miércoles, 5 de julio de 2017

Transforma cada queja en un pensamiento positivo


Es muy cierto que no todos los días enfrentamos nuestra vida con la mejor disposición, algunas veces la nostalgia, la depresión y la inconformidad nos recibe al amanecer, es natural, es una conducta casi aprendida desde la niñez a la cual se suman todas las preocupaciones que conlleva el ser un adulto más o menos responsable.

La filosofía del vagabundo se apoya en la no necesidad de nada y el buen talante de aceptarla sin queja alguna. Camilo Sela

Sin embargo, si bien es normal este tipo de emociones, lo que si no debe hacerse costumbre es la manera en la cual las aceptamos, las hacemos pensamientos negativos y derivan en acciones, que obviamente no generan los mejores resultados, pues accionar desde la insatisfacción, el malestar y la negatividad, no trae más que más obstáculos.

A todos nos pasa que algunas veces no estamos en un buen momento, y justo en esa etapa nos pasa de todo, las rupturas, las decepciones, lo que llamamos la “mala suerte” parece haberse encantado de nuestra compañía, no nos damos cuenta que no es cosa de supersticiones, sino de la simple y poderosa energía del pensamiento.

Nadie se queja de tener lo que no se merece. Jane Austen

Pues tenemos la potestad de cambiar eso, de dejar de entregarnos a las quejas, a las insatisfacciones, a las detracciones humanas que generan grandes influencias, y comenzar a transformar nuestro entorno desde el interior de nosotros mismos, ¿Cómo?… teniendo un poco de confianza y optimismo, en que nada dura para siempre, todo depende del enfoque que le damos a las circunstancias.

Si nos proponemos transformar cada queja en un pensamiento positivo, nos daremos cuenta como de forma natural y fluida las cosas comienzan a tomar su curso y a fluir, se destraban, avanzan, simplemente surgen. No se trata de magia o de algo fenoménico que va a desaparecer nuestros problemas y a resolver cada queja de nuestra vida, se trata de valorar las capacidades en lugar de enaltecer las limitaciones.

lunes, 3 de julio de 2017

La apariencia del cuerpo no siempre es el reflejo del alma


La apariencia del cuerpo no siempre es el reflejo del alma

Los seres humanos somos iguales en esencia, con esa chispa divina que llaman espíritu, con esa experiencia que se va grabando en el alma para hacerse consciencia y con el cuerpo, fiel compañero de vida, que hacemos parte de nuestra persona, así somos, humanos, con defectos, virtudes, situaciones, pensamientos y miles de aspectos que rodean e integran nuestra vida.


La belleza que atrae rara vez coincide con la belleza que enamora. José Ortega y Gasset

Invertimos tanto tiempo en nuestra apariencia, que muchas veces nos hacemos dependientes emocionalmente de la manera en la cual nos vemos físicamente, lo mismo ocurre cuando cuando sentimos atracción o rechazo por alguien más, nos fijamos directamente BB en su exterior, lo que no significa que este bien o este mal, es una acción natural del ser humano.

Ocurre que el cuerpo no es el reflejo del alma en la mayoría de los casos, podemos ver personas hermosas y esbeltas, atractivas a cualquier persona y sin embargo, en su alma albergan tristezas, soledad o resentimientos, por el contrario, muchas personas de apariencia muy humilde, suelen tener almas maravillosas, llenas de viviendas y sabiduría.


La belleza del rostro es frágil, una flor pasajera: la belleza del alma es firme y segura. Moliere


Los prejuicios que vamos adquiriendo en la vida, levantan barreras, entorpecen el camino y no nos dejan ver con claridad, sin juzgar por lo que vemos externamente o pensando quizás que esa persona es eso que muestra, no nos damos cuenta, que el alma encierra todo, las emociones despertadas, los sentimientos encontrados, las pasiones y las verdaderas intenciones.

Venganza y perdón


Seguimos una vez más con esta serie de conceptos duales que son los que nos permiten comprender, con mayor grado de exactitud, cómo funciona nuestra realidad, nuestra psique, nuestro comportamiento.

Tanto aquello de lo que hablamos hoy como lo que hemos tratado en artículos anteriores, son siempre elecciones que el ser humano tiene a su disposición, por mucho que tengamos imbuidos una carga mayor o menor de alguna de esas cualidades o conceptos, por mucho que se nos condicione externamente a manifestar uno u otro de los opuestos, o por mucho que se nos manipule o guie para ello, siempre, recordad, el ser humano tiene la capacidad de elegir y decidir de forma consciente cual de ellos desea manifestar, expresar y promover en su día a día hacia sí mismo, y hacia los demás.

El caso de este par de conceptos de hoy no es diferente: la venganza y el perdón son dos energías que pueden poner en marcha octavas muy negativas y destructoras, o muy positivas, sanadoras y transmutadoras.


La venganza

La venganza es la puesta en marcha de toda una serie de mecanismos para infringir un daño a otro por un daño recibido en nosotros, o percibido como recibido. Hay muchas venganzas que son simplemente por culpa de códigos de conducta, por sistemas de creencias obsoletos, por la falta de comprensión de las reglas del karma, por la falta de empatía, amor y compresión hacia los demás, etc. Sea por lo que sea, la venganza es un acto alineado con el miedo, la ira, la rabia, el enfado, etc., con lo cual, es usado como sustrato para poner en marcha procesos que generen, a pequeña o gran escala, todo tipo de octavas que sigan manteniendo la energía de la humanidad en un octanaje muy bajo, es decir, funcionando en niveles de vibración poco adecuados para lo que en estos momentos es necesario.

¿Realmente una persona queda en paz después de haberse vengado de otra? No, nunca sucede, ya que la persona que ejecuta o genera los actos de venganza, por la razón que sea, tampoco está actuando conforme a ninguna ley que vaya a balancear aquello que cree que ha recibido, injustamente en muchos casos, ya que de lo contrario, no se vengaría.

Si uno no queda en paz, no balancea, y sabe que no se queda en armonía cuando se venga de otra persona, ¿porqué lo hacemos entonces? Por la programación que poseemos y por las condiciones de nuestra personalidad en las que intervienen programas y patrones de sentirnos heridos, menospreciados, infravalorados, humillados, etc. Como eso implica directamente al programa ego dentro del modo supervivencia, se ponen en marcha “yos” y rutinas de compensación que se ejecutan y llevan a cabo, a veces con tremendos finales, que suman un karma impresionante a la encarnación en curso, y que se asume está basado en fachadas de honor, de que había que impartir justicia, de que las cosas no podían quedar así, del ojo por ojo y diente por diente, etc.

Y es que si de justicia se tratase, esta, como ley que es, llega a todos los que tienen que balancear y cancelar parte de los actos ejecutados, y es algo universal que a todos nos alcanza, si es necesario, desde diferentes ángulos, experiencias y vivencias. Sin embargo, la justicia no va alineada con el concepto de venganza, pues esta implica e involucra al miedo, el polo opuesto a las energías que rigen los procesos evolutivos de todos nosotros.


El perdón

El perdón, en contrapartida, es la fuerza contraria. No hay acto que tenga mayores consecuencias a la hora de transmutar, sanar y cancelar algo percibido como una ofensa, sea cierta o no, que el perdón. Las octavas que ponemos en marcha pueden cancelarse con el perdón, porque el perdón como energía tiene el poder y el potencial de parar y sanar aquello que ha sido ejecutado y recibido, al soltar, al dejar ir, y al permitir, que los ritmos y ciclos en los que nos hemos visto envueltos puedan terminar su curso, disolviéndose en algunos casos, o completando su proceso de forma armónica y alineada con fuerzas positivas en otros.

Por esto, el perdón es el acto que cambia el curso de las octavas, de las líneas temporales, cuando uno trabaja desde los arquetipos de amor y de crecimiento, viendo todo como parte de un enorme juego de aprendizaje donde cualquier cosa que nos suceda puede tener, y tiene, imbuido, una experiencia que suma al conjunto de aquello que somos, y que siempre tiene una base evolutiva, de algún tipo, por mucho que no lleguemos a comprenderla.

Bajo este prisma y esta perspectiva, no cabe el concepto de vengarte por algo que ha sucedido si eres capaz de ver que todo ha tenido un porqué y una razón de ser en el gran esquema de las cosas. En este caso, la venganza no es equivalente a la legitima defensa, en la que uno tiene necesidad, derecho y obligación de defenderse de aquello que pueda ser percibido como un ataque, sino que la venganza es un plato que se sirve frio, dice el refrán, y por ende, es otro tipo de energía completamente distinto a la necesidad de protegerse de aquello que pudiera suponer un peligro o un inconveniente que no se desea.


Un acto difícil

sábado, 1 de julio de 2017

Yo Soy, el Yo Soy (CAMINO HACIA LA LIBERACIÓN)


ULTIMO VÍDEO QUE HEMOS CREADO, ESPERO QUE OS GUSTE Y OS AYUDE.


CAMINO HACIA LA LIBERACIÓN

Una vez más, permítanme decir con gran énfasis que la ruta más perfecta y rápida hacia la Liberación es el sentimiento de moverse constantemente en la Radiación e Inteligencia de Dios. 
Consciente­mente llenen de tal manera su mente y cuerpo con Dios, que no quede espacio para nada más. Manténganse vigilantes y no le den tregua a ninguna índole de sentimiento que sea inferior a la Totalidad de Dios.



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jueves, 29 de junio de 2017

La mejor filosofía que se puede tener en la vida es el amor…


La eterna búsqueda del ser humano, nos lleva a recorrer caminos inciertos, creencias, doctrinas, filosofías, búsquedas espirituales que de alguna manera nos permitan reencontrar nuestra verdadera esencia, muchas vertientes existen hoy día que pueden ser capaces de satisfacer, medianamente o de manera íntegra, lo que requerimos en un momento determinado.

El amor es: el dolor de vivir lejos del ser amado. 
Anónimo


Podemos tomar muchos caminos, estudiar muchas verdades, en realidad nunca sabremos a ciencia cierta que depara ese grandioso universo para nosotros, universo además que no puede ser negado por creencia alguna, esa majestuosidad de aquello que no percibimos pero que presentimos, ese deseo latente de descubrir…


Únicamente una palabra llena todos los espacios, de todas las maneras y en todos los caminos, esa palabra, ese sentir y esa emoción es el amor. Desde cualquier punto que decidamos llegar a nuestro ser, el amor termina siendo siempre el principio y el fin único, el camino, la manera, el instrumento y la meta, el amor lo llena todo, lo ensancha, lo traspasa y lo purifica y no existe además momento y rincón alguno que el amor no llene en alguna circunstancia, por más que se huya y se reniegue, que te escondas y pretendas protegerte, el amor siempre llega a ti y es que no puede ser de otra manera cuando nace de ti mismo.

Amar no es solamente querer, es sobre todo comprender. Françoise Sagan


El amor es ley universal, innata, parte y esencia de cada uno de nosotros, es mandato, es obligación para el ser humano experimentar el ser amado y amar a otros, aprender a través del amor y hacerlo extensivo a los demás y ensanchar nuestra alma con cada nuevo amor que sumamos a nuestra vida.

Podemos pasar por muchas enseñanzas, podemos pasar la vida en una búsqueda eterna de lo que verdaderamente somos y deseamos, de nuestra propia luz y de nuestra conexión con ese espacio místico que forma parte de nuestra vida y que nos lleva de alguna manera a presentir el amor y a necesitarlo.

No importa cual sea tu creencia, tu estudios de vida, tu filosofía de vida, el amor es parte esencial de cada momento de tu vida, en todos sus grados, en todos los espacios, desde el odio que representa el nivel mas bajo del amor, hasta los sentimientos más trascendentales y comprometedores que tenemos hacia los demás.

Cuando logramos asimilar que somos indivisibles de este maravilloso sentimiento, de esta vibración universal, cada experiencia en nuestra vida será importante, cada visión de las cosas nos permitirá librarnos de prejuicios y ver las cosas desde su realidad, no desde lo que nuestros pensamientos alimentan, el amor nos hace libres, nos hace grandes, cura heridas y cultiva maravillosos momentos.

“Dale un momento a tu alma para que te alcance”, un hermoso relato africano


A veces un relato nos llega mucho más al alma de lo que podrían llegar otro tipo de reflexiones. Esta vez traemos un antiguo relato africano que habla acerca de esa forma de vivir en la que las acciones van por un lado y el corazón por otro, debido a que no hay un tiempo para el encuentro. Dice así.

Se cuenta que un hombre se aventuró a internarse en territorios inhóspitos de África. Solo lo acompañaban sus porteadores. Todos ellos llevaban un machete en la mano y se abrían paso por entre la vegetación espesa. Su objetivo era avanzar a cualquier precio.


“Una de las grandes desventajas de la prisa es que lleva demasiado tiempo”.

-Gilbert Keith Chesterton-

Si aparecía un río, lo cruzaban en el menor tiempo posible. Si había una colina, apuraban el paso para no perder ni un minuto. Sin embargo, de repente los porteadores se detuvieron. El expedicionario se sorprendió. Llevaban tan solo unas cuantas horas de marcha. Así que les preguntó: “¿Por qué habéis parado? ¿Acaso ya estáis cansados con apenas unas horas de camino?”


Entonces uno de los porteadores lo miró y le dijo: “No señor, no estamos cansados. Simplemente hemos avanzado muy de prisa y por eso hemos dejado nuestra alma atrás. Ahora tenemos que esperarla hasta que nos alcance de nuevo”.

Un relato que te llama a conectarte contigo mismo

Todos nos hemos sentido alguna vez desconectados de nosotros mismos. Como si el que se levantara de la cama, el que fuera a trabajar, el que hablara, no fuera uno, sino algún extraño. Es una sensación que frecuentemente aparece cuando nos hemos sumergido en una rutina exigente y no encontramos la forma de salir de ella.



De lo que se trata es de volver a encontrar de nuevo nuestro centro. Como lo señala el relato, de dejar que vuelva “nuestra alma” a su lugar. A veces es suficiente con hacer una reflexión concienzuda de la situación, pero otras veces necesitamos algo más que eso.

Si no contamos con la sensación de conexión y de un control relativo sobre nuestra vida, fácilmente aparece la desmotivación. Esta puede transformarse en tristeza, o en ansiedad. En ese punto, todo comienza a complicarse. Hay un sencillo método para salir de esos estados y solo te toma unos cuantos minutos al día. Enseguida te contamos de qué se trata.

Siéntate un momento al lado del camino

Así como hacen los porteadores del relato africano, si te sientes desconectado de tu centro, lo indicado es hacer una pausa. Lo más probable es que hayas recorrido el camino con excesiva premura. Eso te ha impedido ver el paisaje y, sobre todo, conectar tu alma con el sendero.

Lo recomendable es buscar un momento tranquilo, mejor en las últimas horas del día. Es tu momento de intimidad contigo mismo y lo vales. Relájate y pregúntate simplemente: ¿Cómo ha sido el día de hoy? Después solo tienes que repasar los hechos que viviste durante la jornada.



No pienses solamente en las acciones que realizaste, sino en los pensamientos y sentimientos que llegaron a tu mente. ¿Qué fue lo primero que se te vino a la cabeza cuando despertaste? ¿Cómo te sentiste a lo largo del día frente a otros, a las situaciones y a ti mismo? Dedícale al menos unos cinco minutos a este repaso mental sobre tu día.

Decanta la reflexión y deja que tu alma vuelva

miércoles, 28 de junio de 2017

Aprende a decretar lo que quieres en tu vida


El poder de la palabra, la manera más efectiva de comunicarnos, de manifestar lo que deseamos y queremos que el otro sepa, es la manera de dar forma a nuestros pensamientos.

Las palabras nunca alcanzan cuando lo que hay que decir desborda el alma. Julio Cortázar


Las palabras contienen la fuerza más poderosa que posee la humanidad. Podemos elegir utilizar su fuerza constructivamente con palabras de aliento, o destructivamente utilizando palabras negativas.


Nos educaron que lo negativo era para este momento mientras que lo positivo era para el futuro; olvidándonos que el único tiempo real es este instante; por lo tanto, debemos aprender a decretar en el aquí y en el ahora.

Con la palabra podemos hacer que otros tomen decisiones, cambiar su actitud e incluso hacerles creer algo imposible, tanto bueno como negativo, lo peor es que el principal daño es a nosotros mismos, no nos damos cuenta de la capacidad que tiene un simple gesto, de transformar una vida.


Como flores hermosas, con color, pero sin aroma, son las dulces palabras para el que no obra de acuerdo con ellas. Buda


El pensamiento va apoyado por la palabra y así como hemos sido programados a pensar mal, hemos aprendido a hablar peor, se nos olvida el poder de la palabra y la usamos sin ninguna conciencia, sin importar lo profundo que pueda llegar a alguien más, olvidamos que todo  retorna, que las palabras se conectan en el universo entero al igual que el pensamiento, con todas aquellas que vibran en la misma frecuencia.

Las 4 cualidades del amor de las enseñanzas de Buddha


Como occidentales, a menudo no contamos con la sabiduría ofrecida por las culturas orientales, sólo porque hemos sido programados para dudar de sutiles matices en la relación humana, y de la compleja y a la vez sencilla sabiduría que nos infunden.

Como señala Menday Wang en la cultura oriental versus occidental, la gente oriental vive en el tiempo, lo que significa que siguen el orden natural del tiempo para hacer las cosas paso a paso, sin querer apartarse de un programa establecido, mientras que los occidentales viven en el espacio; siguiendo sus sueños para hacer lo que desean, pero a veces faltan algunos de los pasos importantes a lo largo del camino que ayudan a definir nuestro viaje como seres humanos viviendo una experiencia terrenal.

Uno de los “pasos” más importantes a lo largo del camino es el amor, pero para experimentarlo, debemos “soñarlo” y aquí es donde Oriente se encuentra con Occidente.



El Zen señala el camino



El zen enseña, o más bien señala el camino, como diría D. T. Suzuki, para que podamos aprender a amar mejor. En las enseñanzas budistas clásicas – informadas en gran medida por el sentimiento de Oriente, aprendemos la bondad amorosa, la compasión, la alegría apreciativa y una forma particular de ecuanimidad – todas las formas de amor. En Occidente, aprendemos por casualidad. Conocemos a alguien, anhelamos, buscamos y caemos, y esperamos. Después, a través de experimentar un corazón magullado y un ego herido, buscamos otras maneras de amar a otro más profundamente.

No sabemos cómo amar correctamente. Este es el sentimiento expresado por uno de los maestros budistas zen contemporáneos más citados, Thich Nhat Hanh. El maestro Zen afirma que “Amar sin saber amar es herir a la persona que amamos”.


¿Qué quiere decir Thich Nhat Hanh con esto?




Esencialmente, si falta el amor de una de las cuatro cualidades discutidas en el budismo (así como muchas otras enseñanzas antiguas) entonces difícilmente será amor. Es algo que llamamos amor, pero es más que probable que sea una proyección de nuestras necesidades egoicas.

“Las enseñanzas sobre el amor dado por el Buda son claras, científicas y aplicables … El amor, la compasión, la alegría y la ecuanimidad son la naturaleza misma de una persona iluminada. Son los cuatro aspectos del amor verdadero dentro de nosotros mismos y dentro de todos y de todo. “
~Thich Nhat Hanh


El zen ofrece algunos puntos muy sobresalientes una vez que buscamos amar mejor que antes, si llegamos a ese deseo de un conjunto de normas sociales o occidentales. Estas son las cuatro cualidades:

1. Maitri – Amabilidad afectuosa –

Maitri se deriva del sánscrito, que significa amigo. En primer lugar, debemos ser amigos de todos aquellos a los que queremos amar. Considera tus relaciones románticas: si simplemente deseas a otro, con la necesidad de conquistarlo, no estás siendo su amigo. Este primer precepto también nos anima a mirar nuestra relación con nosotros mismos. ¿Somos “amistosos” con nosotros mismos? Si no, ¿cómo podemos ser amigos de otro si estamos en guerra por dentro?

El enemigo detrás de todos los problemas que enfrentas no suele estar fuera, sino que mora dentro de tu mente presente. Sin tu conocimiento consciente, las características psicológicas construidas a lo largo del tiempo y la experiencia, inhiben tu ser interior, y hacen elecciones por ti. Si aprendes a descubrir ese arquitecto silencioso interior de tu vida, puedes exponer y despedir a estos personajes comprometidos y revelar la verdad acerca de quién eres en realidad.

2. Karuna – Compasión –

La compasión se define como una simpatía activa o la voluntad de compartir las cargas de los demás. En la lengua Pali, la palabra es panna. Significa ‘penetración’, ‘discernimiento’ o ‘conciencia’. Verdaderamente, si no hemos alcanzado cierto nivel de visión o conciencia, todavía vemos las heridas de otro como separadas de las nuestras, y no tenemos deseo de soportar la carga de otro.