Puede resultar bastante agotador, ir llenando nuestro espacio de vida, con innumerables creencias, filosofías, doctrinas, enseñanzas, sabias o no, capaces de satisfacer el entendimiento de cada persona en determinados momentos de su vida.
Ocurre que todo lo que se va despertando en nuestro interior, proviene de muchas maneras de nuestra propia esencia, de allí la sabiduría en reflexionar todo lo que llega a nuestras manos, incluyendo la fuente de la cual proviene, no se trata de vivir lleno de prejuicios, más bien se trata de deslastrarnos de ellos y poder ver las cosas desde una óptica del no pensamiento, de la limpieza de la mente de la coherencia, pero especialmente del sentimiento que arroja en nosotros.
La peor experiencia es la mejor maestra. Kovo
La reflexión nos conecta con el alma, con lo que albergamos en ella, pero lo importante no es identificarse con lo que va apareciendo o surgiendo durante la reflexión, sino de observar y mantenernos alerta ante los sentimientos y las sensaciones que se despiertan con cada pensamiento reflexionado, sin ningún juicio, sin complicaciones, sin dejarnos llevar por lo que nuestra mente le va incorporando.
Cuando reflexionamos, nos entregamos a observar lo que llega a nuestra mente, lo que se genera en secuencia y lo que aparece de manera dispersa, pues todo tiene una conexión con el alma, con nuestras vivencias y experiencias y con lo que se ha quedado grabado en nuestra alma en relación a eso.
Un hombre que no piensa por si mismo, no piensa en absoluto. Oscar Wilde