miércoles, 28 de febrero de 2018

La felicidad es nuestro ser esencial


La felicidad se encuentra en nuestro interior, en lo más profundo de nuestro ser. La felicidad no existe en ningún objeto externo, sino sólo en nosotros. Es la consciencia quien experimenta la felicidad. Aunque nos parece obtener la felicidad de los objetos o experiencias externas, la felicidad que así disfrutamos, en realidad, surge de nuestro interior.

Cualquiera que sea la razón de la agitación de nuestra mente, en el centro de nuestro ser siempre existe un estado de perfecta paz y alegría, como la calma en el ojo de una tormenta. El deseo y el miedo agitan nuestra mente, y oscurecen su visión de la felicidad que existe siempre dentro de ella. Cuando el deseo se cumple, o se elimina la causa del temor, disminuye la agitación de la superficie de la mente, y en esa calma temporal nuestra mente disfruta de un sabor de su propia felicidad innata.

La felicidad es, pues, un estado de ser ― un estado en el que nuestra agitación habitual de nuestra mente se calma. La actividad de nuestra mente perturba la calma de su estado de solo ser, y esto hace que se pierda de vista su propia felicidad más íntima. Para disfrutar de la felicidad, por lo tanto, todo lo que nuestra mente tiene que hacer es cesar toda actividad, volviendo tranquilamente a su estado natural de ser inactivo, como lo hace todos los días en el sueño profundo.

Por lo tanto, la verdadera felicidad es la felicidad de simplemente ser, que es la felicidad perfecta y absoluta que en la literatura mística se conoce como "bienaventuranza". Esta verdadera felicidad de ser también se describe como "la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento", ya que se experimenta en su totalidad sólo en el estado perfectamente pacífico de solo ser, que es el estado en el que toda la actividad mental ha disminuido en la claridad sin obstáculos de la consciencia de sí mismo. Es decir, ya que sólo se puede experimentar perfectamente en el estado en el que somos conscientes únicamente de nuestro propio ser esencial y no de cualquier pensamiento u objetos, la verdadera felicidad o la paz están más allá de toda comprensión mental.

No sólo existe la felicidad dentro de nosotros ― es en realidad nuestra verdadera naturaleza, nuestro ser esencial. La felicidad transitoria que parece derivarse de las experiencias externas, pero que en realidad sólo surge desde dentro de nosotros mismos, en realidad no es otra cosa que nuestro ser esencial. Cuanto más claramente seamos conscientes de nuestro ser esencial, más profunda e intensamente experimentamos la felicidad.

El grado de felicidad que experimentamos en cualquier momento es directamente proporcional al grado de claridad con la que en ese momento somos conscientes de nuestro ser verdadero y esencial. Por lo tanto, la felicidad no es sólo nuestro ser esencial, sino que es también nuestra consciencia de nuestro ser. De hecho, puesto que somos la consciencia que experimenta nuestro propio ser como "yo soy", somos ambos, ser y consciencia. En otras palabras, nuestro ser esencial es consciencia, o más precisamente, es auto-consciencia ― la consciencia que se conoce claramente a sí misma como "yo soy". Por lo tanto, puesto que nuestra consciencia sin obstáculos de nuestro propio ser es experimentada por nosotros como felicidad, en nuestra naturaleza esencial somos el ser [sat], consciencia [chit] y felicidad [ananda] no-duales. (*)

El surgimiento y posterior actividad de nuestra mente distrae nuestra atención de nuestro ser esencial, por lo tanto nubla nuestra claridad natural de auto-consciencia y oscurece nuestra conciencia de la felicidad que somos en realidad. Por lo tanto, siempre que nuestra mente se encuentre extrovertida, atendiendo a cualquier otra cosa que no sea nuestro ser esencial, nunca podremos experimentar la felicidad perfecta, permanente e incondicional. Para experimentar la felicidad verdadera y eterna, debemos obtener la experiencia del verdadero auto-conocimiento, es decir, la consciencia perfectamente clara de nuestro propio ser esencial.

Para experimentar este verdadero auto-conocimiento, debemos retirar nuestra atención de todo lo que no sea nosotros mismos, y enfocarla total y exclusivamente sobre nuestro ser esencial, que siempre experimentamos en la forma de nuestra consciencia fundamental ― nuestro conocimiento primario "yo soy".

Hasta tanto no prestemos atención a nuestro yo más íntimo de esta manera, no podemos saber quién o qué somos en realidad, y por tanto a menos que experimentemos un conocimiento claro y exacto de lo que realmente somos, no podemos estar seguros acerca de la realidad o validez de cualquier conocimiento que aparentemente podamos tener sobre otras cosas. Todo nuestro conocimiento sobre el mundo y Dios ―sobre la ciencia, la religión, la filosofía, la física, la cosmología, la psicología, la teología o cualquier otra rama del conocimiento humano― está abierto a serias dudas siempre que nuestro conocimiento sobre nosotros mismos ―la consciencia mediante la cual todas las demás cosas son conocidas― sea confuso e incierto.

Por lo tanto, si deseamos experimentar la felicidad permanente e incondicional, o alcanzar el conocimiento acerca de lo que podemos estar absolutamente seguros, debemos enfocar toda nuestra atención intensamente sobre nosotros mismos, nuestra consciencia fundamental de nuestro ser esencial, "yo soy", con el fin de determinar quién o qué somos realmente.

Dicho en pocas palabras es la simple pero profunda verdad revelada por Bhagavan Sri Ramana Maharshi.

La filosofía, la ciencia y el arte del verdadero auto-conocimiento

martes, 27 de febrero de 2018

El Cosmos se despierta


Las religiones tienden a negar o ignorar la evolución, pero ¿qué sucedería si en cambio la abrazaran y la hicieran fundamental en su mensaje? Para los budistas, la cuestión relevante es lo que las enseñanzas sobre la impermanencia y la insubstancialidad implican sobre el Big Bang y el desarrollo evolutivo.

Una manera de abordar esta cuestión es preguntar si la evolución es tan aleatoria y sin sentido como muchos científicos creen. De acuerdo con Brian Swimme, en su libro The Universe Story, el fenómeno más misterioso y, sí, espiritual en el universo es que si dejas hidrógeno solo durante catorce mil millones de años, finalmente se transforma en rosales y jirafas ― y nosotros. Ahora bien, catorce mil millones años pueden parecer mucho tiempo, pero creo que en realidad es un período muy corto de tiempo para evolucionar desde el plasma del Big Bang a un Buda Shakyamuni o a un Gandhi. A menos que, por supuesto, la materia sea algo muy diferente de la forma reduccionista que normalmente se entiende.

Lo que generalmente consideramos como evolución ―la variación genética que conduce a formas de vida más complejas― es sólo uno de los tres procesos interdependientes y progresivos a través de los cuales se desarrolló el universo. Es una historia tan increíble como cualquier mito religioso.

El primer paso fue la creación de los elementos superiores, formados cuando el hidrógeno se fundía en los núcleos de estrellas y supernovas, que luego explotaron y dispersaron los elementos para unirse en nuevos sistemas solares. En el segundo paso, elementos como el carbono, el oxígeno y el sodio proporcionaron la base material para la eventual aparición de especies auto-replicantes hace unos cuatro mil millones de años, incluyendo la aparición de seres humanos hace unos 200.000 años. Por último, pero no menos importante, fue el proceso del desarrollo cultural lo que ha sido necesario para producir seres humanos altamente evolucionados como el Buda y, en nuestros días, Gandhi o Einstein.

Para mí, parece inverosímil que todo esto sea accidental. Eso no significa necesariamente que deba haber un director externo ―un Dios― que esté organizando todo el asunto. En vez de eso, ¿podemos entender esta auto-organización a tientas como el universo luchando por volverse más consciente de sí mismo? En The Universe Story, Brian Swimme y Thomas Berry ofrecen una interpretación no dualista: "El ojo que escudriña la galaxia de la Vía Láctea es en sí mismo un ojo formado por la Vía Láctea. La mente que busca el contacto con la Vía Láctea es la mente misma de la galaxia de la Vía Láctea en busca de sus propias profundidades". Cuando Walt Whitman admiró una hermosa puesta de sol, él era "un espacio que la Vía Láctea había formado para sentir su propia grandeza".

¿Es esta la respuesta a la vieja pregunta: "Si no hay yo, ¿quién se ilumina?" Quizás nuestro deseo de despertar (Buda significa "despertarse") no es otra cosa que el impulso del cosmos de tomar consciencia de sí mismo . "Despertar" es darse cuenta de que "yo" no estoy dentro de mi cuerpo, mirando hacia un mundo que está separado de mí. Más bien, "yo" soy lo que todo el universo está haciendo aquí y ahora, una de las infinitas maneras en que la totalidad de sus diversas causas y condiciones se reunen. Mi despertar es el universo despertando a sí mismo.

¿Qué dijo el gran maestro zen Dogen después de su propia iluminación profunda, cuando "el cuerpo y la mente desaparecieron"? Él dijo: "Llegué a comprender claramente que la mente no es otra cosa que las montañas y los ríos y la gran y amplia Tierra, el sol y la luna y las estrellas". Según la tradición, Shakyamuni despertó cuando levantó la vista de sus meditaciones y vio la estrella de la mañana (Venus). ¿Se dio cuenta de repente de su no-dualidad con esa estrella?

Cada especie es un experimento de la biosfera, y los biólogos nos dicen que menos del 1 por ciento de todas las especies que han aparecido en la Tierra todavía sobreviven hoy en día. La gran corteza cerebral del homo sapiens nos permite ser co-experimentadores y co-creadores. (¿Es esto lo que significa "creado a imagen de Dios"?) Con nosotros, nuevos tipos de "especies" han llegado a ser posibles: cuchillos y sinfonías, poesía y bombas nucleares. Pero también es cada vez más obvio que algo ha ido mal con nuestra hiper-racionalidad. El Zaratustra de Nietzsche dice que "el hombre es una cuerda a través de un abismo". ¿Somos una especie en transición? ¿Debemos evolucionar más para sobrevivir?

lunes, 26 de febrero de 2018

EN MI CORAZÓN SÉ QUE ERES VALIENTE


El momento no está aún decidido… es sólo después del tiempo que nos damos cuenta de ello y reclamamos la propiedad. Sin embargo, eso no quiere decir que no haya libre albedrío. Lo que sucede es que éste simplemente no vive donde el condicionamiento dice que vive. 

No vive en el intento de micro controlar incidentes, sino en el estar realmente presentes, radicalmente honestos y, ante todo, en el honrar todo aquello que está realmente vivo en tu corazón… sin importar cuántas veces el impulso de la costumbre repita su temerosa farsa. 

La vida se refleja y fluye desde el estado de ser que asumimos. Al enamorarnos de nuestro verdadero núcleo esencial, podemos comenzar a sentir que todo en verdad fluye desde allí. El hielo se derrite. Los constructos se debilitan. El amor brota desde un manantial infinito hacia sí mismo, en todas partes. 

¡Los constructos se debilitan! ¡'La realidad’ es un constructo! ¡Cualquier cosa que resulte familiar es un constructo! Los caparazones primarios que nos han protegido se desmoronan. La memoria de las células gritan: ¡Esto no es nada seguro! Sé gentil. Sé paciente. Sé amable y valiente. No hay nada casual acerca de esto. No es para los débiles de corazón. 


Entonces...cómo llegamos a sentir el testigo? Hay que practicar auto indagación, hay que meditar, hay que estar en silencio? Tiene sentido hacer algo? Es posible que en esta vida uno solo alcance a comprenderlo intelectualmente pero no a sentirlo? 


viernes, 23 de febrero de 2018

En el silencio recordarás lo que tu Alma ya sabe


El silencio, así como la soledad son condiciones que no suelen ser apreciadas por todos, de hecho la mayoría tiende a huirle, buscan compañía, llaman a alguien, ponen música, encienden el televisor, cualquier cosa con tal de no afrontarse a estas invitaciones a interactuar con nosotros mismos, con nuestra verdad, con nuestra esencia.

EL silencio es el estado por excelencia para lograr escuchar nuestra alma, para volver al origen. El silencio es la oportunidad de hacer callar nuestra mente y dejar de pensar, dejar de sentir, dejar de identificarnos con lo que creemos ser, para encontrarnos con lo que realmente somos.

El silencio de nuestra mente, la pausa en la generación de pensamientos, no es algo que se logre con demasiada facilidad, de hecho muchas personas que procuran esa condición pueden durar toda su vida sin realmente llegar a alcanzarlo. Sin embargo, aun cuando no logremos desconectar por un momento nuestra mente, los beneficios de intentarlo son múltiples y en términos generales de tanto tratar terminamos por estar en esa condición.

La meditación como camino al silencio

La manera más frecuente de llegar a ese silencio es a través de la meditación y para meditar hay incontables técnicas, casi como personas en la tierra. Algunas de ellas son comunes para muchos, podemos sencillamente comenzar a observar nuestra respiración, cada inhalación y exhalación, enfocarnos solo en ello y cuando algún pensamiento robe nuestra atención, dejarlo ir de a poco, sin empujarlo, pero sin hacer nada por retenerlo o extender el foco en él.

Mientras más se practique, más dominio tendremos de nuestra mente y los beneficios no solo los veremos en esa experiencia sublime de entrar en contacto con lo que somos realmente, sin máscaras, sin egos, sin juicios, sino que además será un excelente recurso para aplicar en el manejo de nuestra mente en nuestra cotidianidad.

Nuestra vida depende en gran medida de lo que albergamos en nuestras mentes, de lo que los pensamientos y las creencias que predominan, el tener cierto control sobre ello nos devuelve el timón de nuestro barco y nos permite enfocarnos en lo que realmente queremos en nuestras vidas.

Escucha a tus emociones cuando te hablen


Las emociones son la respuesta de nuestro cuerpo a algo tan intangible como lo es el pensamiento, a través de ellas nos podemos dar cuenta de si aquello que estamos albergando y dándole vueltas en la cabeza nos resulta apacible, estresante o irritante.

Nuestros campos los definimos a través de pensamientos y emociones  y las vibraciones que salen de él, resuenan con aquello que está en la misma frecuencia. Es por ello que cuando estamos irritados, parece que se nos presentaran más y más motivos para sentirnos así. Y es que estamos sensibilizados y programados para recibir ante un estímulo una determinada respuesta, que nos refuerza el estado en el cual estamos.

Si estamos en una fase, en la cual todo nos molesta (no hablo de ningún ciclo hormonal asociado a genero alguno), debemos tomarnos el tiempo necesario para revisar por qué nos estamos sintiendo así, por qué la inconformidad con aquello que normalmente nos genera bienestar, por qué estamos siendo esquivos con lo que solemos normalmente preferir, por qué las palabras que nos calman, se convierten en detonantes de una sensación iracunda inexplicable e incluso aquellas personas que normalmente son nuestro refugio las terminamos rechazando.

Cuando no logramos ubicar una situación específica que nos ha cambiado el estado de ánimo, debemos entender que bien pueden ser un cúmulo de cosas que venían pasando y que no le habíamos prestado suficiente atención o nuestro estado nos está gritando por un cambio, nos está invitando a modificar algo, quizás de manera radical para encontrar nuevamente la armonía.

No es sencillo cuando no tenemos muchas pistas, pero el escuchar e inclusive anotar nuestros pensamientos nos puede dar luces en relación a lo que está predominando en nuestra mente y buscarle una solución. Identificar qué nos está incomodando nos orientará conscientemente a tomar ciertas medidas.

miércoles, 21 de febrero de 2018

Técnica del vaso de agua para la meditación


Esta técnica sirve para obtener la información necesaria de nuestro inconsciente cuando nuestro cuerpo mental es dominante de nuestros cuerpos inferiores. Esto nos permitirá resolver problemas de los cuales no conocemos la solución precisa. 

El proceso aprovecha el estado de vigilia en el cual nuestro cuerpo mental dominante baja sus barreras de defensa y de auto-juzgamiento que bloquea la percepción instintiva e inconsciente en estado lucido.

Antes de ir a dormir, prepara un vaso de agua (mediano, lleno) con unas gotas de limón (se forma una solución electrolítica).

Realiza un ejercicio de relajación y aquietamiento para tu mente. Toma una posición cómoda, bien relajada y comienza. Como ejemplo te doy esta técnica de aquietamiento:

Cierro los ojos y voy a imaginarme que una luz blanco-plateada se agranda y expande en mi corazón, a medida que ingresa y egresa el aire por mi nariz, lentamente. Hasta formarme un aura de luz blanco-plateada tan grande como quiera. Cuando todo es luz por dentro y por fuera, voy a pensar al inspirar:

“Yo soy luz” y al exhalar voy a afirmar (susurrando y dejando escapar el aire) “Yo soy luz”.

Esto lo voy a repetir siete veces. Luego voy a pensar al inspirar: “Yo soy paz” y al exhalar voy a afirmar (susurrando y dejando escapar el aire) “Yo soy paz”. Esto lo voy a repetir también siete veces.

Una vez concluido este ejercicio de relajación, comienza con la técnica.

Antes de acostarte, toma un vaso de agua con ambas manos sin que los dedos se toquen entre si.

Coloca los ojos cerrados como si miraran hacia arriba. Esto provocara un estado psíquico especial (sin forzarte, si no puedes solo concéntrate en la luz del corazón). Llama a tu ángel o a tu Yo Superior como sueles hacerlo. Si lo deseas, puedes decir:

Desde mi Presencia Yo Soy y mi Santo Cristo Interior pido a Dios Padre/Madre que me indique durante el sueño que hacer para solucionar “X” problema o que me indique que puedo hacer en tal circunstancia (no dar mucha explicación, muy breve y simple) y que si al despertar no recuerdo, que actué como si supiera. Doy gracias porque ya esta hecho”.

Debes tomar la mitad del vaso de agua y dejarlo en la mesa de luz. Al despertar, tomaras nuevamente el vaso de agua con las dos manos con los dedos separados, y beberás el resto del agua y te dices interiormente:

martes, 20 de febrero de 2018

El dinero no es la felicidad. Construye una relación sana entre la abundancia y el desapego


Las sociedades modernas otorgan un valor desproporcionado al dinero

El dinero no puede comprarlo todo. Felicidad, salud, sentido de vida, son sólo algunas de las cosas que nada tienen que ver con nuestras posesiones materiales, concretamente con el dinero que tengamos.

Desde luego que contar con unas finanzas sanas, hoy en día nos brinda seguridad y tranquilidad a muchos niveles. Pero es de vital importancia no caer en el fanatismo del dinero ni permitir que éste sea el parámetro con el que medimos nuestro éxito o felicidad.

Bien sabemos que el dinero es necesario, y nadie en su sano juicio, está peleado con tenerlo, incluso a manos llenas. Sin embargo, hay que tener mucho cuidado de no perdernos en los pantanos de la codicia.

Nos referimos a la necesidad de construir una relación sana con el dinero, que nos permita equilibrar nuestros conceptos de abundancia y desapego. Es bueno contar con los recursos necesarios para afrontar la vida, pero el desapego hacia las cosas materiales también nos brindará la posibilidad de elevar el espíritu y de evolucionar sin tropiezos hasta la luz original que nos da sustancia.


Construye un ámbito de finanzas sanas y eficientes

En realidad, la cantidad de dinero que tengamos guardado en nuestra cuenta de banco no es determinante.

Lo determinante, es ser conscientes de lo que poseemos, del destino que le tengamos asignado y de la claridad de pensamiento que nos permita entender que seguimos siendo valiosos, aún sin ese dinero.



Con frecuencia escucho a personas diciendo que desearían tener mucho dinero, tal vez millones. Pero cuando se les cuestiona para qué querrían esas cantidades, la mayoría afirma que no lo saben, pero que eso les haría sentirse felices y tranquilos.

Lo primero que debemos entender es que le dinero es sólo un medio por el cual podremos tener acceso a determinados satisfactores.

Hoy por hoy, este tema debe ser analizado a detalle de forma personal para poder estructurar la realidad de nuestra situación financiera y organizar el destino de cada billete o moneda, según una finalidad concreta.

Para vivir en abundancia, no se requiere una cuenta bancaria abultada, sólo es cuestión de aprender a priorizar y a destinar el dinero que tenemos de forma que se cubran las necesidades que tenemos.


Para que sea real, el desapego debe ir de la mano con la abundancia

Sí. El dinero es necesario para muchas cosas, sin embargo es imperante que le demos su justo valor y que no dependamos de él para sentirnos plenos

Hablando de nuestro dinero, la frase debería ser: “lo tengo, pero no lo requiero para vivir feliz”. Sin importar la cantidad, la evolución de nuestra alma, dependerá en gran medida de la relación que tengamos con el dinero.

De ahí que sea tan importante aprender que el dinero es un concepto de creación humana, para la facilidad del intercambio comercial de bienes y servicios. Pero de ninguna forma tiene nada que ver con nuestra esencia divina ni con la misión de nuestra energía interior.

Recordemos que no somos lo que tenemos; tenemos lo que somos. Y, en ese sentido, nuestra vida presentará abundancia si la calidad de nuestra energía, pensamientos y emociones es equilibrada y congruente con la realidad.

Las cosas simples

sábado, 17 de febrero de 2018

Yo Soy, el Yo Soy (Servicio a la Humanidad)


ULTIMO VÍDEO QUE HEMOS CREADO, ESPERO QUE OS GUSTE Y OS AYUDE.

Servicio a la humanidad.

El privilegio de servir a la humanidad es una gran bendición, pero el primero y más grande servicio divino es el de reconocer y aceptar plenamente a vuestra Poderosa Presencia YO SOY. Su Llama en vuestro corazón y su gloria por encima de vosotros.




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