lunes, 12 de junio de 2017

Las relaciones importantes son planeadas por las almas mucho antes de que los cuerpos se encuentren


Cada persona que se cruza en nuestro camino a lo largo de la vida lleva consigo un propósito, nadie transita por nuestra vida por azar, algunas con mayor o menor impacto, pero todas ellas hacen posible parte de nuestras lecciones de vida.

Quizás en el momento no logramos percatarnos de la importancia de alguien en nuestro desarrollo, pero con el tiempo todo va encajando perfectamente y nos damos cuenta de que como en un rompecabezas, una pieza puede estar totalmente en blanco, pero ser exactamente la necesaria para la unión del resto de las piezas.



Todo lo que para nosotros no es demostrable, es un misterio, sin embargo existen muchas hipótesis en cuanto a nuestro tránsito por este plano, teniendo mucho sentido que las personas que juegan roles trascendentales en nuestras vidas, corresponden con almas con las que tenemos acuerdos previos a encarnar y que serán piezas claves en las acciones que debemos ejecutar y las lecciones que debemos aprender.

Debido a esto, se dice que a pesar de no haber un destino escrito, las almas programan sus encuentros y muchas veces seleccionan sus nexos principales antes de llegar a este plano. Es por ello que siempre debemos bendecir cada una de nuestras relaciones, porque aunque no lo tengamos claro y pensemos que nacimos en la familia equivocada, o nos relacionamos con la pareja incorrecta, de acuerdo a esta teoría, esto dista mucho de la realidad.



Cada persona nos aporta algo, de cada quien aprendemos algo o bien le aportamos o enseñamos algo a quienes se relacionan con nosotros. Todos jugamos en una especie de red donde cada pieza está interconectada y de no estar no podríamos quizás terminar nuestras misiones.

Siempre se cruzará en nuestro camino esa persona que necesitamos en ese preciso momento, algunas

viernes, 9 de junio de 2017

En la vida puedes perder muchas cosas, pero perder la paz nunca es opción


Muchas cosas se quedan en el camino tras nuestro paso, cosas que deseamos dejar y otras que quisiéramos no perder jamás, es parte del aprendizaje, de la experiencia, del progreso en la vida, sin embargo, hay algo que nadie puede robarte jamás, tu paz interior.

No hay camino para la paz, la paz es el camino. Mahatma Gandhi


Básicamente nos pasa aquello que permitimos nos pase, evidentemente hay cosas por fatalidad, causa y efecto que la mayoría de las veces no vemos venir, pero sigue existiendo una diferencia en como vivimos lo que enfrentamos, y es nuestro equilibrio interno, nuestra esencia, esa armonía que debemos mantener con nosotros mismos.



Nuestro entorno, indudablemente suele tener influencia en nuestra vida, positiva o negativa, genera y estimula, muchos sucesos en nuestro camino, pero nos toca a cada uno de nosotros decidir si permitimos o no que nos desestabilice, que nos afecte y que llegue a alterar nuestro estado mental y por ende nuestra paz.

Cuando me preguntaron sobre algún arma capaz de contrarrestar el poder de la bomba atómica yo sugerí la mejor de todas: La paz.
 Albert Einstein


Sabemos que el concepto de paz es muy relativo, cada quien tiene nada percepción distinta de lo que representa su paz, pero algo si es seguro, y es que la paz es un estado de consciencia, es la mirada clara y serena, sin juicios, sin razones necesarias, simplemente es sentirse pleno y conforme con lo que se tiene, se hace y se es.

Las cinco reglas de la felicidad, de acuerdo al Budismo Tibetano


El Budismo, como muchos conocen, más allá de ser una religión, es una filosofía, que cualquier persona interesarse en explorar o sumergirse en el mundo espiritual, puede tomar de guía.

Las reglas de la felicidad están asociadas con los llamados venenos del budismo, todas ellas se entrelazan entre sí y nos hablan especialmente de las cosas de las cuales debemos liberarnos y cuales debemos hacer parte de nuestras vidas.


Libera tu corazón del odio:

 El odio es uno de los peores sentimientos que podemos albergar en nuestro corazón, nos hace daño a nosotros mismos, además de impulsarnos a dañar a otros. El odio no nos permite avanzar, nos limita y nos nubla el buen criterio que podamos tener al momento de toar decisiones.



Libera tu mente de preocupaciones: 

Nada ganamos con preocuparnos, pero en el proceso perdemos lo más importante: nuestra paz, el hecho de agobiarnos planteándonos escenarios que no van a ocurrir, nos coloca en una posición de debilidad, donde la claridad no estará presente y los mecanismos de resolución de conflictos se distanciarán de nosotros. Cada momento de tu vida que le dediques a preocuparte le estará dando más fuerzas a aquello que justamente te preocupa, seguirás manifestando en tu vida más de lo mismo, porque justamente a lo que te resistes persiste. Mientras menos mente esté sobre lo que roba tu paz, más pronto las cosas cambiarán para mejor.

jueves, 8 de junio de 2017

Auto-respeto y humildad


El auto-respeto y la humildad se comportan como nuestro escudo de protección espiritual. Nos liberan de las influencias sutiles del ego limitado.

A medida que recorremos la senda del progreso espiritual, es muy importante tomar conciencia de la presencia de la arrogancia sutil.

La arrogancia sutil puede detectarse especialmente en la inhabilidad de aceptar la crítica, ni siquiera si es constructiva. Internamente hay sentimientos de reacción y rechazo. Hay trastorno en la actitud y la visión hacia la persona que ha emitido esos comentarios.

En la consciencia del alma, podemos aceptar la corrección y las señales que otros nos den como un medio para progresar y somos capaces de tolerar y aceptar la crítica. A la vez, no nos dejamos influenciar por la alabanza.

La clave es generar un estado de consciencia en el que nuestros pensamientos estén llenos de auto-respeto. Y en las palabras y las acciones, mantener un estado de humildad. Entonces la arrogancia terminará. Estas dos virtudes son la base para ser una personificación del éxito en cada pensamiento y cada acción.

El Origen del Miedo


El estado de miedo psicológico está divorciado de cualquier peligro real e inmediato. Puede adoptar diversas formas: desazón, preocupación, ansiedad, nervios, tensión, temor, fobia, etc. El miedo psicológico del que hablamos siempre se refiere a algo que podría ocurrir, no a algo que ya está ocurriendo. Tú estás en el aquí y ahora, mientras que tu mente está en el futuro. Esto crea una brecha de ansiedad. Y si te has identificado con tu mente y has perdido el poder y la simplicidad del ahora, esa brecha de ansiedad será tu constante compañera.

Siempre puedes afrontar el momento presente, pero no puedes afrontar algo que sólo es una proyección mental; no puedes afrontar el futuro.

Además, mientras sigas identificándote con tu mente, el ego dirigirá tu vida. Debido a su naturaleza fantasmal, y a pesar de sus elaborados mecanismos de defensa, el ego es muy vulnerable e inseguro, y se siente amenazado constantemente. Por cierto, esto sigue siendo verdadero aunque externamente esté muy seguro. Ahora bien, recuerda que una emoción es la reacción del cuerpo a la mente. ¿Qué mensaje recibe continuamente el cuerpo desde el ego, desde ese falso yo fabricado por la mente?: peligro, estoy amenazado. ¿Y qué emoción genera este mensaje continuo?: miedo, por supuesto.

El miedo parece tener muchas causas: miedo a la pérdida, miedo al fracaso, miedo a que nos hieran, y así sucesivamente; pero, en definitiva, todos los miedos pueden resumirse en el miedo del ego a la muerte, a la aniquilación. Para el ego, la muerte siempre está a la vuelta de la esquina. En este estado de identificación con la mente, el miedo a la muerte afecta a todos los aspectos de tu vida.

Por ejemplo, algo tan aparentemente trivial y «normal» como la necesidad compulsiva de tener razón en una discusión y demostrar que el otro está equivocado —defender la posición mental con la que te has identificado— se debe al miedo a la muerte. Si te identificas con una posición mental y resulta que estás equivocado, tu sentido de identidad, basado en la mente, se sentirá bajo una seria amenaza de aniquilación. Por tanto, tú, como ego, no puedes permitirte estar equivocado. Equivocarse es morir. Esto ha motivado muchas guerras y ha causado la ruptura de innumerables relaciones.

Cuando dejas de identificarte con la mente, el hecho de tener razón o estar equivocado es indiferente para tu sentido de identidad; de modo que esa necesidad compulsiva, apremiante y profundamente inconsciente de tener razón, que es una forma de violencia, deja de estar presente. Puedes expresar cómo te sientes y lo que piensas con claridad y firmeza, pero tal expresión no estará teñida de agresividad ni actitud defensiva. Tu sentido de identidad deriva entonces de un lugar más profundo y verdadero dentro de ti, no de la mente.



OBSERVA CUALQUIER ACTITUD DEFENSIVA

que surja en ti. ¿Qué estás defendiendo?: una identidad ilusoria, una imagen mental, una entidad ficticia. Haciendo consciente este patrón y observándolo, puedes romper la identificación con él. El patrón inconsciente comenzará a disolverse rápidamente a la luz de tu conciencia.

Este es el final de todas las discusiones y juegos de poder, que son tan corrosivos para las relaciones. El poder sobre los demás es debilidad disfrazada de fuerza. El verdadero poder está dentro, y está a tu disposición ahora.

La mente siempre trata de negar el ahora y de escapar de él. En otras palabras: cuanto más te identificas con tu mente, más sufres. O puedes decirlo de este otro modo: cuanto más capaz seas de valorar y aceptar el ahora, más libre estarás del dolor y del sufrimiento, más libre de la mente egotista.

Si no deseas crear más dolor para ti mismo ni para los demás, si no quieres añadir más dolor al residuo del pasado que aún vive en ti, no crees más tiempo, o crea el imprescindible para gestionar los aspectos prácticos de la vida. ¿Cómo dejar de crear tiempo?
DATE CUENTA INEQUÍVOCAMENTE DE QUE EL MOMENTO PRESENTE es lo único que tienes. Haz del ahora el centro fundamental de tu vida. Si antes vivías en el tiempo y hacías breves visitas al ahora, establece tu residencia habitual en el ahora y haz breves visitas al pasado y al futuro cuando tengas que resolver los asuntos prácticos de tu vida.

Di siempre «sí» al momento presente.


ACABA CON LA ILUSIÓN DEL TIEMPO 

La clave es ésta: acaba con la ilusión del tiempo. Tiempo y mente son inseparables. Retira el tiempo de la mente y ésta se para, a menos que elijas usarla.

Estar identificado con la mente es estar atrapado en el tiempo: vives de forma compulsiva y, casi exclusivamente, mediante el recuerdo y la anticipación. Esto produce una preocupación interminable por el pasado y el futuro, y una falta de disposición a honrar y reconocer el momento presente y permitir que sea. La compulsión surge porque el pasado te da una identidad y el futuro contiene una promesa de salvación, de una realización de algún tipo. Ambas son ilusiones.

Cuanto más te enfocas en el tiempo —pasado y futuro— más pierdes el ahora, lo más precioso que hay.

¿Por qué es lo más precioso? En primer lugar, porque es lo único que hay. Es todo lo que hay. El eterno presente es el espacio dentro del que se despliega tu vida, el único factor que permanece constante. La vida es ahora. No ha habido nunca un momento en que tu vida no fuera ahora, ni lo habrá jamás. En segundo lugar, el ahora es el único punto que puede llevarte más allá de los limitados confines de la mente. Es tu único punto de acceso al reino informe e intemporal del Ser.

¿Has experimentado, hecho, pensado o sentido algo fuera del momento presente? ¿Piensas que lo harás alguna vez? ¿Es posible que algo ocurra o sea fuera del ahora? La respuesta es evidente, ¿no es cierto?

Nada ocurrió nunca en el pasado; ocurrió en el ahora. Nada ocurrirá nunca en el futuro; ocurrirá en el ahora.

La esencia de lo que estoy diciendo aquí no puede entenderse mentalmente. En el momento que lo entiendes, se produce un cambio de conciencia de la mente al Ser, del tiempo a la presencia. De repente, todo se vivifica, irradia energía, emana Ser.

(Autor: Eckhart Tolle)




miércoles, 7 de junio de 2017

¿Te enfadan... o te enfadas?



Siempre he sentido la fuerza e importancia del poder de la mirada...

Si miramos con la mente... vemos lo que "sabemos"...

Si miramos con el corazón, vemos más allá de lo que en un principio parece...
Esta mente se puede ver como limitante y quedarnos ahí... o seguir y abrazarla como una herramienta para llegar a la activación del estado de "atención y/o observación" sin juicios y, por consiguiente, invitar a esas "verdades" de la mente a que "visiten el país de los paréntesis"...

Es aquí donde nace el respeto a lo que ES...a lo que cada cual es, ve, siente, vive, habla, piensa... etcétera... y, por supuesto, cómo lo vive...

Siento que cuando el enojo o la ofensa se cruza en el camino en realidad es la oportunidad de "pasarnos un antivirus" y hacer un acto de observación... Y también es el momento de ser consciente de que podemos TOMAR EL MANDO, elegir entrar en el juego o no, tomarnos las cosas como algo personal o no...

Veo que en la medida de la frecuencia de estos "cabreos u ofensas" podré ver en que estado estoy...

Si vivo enfado tras enfado (o sea, lo que se dice “amargao”), ¿no tendría más lógica pensar que es posible que la que tiene el problema sea yo?!!... Y lo más a tener en cuenta es que esto puede crecer hasta el punto de que te moleste hasta al viento que corre.

Es como cuando tienes la piel irritada y un pequeño roce te duele una barbaridad y simplemente "reaccionas"... Pues bien, creo que es en esa reacción donde puedes ver desde donde y como reaccionas... PUEDO VER COMO Y EN QUE PUNTO ESTOY YO!!, al igual que puedo ver como estas tú... Y a partir de aquí ocurren dos cosas:

1- Es a partir de este "daño" que TE DAS CUENTA de que esa parte de tu piel (esa parte de ti o de mí) esta en un estado alterado ("mal")... y es dándote cuenta como puedes identificar la "zona" a tratar.

2- El hecho de que alguien se manifieste en tu realidad en este estado de irritación no tiene nada que ver contigo!!!!... y que tu "roce" no es el culpable de absolutamente nada (roce que en muchas ocasiones ni se da, pues son interpretaciones de nuestra mente como ya he dicho antes).

Cuando pienso esto de las ofensas y enfados viene a mi cabeza un gran maestro, al menos para mí, me refiero a Jesús Cristo. 

El vivió lo que vivió en su camino a la Cruz, e incluso lo mataron... y no se tomó nada como algo personal!!!!... 

El veía más allá de lo que miraba... y aunque recibía insultos, desprecios y agresiones no se quedaba ahí...

La importancia de la simplicidad


Una vida más simple es una vida más feliz  


La felicidad no depende de las circunstancias externas; más bien, se la puede hallar en los placeres más simples de la vida y, sobre todo, en la dicha siempre renovada de la meditación profunda. […]

Sé feliz aferrándote a los sencillos, genuinos e imperecederos gozos del alma, que nacen de la reflexión profunda, la introspección, la inspiración espiritual y la meditación.


La vida moderna se está volviendo muy insatisfactoria; no depara felicidad. Existen demasiadas cosas, demasiados deseos. Más automóviles, vestidos y entretenimientos… ¡y más preocupaciones! Libérate de esas supuestas «necesidades» y consagra más tiempo a Dios. Simplifica tu vida. Sé feliz en la soledad de tu propio Ser.


El hombre moderno basa su placer en obtener cada vez más posesiones, y lo que pueda ocurrirle a los demás no le importa. Pero ¿no sería mejor vivir con sencillez, es decir, sin mucho lujo y con menos preocupaciones? No existe placer en trabajar demasiado hasta el punto de que no puedas disfrutar de lo que tienes. [...] El día llegará en que la humanidad comenzará a alejarse de la conciencia de que son necesarias tantas cosas materiales. Se obtendrá mayor seguridad y paz en una forma sencilla de vivir.


Simplifica tu vida para reducir el estrés y las preocupaciones financieras


Una vida material compleja sólo complace a los ojos y a la obsesión del ego por ostentar un rango social, pero pocos comprenden el alto precio que se paga por esas comodidades materiales. La esclavitud económica, el nerviosismo, las preocupaciones empresariales, la competencia desleal, la discordia, la falta de libertad, la enfermedad, el sufrimiento, la vejez y la muerte son la cosecha de una existencia centrada sólo en lo material. Mucho es lo que se pierde cuando no se dispone de tiempo para apreciar la belleza, la naturaleza y las numerosas expresiones de Dios en la vida.


Elige una vivienda adecuada, pero no mayor de la que realmente ne­cesitas y, si fuese posible, que se encuentre situada en alguna localidad donde los impuestos y el costo de la vida sean razonables. […] Vive en forma sencilla; disfruta de lo que Dios te ha concedido, y no busques los vanos o costosos placeres. En la naturaleza oculta de Dios existen numerosas cosas que pueden fascinar la mente del ser humano. Emplea el tiempo libre para leer libros que valgan la pena, meditar y disfrutar de una vida carente de complicaciones. ¿No es preferible, acaso, vivir con sencillez, tener menos preocupaciones y dis­po­ner de tiempo para buscar a Dios, en lugar de poseer una enorme casa, dos automóviles, deudas por cubrir a plazos y una hipoteca que eres incapaz de pagar?


En su infinita misericordia, Dios nos concede —a través de las diversas experiencias que se nos presentan en la vida— su gozo e inspiración, la vida y la sabiduría verdaderas, la auténtica felicidad y el genuino entendimiento. Pero la gloria de Dios se revela únicamente en la quietud del alma, en la intensidad del esfuerzo interior que realiza la mente para comulgar con Él. Es allí donde hallamos la verdad. En el exterior, el engaño es muy fuerte; muy pocas personas logran sustraerse a las influencias del ambiente exterior. El mundo sigue adelante con sus infinitas complejidades y sus variadas experiencias. Cada vida es diferente de las demás y debe ser vivida de manera distinta. No obstante, en todas las expresiones de la vida subyace la silenciosa voz de Dios, que nos llama incesantemente a través de las flores, de las escrituras sagradas, de nuestra conciencia, es decir, a través de todas las cosas hermosas que hacen que valga la pena vivir.


Dedícale tiempo a lo que es importante 

martes, 6 de junio de 2017

La creación del “yo observador”



Oír y ver cosas que están fuera de lo que nuestros sentidos captan está empezando a ser algo más que común para una gran parte de la población humana, desde aquellos que sienten la presencia de sus familiares fallecidos con total nitidez y claridad, hasta aquellos que perciben solapamiento entre realidades y cosas que están sucediendo que no tienen demasiada lógica para la mente racional. Es importante darse cuenta que son procesos que están yendo in crescendo, y que seguirán así, al mismo tiempo que rompen las estructuras rígidas de los sistemas de creencias de muchas personas que, hasta ahora, no habían contemplado nunca la posibilidad de que algo más allá de lo que sus sentidos físicos captan, pudiera tener una realidad objetiva.

El sistema de control está entrando en modo pánico, aunque suene exagerado, porque no pueden abarcar con los métodos tradicionales todo lo que se les está yendo de las manos. El solo hecho de que cada vez más personas busquen alternativas saludables para mantener su sistema físico y energético en buen estado, el solo hecho de que menos gente (pero aun mucha) crea en lo que sale en las noticias, el solo hecho de que empiece a ser normal cuestionarse todo lo que nos han explicado, son pasos hacia un cambio inevitable en las estructuras de la realidad, que aun avanzando a ritmo de caracol, avanza sin parar.



Abriendo brechas a la consciencia

A nosotros, mientras esto sucede gracias a los cambios que se dan en todas y cada una de las personas a nivel individual, nos toca seguir desmontando lo que tenemos “aquí dentro”, que impide tomar el control de lo que proyectamos “ahí fuera”. Para desmontar lo que tenemos en nosotros mismos, a nivel de programación, de patrones limitadores, de creencias falsas, y un largo etc. de componentes imbuidos en nuestra psique, hemos de seguir comprendiendo cómo funciona esta, y sacando a la luz aquello que, de alguna manera, abrirá alguna pequeña brecha para que flashes de consciencia pura, puedan alcanzar la psique y nuestra mente, y encontrar pequeños huecos para manifestarse e ir tomando el control del piloto automático que representa el programa ego, sus múltiples facetas y Yoes, y los componentes de la personalidad que de estos dependen.

Si en la entrada anterior habíamos hablado de que nuestra esfera de consciencia fue completamente revertida para obligarnos a desconectar la conexión interior con aquello que somos realmente, lo que no habíamos dicho es que esta conexión se ha mantenido siempre latente, pero inactiva, simplemente porque no se puede eliminar al 100%, sino es sesgando por completo el enlace entre ser y cuerpo físico, algo que solo ocurre al momento de la muerte.

Así, a pesar de no ser consciente de ello, siempre hay una forma que, desde el interior de nuestra propia esfera de consciencia, nuestro Yo Superior establezca un punto de conexión con uno de nuestros Yos, el Yo que usualmente llamamos el “yo observador”, según la terminología de Gurdjieff, que no era más que aquella parte de nuestra consciencia artificial, la que se genera en la superficie de la esfera de consciencia y que da lugar a nuestra “personalidad”, que es capaz de darse cuenta del caos y de los diferentes Yos y subpersonalidades que existen en uno mismo, y, además,  es capaz de darse cuenta de la otra parte latente que espera ser conectada: el Yo Superior.

Así, cuando este “yo observador” está listo para poder hacer de puente entre el ser y el resto de la personalidad, esta última parte de nosotros empieza a recibir, a veces de forma esporádica, a veces tras haberlo trabajado con técnicas de meditación, de introspección, o cosas por el estilo, esa energía desde nuestro ser que empieza a formar un enlace que proporciona un primer canal de conexión consciente entre la personalidad y el Yo Superior.



Construyendo al yo observador