Osho nos narra esta técnica de visualización para lograr atravesar la mente hasta la consciencia, en ausencia de pensamiento.
La mente es el mecanismo proyector. Si tienes experiencias de visiones luminosas, de dicha, incluso de lo Divino, todo eso son proyecciones. A menos que alcances una suspensión total de la mente, no estarás más allá de las proyecciones; estarás proyectando. Cuando la mente se detiene, solamente entonces has superado el peligro. Cuando no hay experiencias, ni visiones, ni nada objetivo, con la consciencia permaneciendo como un puro espejo sin nada que se refleje en ella, solamente entonces has superado el peligro de las proyecciones.
“Mente significa, en sí misma, proyección, de modo que, a menos que trasciendas la mente, todo aquello que experimentes es una proyección”. – Osho.
Estar en la mente es proyectar, y hagas lo que hagas con la mente será una proyección. No puedes hacer nada con la mente. La única cosa es encontrar cómo negar la mente, cómo abandonarla por completo, cómo ser consciente sin mente. Eso es meditación. Solamente entonces llegas a saber, puedes llegar a saber, eso que no es una proyección.
La famosa máxima de Descartes, “Cogito, ergo sum”—pienso, luego existo—se convierte en meditación en “Sum ergo sum”, “Yo soy, luego soy”. Esta condición de “Yo soy”, precede todo pensamiento; tú eres antes que tu pensamiento. El pensamiento aparece luego; tu ser le precede, de forma que el pensamiento no puede interferir en el ser. Puedes permanecer sin pensar, pero el pensar no puede existir sin ti, por lo tanto no puede convertirse en la base sobre la que demostrar tu existencia.
Las experiencias, las visiones, cualquier cosa que se perciba objetivamente, forma parte del pensamiento. La meditación significa la total extinción de la mente, del pensar, pero no de la consciencia. Si la consciencia también desaparece, no estás en meditación sino en el sueño profundo. En el sueño profundo también cesa la proyección. No habrá pensar, pero al mismo tiempo, la consciencia también estará ausente. Esa es la diferencia entre sueño y meditación.
En meditación el proyectar desaparece, el pensar desaparece, los pensamientos dejan de existir, igual que ocurre con el sueño profundo, pero la consciencia está allí. Tú eres consciente de este fenómeno: de un vacío total a tu alrededor, de la ausencia de objetos a tu alrededor. Y cuando no hay objetos para ser conocidos, sentidos y experimentados, por primera vez empiezas a sentirte a ti mismo. Esto es una experiencia no objetiva. No es algo que tú experimentes; es algo que tú eres.
Si al meditar, tú sientes que encuentras gozo, todavía estás en la mente, porque la dualidad está presente, la dualidad de lo Divino y lo no-Divino, la dualidad de la dicha y la no-dicha. Cuando alcanzas realmente lo Supremo, no puedes sentir dicha, porque la no-dicha es imposible; no puedes percibir lo Divino como divino porque lo no-Divino ya no existe.
Las proyecciones son de dos tipos. Una clase de proyección te conducirá a más proyecciones. Es una proyección positiva; nunca podrás trascenderla. La otra clase de proyección es negativa. Es una proyección, pero te ayuda a trascender las proyecciones.
En la proyección positiva, el objeto y el sentimiento que le sigue tienen importancia, mientras que en la proyección negativa el sentimiento es importante y el objeto es sencillamente olvidado como si te estuviera haciendo desaparecer el suelo bajo tus pies.
En la proyección positiva, tu te paseas por tu mente: imaginas un árbol, un bosque, un lago, un arroyo.. envías o recibes energía, calor o luz… en fin, visualizas una situación. Es una gran práctica para relajarte, desconectar y aprender a disfrutar de la propia compañía, disfrutar de estar con uno mismo. Pero si tu objetivo es trascender la mente, mejor cambia de camino.
La proyección negativa significa caminar directamente hacia afuera de la mente. Pero primero, has de dar algunos pasos dentro de la mente.