lunes, 25 de septiembre de 2017

Lo mejor de los finales, es que siempre son el inicio de algo nuevo


Los finales pueden ser tan variados como las experiencias de vida, algunos serán esperados, otros dolorosos, algunos harán estruendo y otros pasarán sin pena ni gloria casi desapercibidos, pero siempre tienen algo en común: Determinan el inicio de algo nuevo en nuestras vidas.

Muchas veces nos negamos y nos resistimos a acabar con algo, a cerrar un capítulo, a decir adiós… 

Por muchos motivos, pero el que predomina bajo diferentes caras no es otro más que el miedo. Nos da miedo que no nos vaya mejor, que nos vaya igual, que nos arrepintamos, salir de lo que conocemos, no tener fuerzas para recomenzar, que sea tarde, que sea pronto… Miedos, miedos, miedos… 

Y así podemos mantenernos en la inacción y viviendo por inercia, sin cambiar de rumbo, sin variar la velocidad y sin cerrar esos ciclos que no nos permiten avanzar.




La mayoría de nosotros sabe cuándo ya ha sido suficiente, podemos tener un margen de error de tiempo, pero en términos generales algo ocurre en nuestro interior que hace que una voz se escuche y retumbe que dice: 

¡No más! Y sin actuar impulsivamente, debemos darle valor a esa voz y tomar las medidas que sean necesarias, el ignorar a nuestro ser cuando clama por un cambio, es un arma en nuestra contra, que podemos comparar con la indolencia ante el llanto desesperado de un niño.

Los cambios, aunque no los queramos en el momento en el cual ocurren, generalmente son positivos, nos colocan frente al reto de asumir la responsabilidad de nuestras vidas ante nuevos escenarios y en términos generales el crecimiento es casi obligatorio.

Actuemos con fe, sin ser inconformes con lo que tenemos, tengamos en mente que lo mejor está por venir, que  nuestras experiencias pueden ser mucho más retadoras, gratificantes, alineadas con el momento en el cual nos encontramos. Aprendamos a soltar, eso nos hará ahorrarnos tiempo y energía que podemos utilizar en una nueva etapa de nuestras vidas.

No todo tendrá el resultado que esperábamos al momento de iniciar, pero no por ello tendremos que forzar las cosas, para que más o menos se parezca, si no nos gusta lo que hemos obtenido y va en contra de lo que queremos, cerremos ciclos. 

Cada mañana tienes dos opciones: seguir quejándote de tu vida o hacer algo para cambiarla


Si algo sabemos hacer los seres humanos es sentirnos inconformes con nuestras vidas, no importa qué cantidad de dinero tengamos, ni la buena salud con la que contamos, ni cuántas personas nos amen, nuestra mente tiene la habilidad de encontrar y hasta inventarse, aquello que nos robe la atención de tantas bendiciones para enfocarse en el punto negro de la hoja blanca.

Lo cierto es que si nos sentimos mal con nuestras vidas, debemos generar un cambio, bien sea en nuestra manera de enfocar nuestra atención o efectivamente cambiando aspectos de ella con los cuales no nos sintamos a gusto.


Todos tenemos a cada instante de decidir, de escoger nuestro nivel de compromiso, de cambiarlo, de tomar acción. Somos protagonistas y creadores de nuestra realidad y lo maravilloso de este asunto es que siempre seremos capaces de ajustar nuestra vida a lo que queremos.

Muchas veces solo se trata de no dar el valor que merece cada cosa en nuestra vida, solemos voltear a los lados y pensar que la grama más verde es siempre la del vecino. Pero cada uno de nosotros debería ser capaz de reconocer que son muchas más las cosas por las cuales podríamos agradecer, que por las que usualmente nos lamentamos.



La queja nos mantiene en la inacción, nos hace generar más de lo mismo y paradójicamente nos hace atraer más de lo que no nos gusta. Hay una frase que seguramente habremos escuchado, que quizás no le hayamos prestado suficiente atención: Lo que resistes, persiste, aquello que negamos, que evadimos, a lo que nos resistimos, parece no querer dar espacio a nada más en nuestras vidas y crecer de manera sostenida.

Cuando nos quejamos estamos perdiendo energía vital, estamos cediendo el control, reconociendo que nuestro alcance es limitado para resolver una determinada situación. Es por ello que la queja no debe ser nunca la primera alternativa. Es válido que existan cosas que no nos agraden, el detalle está en qué hacemos con ello, cómo podemos cambiar la situación y aventajarnos.

sábado, 23 de septiembre de 2017

Meditación en todo el mundo EN 15 MINUTOS


¡Únete al movimiento de 1Million Meditators! 
¡Ayudemos a nuestro planeta a prosperar de nuevo! 


Ustedes están invitados a conectarse con 999.999 almas de ideas afines en todo el mundo mientras meditamos como una sola, 
manifestando paz, amor y sanación durante una tormenta de flash de meditación global.

Únete a 1Million Meditators para la verdadera transformación de energía. 
Juntos vamos a inspirar a la humanidad para alcanzar una mayor sensación de bienestar 
y revitalizar nuestro hermoso planeta desde adentro hacia afuera.






Ingresa aquí:

https://1millionmeditators.com/welcome14715705




Yo Soy, el Yo Soy (PENSAMIENTO CREADOR)


ULTIMO VÍDEO QUE HEMOS CREADO, ESPERO QUE OS GUSTE Y OS AYUDE.


PENSAMIENTO CREADOR.

Al reconocer a los Poderosos Mensajeros de Dios y Su continua entrega de esa Suprema Esencia y Energía, de la misma manera sabemos que sólo hay un proceso mediante el cual Ellos vierten esto, y es el pensamiento. 

El pensamiento es uno de los medios más poderosos de la Creación; y así como crea las cosas más pequeñas, asimismo crea las más grandes. Esto ilustrará cuán necesario es que la humanidad gobierne sus pensamientos y sentimientos.



SI QUIERES SUSCRIBIRTE, PINCHA EL SIGUIENTE ENLACE:
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viernes, 22 de septiembre de 2017

VIVIR CON CONSCIENCIA


Así como las grandes orientaciones de vivir bajo el ego son el miedo, la desconfianza, la queja y la búsqueda de la satisfacción en el exterior (entre otras), las de vivir con el mando consciente son la libertad, la confianza, la aceptación y el encuentro interior con lo que eres.

Libertad (ausencia de miedos)

La libertad no es lo que nos dicen los textos políticos; tampoco es lo que cree la gente bajo el influjo de los “programas informáticos” (de los sistemas de creencias elaborados bajo los auspicios del ego). La libertad es la ausencia de miedo. Esta es su única definición. Una persona libre es una persona que no tiene miedos. Cuando hay miedos no hay libertad.

Cuando se vive bajo el influjo del ego, el miedo está presente: miedo a la muerte, a la vida… Sin embargo, el Conductor que eres no tiene miedo a nada. ¿A qué va a tenerle miedo, si es divino, infinito y eterno? Tu existencia no tiene principio ni tiene fin; se despliega multidimensionalmente fuera del tiempo y el espacio, aunque encarnes en planos como este en que hay tiempo y espacio. Esto que realmente eres no puede tener ningún miedo. No puede tener miedo a la muerte, puesto que para ti es un imposible; y no puede tener miedo a la vida: la consciencia, tu sistema operativo en virtud de tu naturaleza, no divide ni fragmenta la vida; la asume en su integridad, en su totalidad, en su unidad.

Así pues, desde el Conductor que eres agarras por los cuernos el toro de la vida; te unificas con ella y te dispones a vivirla plenamente, gozosamente, dando igual que pegue o bese (como decía J. M. Serrat), que llueva o haga sol.

La libertad, la ausencia de miedos, abre la puerta a la confianza.

Confianza en la vida

Cuando vives desde el Conductor tienes plena confianza en la vida: en lo que acontece en tu vida y en la vida de los demás, y en todo lo que acontece en el mundo, en el universo, en la Creación. Porque sabes que todo tiene un sentido profundo, que todo encaja, que nada sobra ni falta, que todo tiene un porqué y un para qué en clave del desarrollo consciencial y evolutivo.

La mente no va a captar nunca este sentido profundo. Esto solo se puede captar desde el corazón, desde lo que realmente eres. Porque la mente no sirve para comprender, ver ni vivir la vida; no está hecha para eso. La mente no puede vislumbrar el sentido profundo de todo lo que acontece en la propia vida y en la de los demás, pero el corazón sí. El corazón no tiene que hacer un acto de fe o aferrarse a un dogma que le permita creer esto, sino que lo sabe. El corazón cuenta con una sabiduría innata, un discernimiento interior, que le permite percibir el sentido profundo de todo. Así pues, si vives desde el corazón sientes confianza, la cual imbuye toda tu vida.

Aceptación

De la confianza deriva la aceptación: ya no hay queja ante nada ni por nada. Si llueve, llueve; si hace sol, hace sol. Si la vida pega, la vida pega; si la vida besa, la vida besa. La aceptación no es resignación, no es impotencia, no es un “qué se le va a hacer”. Estoy hablando de la Aceptación con mayúscula, la cual es fruto de la Confianza.

Fin de la búsqueda fuera de uno mismo

Y desde la libertad, la confianza y la aceptación se acabó la búsqueda exterior de la satisfacción. Ya no hay nada que buscar en el exterior. Porque comprendes y sabes que ya lo tienes todo. Y te empiezas a dar cuenta de algo muy sutil, que también se le escapa a la mente: que una cosa es la felicidad y otra el bienestar.

El bienestar, el cual has perseguido durante mucho tiempo (en esta vida o en vidas anteriores), tiene que ver con la satisfacción de los deseos del ego en el exterior. Pero esto no es la felicidad. De hecho, la búsqueda exterior del bienestar lleva al sufrimiento, como hemos visto. La felicidad es algo muy distinto: es el estado natural de lo que eres. No está fuera de ti, sino dentro.

En cuanto se produce el recuerdo, el encuentro con lo que realmente eres, la felicidad emana continuamente, como el estado natural de lo que eres. Es, por tanto, una felicidad incausada. No tiene una causa que la motive; es tu forma de ser, de vivir. Ya no hay nada que la saque de su sitio, que la altere. El bienestar sí que tiene causas en el exterior, las cuales, cuando se dan la vuelta, convierten el bienestar en malestar. Pero la felicidad no tiene nada que ver con eso, sino que es consustancial al recuerdo de lo que eres.

¿Qué implicaciones tiene, en el día a día, vivir desde el mando consciente de la vida, imbuidos por los rasgos que acabo de presentar? Para saberlo, basta con que demos la vuelta al calcetín de lo que se decía al hablar de vivir la cotidianidad bajo el influjo del ego.

LA VIDA BAJO EL MANDO DE LA CONSCIENCIA

Invierte tu dinero en experiencias, no en cosas


Para la mayoría de nosotros el dinero es un recurso limitado. Sin embargo, los economistas están de acuerdo en que lo decisivo no es la cantidad que se ingresa cada mes, sino la forma como se administra y, en particular, en qué se gasta.

Es cierto que la mayor parte de los ingresos se va en solventar los gastos básicos. Luego, de uno u otro lado también aparece el dinero para comprar un nuevo celular, o un televisor con la pantalla más grande, o un jean que está en oferta. Las compras siempre nos emocionan un poco. Lo malo es que el entusiasmo pasa rápido.


“No estimes el dinero en más ni en menos de lo que vale, porque es un buen siervo y un mal amo”.
-Alejandro Dumas (hijo)-


Hay una rama de la economía que se llama “economía de la felicidad”. Ellos miden, entre otros aspectos, las relaciones que hay entre ingresos, gastos y sentimiento de satisfacción con la vida. Han detectado, con amplias evidencias, que más dinero no equivale a más felicidad. ¿Dónde está entonces la clave del bienestar?

El dinero y los objetos

Muchas personas invierten su dinero extra en objetos. Llegan incluso a hacer importantes sacrificios por obtenerlos: recortan de los gastos básicos o se endeudan con un sistema financiero de usura. Actualmente, sucede mucho con el teléfono móvil. Este ha dejado de ser una herramienta de comunicación para convertirse en un símbolo de estatus.



Hay una encarnizada competencia alrededor de muchos objetos que tienen cierto halo de fetiches. Además del teléfono personal, también están otros aparatos electrónicos. Y la ropa también, por supuesto. El automóvil cabe igualmente dentro de esa lógica. Todos esos objetos tienen un sello de marca muy fuerte. No tienes un auto, sino un BMW. No tienes un celular, sino un iPhone.

En la mayoría de esas compras influye mucho la comparación con los pares. Se elige una determinada marca, o un determinado objeto, para ser igual o mejor que alguien del entorno. Esos objetos definen a veces el sentido de pertenencia a un grupo, pero, paradójicamente, también marcan una tensión. Los objetos, especialmente si son de lujo, buscan imponer distancias.


El dinero y las experiencias

Los economistas de la felicidad están convencidos de que invertir el dinero en experiencias genera mucha más satisfacción que gastarlo en objetos. Lo han estudiado, lo han medido. Y esa es su conclusión.

Thomas Gilovich, profesor de psicología de la Universidad de Cornell, ha estudiado el tema durante varios años. Encontró que las personas se acostumbran con extrema facilidad a los objetos. Poco tiempo después de adquirirlos, comienzan a convertirse en algo rutinario, con escaso atractivo. En otras palabras, se vuelven aburridos. Lo rutinario no ayuda a ser feliz.

En cambio con las experiencias pasa todo lo contrario. Cuando son significativas, adquieren valor y lo incrementan con el tiempo. Las experiencias sí unen a las personas. Dos sujetos pueden tener el mismo iPhone, pero no sentirse, para nada, identificados entre sí. En cambio dos aficionados a la filatelia sí se sienten cercanos.

Si vas con alguien de compras, nunca estableces lazos tan estrechos como si vas con esa misma persona al cine, o a un viaje. En ese caso, ya no aparecen tensiones por la competencia, sino todo lo contrario: complicidad y solidaridad.

Invertir en la vida

jueves, 21 de septiembre de 2017

Qué Es la Oscuridad y Cómo Convertirla en una Luz Pura, Brillante y Hermosa


Hoy hablaremos de un concepto que tiene un gran peso en la experiencia humana: la oscuridad.

La vida en la Tierra parece muy oscura, ¿verdad? Parece que este sea un lugar medio abandonado en un rincón del universo donde casi no llega la luz, y donde todo es lento, pesado y difícil…

Parece incluso que “la oscuridad” tenga vida propia, y que se haya adueñado del control de lo que pasa en este planeta.

En parte, esta apreciación es acertada: hay algo en la Tierra que podría llamarse “oscuridad”, y determina con mucha fuerza lo que acaba pasando aquí.

Pero no es lo que parece a primera vista, y por esto es muy importante definirla y entenderla bien.

La oscuridad, en realidad, está llena de luz.



¿Qué Es la Oscuridad en Realidad?

Muchas veces definimos la oscuridad como “la ausencia de luz”. Esta es una de las definiciones más habituales. Creemos que la oscuridad es algo que no contiene luz.

Pero esta definición no es correcta.

La luz es la sustancia primordial que forma el universo. Todo lo que existe está hecho de luz.

Esto significa que no hay ni un solo punto en todo el universo que no tenga luz. No existe la “ausencia de luz”. Así que, si usáramos esta definición, tendríamos que llegar a la conclusión de que la oscuridad no existe.

Pero sí existe, ¿verdad? La vemos y la experimentamos cada día en nuestras vidas…

Una definición mucho más apropiada de oscuridad es “la presencia de una luz que no vemos.”

La oscuridad es luz, al igual que el resto del universo.

Pero es un tipo de luz que, de momento, no vemos.



La Naturaleza Profunda de la Oscuridad

Quizás de entrada puede parecer extraño que haya una luz que no se ve, pero en realidad es un fenómeno muy normal y conocido.

Como posiblemente ya sabrás, la luz es una onda electromagnética que puede tener diferentes frecuencias, y no todas las frecuencias son visibles para el ojo humano. De hecho, solo un pequeño rango de frecuencias lo es: desde los 380 THz a los 790 THz aproximadamente (la frecuencia de vibración de las ondas se mide en Hercios (Hz), y un THz son 1.000.000.000.000 Hz).

A las ondas que están por debajo de los 380 THz se las llama “infrarrojas”, y a las que están por encima de los 790 THz, “ultravioletas”; y todas son invisibles para nosotros.

Pero todas las ondas electromagnéticas son luz. No hay ninguna diferencia entre ellas más allá de la frecuencia a la que vibran. La diferencia está en nuestros ojos, que pueden ver unas sí y otras no.

Teniendo esto en cuenta, imagina por un momento que hubiera una habitación que estuviera iluminada únicamente por una lámpara de luz ultravioleta. ¿Cómo la veríamos si nos acercáramos a ella?

La veríamos completamente oscura.

¿Y cómo nos sentiríamos si pensáramos en entrar?

Seguramente sentiríamos miedo; o por lo menos, inquietud. Y seguramente no entraríamos: este es un lugar oscuro, y probablemente peligroso. Será mejor que me vaya.

En cambio, un ser que pudiera ver la luz ultravioleta, vería una habituación completamente iluminada. Qué lugar más luminoso y agradable, pensaría. Voy a entrar un rato.

Esto es exactamente lo que pasa en todas las situaciones de nuestra vida que parecen “oscuras”.

En realidad están perfectamente iluminadas, pero las ilumina una luz que aún no vemos.



Cómo Convertir la Oscuridad en Luz