De lo Conocido al Conocedor
El pensamiento Me considera como a un yo separado, nacido en un mundo, que se mueve en el tiempo y el espacio y que está destinado a desaparecer algún día. Como tal pensamiento Me considera como un objeto, una mezcla de pensamientos, sentimientos, sensaciones y percepciones, compartiendo sus límites y destino.
De esta manera el pensamiento pasa por alto Mi naturaleza esencial y Me considera como un cuerpo/mente ―un hombre o una mujer, alto, bajo, pobre, rico, triste, alegre, inteligente, de veinticinco años de edad, etc.― que conoce o experimenta los objetos, a otros y el mundo. Sin embargo, una simple mirada a la experiencia demuestra que yo conozco el cuerpo/mente igual que conozco el mundo. Yo soy el Conocedor de la experiencia; el cuerpo/mente es lo conocido.
Cualidades del Conocedor
Yo conozco los pensamientos, sentimientos, sensaciones y percepciones, pero Yo mismo no estoy hecho de pensamiento, sentimiento, sensación o percepción y por lo tanto me considero vacío, silencioso, transparente. Yo estoy presente y consciente y por tanto soy conocido como Conciencia.
Como tal, el pensamiento Me compara con el espacio abierto, vacío en el que surgen todas las apariencias. Al igual que el espacio físico no soy afectado por lo que ocurre o no ocurre dentro de Mí y, por lo tanto, la paz es Mi naturaleza. La paz no es una cualidad de Mí mismo; es Mí mismo, siempre presente en todas las circunstancias.
Al igual que el espacio vacío no tengo nada que hacer con las apariencias. No me importa si la mente está en silencio o no, si el cuerpo es joven, viejo, sano o no, ni lo que está ocurriendo en el mundo. Doy la bienvenida a todas las apariencias incondicional e imparcialmente.
El pensamiento tiene gustos y aversiones, pero a Mí ni me gustan ni disgustan estos gustos y aversiones. El pensamiento se resiste y busca pero yo ni me resisto ni busco el final de la resistencia o la búsqueda. Siendo vacío, ni siquiera conozco la resistencia y soy, por lo tanto, la propia felicidad sin causa.
Al igual que el espacio vacío, no comparto las cualidades ni el destino de los objetos que aparecen dentro de Mí; Yo no me muevo ni cambio cuando ellos se mueven y cambian; Yo no aparezco ni desaparezco cuando ellos aparecen o desaparecen; Yo no he nacido y no muero. El cuerpo y la mente están siempre de viaje pero yo nunca hago el viaje con ellos. Ellos viajan a través de Mí, pero yo nunca viajo en ellos. Yo soy el Conocedor inmutable y siempre presente de todo lo que es conocido.
Del Conocedor al Conocer
Sin embargo, al pensar en Mí como el Conocedor o el espacio testigo en el que surgen todas las apariencias, el pensamiento Me imagina separado de las apariencias. En realidad, soy más parecido a una pantalla, una con e íntimamente impregnada de la imagen que aparece en ella. De hecho, la imagen no aparece en ni está impregnada de la pantalla. No hay ninguna imagen independiente presente que sea "una con" o "impregnada de" la pantalla. Sólo la pantalla está realmente presente. La pantalla es la imagen que aparece. "Imagen" es otro nombre para la pantalla.
Del mismo modo, aunque el cuerpo, la mente y el mundo parecen existir por separado, deben su realidad aparente solamente a Mí. "Cuerpo", "mente" y "mundo" son sólo los nombres y formas que el pensamiento me da a Mí cuando he sido pasado por alto.
El personaje en una película sólo es real desde el punto de vista de uno de los personajes. La imagen sólo es real, como tal, desde el punto de vista ilusorio de la imagen. Desde el punto de vista verdadero y único de la pantalla, sólo la pantalla está verdaderamente presente y es real. No hay ningún personaje real ahí; sólo hay la pantalla.
Del mismo modo, yo soy todo lo que está verdaderamente presente y es conocido en toda experiencia. Todo lo que se conoce del cuerpo, la mente y el mundo es el conocer de ellos y yo soy ese Conocer. Es sólo el pensamiento el que extrae un "conocedor" y un "conocido" de la intimidad sin fisuras del Conocer o Experimentar. Sin embargo, el cuerpo, la mente y el mundo nunca son conocidos o experimentados como tales. Así que no podemos decir que hay el conocer "de ellos", sino que sólo hay el Conocer. Yo no soy el conocer que impregna toda experiencia; yo soy el Conocer que es toda experiencia.
Del mismo modo que, relativamente hablando, no vemos los objetos, y sólo vemos las modulaciones de la luz del sol, así mismo en realidad no conocemos los objetos como tales, sino que conocemos sólo modulaciones del Conocer. Sólo el Conocer es conocido realmente y es el Conocer (el) que conoce el Conocer. Yo solo soy y me conozco a Mí mismo. Esta ausencia de distancia, otredad o separación es amor. El verdadero conocimiento y amor son idénticos.
El Yo Separado Imaginario