Antes del adoctrinamiento heliocéntrica copernicana cualquier niño miraba el cielo y observaba que el Sol, la Luna y las estrellas giran alrededor de una Tierra estacionaria. Toda evidencia empírica desde nuestra perspectiva muestra claramente que nosotros estamos fijos y todo gira alrededor de nosotros. Nos sentimos completamente inmóviles y experimentamos que el Sol, la Luna, las estrellas y los planetas giran alrededor de nosotros. Para sostener esta perspectiva geocéntrica de sentido común y asumir que realmente la Tierra esta giratorio debajo de nosotros diariamente mientras gira alrededor del sol cada año es un salto teórico.
A través del siglo 20 han habido numerosos intentos para tratar de demostrar que el heliocentrismo es cierto y que la geocentricidad es falsa. Todos esos intentos han fracasado y sólo reforzó la geocentricidad. El más bien conocido de estos es el experimento de Michelson-Morley que intentó medir el cambio en la velocidad de la luz debido al supuesto movimiento de la Tierra a través del espacio. Ellos midieron en cada diferente dirección en distintos lugares de la superficie terrestre y no han podido detectar cualquier cambio significativo alguno. El experimento Michelson-Gale también fracaso para demostrar el heliocentrismo, pero fue capaz de medir el movimiento del éter/firmamento alrededor de la Tierra con una precisión del 2%. Un experimento conocido como "Fracaso de Airey" que consiste en llenar un telescopio con agua para reducir la velocidad de la luz en el interior. Por lo general, los telescopios debe estar ligeramente inclinada para obtener la luz de las estrellas abajo del eje del tubo, supuestamente debido a la "velocidad de la Tierra alrededor del sol". Airey descubrió que realmente la luz del sol ya venía en un ángulo correcto por lo que no fue necesario ningún cambio. Esto demuestraba que las estrellas se mueven respecto a una Tierra inmóvil y no al revés; si fuera el movimiento del telescopio él podría haber cambiado el ángulo.