jueves, 1 de febrero de 2018

LA PRECIOSA EXPLICACIÓN DE UN MÍSTICO SUFÍ SOBRE POR QUÉ SOÑAMOS


UNA JOYA DEL MÍSTICO MURCIANO IBN ARABI: EL SUEÑO REVELA LA POSIBILIDAD DE UNA GNOSIS DE LA NATURALEZA ONÍRICA DE LA VIGILIA Y DE LA FORMA DIVINA QUE SUBYACE


En la obra de Ibn Arabi, uno de los más grandes maestros sufíes de la historia, encontramos un tratamiento sumamente sutil y sofisticado de la popular noción de que el mundo es un sueño o es en esencia imaginación divina. La imaginación es la puerta o bisagra entre la realidad divina absoluta y el mundo de la transformación o el cosmos que es emanado como un sueño en la mente divina. 

William C. Chittick, en su libro The Sufi Path of Knowledge: Ibn al-Arabi's Metaphysics of Imagination, escribe: "Los sueños son en realidad una llave divina para decodificar el misterio de la ambigüedad cósmica y la constante transformación de la existencia". Ibn Arabi escribe en el Futuhat:

La única razón por la cual Dios colocó el sueño en el mundo animado fue para que todos pudieran percatarse de la presencia de la imaginación y conocer que existe un mundo similar al mundo más allá de los sentidos... Él llama la atención de los soñadores inteligentes hacia el hecho de que en el mundo sensorial existen transmutaciones en cada instante, aunque los sentidos no las perciben.

Lo anterior requiere de cierta explicación, pero rápidamente podemos señalar algo simple y precioso. El sueño está allí para hacernos ver que existe un dominio imaginal, esto es, un reino mental que es tan real como el mundo sensorial que experimentamos en la vigilia. En otras palabras, en los sueños podemos notar que el mundo está hecho de imágenes. 

El sueño nos abre, entonces, a la posibilidad de que la vigilia también sea sueño -ya que está hecha de sutiles transmutaciones de imágenes, de un flujo mental-. Chittick señala: "Cuando la naturaleza del cosmos es realmente verificada (tahqiq), el sujeto que conoce ve que es una forma de imaginación, que necesita interpretación como un sueño". 

El cosmos que nos parece tan sólido e independiente se revela como un espacio imaginal cuando logramos interpretarlo, es decir, darnos cuenta de que tiene un significado, que las cosas están hechas de información que nos dice algo. Ibn Arabi continúa:

miércoles, 31 de enero de 2018

Construye tu casa sobre roca firme. Fran Ortega

Fran Ortega

De mi Amado amigo y hermano Fran ortega, os comparto esta magistral conferencia que realizo 
en Colombia el 18 de enero de 2018.


Podemos ser conscientes de creer encontrarnos en una Ilusión. Pero si nos quedamos ahí, sin llevar a la practica el acto de entender que no es Real, es como la metáfora de Jesús cuando habló de construir nuestro hogar en tierra suelta; que llega una tormenta de emociones y la tira por el suelo.


En esta conferencia se nos invita a prestar atención  al momento presente que es lo más cercano que podemos estar de nuestra naturaleza divina en esta supuesta ilusión. De ese modo podremos reencontramos con la Paz que ya somos.




Ismael

martes, 30 de enero de 2018

Tus penas no llegaron para quedarse, llegaron para cambiarte


Así es… así que saca lo que tengas que sacar de ellas y suéltalas. Las penas, los problemas, las decepciones, no son más que maestros, pero no por ello deben ser considerados como compañeros de vida. No, vienen, nos tropiezan, quizás hasta nos revuelcan, nos aleccionan y no podemos adoptarlas, sino aprovechar de ellas lo que podamos y soltarlas.

Cada experiencia nos enseña algo, pero sin duda, aquellas que llevan consigo las mayores pérdidas o los más altos riesgos, son las que nos ofrecen las mayores oportunidades de transformación. En principio no vivimos nada que no necesitemos en un momento determinado para nuestro crecimiento, esto a veces cuesta asimilarlo, pero aceptar esto como cierto, nos permite ver con diferente actitud lo que enfrentamos día a día.

Si nos enfocamos en la lección, evolucionaremos, pero si nos enfocamos en el sufrimiento sin verle la utilidad, nos engancharemos a la experiencia dolorosa y no podremos evolucionar y entonces sí que no habrá valido la pena.

¡Dígame cuando nos da por buscarnos revivir la experiencia una y otra y otra vez! A veces no nos damos cuenta, pero nos decimos a nosotros mismos, “creo que esto ya lo había vivido”, “no puedo creer que esté pasando por lo mismo”, “esta persona se veía diferente y terminó haciendo lo mismo”, “pensé que había triunfado al sanar esta parte de mí y ahora estoy nuevamente en el inicio”, en fin… Nos sentiremos transitando un camino conocido y no es casualidad.

Si no tomamos la lección, la vida se encarga de ofrecérnosla nuevamente y a veces creamos experiencias bastante similares o repetimos patrones para forzar los cambios que necesitamos. A veces solo es cuestión de aceptar que cada quien es como es, a veces es aprender a perdonar, a veces es entender que no podemos controlarlo todo y que debemos aprender a ser felices de forma independiente a las circunstancias.

lunes, 29 de enero de 2018

¿EL UNIVERSO RESPONDE A TUS PREGUNTAS Y TÚ ESCUCHAS?


PARA LAS TRADICIONES ESPIRITUALES, CUANDO EL SER HUMANO HACE SILENCIO Y ENTRA EN UN ESTADO DE CONTEMPLACIÓN, ESTO LE PERMITE COMUNICARSE CON EL COSMOS Y ENTRAR EN UN ESTADO DE BEATITUD Y UNIDAD

El ser humano se percibe como separado del mundo y de esto proviene gran parte de su sufrimiento. Y, sin embargo, muchas tradiciones espirituales enseñan que tal separación -tal caída hacia un estado de soledad y desamparo- es una ilusión, ya que la unidad inicial es indivisible. En la medida en la que el ser humano tiene conciencia e inteligencia participa en aquello mismo que origina el universo y sustenta su evolución o manifestación.

Coinciden Platón y los doctores de la Iglesia en que el mundo fue creado en el intelecto, que es también la facultad más alta del alma humana. "Un orden natural es uno en el que el punto más alto de aquello que es inferior está en contacto con el punto más bajo de lo que es superior", dice el más oriental de los místicos occidentales, Meister Eckhart. Lo más alto del hombre está enlazado con la inteligencia universal o divina -hay comunicación-.

Solos en un mundo vasto, los seres humanos extienden sus interrogantes, anhelos o plegarias al cosmos en busca de una respuesta, de significado. La mayoría de las personas buscan refutar aquella sentencia de Sartre de que la naturaleza es muda. Creemos que el universo tiene sentido y está vivo y por lo tanto responde a nuestros actos, palabras y pensamientos. Creemos que dentro de nosotros también existe esa vastedad espacial que podemos ver en un telescopio como el Hubble -y que si el universo existe adentro de nosotros, entonces podemos conocerlo y comunicarnos mirando hacia dentro, haciendo silencio y observando-. Eckhart dice:

Toma nota que aquel que quiere escuchar a Dios hablando debe volverse sordo y desatender a todo lo demás. Esto es lo que San Agustín nos dice en el cuarto libro de sus Confesiones: "Alma mía, no seas tonta y haz que el oído de tu corazón se vuelva sordo al tumulto de tus penas... Si el tumulto de la carne es silencioso para la persona; y el alma misma es silenciosa; si revelaciones imaginarias, cada lengua, cada signo, y toda las cosas que son transitorias son silenciadas... entonces él mismo puede hablar a través de sí mismo para que podamos escuchar su Palabra". "La llevaré al desierto y le hablaré a su corazón allí" (Oseas 2:14)  

Esta noción de que en el silencio, habiendo apaciguado los sentidos y los deseos mundanos, haciendo esa noche oscura del alma, se puede escuchar y unirse con Dios o con lo absoluto, es algo común a todas las tradiciones espirituales y trasciende incluso el teísmo.

Por ejemplo, en el budismo zen o en el budismo tibetano, donde no hay un dios creador, también se realiza esta especie de comunión con la propia naturaleza que brilla en el silencio y que es la misma budeidad, o el ser libre de sufrimiento que está más allá del cambio. Esto también es lo que podemos llamar, con Jung, "sincronicidad", la sincronía o sintonía entre la psique y el mundo.



San Agustín poéticamente explica cómo la naturaleza responde al llamado de una persona con el lenguaje de la belleza:

viernes, 26 de enero de 2018

Trastornos psicosomáticos: cuando la mente hiere a nuestro cuerpo


Los trastornos psicosomáticos son la prueba del impacto que la mente puede llegar a tener sobre nuestro cuerpo. Son estados donde se evidencia una serie de síntomas físicos reales relacionados con enfermedades invisibles, con afecciones que no existen orgánicamente, pero que son el resultado de conflictos mentales, de problemas no resueltos que nos devoran por dentro.

Leer que hay alumnos que debido a la ansiedad pueden llegar a perder la visión justo antes de un examen puede resultarnos poco creíble. Asimismo, si hablamos del caso de una mujer de 60 que ha perdido la movilidad de las piernas porque está convencida de que tiene un tumor en la columna, también nos puede parecer una historia exagerada y difícil de comprender.


“Tu cuerpo te está diciendo que algo no va bien dentro de ti y que no lo estás viendo”.
-Suzanne O’Sullivan-


Sin embargo las pruebas están ahí y estos casos suceden cada día, en todo el mundo y a cada momento. Por ello, algo que aprenden rápidamente los neurólogos o los psicólogos especializados en trastornos psicosomáticos es a dar espacio al relato que hacen los pacientes de lo que les sucede. Si dicen tener dolor, ese dolor probablemente sea real aunque no se vea reflejado en una resonancia magnética o en un análisis de sangre.

Dar credibilidad al sufrimiento de estos pacientes es esencial. Ocurre lo mismo con las personas que dicen tener pensamientos suicidas durante una depresión, lo mismo que experimenta una persona con esquizofrenia al declarar que tiene visiones y determinadas alucinaciones. Esa realidad existe, existe dentro de la mente de ese paciente y puede llegar a ser devastadora. Cuando nuestra mente toma el control, traumatizada o supeditada a un estado de ansiedad muy convulso, todo puede ser posible.


Trastornos psicosomáticos ¿de verdad está todo en mi cabeza?

Entendemos por trastorno psicosomático todo aquel cuadro de síntomas donde no se halla un correlato físico u orgánico, ahí donde todas las dolencias y limitaciones que sufre la persona se deben en exclusiva a sus procesos mentales. Ahora bien, pensemos lo que esto puede llegar a suponer… ¿de verdad está todo en mi cabeza?

La verdad es que a día de hoy los trastornos psicosomáticos siguen siendo un área de estudio llena de incógnitas para los expertos. Algo que sí se sabe es que todo ese espectro de trastornos físicos asociados con el estrés mental tiene un correlato cerebral: la hiperactividad de los impulsos nerviosos del cerebro al comunicarse con diversas áreas de nuestro cuerpo.

Algo que también puede verse es un exceso de adrenalina en sangre, además de unos parámetros biológicos alterados, como la aceleración del metabolismo de la glucosa o de los aminoácidos…

A su vez, también se ha podido demostrar que hay personas más susceptibles a la hora de sufrir trastornos psicosomáticos. Pacientes que viven con mucha ansiedad o que tuvieron una infancia traumática a causa de abusos, carencias afectivas, etc., también suelen ser más propensos a experimentar este tipo de trastorno.



Más allá de entender o no qué causa las enfermedades psicosomáticas, hay un hecho aún más importante. Pensemos en un médico que le explica a su paciente que eso que sufre no es real, que ese dolor en el pecho no es un infarto, que la pérdida de su voz no se debe a un problema de las cuerdas vocales ni su terrible migraña a un tumor. Está bien que le digamos a un paciente “qué es lo que no tiene”, pero… ¿cómo ayudarle a sanar eso “que sí tiene” y que se origina en su mente?

“Es algo que nos pasa a todos. Pero no podría decir por qué en ciertos individuos este mecanismo decide crear una patología. Lo que ocurre es que todos tenemos una forma diferente de lidiar con el estrés”.
-Suzanne O’Sullivan-

Lo que nuestra mente puede llegar a generar

jueves, 25 de enero de 2018

¿Qué es lo que experimentamos?


¿Qué es la experiencia de un objeto?

Tomemos un árbol por ejemplo. Al mirar un árbol experimentamos una percepción visual. La percepción nunca es solamente de un árbol. El aparente árbol es siempre parte de una percepción más amplia que incluye el campo, el cielo, otros árboles, etc. Y esta experiencia en sí está incluida también en una experiencia más grande que puede contener pensamientos, imágenes y sensaciones.

Así que la idea de un "árbol" se refiere a "algo" que nunca es experimentado como tal. Nunca experimentamos el árbol tal como es concebido.

El concepto "árbol" es una abstracción que se superpone sobre la realidad de la experiencia en sí, sea lo que sea esa realidad.

No tenemos ninguna duda de que "algo", que es referido como "árbol", está siendo experimentado, pero el concepto "árbol" no describe ese "algo".

Despojada de la interpretación que la mente superpone sobre la experiencia en sí, sólo nos queda una percepción visual.

Lo que no es tan obvio es que esta misma percepción visual también se superpone sobre ese "algo" por las facultades de percepción, los sentidos, aunque está, en cierto sentido, "más cerca" de ello.

¿Se ve el "árbol" a sí mismo? ¿Sabe el árbol que es un árbol? ¿Acaso el árbol reclama que es un árbol? ¿Quién dice que es un árbol? Es sólo la mente la que hace esta afirmación.

¿Tiene el árbol en sí algunas cualidades visuales inherentes que sean independientes de los sentidos? No.

El ver pertenece a los sentidos, no al árbol. Cada uno de los sentidos imparte sus propias características sobre el objeto experimentado.

Sabemos esto por nuestra propia experiencia porque el ver persiste o continúa cuando el árbol está ausente, por ejemplo cuando vemos un coche, pero la percepción visual del árbol no persiste cuando el ver está ausente.

En realidad, la cualidades visuales del árbol pertenecen a los sentidos.

El ver por lo tanto existe en aquello que ve, sea lo que sea, no en lo que es visto.

Lo visto existe en el ver.

Sin embargo no tenemos ninguna duda de que hay "algo" en nuestra experiencia del árbol. ¿Qué es ese "algo"?

¿Cuál es la Realidad del árbol cuando ha sido despojado de la superposición conceptual de la mente y de la superposición de percepción de los sentidos?

miércoles, 24 de enero de 2018

La relación íntima como un crisol espiritual


Aprovechando el potencial del despertar espiritual a través de la intimidad genuina

Cuando nos enamoramos, esto suele marcar el comienzo de un período especial, uno con su propio resplandor y magia distintivos. Al ver la belleza y el sentimiento de otra persona, nuestro corazón se abre en respuesta y proporciona un sabor de amor absoluto, una mezcla pura de apertura y calidez. Esta conexión entre el ser y el ser revela el oro puro en el corazón de nuestra naturaleza, cualidades como la belleza, el deleite, el respeto, la pasión profunda y la bondad, la generosidad, la ternura y la alegría.

Sin embargo, abrirse a otro también saca a la superficie todo tipo de patrones condicionados y obstáculos que tienden a cerrar esta conexión: nuestras heridas más profundas, nuestro aferramiento y desesperación, nuestros peores miedos, nuestra desconfianza, nuestros puntos gatillo emocionales más profundos. A medida que se desarrolla una relación, a menudo descubrimos que no tenemos acceso completo al oro de nuestra naturaleza, ya que permanece incrustado en el mineral de nuestros patrones condicionados. Y entonces caemos continuamente de la gracia.


Reconociendo heridas del pasado

Es importante reconocer que todas las heridas emocionales y psicológicas que llevamos con nosotros desde el pasado son de naturaleza relacional: tiene que ver con no sentirse completamente amado. Y sucedió en nuestras relaciones más tempranas, con nuestros cuidadores, cuando nuestro cerebro y nuestro cuerpo eran totalmente suaves e impresionables. Como resultado, los patrones relacionales del ego se desarrollaron en gran medida como esquemas de protección para aislarnos de la apertura vulnerable que implica el amor. En la relación, el ego actúa como un mecanismo de supervivencia para satisfacer las necesidades mientras se defiende de la amenaza de ser lastimado, manipulado, controlado, rechazado o abandonado de una manera que éramos cuando éramos niños. Esto es normal y totalmente comprensible. Sin embargo, si es el tenor principal de una relación, nos mantiene encerrados en complejas estrategias de defensa y control que socavan la posibilidad de una conexión más profunda.


Por lo tanto, para obtener un mayor acceso al oro de nuestra naturaleza en relación, se requiere una cierta alquimia: el refinamiento de nuestros patrones de defensa condicionados. La buena noticia es que esta alquimia generada entre dos personas también promueve una mayor alquimia dentro de ellos. La oportunidad aquí es unir e integrar los polos gemelos de la existencia humana: el cielo, el vasto espacio de apertura perfecta e incondicional, y la tierra, nuestra forma humana imperfecta y limitada, formada por causas y condiciones mundanas. A medida que el ego defensivo / controlador se cocina y se derrite en el calor de la influencia del amor, comienza a surgir un hermoso desarrollo evolutivo: la persona genuina, que personifica una calidad de presencia relacional muy humana que es transparente para el ser sincero, justo en el en medio de los densos confines del condicionamiento mundano.


Relación como Charnel Ground

Para aclarar el funcionamiento de esta alquimia, una metáfora más valiente es útil, una que proviene de las tradiciones tántricas del budismo y el hinduismo: la relación como terreno de batalla. En muchas sociedades asiáticas tradicionales, la tierra de los osos era donde la gente traía cadáveres para ser comidos por buitres y chacales. Desde la perspectiva del yogui tántrico, este era un lugar ideal para practicar, porque está justo en la encrucijada de la vida, donde el nacimiento y la muerte, el miedo y la intrepidez, la impermanencia y el despertar se desarrollan uno al lado del otro. Algunas cosas están muriendo y decayendo, otras están alimentando y siendo alimentadas, mientras que otras nacen de la descomposición. El campo de batalla es un lugar ideal para practicar porque está justo en la encrucijada de la vida, donde uno no puede evitar sentir la crudeza de la existencia humana.

Chögyam Trungpa Rinpoche describió el terreno del hechizo como "ese gran cementerio en el que yacen las complejidades del samsara y el nirvana". Samsara es la mente condicionada que nubla nuestra verdadera naturaleza, mientras que el nirvana es la visión directa de esta naturaleza. Como Trungpa Rinpoche describe esta desalentadora encrucijada en uno de sus primeros seminarios:

Es un lugar para morir y nacer, igualmente, al mismo tiempo, es simplemente nuestra naturaleza cruda y accidentada, el suelo donde constantemente vomitamos y caemos, constantemente hacemos un desastre. Estamos constantemente muriendo, estamos constantemente dando a luz. Estamos comiendo en el charnel, sentados en él, durmiendo sobre él, teniendo pesadillas ... Sin embargo, no trata de ocultar su verdad sobre la realidad. Hay cadáveres por todos lados, brazos flojos, manos flojas, órganos internos sueltos y pelos sueltos por todas partes, chacales y buitres vagan por ahí, cada uno ideando su propio plan para obtener la mejor pieza de carne.

Muchos de nosotros tenemos una noción de felicidad relacional parecida a una caricatura: que debe proporcionar un estado constante de seguridad o consuelo que nos salve de tener que enfrentar las áreas difíciles, dolorosas y difíciles de la vida. Imaginamos que encontrar o casarnos con la persona adecuada nos evitará tener que lidiar con cosas como la soledad, la desilusión, la desesperación, el terror o la desintegración. Sin embargo, cualquiera que haya estado casado durante mucho tiempo probablemente tenga algún conocimiento de la calidad de la relación de cadáveres: cadáveres por todas partes, y chacales y buitres vagando en busca de la mejor pieza de carne. Trungpa Rinpoche sugiere que si podemos trabajar con la "situación cruda y accidentada" del terreno de batalla ", entonces puede comenzar a producirse cierta chispa, simpatía o compasión, algo de ceder o abrirse. El caos que tiene lugar en su neurosis es el único terreno en el que puede construir el mandala del despertar ". Esta última oración es poderosa, ya que sugiere que el despertar ocurre solo al enfrentar el caos de nuestros patrones neuróticos. Sin embargo, a menudo esto es lo último que queremos tratar en las relaciones.


Trungpa Rinpoche sugiere que nuestra neurosis se basa en el hecho de que:

... grandes áreas de nuestra vida se han dedicado a tratar de evitar descubrir nuestra propia experiencia. Ahora [en el campo de batalla, en nuestras relaciones] tenemos la oportunidad de explorar esa gran área que existe en nuestro ser, que hemos estado tratando de evitar. Ese parece ser el primer mensaje, que puede ser muy triste, pero también muy emocionante. No intentamos alejarnos del charnel, no queremos construir un hotel Hilton en el medio. La construcción del mandala del despertar en realidad sucede en el terreno de batalla. Lo que está sucediendo en el terreno de Charnel es la exploración personal constante, y más allá de eso, simplemente dar, abrir, extenderse por completo a la situación que está disponible para usted. Estar fantásticamente expuesto, y la sensación de que podrías dar a luz a otro mundo.

Esto también describe el potencial espiritual de la participación íntima con otro ser humano.


Abrazar la imperfección