en diferentes funciones. En conclusión, el silencio había producido un cambio muy positivo en el cerebro de los animales.


El silencio ayuda a estructurar la información

El cerebro nunca descansa, incluso cuando en un estado de calma estamos completamente quietos o dormimos. Este maravilloso órgano sigue funcionando, pero de una manera diferente. Cuando el cuerpo descansa comienzan a desarrollarse otros procesos que complementan los que se realizan cuando estamos activos.


La percepción del paraíso en el zen


Entre las diferente tradiciones místicas existe un entendimiento en común del estado de beatitud o éxtasis en unión con la realidad, esto es, que el paraíso es aquí y ahora y que si no lo vemos es sólo por un hábito perceptual. Para la tradición sufí, por ejemplo, el paraíso debe de ser visualizado en el alma y entonces su realidad emerge con una potencia superior al mundo que experimentamos cotidianamente. 

Henry Corbin acuñó el término “mundus imaginalis” para referirse a un mundo autónomo, real en sí mismo, compuesto de una materia más sutil, de la imagen que es de alguna forma la esencia del alma. Así no es equivocado decir que el paraíso está dentro de nosotros y en realidad en todos lados una vez que se libera nuestra percepción.

El gran estudioso y divulgador del zen, D.T. Suzuki, dice: 

Nunca perdimos el paraíso, pero la conciencia humana nos dice que lo perdimos y lo debemos recuperar. De hecho el paraíso nunca se ha perdido, el paraíso no necesita ser recobrado.

Estamos en el Edén, justo como estamos ahora. Ser, y al mismo tiempo no ser. Ser o no ser, pero luego, ser y no ser. Los dos al mismo tiempo. Lo mejor es estar viviendo y, sin embargo, no viviendo. Muriendo y, sin embargo, no muriendo. Este es el objeto de la disciplina zen.

Zen es una nube flotando… sin apego.

Lo que caracteriza al zen es esto, simplicidad y sinceridad y libertad. Esto es lo más importante. Verdadera libertad para ver las cosas en su propia naturaleza. Esas es la libertad. A veces los llamados hechos no son tan importantes.

Pero aquello que los académicos llaman leyendas o imaginaciones son más importantes en el estudio de la naturaleza humana. Los maestros zen nos dicen que la respuesta está en la pregunta misma, tú miras hacia tu pregunta hacia ti mismo. Mi respuesta sólo te aleja de tu pregunta. ¿Quién eres tú para hacer esa pregunta?