jueves, 3 de agosto de 2017

Aquellos que nos asisten



Hace unos días, en la página de Facebook, se hizo el siguiente comentario:

“Me parece muy interesante que nos compartas esta nota. Solo tengo una duda, cuando te refieres a los grupos que nos manipulan los mencionas con nombre y apellido, pero cuando te refieres “a los que nos asisten” no sé quiénes son, ¿me podrías indicar dónde puedo averiguar esto?”

Y yo respondía:

Es más difícil de definir, la estructura que conozco y que me han ido explicando a lo largo de estos últimos tiempos, nos habla de una mezcla de diferentes razas de otros sistemas que están involucradas con los cambios que se están dando en el planeta, y que les afectan también a ellos, ya que todo sistema está conectado con todo y cualquier distorsión en el nuestro tiene repercusiones. Así, parece que hay una coalición “pro-humanidad” compuesta de muchos muchos grupos, de algunos tengo algún nombre, de otros no. Además, hay jerarquías y seres que pertenecen a los planos no físicos de nuestro planeta que están también trabajando y asistiendo para lo mismo. Así que un buen pupurrí de ayuda de muchos niveles, clases, jerarquías y procedencias.
Creo que vale la pena explicar todo aquello que se me ha explicado sobre la estructura de la ayuda que tenemos, eso que podríamos llamar la “coalición pro-humanidad”, a groso modo, para que entendamos de dónde viene toda la asistencia que tenemos cuando en los artículos escribo “aquellos que nos asisten”.


Una petición de ayuda

Vamos entonces con el origen, ¿de dónde sale toda la ayuda? Sale de una llamada de Kumar (Gaia, Madre Tierra, diferentes nombres para diferentes culturas), hace mucho tiempo en nuestro tiempo lineal, pues se no “veía” (simbólico) cómo avanzar en su octava sin deshacerse de aquellos que intentaban gestionar y controlar la vida en el planeta.

Kumar, como Logos, ser y consciencia de la Tierra, puede liberarnos de todo cautiverio, puede hacer muchas cosas, pero igual que no usas una bomba nuclear para matar un mosquito, no interviene un Logos planetario para solucionar un tema entre razas o grupos que están evolucionando y tratando por sus medios de comprender y avanzar en sus procesos de crecimiento. A no ser que llegue un momento crítico, como lo hubo en el pasado, donde el propio planeta físico estuvo en peligro, no es el propio Logos el que tiene que dirimir con la situación existente en sus “dominios”, aunque ayuda y frena todo intento de ir mas allá de unos ciertos límites, así que se requiere que otros, en niveles evolutivos iguales o similares a nuestros “opresores”, tomen la iniciativa de hacerlo.

Bien, a partir de esa llamada de ayuda, diferentes grupos que estaban siendo afectados por las distorsiones planetarias, tal y como explicamos anteriormente y debido a nuestra pertenencia a un sistema superior, se ofrecieron para ayudar. Recordad lo que explicamos:

Porque como nos dicen aquellos que nos asisten en este trabajo, hay muchos sistemas implicados en este proceso. Todo nuestro sistema solar pertenece a un conjunto mayor que está regido por la estrella o sol central de la constelación que llamamos Pléyades y que llamamos Alcione. Todo funciona por ciclos, y todo funciona por jerarquías. El sistema al que pertenecemos tiene lazos, conexiones y está ubicado en una de las bandas de la estructura de este otro subconjunto estelar mayor. Como analogía, de nuevo, podéis visualizarlo como un átomo donde uno de los electrones cambia su carga, se desestabiliza, eleva y baja constantemente su energía, afecta a los otros átomos de su órbita y a veces se ralentiza respecto a la velocidad que necesita. Esto causa alteraciones no visibles para nosotros, pero si para todo el resto del conjunto, que han de ajustar y parametrizar constantemente los escudos, campos energéticos, líneas de fuerza, etc., etc. en todo el subconjunto solar mayor al que pertenecemos, por no hablar del resto de esferas planetarias del mismo sistema que también son parcialmente influenciadas. 

Aunque aquellos en control de esas esferas planetarias ya toman las precauciones necesarias para que el sistema de vida en la Tierra no afecte mucho a sus propios procesos evolutivos, es inevitable que los vaivenes a los que estamos sometidos no les afecten. Para minimizar, y para equilibrar todos esos puntos, líneas, campos, sistemas y demás, otras fuerzas y grupos acuden, y realizan los ajustes que son necesarios según las directrices de equilibrio que sugieren las leyes cósmicas y universales y que son estos que os expliqué en el artículo anterior.

Otros grupos, por otro lado, llevan ya mucho tiempo aquí desde los inicios de la manipulación del sistema de vida en la Tierra, pero solo como observadores y teniendo agentes de campo, dentro del sistema, para obtener información y conocimiento de lo que sucedía. Hasta hace algunas décadas, no se formó por completo el grupo que tenemos ahora más allá de nuestra atmósfera trabajando por que esta ficha de domino caiga de la forma correcta, para que su empuje y el avance en su camino afecte correctamente a las otras esferas y sistemas con los que está conectado. Así, mientras el objetivo principal es suplir de ayuda a Kumar, esto no se puede hacer sin ayudar a la raza humana a que haga el trabajo que tiene que hacer desde dentro, ya que es la raza humana la que necesita avanzar, como parte de la vida consciente en la Tierra, la que va más retrasada en su evolución respecto a la octava planetaria, para que todas las fichas vuelvan a estar en orden y en sincronía.


Perdida de algunas oportunidades

A medida que los años han ido pasando, y se han ido abriendo y cerrando diferentes ventanas de paso evolutivo, han venido y se han ido diferentes oportunidades de cambio, y se han producido inicios y finales de diferentes octavas que no han podido ser aprovechadas para sacarnos adelante como raza, por lo que se ha tenido que incrementar la ayuda y la intervención más directa, de lo contrario, todo lo explicado sobre el equilibrio natural de los sistemas planetarios conectados entre sí, peligraba.

Esto ha llevado a que diferentes grupos con diferentes capacidades hayan estado yendo y viniendo hacia nosotros, para asistir; bien se trataba de hacer un ajuste en los campos de energía de diferentes partes de la estructura del planeta, bien se trataba de protegernos de la llegada de refuerzos para las razas en control, o bien se trataba de mantener estable alguna parte de la Tierra, etc., etc.

Todo eso, tengamos en cuenta, sin violar, o violando lo menos posible, el libre albedrío de la raza humana, que sigue sin darse cuenta, en su mayoría, de la situación en la que se encuentra, y, por lo tanto, y como una de las reglas principales de toda intervención extraterrestre, no se suele intervenir en grupos y razas que están avanzando en su propio camino evolutivo, y que están en desarrollo, pero, cuando esto pone en peligro y produce desestabilización de otros sistemas, entonces las reglas del juego cambian, y para el bien mayor de toda la comunidad exoplanetaria, la intervención es requerida, aprobada y permitida, siempre dentro de los límites que permitan a la raza humana seguir creciendo como especie, darse cuenta de su situación, revertirla, y salir de la misma por su propio pie, y entonces dar el salto evolutivo que hace tanto esperamos y deseamos.


Un poco más de tiempo para hacer los deberes

El mundo está hecho de detalles valiosos que merecen ser apreciados


Hay quien mira pero no ve, hay quien oye pero no escucha y quien toca pero no siente. Por eso prefiero a quien sabe apreciar los detalles valiosos y las sutilezas de la vida, a quien pone voluntad en ello y sabe contemplarme hasta llegar hasta lo más hondo de mi ser sin necesidad de pasaporte. Porque quien combina la intencionalidad con la emoción sincera disfruta mucho más.

Dicen los antropólogos y los psicólogos que la observación ha sido siempre la clave de la supervivencia en el ser humano. Sin embargo, hemos llegado a un punto en nuestra evolución en que si hay algo que nos define es precisamente la distracción. Somos, cada uno a su manera, esa sociedad hiperventilada que vive pendiente de mil estímulos a la vez, que ignora a los sentidos pero a la vez no los soporta dormidos. Queremos abarcarlo todo sin percibir si quiera qué o a quién tenemos en frente.


“Pensar es más interesante que saber, pero menos interesante que mirar”
-Goethe-


Los expertos nos dicen que si en el pasado no hubiéramos sido unos buenos observadores probablemente hubiéramos desaparecido como especie. Nuestros ancestros usaban todo el potencial de sus sentidos para intuir cualquier riesgo, amenaza o estímulo del cual podían sacar algún beneficio. Afinábamos el oído, la vista y el olfato para captar cada detalle de nuestro entorno… Nada se nos escapaba.

Sin embargo, en el momento presente la mayoría nos hemos convertido en observadores perezosos, de esos para quienes ni las señales acústicas ni visuales son suficientes para hacernos alzar la vista mientras cruzamos un paso de cebra. No solo estamos dejando de percibir los peligros, sino que algunos de nosotros nos estamos perdiendo detalles valiosos e incluso esas fascinantes sutilezas que conforman nuestra realidad,




El buen observador va más allá de los simples detalles

Los detalles valiosos son como pequeñas cajas disimuladas en nuestra realidad donde se almacena una información determinada y admirable. Un gesto, una mirada, un tono de voz, un cambio de luz, un cuadro inclinado, un insecto que bebe agua en una gota de rocío… Todo ello son sutilezas que habitan en nuestro campo de visión y que no siempre apreciamos. Tal vez por falta de voluntad, tal vez por escasez de tiempo.

Asimismo es necesario recordar que “ver no es lo mismo que mirar”. Para entenderlo mejor fijémonos por un momento en la pintura de Edward Hopper que tenemos más arriba. Habrá quien sencillamente enfoque sus ojos en la obra durante unos segundos sin apreciar nada, sin notar nada. Otros, en cambio mirarán con intencionalidad para decidir qué ver, para captar el alma del cuadro, para leer sus detalles valiosos, y aún más, lo “contemplarán” hasta el punto de personalizarse en alguna de esas figuras.

El buen observador, el que trasciende más allá de la realidad, percibirá sin duda el sutil enigma que Hopper quiso trasmitir con esta obra. Vemos a dos mujeres en un restaurante, pero nos inquietan ante todo sus semejanzas y el gesto de la que tenemos en frente. ¿La razón? La joven que tiene ante ella es su Doppelgänger, su doble, su “otro yo”.

El acto de “ver” es el primer escalón de la conciencia, es un “yo” pequeñito que nos ayuda a discriminar cosas, objetos, personas… Sin embargo, es el acto de “mirar” quien nos permite despertar, quien nos ofrece la oportunidad de traspasar al otro para tomar contacto con su alma para captar su esencia.




Por otro lado es interesante saber que en el test del eneagrama tenemos también a la personalidad “observadora”, a quien se la define como a una persona curiosa, innovadora, capaz de tomar distancia de las cosas para emitir sus propios juicios. Son además perfiles independientes, sencillos y muy perspicaces.

El mundo está hecho de detalles valiosos que merecen ser admirados

miércoles, 2 de agosto de 2017

El Arte de la Rendición


¿A quién debo rendirme? A tu Ser. El Ser que es omnisciente, omnipotente. El Ser que lo Impregna Todo. El Ser que es la Unidad Final, Conciencia Pura. Sat Chit Ananda. Ríndete a ese Ser, porque tú eres realmente Eso.

Y si te sorprende lo que has oído, comienza haciendo precisamente eso. Mientras estás en el trabajo, mientras estás lavando los platos, mientras estás viendo la televisión, siempre recuerda rendirte. Y un día el maestro interior tirará de tu mente hacia dentro, hacia la Fuente y Despertarás. Serás liberado. Serás el Ser. Entonces eres Libre.

No hay nada en este mundo o en cualquier otro lugar que pueda afectarte o causarte daño a menos que te lo creas. El progreso del mundo se compone de creencias mentales. Todo lo que contemplamos es una proyección de la mente, y como cambia constantemente, no se puede decir: "Esta es la realidad." Por ejemplo, tu cuerpo no es el mismo que era hace 10 años, o hace 20 años, o cuando fue concebido. ¿Cómo puedes decir por lo tanto que tu cuerpo es real?

Sobre la impermanencia

El mundo no es el mismo que era hace veinte años, todo ha cambiado. Entonces, ¿cómo es posible que digas que el mundo es real? La mayoría de nosotros tiene miedo de tratar esta cuestión... porque empezamos a sentir que nada es permanente, y esto da miedo. Si nada es permanente, entonces ¿quién soy realmente? ¿Qué soy yo? ¿De dónde vengo? ¿Cuál es el origen de mi mismo? Estas preguntas sólo pueden ser respondidas por ti.


Algo hermoso

Hay algo más hermoso, más grandioso, más maravilloso de lo que podrías imaginar, que existe dentro de ti, que es el sustrato de toda existencia. Sin embargo, para sentir esta alegría, esta felicidad, con el fin de hallar la liberación total de las llamadas cargas de la vida, tienes que profundizar en ti mismo. Tienes que renunciar a algo. No puedes quedarte como estás, con la misma disposición, los mismos valores, las mismas ideas preconcebidas, los mismos conceptos y ser libre. No puedes hacer esto. Tienes que dar media vuelta y abandonar totalmente todas tus ideas acerca de lo que es la vida, rendir totalmente tu ego, tu mente, tu cuerpo.

Sólo el Ser es suficiente. No siendo esto, no siendo lo otro. Sólo Ser.

El secreto de la paz de la mente es no identificarte con nada que no sea tu Verdadero Ser.

¿A quién rindes esto?

El poder del silencio


Los seres humanos modernos han perdido el contacto con su "verdadero yo" interior. El silencio y la quietud son un medio para recuperar la felicidad y la alegría. En el mundo moderno el silencio prácticamente ha dejado de existir.

La raza humana ha estampado su autoridad sobre el planeta Tierra no sólo cubriendo su superficie con hormigón y destruyendo su vida vegetal y animal, sino también enterrando los sonidos naturales de la Tierra debajo de una cacofonía de ruido artificial. Vivimos nuestras vidas en el contexto de esta cacofonía, con los mecánicos sonidos irregulares de la sociedad urbano-industrial que atacan continuamente nuestros oídos: el rugido de los coches, aviones y trenes, el sonido metálico y sordo de las máquinas, el ruido de las obras de construcción y restauración, la cháchara de las radios y televisiones en los coches y casas de otras personas, y la música pop-rock a todo volumen desde cualquier lugar imaginable. Pero nada, por supuesto, ha hecho más daño en destruir el silencio que el coche. En el mundo moderno es muy difícil ir a cualquier lugar donde no exista la posibilidad de ser perturbado por el sonido de los coches que pasan, y la única posibilidad que tienen los habitantes de la ciudad para poder experimentar algo de la tranquilidad que existía anteriormente cuando no había coches en ningún sitio, es algunas veces en los domingos, cuando el loco correr de aquí para allá de la vida moderna se ralentiza. Esta quietud parece tan extraña ahora que parece difícil creer que hace cien años y antes era así en todas partes todo el tiempo. En aquel entonces esta quietud incluso llenaba los centros de las ciudades de mayor actividad, que probablemente tendría un nivel de ruido equivalente a la de un pequeño pueblo moderno.

También hay más ruido que nunca dentro de nuestras casas. Es raro entrar en una casa hoy en día donde no haya al menos un televisor parloteando en alguna parte, aunque los residentes no estén realmente viéndolo, y otras formas de entretenimiento en el hogar compiten con la televisión para producir aún más ruido: radios, reproductor de CD, ordenadores y videojuegos, etc. de hecho, el único sonido que en gran medida está ausente de las casas de la gente de hoy en día es la voz de sus propios ocupantes hablando unos con otros.

Viviendo en medio de todo este ruido es seguro que tendrá un mal efecto en nosotros. Todo el ruido hecho por el hombre es fundamentalmente perturbador. Encontramos el sonido del canto de los pájaros o el del viento que sopla a través de árboles agradable, pero el ruido mecánico es siempre chirriante y desentonante. Y puesto que vivimos nuestras vidas en un contexto de ruido mecánico resulta que siempre hay un trasfondo de agitación dentro de nosotros, producido por el ruido. Este ruido es sin duda también una de las razones por las que la vida moderna es tan estresante. En la vida moderna nuestros sentidos son bombardeados masivamente con estímulos externos. Nuestro campo de visión siempre está lleno de diferentes cosas (y en constante cambio), y nuestros oídos son bombardeados con una desconcertante variedad de sonidos, todos los cuales reclaman nuestra atención. Nuestros sentidos tienen que absorber y procesar todo este material, que ocupa una gran cantidad de energía, lo que significa que somos susceptibles de quedarnos fácilmente sin energía o "agotados". Podemos salir nosotros mismos de este estado eliminando todos los estímulos externos, dejando que nuestras baterías de energía se recarguen de forma natural, es decir, relajándonos. Pero hay tantos estímulos externos alrededor en el mundo moderno y la gente está tan acostumbrada al ruido, que es posible que nunca podamos relajarnos adecuadamente, lo que podría significar vivir en un estado permanente de "agotamiento".

Esta falta de quietud también significa que la gente ya no utiliza el silencio, e incluso pueden, como resultado, llegar a tener miedo de él. Junto con la inactividad, el silencio se ha convertido en algo que la mayoría de las personas están decididas a evitar a toda costa, y que, cuando se enfrentan con ello, les enerva. La gente se ha acostumbrado tanto al ritmo frenético y la actividad incesante de la vida moderna que se sienten incómodos cuando no saben qué hacer o se quedan sin nada que ocupe su atención aunque sea por unos momentos, y se sienten igual de incómodos cuando el ruido de fondo que hay en sus vidas se calma. ¿Por qué la gente necesita tener sus radios y televisores parloteando de fondo, incluso cuando no les están prestando atención?

martes, 1 de agosto de 2017

Amo tener cerca a esas personas que sacan lo mejor de mí


Ciertamente a lo largo de la vida nos vamos topando con muchas personas, algunas con mayor o menor interacción, con mayor o menor influencia y dentro de ellas las que pueden hacernos exteriorizar lo mejor de nuestro ser y quienes nos hacen aflorar lo más oscuro.

Ninguna persona se cruza en nuestro camino por casualidad, de alguna manera la atraemos a nosotros en función de lo que estamos proyectando y cada una de ellas tendrá un efecto en nuestras vidas, de pequeña o gran magnitud. A través de nuestras relaciones, nos conocemos, aprendemos y vamos incluso trayendo a la luz características que nunca hubiésemos pensado en poder manifestar.


Cómo reaccionamos ante una persona no es casual, es cierto que nadie tiene el poder de enfadarnos, de hacernos sufrir, ni siquiera de alegrarnos, eso es una decisión personal, tomar lo que queremos de una interacción y permitir o no generar efectos en nosotros, pero definitivamente mantener el autocontrol y la observación permanente no siempre se torna tan sencillo. Quedando expuestos a nuestro descubrimiento a través del otro, viendo cómo afloran conductas que nos sorprenden a nosotros mismos, que no nos enorgullecen e inclusive rechazándolas.


Pero esto no es necesariamente negativo, podemos aprender muchísimo de cada experiencia si no los proponemos. Solo basta dejar de identificarnos con las actitudes que nos producen incomodidad, entender por qué se han hecho presentes y evaluar cuál ha sido el detonante de nuestras reacciones, reconociendo nuestro lado oscuro y proponiéndonos trabajar en ello.

Esto no quiere decir que nos soldemos a personas que nos hacen sentir constantemente mal o sentimos que nos amargan la vida, podemos hacer un trabajo interno sin someternos a una tortura. Lo importante es reconocernos inclusive en esa oscuridad y traer todo eso a la luz, para poder transmutarlo.

Son tus creencias las que te permitirán vivir en abundancia o en escasez, vamos a revisarlas…


Partiendo de que todo lo que materializamos en nuestra vida es producto de nuestras creencias y sus pensamientos asociados, podríamos afirmar que la prosperidad, en cualquiera de sus formas, no escapa de este principio, nos enfocaremos en esta oportunidad en la prosperidad económica, pero aplica para todos los aspectos de la vida. Es de utilidad revisar qué creencias tenemos en relación a la prosperidad y la abundancia y entender por qué estamos manifestando resultados particulares.

Creencias limitantes: 

A ciencia cierta todas las creencias que no nos potencian, nos limitan, sin embargo nombraremos acá las que nos colocan siempre un techo, que no nos permite surgir, que no nos permite alcanzar mucho más de lo que está en nuestra mente o bien nos impulsan a conformarnos con lo que tenemos.

Ejemplos: 

Nunca llegaré a ocupar tal posición, con lo que tengo ya es suficiente, el dinero y yo no somos muy amigos que se diga.



Creencias que manifiestan responsabilidad externa sobre nuestras acciones: Cuando responsabilizamos a terceros o condiciones externas de nuestra posición o nuestro alcance.



Atribuimos a la casualidad nuestras desgracias, nunca nuestra prosperidad. ― Charles Régismanset


Ejemplos: 

El país está muy complicado, las importaciones están detenidas, no recibí suficiente apoyo de mis padres, tengo mala suerte para los negocios, Aquella persona me estafó.



Creencias que asocian la abundancia con algo negativo: Algunas veces solemos sabotear nuestro crecimiento por creencias que vinculan la prosperidad con algo perjudicial o negativo.


Ejemplos:

 Ser rico es malo, no se puede ser rico y ser bueno al mismo tiempo, todos los que tienen dinero son unos ladrones, para tener dinero debes sacrificar a tu familia, seré pobre, pero honrado.


Creencias de poco merecimiento: Cuando no nos amamos lo suficiente o no nos sentimos merecedores de recibir lo mejor, solemos poner muchísimas trabas mentales.

Ejemplos: 

Yo no trabajo lo suficiente, eso no es para mí, ya a estas alturas cómo voy a lograr conseguir esto, he perdido ya demasiado tiempo, no estoy capacitado para esto, mejor no lo intento, de igual manera no saldrá bien.

Creencias de sacrificio y sufrimiento: Este tipo de creencias nos hace pensar que se requiere de un sacrificio sobrehumano para poder alcanzar posiciones de comodidad y holgura económica.


Ejemplos: 

lunes, 31 de julio de 2017

¿Hasta dónde llega mi responsabilidad?



¿Hasta dónde puedo hacer yo? ¿Cuándo es el momento para dejar de actuar? ¿Qué fantasmas hay detrás de la responsabilidad? ¿Cuál es mi papel en los problemas ajenos? La responsabilidad, como casi todo lo que nos rodea, en su justa medida es adecuada y funcional. Sin embargo, ¿qué pasa cuando supera los límites que son tolerables para nosotros o cuando nos exige más de lo que podemos dar? Cuando esto ocurre surge en nosotros la culpa, la ansiedad, los debería, los tengo que y es aquí cuando nos toca actuar.

Yo soy responsable de lo que puedo hacer y de lo que puedo controlar. En el momento en el que intente hacer algo que no está en mi mano será cuando empiecen a aflorar estas emociones desagradables. Si me diera cuenta de que mi responsabilidad llega hasta dónde puedo abarcar no sería esclavo de la ansiedad. Si me diera cuenta de que yo soy la persona con la que voy a convivir toda la vida y es a ella a quien le tengo que ser fiel y por quien debo sentirme responsable, no me comería el demonio de la culpa.


“Quien es auténtico asume la responsabilidad por ser lo que es y se reconoce libre de ser lo que es”
-Jean Paul Sartre-


Si no todo está en mi mano, ¿por qué me afecta entonces?

En nuestra cultura la responsabilidad es muy valorada. Alguien que es comprometido, organizado, leal etc. es bien visto y casi inconscientemente premiado por la sociedad, tanto para los trabajos, para realizar labores, para amistades etc. Por ello nos sentimos mal cuando no asumimos la parte de responsabilidad que entendemos que nos corresponde. Podemos pensar que sintiéndonos responsables, a veces incluso de acciones que no son nuestras o no nos incumben, nos sentiremos mejor.



La cargas que esto conlleva nos duelen y nos hacen daño. Entonces aparece la culpa por no haber actuado antes o la ansiedad por haber dejado que se fuera solo a casa o el pensamiento de que si hubiera actuado de otra manera ahora no estaría. Así podríamos crear una lista interminable.

Somos responsables de nuestros actos y solo hasta ahí podemos y debemos hacer. Tendremos que aprender a colocar nuestros límites y a dejar que las situaciones de los demás nos afecten hasta un punto. Cuando superemos estas líneas ya no estarán dentro de los límites que marcan el espacio de nuestra responsabilidad las acciones de los demás y podremos sentirnos libres y en paz, por haber hecho hasta donde podíamos y teníamos que hacer, habremos dado todo lo que está en nuestras manos.

Aprender a soltar y sentirme libre con responsabilidad

Razones por las que hay que ejecutar, posiblemente, cambios en la psique colectiva


A raíz del último artículo, han surgido varias inquietudes respecto a cuales serían las posibles consecuencias de estos posibles revolcones energéticos que pueden darse, según avance o no la situación de nuestro inconsciente colectivo, y según se consiga avanzar hacia la masa crítica a tiempo o no.

¿Qué puede hacer cualquiera de nosotros, el común de los mortales, ante todo esto? ¿Qué tipo de procesos nos esperan para que podamos avanzar hacia la nueva matrix/realidad, o al menos salir de la realidad del vagón de cola? ¿Cuál es el efecto práctico en la vida de una persona que se vea arrastrada por el revolcón energético?

Intentemos responder a eso de nuevo con otras analogías, y luego intentemos ponerlo en términos más prácticos. ¿Qué sucede cuando te pasa algo en la vida que te deja traspuesto, en shock, cuando algo te desmonta parcialmente tu forma de entender el mundo y se caen viejos sistemas de creencias que, de repente, han perdido toda credibilidad y validez? En general, uno entra en una espiral de confusión que puede ser bastante profunda y durar algún tiempo. ¿Qué sucede cuando todo lo que has creído que era de una forma ahora ves con una claridad aplastante que no era así, porque unas fuerzas mayores han eliminado, de un plumazo, los velos y filtros que tenías y coloreaban esa percepción?


Cuando ves el show de Truman

Ese es el primer efecto de este “revolcón” energético que se puede dar, no sabemos si va a ser así aún, para sacar a la masa de las personas del último vagón y tratar de moverlas adelante a un estado algo más alineado con la octava general del planeta. Es como si te abren los ojos de golpe y sin anestesia para que te des cuenta del show de Truman en el que estamos metidos. Como ahora simplemente es pura información teórica que leemos en algún que otro blog pero luego queda relegada, filtrada o eliminada con más o menos rapidez, no tiene mayor impacto en nuestra vida. Si aquellos que rigen los procesos evolutivos por los que tenemos que atravesar no vieran otra salida, ya que nosotros no somos capaces de quitarnos nuestros propios velos, entonces posiblemente, repito, no sabemos aun,  nos los quitarán de golpe. Si queréis repasar las razones de todo esto, aquí podéis volver a leer el artículo sobre “¿porque no vemos esa otra realidad?”.

Luego, el segundo efecto es que la confusión que se apodera de las personas, induce a cambios en el plano físico, pero, mientras tanto, las cosas se tambalean un poco porque uno no sabe bien bien por donde tirar con su vida terrenal cuando parte de lo que la sostenía te das cuenta que era falso. Al tambalearse la vida física, muchas cosas se paran, se dejan de hacer, las prioridades cambian, lo que era importante ahora es un sinsentido, etc., pues al habernos sacado parte de las estructuras que nos mantienen “en sueño permanente”, no puedes ya pretender seguir con un estilo de vida que en ese momento ya no tendrá sentido: trabajos que no nos hacen felices, actividades que no nos aportan nada, conocimientos que son falsos o manipulados, sistemas de gestión social, política, salud, económica y financiera que bloquean nuestro desarrollo en vez de ayudarnos con el mismo, etc. Se instaura la desconfianza en aquello que antes eran unas instituciones claramente por y para el pueblo (nunca lo fueron) y puede que, en nuestro interior, entremos en caos.

Ahora, dicho esto, en nuestras manos está que no tenga que suceder. En nuestras manos está que aquellos que puedan, que estén dispuestos, simplemente se pidan a ellos mismos, a su Yo Superior, a su ser, a su parte “divina”, las herramientas y oportunidades para avanzar y salir de este último vagón sin tener que esperar a que se produzca el choque mental para sacarnos a todos de golpe, cuando no haya más remedio que ejecutarlo. Y si no terminamos de creernos que esto vaya a ocurrir, pensad en lo siguiente, que os servirá como analogía para entender lo que le sucede al cuerpo planetario en el que viajamos.


Cuando nos convertimos en adolescentes

Si vuestro cuerpo fuera la madre Tierra, que no para de crecer, regenerarse, cambiar, evolucionar etc., y la humanidad fuéramos las pequeñas bacterias y microbios que habitamos la piel, ¿que pasaría si llega el momento en el que el cuerpo va a sufrir un cambio total y brusco, por ejemplo, en la pubertad, donde prácticamente no hay parte del organismo que no cambie por su propio crecimiento y necesidades evolutivas?

Si nosotros fuéramos la Tierra, y nuestras bacterias los humanos, ¿hasta cuando aguantaríamos los cambios que necesitamos que sucedan en nosotros por ley evolutiva para que esas bacterias se pongan al ritmo y al nivel adecuado para poder habitar el nuevo cuerpo salido del cambio de niño a adolescente?

Por muy burda que sea la analogía, ya que no somos bacterias en el cuerpo terrestre, el planeta en el que vamos no va a retrasar sus cambios porque sus habitantes no estén listos, pero los ralentiza, hasta que las propias leyes naturales le impidan hacerlo más.

Como eso está a punto de suceder, pero en términos humanos no es un proceso que dure un día, sino ciclos de más o menos larga duración, ya cada vez queda menos margen para que esos cambios vayan a darse, de ahí que haya otras fuerzas trabajando en coordinación con la esfera planetaria y su consciencia, para que lo que va dentro se prepare para la sacudida, o se ajuste antes de la misma y no sufra demasiadas consecuencias.

Simplemente, creamos en ello o no, son cosas que sucederán, de la misma forma que nuestros niños se convierten en adolescentes por mucho que los pequeños microbios que hay en nosotros se enteren de que va el cambio o no lo hagan.


¿Porqué la Tierra tiene que seguir adelante, ajustarse y cambiar?