lunes, 16 de mayo de 2016

Guerrero de la Luz


Un guerrero no necesita que nadie le recuerde la ayuda de los otros; él se acuerda solo y reparte con ellos la recompensa.

Todos los caminos del mundo llevan hasta el corazón del guerrero; él se zambulle sin vacilar en el río de las pasiones que siempre corre por su vida.

El guerrero sabe que es libre para elegir lo que desee; sus decisiones son tomadas con valor, desprendimiento y – a veces – con una cierta dosis de locura.

Acepta sus pasiones y las disfruta intensamente. Sabe que no es necesario renunciar al entusiasmo de las conquistas; ellas forman parte de la vida y alegran a todos los que en ellas participan.

Pero jamás pierde de vista las cosas duraderas, y los lazos creados con solidez a través del tiempo.

Un guerrero sabe distinguir lo que es pasajero de lo que es definitivo.

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“Es curioso – comenta para sí el guerrero de la luz -.

Cuánta gente he conocido que en la primera oportunidad intenta mostrar lo peor de sí mismo. Esconden la fuerza interior detrás de la agresividad; disfrazan el miedo a la soledad con aires de independencia. No creen en su propia capacidad, pero viven pregonando a los cuatro vientos sus virtudes.”

El guerrero lee estos mensajes en muchos hombres y mujeres que conoce. Nunca se deja engañar por las apariencias y permanece en silencio cuando intentan impresionarlo. Pero usa la ocasión para corregir sus propios fallos, ya que las personas son siempre un buen espejo.

Un guerrero aprovecha toda y cualquier oportunidad para enseñarse a sí mismo.



Un guerrero de la luz sabe que ciertos momentos se repiten.

Con frecuencia se ve ante los mismos problemas y situaciones que ya había afrontado; entonces se deprime, pensando que es incapaz de progresar en la vida, ya que los momentos difíciles reaparecen.

“¡Ya pasé por esto!”, se queja él a su corazón.

“Realmente tú ya lo pasaste – responde el corazón -, pero nunca lo sobrepasaste”.

El guerrero entonces comprende que las experiencias repetidas tienen una única finalidad: enseñarle lo que no quiere aprender.

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Un guerrero de la luz siempre hace algo fuera de lo común.

Puede bailar en la calle mientras se dirige al trabajo, mirar los ojos de un desconocido y hablar de amor a primera vista, defender una idea que puede parecer ridícula. Los guerreros de la luz se permiten tales días.

No tiene miedo de llorar antiguas penas, ni de alegrarse con nuevos descubrimientos. Cuando siente que llegó el momento, lo abandona todo y parte hacia su aventura tan soñada. Cuando entiende que está en el límite de su resistencia, sale del combate, sin culparse por haber hecho alguna locura inesperada.

Un guerrero no pasa sus días intentando representar el papel que los otros escogieron para él.

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Desde el momento en que comienza a andar, un guerrero de la luz conoce el Camino.

domingo, 15 de mayo de 2016

“¿Sufres?”


“Cuando sufrís, procurad tomar conciencia de que sólo una parte de vosotros está afectada por este sufrimiento. 

Otra parte de vosotros permanece inaccesible: vuestro espíritu. Vuestro espíritu es libre, no está sometido a ninguna limitación. 

Desde las regiones sublimes en las que se encuentra, os mira, os aconseja. 

Y hasta a veces os dice: «¿Sufres? 

Pues bien, alégrate, porque si eres inteligente, gracias a este sufrimiento ganarás todavía algo más de lucidez, de comprensión y te fortalecerás.»


El que es desdichado tiene tendencia a identificarse con su desgracia y se deja invadir por ella. 

Y eso es lo peligroso para él. 

Debe, al contrario, ponerse inmediatamente en alerta y decirse:

El resto de tu vida


Se acabó esconderse. La vida no es un armario. Tú no eres un muñeco que pueda meterse en la caja y salir cuando no hace frío o el viento es propicio. Si no sales cuando las cosas pintan mal, no saldrás nunca. Porque te harás pequeño y diminuto. Porque siempre pensarás que no es el momento y te acurrucarás plácidamente a esperar. Y un día te darás cuenta de que eres viejo… Y aunque nunca es tarde, ¿por qué no gozar antes? ¿por qué no intentar antes ser como sueñas? ¿por qué esperar a mañana para vivir?

Tu forma de ver la vida no es negociable. No puede haber regateos ni rebajas. Si aceptas menos de lo que mereces, vas a tener que sobrellevarlo siempre o hasta que no puedas más y vuelvas a reclamar lo que es tuyo, las riendas de tu vida. Si te tragas lo que no soportas, si te callas lo que suplicas decir… Un día estallará dentro de ti.

Lo cual no significa que no aceptes algunas situaciones adversas, al contrario. Las aceptas, buscas la forma de aprender de ellas y empiezas a cambiarlas con tu actitud. Imaginando cómo darles la vuelta. Sólo con que en tu mente ya exista esa posibilidad de cambio, ya existe ese cambio en la vida real. Ya estás incubando una oportunidad. Ya cambia todo porque tú cambias por dentro.

¿No te has dado cuenta de cómo has cambiado ya sólo por planteártelo? ¿No te has fijado en las palabras que usas ahora y que no usabas antes?
Has pasado del no puedo al me gustaría…
Del no va conmigo al “tal vez”. Eres otra persona, el de siempre, con esperanza… La esperanza lo mueve todo si eres capaz de conseguir que se instale en tu vida y se convierta en en confianza.

Del Imposible al posible hay dos letras. Y las escribes tú.

Tus pensamientos crean tu camino. Lo que imaginas empieza a existir en el preciso momento en que lo dibujas en tu cabeza. Tus palabras esculpen cada uno de tus pasos. Tus ideas cobran vida. Tus sueños construyen tu presente y tu futuro.

Y no tiene que ver con la situación, ni con tus habilidades. Tiene que ver con tu forma de mirar. Para saber si eres de los que pasan por delante de ese lugar donde reparten alegría y nunca entras o si estás construyendo un puente imaginario para llegar al otro lado donde sabes que pasan cosas.

A veces, hay que gastar el último euro que nos queda en una libreta donde hacer una lista de lo que será nuestra vida en el futuro. En un libro que nos ayude a encontrar respuestas, en un café en buena compañía que nos dará fuerzas para seguir, en subir a la noria para ver que cuando el mundo no gira, giras tú… Aunque el miedo nos diga que será mejor ahorrarlo y guardar. Y seremos un euro más ricos, económicamente ricos… Y más pobres en emociones, en respuestas, en sensaciones… No habremos conseguido activar en nosotros esa palanca que un día se pone en marcha y notas cómo lo cambia todo…

Ese momento en que te cruzas con alguien en la vida y te dice una frase, sólo una palabra tal vez, y esa palabra lo es todo. Es la palabra que estabas necesitando oír y notar. Te zarandea tanto por dentro… Te remueve los cimientos y te conmueve las entrañas. Te trae recuerdos, te inspira, tanto que insufla unas ganas tremendas de devorar una vida que hasta hoy simplemente mordisqueabas… Te saca de dentro esa persona capaz que estaba dormida y sumisa a un destino que no le pertenece.

A veces, hay que apostar todo lo que tienes por todo lo que sueñas, aunque te quede muy poco y la altura de tu sueño sea vertiginosa. Nunca tenemos tan poco como creemos… Nunca son demasiado grandes nuestros retos porque siempre podemos crecer hasta llegar al tamaño necesario para que sean asequibles.

Eso es lo que importa. Ese es el gran logro. No conseguir el sueño sino convertirse en la persona que es capaz de tocarlo. Alcanzar el tamaño que requiere nuestro sueño, lo obtengas o no, y notar que a partir de entonces lo puedes todo… Prepararse para llegar a la cima y tal vez no llegar pero saber que ya nunca dudarás de tu capacidad porque ya eres ese tipo de persona que sube cimas y logra sus retos.

Porque has alcanzado la medida necesaria para asumirlos.
Porque tal vez tu sueño estaba ahí para ser un primer paso, una excusa, un cebo gracias al cual poder transformarte.
Aunque para eso hace falta salir de debajo de la cama, del armario, del servicio, de la rutina, del traje gris y detrás de la pantalla del ordenador.
Se acabó esconderse aunque haga frío. Aunque esté oscuro. Aunque los pies pisen suelo desconocido y las piernas flaqueen.

Se acabó esperar a saber que todo está bien para explorar la vida. Se acabó buscar seguros y escondites.

La vida se nos escapa mientras esperamos el momento adecuado.

Se acabó esa sensación de que hay cosas que no van contigo, que están fuera de tu alcance, que nunca te pasan a ti.

Se acabó esperar a que todo sea perfecto para empezar a vivir…

La, Música de las esferas


Cuando miro mas allá de las fronteras visibles, aquellos lugares donde la vista del hombre no llega, mas allá de las propias puertas del tiempo y el espacio en ese viaje casi absurdo veo los parajes que llenos de oscuridad revelan la multiplicidad de la luz, llego a ese momento, ese instante donde cada lugar es reintegrado en sí mismo, como colapsado en una interminable avalancha de agua precipitada  en sí misma con un movimiento perpetuo y perfecto de orden. Viajando así lo vi allí, puesto sobre todo y en todo, se dejo llevar esa primera energía por la necesidad de unión; para cuando se dio cuenta muy lejos estaba de su origen.

Quiso regresar a casa y la solución fue encerrarse a sí misma en los anales del tiempo, estos curvaron su espacio convirtiéndolo en lo que conocemos como esferas. Estas esferas son la proyección consciente espacio temporal que le permiten a la conciencia suprema, al padre del todo, el uno, el Do manifestarse en cada uno de los planos donde habita llenas de inmensa luz.

Una vez sucedió esto se crearon las fuerzas del universo, esas fuerzas casi indescriptibles. La neutra que corresponde a lo Divino, la positiva que corresponde a lo creador y la negativa que corresponde a lo increado. Cada una tiene erróneamente un color que no le corresponde, es decir lo blanco es neutro porque es la ecuación de balance, este es el único color que permite cualquier manifestación distinta a él en sí mismo sin distorsionarla, sin modificarla ya que el misterio de todo lo visible en el mundo material es él, en sí mismo.

Como es arriba es abajo y como es abajo es arriba pues para que el día se vuelva noche debe pasar por toda la gama de color hasta llegar al rojo asociado al mal, convirtiéndose en negro que representa lo desconocido, la ausencia de color, es toda falta de movimiento, es paz y tranquilidad, es soñar, es esa ausencia de sonido, es descansar. Sé que esta información romperá con cualquier arquetipo creado al respecto a lo que realmente nos debemos preguntar ¿es acaso malo el negro o es acaso simplemente la representación de lo desconocido a lo que tememos? No se trata pues de que se conviertan en oscuros como le llaman o hijos del mal que es algo distinto; es comprender que estamos rodeados de oscuridad porque ella es luz no manifestada es el creador increado.

Luego al alba, con los primeros rayos del día aparecen los tonos que salen del negro y que tienden al violeta en los cielos. Es ese catalizador creador, es el potencial de creación, es la necesidad de vida, es un nuevo comienzo es en esencia el ingreso al mundo material de lo creado. Para verlo solo observa con los ojos del corazón, con la sabiduría del alma y la tranquilidad del espíritu.
Cuando vemos que la luz ilumina la oscuridad es simplemente esa ecuación de balance entre el bien y el mal entre día y noche entre lo creado y lo increado. Comprendiendo esto nos damos cuenta que en el proceso el padre del todo rodea toda la creación la envuelve desde sus infinitas posibilidades, todas las esferas, incluso la propia.

Así vi cuando su energía fue consciente de sí misma se convirtió como en un reloj de arena que por la parte superior vacía todo lo que lleva y deja que el vacio le llene para estar en permanente equilibrio el balance que le permite llenarse otra vez, y así infinitamente. Esta es la ecuación equilibrante, es lógica cósmica, es armonía, es en todo sentido esa música de las esferas.

Al encerrarse a sí mismo en los anales del tiempo creó la materia pues no hay tiempo sin ella y sin tiempo no hay materia. Esta que por efecto dómino se extendió mas allá de sí y al llegar a su límite se arremolino buscando su origen, como si con esto quisiera romper su propio espacio tiempo.
Como es arriba es abajo y como es abajo es arriba.

sábado, 14 de mayo de 2016

“El trabajo desinteresado”


“Cuando estáis seguros de trabajar por una causa justa y noble, nada debe desviaros de este trabajo. 

Y sobre todo, no os preocupéis por la actitud de los demás con respecto a vosotros porque os arriesgáis a que vuestro impulso pueda detenerse. 

Como la constancia no es lo que caracteriza a los humanos, algunos, después de haberos aprobado y seguido, os criticarán, se apartarán de vosotros y ni siquiera sabréis la razón.


Así es. En la existencia hay periodos de éxito en los que somos reconocidos, apreciados, y después llegan otros periodos en los que somos ignorados, apartados. 

Si no estáis habitados por la idea del trabajo desinteresado, corréis el peligro de caer en la amargura y la rebeldía. 

Volved entonces al pasado: constataréis que, al haber realizado tal o cual trabajo, habéis adquirido ciertas cualidades. 

Sin juicios…


Mis juicios…

Vértigo inicial.

Cuando aprendes a dejar de juzgar.

Primero dejas de juzgar a los demás

Y a los acontecimientos. Y a ti mismo.

Todo te viene bien, todo es aceptado, no juzgado.

Cada cosa se corresponde con lo que en realidad

Tiene que SER. Y tú así lo aceptas.

Así vives en un estado de paz infinita.

No hay una sola nota discordante,

Todo fluye en total armonía.

Sus juicios…

En la segunda fase se coge carrerilla.

Se aceptan todos los juicios de los demás,

Los dejas caer todos en el mismo saco, sin observarlos,

Con total indiferencia.

Uno ya descuenta que está quedando mal.

Acepta sus aciertos y errores…

Y ya está.

No pretendes cambiar ninguna opinión.

Sabes que no gustas a todos y lo agradeces.

Sería cargar con demasiado peso

Y necesitas las manos ligeras

Y la espalda libre de cargas.

A veces es necesario defraudar…

Cuando alguien se ha hecho una idea irreal…

Si no te quieres es porque no te conoces


La autoestima es una palabra de moda que a veces parece como un dispositivo mágico para entender todo lo que nos ocurre. Es como si todos los problemas se pudieran explicar con una frase hecha: falta de autoestima. Hay una especie de epidemia que se puede resumir diciendo que nos cuesta trabajo querernos a nosotros mismos. Quizás esto ocurre por una razón clara: si no te quieres es porque no te conoces.
La clave está en esa voz interna que comenta todas nuestras acciones, sentimientos y pensamientos. Es esa voz que nos califica, y aprueba o reprueba. A veces olvidamos que esa voz interior ha sido construida por nosotros mismos y que, por esa razón, podemos dirigirla y redirigirla cuando no sea constructiva.
“Todo lo que necesitas quizá no esté delante a ti o a tu alrededor, pero todo lo que necesitas está ciertamente dentro de ti.”
-Sri Chinmoy-
Aprendemos a vernos a nosotros mismos a través de los demás. Por eso, si nuestros padres nos veían como personas incompetentes, fácilmente incorporamos ese calificativo y sus sinónimos a la voz que nos habla y juzga desde dentro. Si nuestros maestros pensaban que casi todos eran más inteligentes que nosotros, también aparecerá algo de ello en ese diálogo interior y así sucesivamente.
El problema es que olvidamos algo que está más allá de cualquier voz: quienes han opinado y siguen opinando sobre nosotros, no tienen la verdad. Lo que expresan y han expresado sobre lo que somos, probablemente tiene mucho más que ver con ellos mismos que con nosotros. Todos llevamos nuestras gafas particulares y cada uno cree que lo que ve es lo que sucede.
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Si no te quieres, reconócelo

La falta de amor propio no solamente se expresa como sentimiento de minusvalía o de incompetenciaen las diferentes situaciones cotidianas. A veces se piensa que si alguien se expresa con desparpajo y hace notar su presencia con mucha fuerza, es porque tiene una autoestima muy elevada. Pero, por lo general, no es así.
La ausencia de autoestima se manifiesta como temor o miedo a arriesgarte. Quieres mantenerte dentro de los límites de lo ya conocido, porque en el fondo piensas que podrías no estar a la altura de las exigencias en algo nuevo. Ese temor se extiende a tus palabras y tus pensamientos. No te sientes capaz de expresar lo que realmente está en un interior porque temes la reacción de otros. Y, a la vez, tu voz interna te descalifica: “son tonterías”, te dices a ti mismo. Y callas.
Pero la falta de amor propio también se expresa de otras maneras. Por ejemplo, cuando te vuelves servil frente a una figura de autoridad o a una situación en la que quieres cobrar notoriedad. Te importa mucho lo que piense o diga el jefe, el maestro o el experto.
Por eso tratas de ajustar lo que dices y haces, para agradar a esa persona o a ese grupo. A veces también necesitas, desesperadamente que los demás te reconozcan. Por eso gritas y te haces propaganda, siempre en función de obtener algo de los demás.
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Solo se quiere aquello que se conoce