“Aunque no conozcan científicamente la composición y las funciones de la sangre, todos los humanos saben que ésta es sinónimo de vida.
Circula en nuestro cuerpo a través de una multitud de arterias, de venas, de capilares e irriga todo nuestro organismo de la cabeza a los pies.
Ella es la que recibe los materiales nutritivos provenientes de la digestión de los alimentos y la que se lleva los materiales inútiles.
Está compuesta de glóbulos rojos que dirigen el oxígeno de los pulmones hacia todas las células del cuerpo y que llevan el gas carbónico a los pulmones, así como de glóbulos blancos que destruyen, absorbiéndolos, los microorganismos perjudiciales para la salud.
La sangre es, pues, un líquido esencial para la vida. Pero hay vida y vida.
Hay una vida sana, poderosa, impetuosa y una vida anémica, enfermiza, envenenada por toda clase de sustancias tóxicas que el hombre introduce en su organismo porque no sabe cómo considerar estas dos actividades que son esenciales para él: respirar y comer.
Si queréis purificar vuestra sangre para que sea un verdadero factor de regeneración, empezad por revisar vuestra forma de respirar y vuestra forma de alimentaros.”
Omraam Mikhaël Aïvanhov.
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