“Cuando sufrís, procurad tomar conciencia de que sólo una parte de vosotros está afectada por este sufrimiento.
Otra parte de vosotros permanece inaccesible: vuestro espíritu. Vuestro espíritu es libre, no está sometido a ninguna limitación.
Desde las regiones sublimes en las que se encuentra, os mira, os aconseja.
Y hasta a veces os dice: «¿Sufres?
Pues bien, alégrate, porque si eres inteligente, gracias a este sufrimiento ganarás todavía algo más de lucidez, de comprensión y te fortalecerás.»
El que es desdichado tiene tendencia a identificarse con su desgracia y se deja invadir por ella.
Y eso es lo peligroso para él.
Debe, al contrario, ponerse inmediatamente en alerta y decirse:
«Ahora es cuando hay un trabajo a hacer. Sufro, desde luego, pero sólo sufre una parte de mí.»
Que recurra a esta otra entidad, a su espíritu, que vive en la inmensidad, en la eternidad y que es también él.
Desde el fondo de este barro en el que tiene la sensación de hundirse, sentirá que surge la luz y la fuerza.”
Omraam Mikhaël Aïvanhov.
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