Me gusta distinguir entre dos usos diferentes de la palabra "consciencia". Está nuestra experiencia, de aquello que somos conscientes, el contenido de la consciencia; y está la consciencia como facultad, la facultad de poder experimentar, de tener un mundo mental interior. La consciencia como facultad es algo común a todos nosotros, mientras que nuestra experiencia consciente real varía ampliamente.
Hay pocas razones para dudar que nuestras experiencias ―los contenidos de la consciencia― están estrechamente relacionadas con la actividad neuronal. Pero lo que aún no está claro es que la consciencia como facultad sea también el resultado de la actividad neuronal.
El actual interés que hay por los microtúbulos y la posible coherencia cuántica de la temperatura ambiente puede, o no, explicar parte de un proceso a través del cual surgen experiencias ―digo "parte" porque probablemente aún habría un largo trecho que recorrer entre el estado cuántico físico y la experiencia mental― pero buscar explicar la facultad de la consciencia en términos de coherencia cuántica, o cualquier otro proceso físico, podría no estar justificado.
No veo razón alguna para suponer que la consciencia como facultad esté limitada a los seres humanos. Parece absurdo sugerir que un perro, por ejemplo, sea puramente un mecanismo biológico sin experiencia interior; tan absurdo como sugerir lo mismo de otro ser humano. Lo que nos diferencia de otras criaturas no es la facultad de la consciencia sino los contenidos de la consciencia.
En lo que respecta a la experiencia sensorial, cada especie experimenta el mundo de manera diferente según su aparato sensorial. Un perro puede oír frecuencias que nosotros no podemos oír, y su sentido del olfato supera con creces el nuestro. En términos de la consciencia sensorial de su entorno, un perro puede ser más consciente que nosotros.
Otras criaturas incluso tienen modalidades sensoriales que están ausentes en los seres humanos ― el sonar de un delfín, por ejemplo. Ellos tienen dimensiones en su experiencia desconocidas para nosotros.