domingo, 19 de abril de 2015

En busca del referente perdido. Irene Orce. Metamorfosis.


“Tu verdad aumentará en la medida que sepas escuchar la verdad de otros”, Martin Luther King

Vivimos en un mundo en el que los auténticos referentes brillan por su ausencia. Para verificarlo, no tenemos más que echar un vistazo a las personas que nuestra sociedad actual eleva a los altares de la popularidad. Ante este escenario, cabe preguntarnos: ¿Realmente encarnan lo que es importante para nosotros? ¿Nos despiertan verdadera admiración? ¿Nos inspiran a convertirnos en la mejor versión de nosotros mismos? Tal vez sea el momento de plantearnos por qué los referentes sociales y culturales contemporáneos a menudo no cumplen con estas características.

En última instancia, nuestros referentes son un reflejo de los valores, aspiraciones y prioridades que nos guían a la hora de tomar decisiones para construir nuestra vida. Son una proyección de nosotros mismos, de cómo vivimos y de cómo queremos vivir. Y como no solemos darnos el tiempo y el espacio necesario para definir cuáles son los nuestros, terminamos por asumir los que nos propone la sociedad. De ahí el auge de personajes y personajillos televisivos, a menudo erigidos en referentes nacionales. Esta realidad nos da información de hacia dónde nos dirigimos.

Si aspiramos a romper este círculo vicioso, tenemos que asumir el compromiso de mirarnos al espejo. La única manera de cambiar nuestros referentes es cambiándonos a nosotros mismos, y para ello tenemos que atrevernos a conocernos primero. Sólo así podremos redefinir nuestras prioridades y aspiraciones, conectando con nuestros auténticos valores humanos.

Valores y prioridades

“Casi todo lo que realice será insignificante, pero es muy importante que lo haga”,
 Mahatma Gandhi

Estamos inmersos en un momento histórico de cambio. Nuestro sistema económico está en crisis y la incertidumbre se impone como visión de futuro. La epidemia de especulación desatada ha desembocado en la pérdida del sentido común y de la noción de aquello que verdaderamente necesitamos. De ahí que cada vez más expertos afirmen que este contexto económico es el reflejo de la profunda crisis de consciencia y de valores que padece nuestra sociedad.

Si seguimos bailando al son de la filosofía del materialismo, gran aliada de todo aquello tangible y cuantificable, terminaremos por perdernos a nosotros mismos en el proceso. El escenario actual es una invitación a la búsqueda de respuestas y de nuevos modelos de pensamiento. Probablemente, un buen comienzo sería recuperar la esencia del mensaje de seres humanos verdaderamente inspiradores, que revolucionaron al mundo con sus ideas y cuya existencia ha dejado una huella imborrable en las páginas de la historia.

El término ‘referente’, del latín referens, suele utilizarse para nombrar a quien es un exponente o un símbolo en un ámbito determinado. Buen ejemplo de ello son los filósofos Sócrates ySéneca, los líderes Mahatma Gandhi y Martin Luther King y el psiquiatra Viktor Frankl, entre otros. La autenticidad de estos testimonios es capaz de conmovernos, porque el ejemplo de estos seres humanos nos recuerda la existencia de un ideal y la posibilidad de hacerlo realidad. Eso es lo que les distingue como verdaderos referentes. Si observamos sus vidas con detalle, encontramos un sinfín de similitudes. Todos ellos nos invitan a ir más allá de los dogmas y las creencias limitadoras que conforman nuestro paradigma, es decir, nuestra manera de ver y comprender la realidad, para comenzar a experimentar por nosotros mismos. Para lograrlo, proponen que utilicemos la filosofía como herramienta para cuestionar y cuestionarnos, lo que nos lleva a desarrollar nuestro auténtico potencial.

La verdadera revolución reside en nuestra propia transformación. Y quienes siguen este camino terminan por cosechar resultados extraordinarios. Basta con repasar las vidas de estos personajes que se convirtieron en verdaderos referentes. Todos ellos aportaron algo nuevo a la sociedad, innovaron y confrontaron al ‘statu quo’ de la época. Una de las características que definen a la mayoría de estos personajes es su función como agentes de cambio. Y el cambio, en cualquier período histórico, genera grandes resistencias. Especialmente por parte del poder establecido, que se siente amenazado cuando alguien cuestiona su manera de hacer las cosas y propone alternativas diferentes. Así, utiliza las herramientas que tiene a su alcance -como el descrédito, la humillación pública e incluso la represión- para mantener su posición de seguridad.

Sin embargo, aunque el mensajero muera, el mensaje perdura. Y años después, sigue inspirando a miles de personas con su genialidad, su valor, su compromiso y su fortaleza. Dado el contexto actual, resultaría provechoso poner en práctica sus sugerencias. Todos ellos proponían cambios novedosos desde un cómo diferente. Y su propia transformación terminó por transformar el mundo. Pero para lograrlo,tenemos que cambiar nuestra manera de pensar. La búsqueda de auténticos referentes nos acompaña en este proceso, ayudándonos a desarrollar nuestro verdadero potencial y a trascender nuestras limitaciones. Así es como podemos ir más allá de nuestro condicionamiento y aprender a pensar de manera extraordinaria, tal como hicieron Sócrates o Gandhi.

Donde reside la inspiración

MEDITACIÓN ZEN


 Dentro de los 13 caminos de la meditación,  el Zen es parte esencial  al adentrarnos en el mundo de la meditación.

En este mismo instante que estás leyendo este artículo tu atención está focalizada en las líneas que estás leyendo, tu atención esta dirigida a comprender el significado de lo que estás leyendo, aunque suele ocurrir con mucha frecuencia que esto no sea así y tu atención este dispersa en varios pensamientos al mismo tiempo, con la añadidura de cierta prisa por acabar el articulo y pasar a otra cosa.

Una técnica cercana al Zen  sería la de hacer  lo que estás haciendo  la de hacer  tan solo lo que estás haciendo incorporando la atención completa al instante presente, de esta forma estarás atendiendo con calma a la lectura además de ampliar el foco de atención a todo lo que ocurre en ti en este instante presente. Si estamos limpiando el polvo de los muebles de nuestra casa  sentiremos como el plumero se desliza por la madera y sus diferentes texturas, captaremos cualquier sensación abiertos a cualquier cambio que se pueda producir mientras solo limpiamos el polvo y solo importa lo que estamos haciendo en este instante.

Cuando nos sentamos a meditar en Zen sería como invertir el proceso anterior, en vez de focalizar desfocalizaremos  para no hacer nada, solo sentarse, solo la respiración en el vientre, solo ser. Por tanto todo lo que ocurra dentro y fuera de mi sucede y por tanto lo acepto sin más.

Una práctica para comenzar con la meditación Zen o ZaZen, una vez nos sentamos en postura (loto, medio loto u otras variantes de posturas en las cuales la espalda esté lo más erguida posible y el mentón metido hacia adentro) sería la de alargar la respiración al espirar, apoyando la inspiración en el plexo solar o boca del estómago y la expulsión  en el bajo vientre, lugar en donde se haya nuestro almacén de energía (dan tien).  Al sentarse implica mirar con los ojos entreabiertos, donde solo se entrevera  lo que está a unos 45 grados delante nuestro, de esa forma ayudara a estar presente en el instante sin hacer nada, solo respirar en el vientre de forma tranquila y sin esfuerzos.

Una práctica para iniciarse en la meditación Zen sería:

POSTURA: loto, medio loto u otras variantes de posturas en las cuales la espalda esté lo más erguida posible y el mentón metido hacia adentro.

MIRADA: al frente y a 45 grados, con los ojos entreabiertos vislumbrando sin prestar especial atención a ningún objeto. Esto  ayudará a estar presente en el instante sin hacer nada.

RESPIRACIÓN: alargar la respiración al espirar, apoyando la inspiración en el plexo solar o boca del estómago y la expulsión  en el bajo vientre, lugar en donde se haya nuestro almacén de energía (dan tien).


sábado, 18 de abril de 2015

Resistencias psicológicas


Si en alguna ocasión has intentado seguir una dieta, abandonar el cigarrillo, controlar la ira o desarrollar un nuevo hábito, es probable que te hayas percatado de cuán difícil es. Lo usual es que surjan algunas resistencias, las cuales fungen como si fueran un muro que se interpone en nuestro camino. De hecho, esas resistencias son las principales responsables de que muchos de nuestros mejores deseos jamás se conviertan en realidad.

Por una parte, se encuentra nuestra mente consciente, esa que quiere cambiar y que se propone nuevas metas y objetivos pero, por otra parte, está nuestra mente inconsciente, que quiere mantenerse inalterable, que no desea cambiar y que opone mucha resistencia. Dentro de nosotros coexiste la ambivalencia, nos apasiona el cambio pero, a la misma vez, nos resulta atemorizante.

¿Qué son las resistencias psicológicas?

Las resistencias psicológicas son obstáculos mentales que se interponen en la toma de conciencia. Son reacciones que se activan de manera automática cuando es necesario reconocer determinados sentimientos o dar un paso importante que conduzca a un cambio. Se ponen en marcha ante una situación que nos causa tensión pues nuestro inconsciente cree que no estamos suficientemente preparados para afrontarla. Entonces se activa esta especie de mecanismo de defensa.

En otros casos, la resistencia psicológica se debe a las ganancias secundarias; es decir, la situación actual nos reporta algunas ventajas que no estamos dispuestos a perder. No podemos olvidar que, aunque trastornos como la depresión, la ansiedad o las fobias son muy limitantes, también nos reportan algunas ventajas. Por ejemplo, quizás estos problemas nos han acercado emocionalmente a una persona importante para nosotros y, en lo más profundo, tenemos miedo de que al superar el trastorno, esa persona vuelva a distanciarse y nos quedemos solos.

Las ganancias secundarias no siempre se hacen conscientes ya que en muchos casos no las queremos reconocer. Sin embargo, estas ideas cobran fuerza en el inconsciente y generan una resistencia al cambio, cuya misión es lograr que el estado actual de las cosas perdure. La resistencia psicológica no solo nos impide cambiar sino también darnos cuenta de esos contenidos ocultos.

¿Cómo actúan las resistencias psicológicas?

Imagina que debes presentar un proyecto muy importante en tu trabajo pero justo antes de salir de casa notas que tu hijo tiene fiebre. Sabes que le dejas en buenas manos pero, aún así, no logras quitarte esa preocupación de la mente. Por eso, tendrás que esforzarte más de lo habitual para concentrarte y hacer una buena presentación.

Las resistencias funcionan de manera similar, son como esa preocupación que ronda tu mente y que te impide dar lo mejor de ti. Sin embargo, el problema radica en que no somos conscientes de esas resistencias y, por tanto, las achacamos a otros factores, como puede ser nuestra falta de capacidad. Si nos planteamos una meta y no podemos alcanzarla, podemos pensar que no tenemos las habilidades necesarias, lo cual puede afectar nuestra autoestima y hacernos adoptar una actitud derrotista. No obstante, el verdadero responsable del “fracaso” podría ser una resistencia. Así, estas no solo nos roban energía sino también la confianza en nosotros mismos.

Las resistencias como tesoros

“Conócete a ti mismo”, reza un antiquísimo aforismo griego que, probablemente, es el mejor consejo psicológico que se haya dado jamás. Y es que las resistencias no son problemas en el sentido estricto del término sino oportunidades para crecer y conocerse mejor. Las resistencias pueden convertirse en un tesoro, siempre y cuando las saquemos a la luz.

Las resistencias psicológicas son una barrera para el desarrollo cuando nos empecinamos en hacer caso omiso, cuando intentamos esconderlas y negarlas, actuando como si no existiesen. Sin embargo, basta ser conscientes de su existencia para desarmarlas o, al menos, restarles parte de su impacto negativo.
De hecho, reconocer nuestras resistencias nos reporta dos ventajas fundamentales:

– Tendremos más energía para enfrentar el cambio ya que el simple hecho de descubrir una resistencia implica que comenzamos a asimilarla y esta deja de robarnos la energía, nos permite focalizarnos en lo que realmente queremos.

– Podremos crecer ya que no tendremos esos obstáculos interiores que antes nos limitaban, que alimentaban el miedo o nos mantenían atados al pasado. Recuerda que el principal obstáculo para lograr tus metas eres tú mismo.

En este punto la pregunta es: ¿cómo descubrir las resistencias psicológicas si estas actúan por debajo de nuestra conciencia?

Un ejercicio para descubrir las resistencias psicológicas

El Verdadero Poder de tus Pensamientos


[..] Un cuerpo bien dormido, bien comido y sin sedentarismo hace maravillas por ti; está alerta en todo instante, tus sentidos se sensibilizan, te sientes con energía y lo mejor, hasta te sientes motivado y optimista.[…]

¿Te has preguntado por qué te cuesta tanto lograr hacer las cosas? ¡Cualquier cosa!, algo tan simple como llegar puntual a una cita, una reunión o hacer el viaje de tus sueños. O sientes que todo el tiempo llevas sobre ti, eso que llamamos la nubecita negra, haciéndote la vida complicada; parece que todo está en tu contra y que la vida se empeña en ponerte el pie encima y de verdad quieres que esto cambié pero, no tienes ni idea de cómo será posible, esperas que pase un milagro y todo sea claro, simple y bello, pero los días pasan y el milagro no llega. Pues ¿qué crees?, es ahí donde radica el primer error.

Esperamos que las soluciones a nuestros problemas surjan del exterior. Una persona bondadosa, un héroe, una pastilla mágica. Pero lo maravilloso de esto, es que es más sencillo de lo que crees, el cambio radica en ti, en tu voluntad de querer, en tus acciones, en tus decisiones y sobre todo en tus pensamientos.

Quizá te has percatado en ¿Por qué esa persona logra lo que se propone, y yo no tengo nada? Observa a esa persona. Pero obsérvala de forma que al hacerlo encuentres las respuestas que buscas; deja de lado la envidia que puedas sentir por ella y observa como luce; por favor ni pienses en peinarte, vestirte, o que tienes que subir o bajar tantos kilos, para lograr verte como él o ella luce. Sin observar cosas banales. Observa su postura, como camina, su sonrisa o expresión facial y corporal, su tono de voz, su forma de comunicarse y dirigirse a los demás, observa como refleja su interior en su exterior.
¿Lograste identificar qué es?; esa persona tiene una buena actitud, una actitud positiva ante la vida, es el reflejo de su interior, seguramente de sus pensamientos positivos. Entonces, vuelves a preguntar y Yo,

¿Cómo puedo lograrlo?

El primer pensamiento del día, es de los más importantes para definir cómo será el resto, si el primero de ellos es, ¡No quiero levantarme!, entonces iniciaras el día forzado y seguramente sintiendo tu cuerpo cansado, volviéndote intolerante a cualquier situación que pase a tu alrededor, pudiendo ser el inicio de un completo ¡caos!

Sal de tu zona de confort. Por lo que te invito a comenzar a ¡hacer cambios!
Empieza por tus hábitos relacionados con el cuidado de ti mismo. Así es, tu salud; si al leer esto último piensas, ¡Que difícil!, es el primer pensamiento negativo convenciéndote de que es imposible, he aquí la primera prueba de voluntad, es aquí donde decides seguir con esa nubecita sobre tu cabeza, o lograr disfrutar de una impecable tranquilidad, paz, seguridad, fortaleza y cualquier otra sensación de bienestar.

Si pasas muchas horas en ayuno, o por el contrario, comes muchos alimentos chatarra, duermes menos de 6 horas diarias o duermes más de 9, y a ello agrégale que ni haces ejercicio, gusto por el cigarrillo y tomarte tus buenos “tragos”, no es para menos, que si lo más valioso que tienes, no se siente bien, no podrá darte mucho y te costará aún más lograr cualquier cosa. Por eso, empieza cuidando tu cuerpo, ámalo, respétalo, admíralo y valóralo.

¿Tú que crees que surgió primero?, ¿el huevo o la gallina?, te lo pregunto porque podrás pensar que para comer mejor y hacer ejercicio se requiere de una motivación muy poderosa para empezar, a ese poder se le llama querer! y es el pensamiento positivo más efectivo que hay.
Un cuerpo bien dormido, bien comido y sin sedentarismo hace maravillas por ti; está alerta en todo instante, tus sentidos se sensibilizan, te sientes con energía y lo mejor, hasta te sientes motivado y optimista.

“Todo lo que ocurre en el cuerpo y en la vida tiene un mensaje para ti”.


La vida es sabia. Aprender a descifrar sus mensajes te permitirá fluir con ella en cualquier situación, por desfavorable que parezca, y recoger el regalo que allí se encuentra.
El alma nos está enviando sus mensajes constantemente en una miríada de formas, tanto desde lo que percibimos como realidad externa (lo que parece estar ahí fuera) como desde nuestro interior. Para poder comprender lo que nos dice, es preciso despertar un arte que hemos olvidado: el arte de escuchar la vida. Josep Soler explora este arte de escuchar la vida y alinearse con ella en su libro “El lenguaje del alma”.

En una entrevista a una concertista internacional, la periodista le preguntaba sobre sus planes de futuro y ella respondió: “No hago planes para no interferir en los planes que la vida tiene para mí”. Si la pianista andaba acertada, qué planes crees que la vida tiene para cada persona? 

Distingamos inicialmente entre los planes que hace el personaje -o ego- y los planes del alma o el Ser. Los planes que hace el personaje siempre se quedan pequeños respecto a los que hace el alma. Estoy acuerdo con la concertista porque en muchas ocasiones los planes que hacía se quedaban pequeños. Aprendí esto en uno mis viajes a Latinoamérica, donde tuve que cancelar una serie de eventos que tenía programados y las cosas que ocurrieron o los eventos que surgieron fueron mucho mejores que los que mi yo pequeño había planificado.

Las situaciones que ocurren en nuestra vida, ¿tienen una función? Cuál? 

El propósito de las cosas que nos ocurren la vida es disfrutar de la plenitud de la manifestación. Si por el motivo que sea esta plenitud no está disponible, el propósito de las cosas que nos ocurren es despertar a la realidad, que es que somos seres espirituales, y por tanto, la plenitud y abundancia son lo natural. Si no lo vivimos de forma natural, es que estamos frente una experiencia que no está integrada. Detrás de cada experiencia no integrada hay un regalo que está pendiente de ser recogido. Cuando hay un asunto sin resolver, éste suele presentarse reiteradamente a lo largo de la vida para poder ser sanado algún día. Gracias a que se repite el mismo tipo de experiencia reiteradamente, podemos tomar conciencia de su existencia y reconocer e integrar finalmente el tesoro que contiene. Si no es un tema grave, ni afecta un aspecto básico de nuestra vida, podemos tratar de ignorarlo mirando hacia otro lugar, aunque esto no siempre es posible.

Que aparezca la misma pauta o conflicto una y otra vez en nuestra vida, tiene entonces un sentido? Nos apunta hacia algo que hay que comprender, un regalo pendiente de recoger?

Así es. El asunto pendiente nos está hablando de algo que está relacionado con nuestro crecimiento o evolución y que está siendo ignorando, consciente o inconscientemente. Ese crecimiento o evolución es precisamente el regalo que nos ofrece la situación pendiente. No obstante, el hecho de que carezcamos de la consciencia o de la visión de que se trata de un regalo es lo que nos puede impedir afrontar la situación para así poder recogerlo. Por ello, la situación se repite una y otra vez, hasta que dispongamos de la conciencia que permitirá que el regalo sea recogido en su totalidad.

Cómo se organiza todo este guión?

Es la llamada del alma que busca captar nuestra atención para que nos demos cuenta de que hay algo de valor en esa área de la vida y que se presenta una buena oportunidad de descubrirlo. Si la situación se ha estado ignorando durante bastante tiempo, puede llegar a un límite en que nos obliga a hacer algo al respecto. Cuando la llamada del alma llega al cuerpo físico, significa que el asunto es de vital importancia. O bien es algo urgente, o bien lleva demasiado tiempo siendo ignorado.

Llegado ese momento, nos queda finalmente claro que ocupa, no solo un espacio en nuestra conciencia, sino también en nuestro cuerpo, a través del dolor o la incomodidad constante. En ese momento ya no permite ser ignorado por más tiempo, toma protagonismo y requiere atención. Mientras el regalo está pendiente de recoger, el patrón, situación o molestia física continúa presentándose.

Hasta que comprendemos y resolvemos la situación, y entonces aparece el “regalo”.

Recoger el regalo despertará una parte de nosotros que se había quedado dormida y nos impulsará poderosamente a dar un nuevo paso en nuestro camino de vida. Si estamos atravesando una circunstancia que nos hace sufrir, nos liberará de ella a través de comprender ampliamente lo que está sucediendo. Recogerlo también tiene la capacidad de sanarnos a nosotros mismos, a nuestras relaciones personales y a nuestros ascendientes y descendientes. Así ha ocurrido en los distintos casos que se exponen a continuación, porque la enfermedad o la situación es un reflejo del ser interior y muestra algo que hemos ignorado y que es de vital importancia. Al llevarlo a la luz de la conciencia creamos salud en el cuerpo y plenitud en la vida.

Por qué sufrimos tanto, si cualquier cosa que ocurre es una oportunidad? 

Sufrir es la resistencia a sentir; cuando uno no quiere sentir, cuando se opone a sentir algo, aparece el sufrimiento. El sufrimiento es emocional, el dolor es físico. El dolor pertenece a la vida. Es bueno sentirlo porque es una señal de alerta, es inevitable y forma parte de la experiencia en un cuerpo físico. La función de sufrimiento vuelve a ser despertar, es una llamada intensa de la vida, para darnos cuenta de que somos los creadores de nuestra realidad, que la creamos a través nuestros pensamientos, creencias y limitaciones, lo que llamo el cuerpo mental.

Cómo sufrir menos? 

viernes, 17 de abril de 2015

El único modo de vivir


Dice un amigo que existir no es lo mismo que vivir. Dice que existir es atravesar la vida a duras penas sorteando todo tipo de situaciones y problemas, reaccionando ante ellos e intentando hacer las cosas sin tener muy claro porque las hacemos, dejándonos llevar por la marea de las corrientes que el entorno nos marca.

Vivir, por el contrario, es dejarse llevar por la corriente de la vida creadora que nace del interior de uno mismo, imbuido en la mágica energía de todo lo que existe, y que conecta todo con todo, y sabiendo que el único instante que cuenta es el instante presente, desde donde, además, es el único instante que representa a la misma eternidad. Esta descripción del vivir suena a palabras bonitas cuando se reciben desde la cabeza, y a verdad rotunda cuando se sienten desde el interior del ser que somos. Párate un momento a ver cual de las dos opciones fue la primera en resonar.

Es posible que muchos de vosotros hayáis oído hablar de la antigua sabiduría tolteca que Don Miguel Ruiz plasmó en sus famosos “Cuatro Acuerdos”, cuatro reglas para la vida que marcan la diferencia entre existir y vivir, entre pensar y analizar la vida, o sentir y fluir con ella. La mente piensa y analiza, el ser interior que somos siente y fluye.

Dice el primer acuerdo

que no te puedes tomar nada de forma personal. Nada te pueden decir o hacer como para que te lo puedas tomar como si de algo personal contra ti se tratara y tuvieras que enfadarte o reaccionar por ello. Nada es lo suficientemente importante en esta vida como para permitir que te pueda sacar de tu centro, de tu felicidad y de tu bienestar, y esto solo sucede cuando consideramos que algo que nos digan, o nos hagan, tiene poder para ello, es decir, nos lo tomamos como algo personal contra uno mismo. Cuando no le das poder a nada externo a ti para que modifique tu estado de paz y armonía interna, nada ni nadie tiene control sobre nosotros, y por lo tanto, automáticamente, su efecto se diluye en tu realidad (no tiene porque hacerlo en la realidad de los demás).

Tu accionar, que no reaccionar, luego, sobre la situación en la que te encuentres, nace de tu poder para tomar la mejor decisión respecto al evento o persona con la que tengas que lidiar, siempre y cuando mantengas la convicción de que no debemos tomarnos nada personalmente. Además, en la mayoría de los casos, las personas manifiestan hacia fuera lo que llevan dentro, y por tanto, no están accionando contra ti, sino reaccionando y proyectando alguna faceta de su mundo interior que, posiblemente, a ti ni te viene ni te va. El mismo reaccionar de esa persona que te tomas como algo personal, habría sido proyectado de igual forma sobre otra que nada tenga que ver contigo, quizás pensando esa otra persona que también era algo personal contra ella cuando no era más que lo que, quien lo manifestaba, reflejaba de su realidad interior.

Dice el segundo acuerdo

que nada se puede suponer. Porque si supones puedes llegar a conclusiones erróneas. Nadie tiene nunca todos los datos de cualquier situación, evento o experiencia de forma que puedas comprenderla, entenderla o gestionarla como si tuya se tratara. Nunca supongas nada, pues te estarías inventando, intentando rellenar los datos que te faltan, con aquellos que tu posees en tu interior. El “creo que dijo esto…” o el “creo que quiere decir lo otro”… no tiene base real. Y dos personas oyendo lo mismo supondrán dos cosas totalmente diferentes, posiblemente siendo ninguna de ellas correcta respecto al origen de lo que generó la suposición.

Tu mundo es diferente al mundo de la persona que dijo esto o lo otro, y no tienes ni idea de que componentes a nivel de arquetipos, programas y patrones mentales tiene esa persona que la llevan a actuar o decir lo que hace o dice. De forma que, a no ser que puedas estar en la mente de esa otra persona, y sentir exactamente lo que quería hacer o decir, nunca puedes suponer nada, pues las suposiciones siempre serán equivocadas. En el mundo de los toltecas no se adivinan las cosas, sino que se preguntan y aclaran sin suponer nunca nada. El ego – personalidad artificial supone, el ser o yo interior se cerciona antes de accionar.

La búsqueda espiritual

por Jeff Foster

En cierto sentido, todos tenemos la sensación de que hay algo más allá. Algo más allá del ir y venir de las cosas, más allá de quien creemos que somos, más allá del interminable ciclo de la vida y la muerte, más allá de nuestros logros, de nuestros nombres. Más allá de todos los “más allá”, existe la sensación de unidad, de Unicidad, de plenitud.

De pequeños, cuando aún somos bebés, todavía no estamos desligados de la vida y existe en nosotros una inocencia, un sentirnos maravillados ante el mundo, como una sensación muy viva, muy evidente. Pero, por alguna razón, cuando somos adultos perdemos esa inocencia, esa sensación de estar completamente presentes, plenamente vinculados a lo que está sucediendo en ese momento, sea lo que sea. Nos volvemos muy rígidos, muy pesados, nos empachamos de conocimientos, de remordimientos, de ansiedad por el futuro. Nos sentimos desligados de la vida. Caemos presos de la dualidad. Hablamos en términos de “mi vida y yo”, “mi pasado y yo”, “mis objetivos y yo”, como si hubiera algo que nos separara de esas cosas. A diferencia del recién nacido, tenemos una idea fija de quiénes somos. La vida, tal y como es, ya no nos sorprende. Dejamos de jugar. Nos convertimos en unas criaturas muy complejas.

Hoy no hablaremos de ningún mensaje nuevo, sino de un mensaje que se encuentra por todas partes. Todas las religiones y las tradiciones espirituales, en el fondo, hacen referencia a esta Unidad ―a esta Unicidad― y la llaman Dios, o Espíritu, o Energía, o incluso pueden negarse a hablar o a pensar en ella.

Si has llegado hasta este punto es porque sabes qué quieren decir estas palabras. ¡Y cómo no lo vas a saber si no se trata de nada distinto de lo que tú eres!

No obstante, nos perdemos mucho en nuestra búsqueda, ¿no creéis? Tanto en nuestra búsqueda espiritual como en la búsqueda material. La mente nunca deja de buscar algo más. Nunca acabamos de sentirnos satisfechos con lo que hay, con lo que sucede en este momento. Como nunca nos basta con eso, intentamos recuperar esa sensación de Unidad de mil formas porque estamos convencidos de que la hemos perdido por el camino.

Como todos hemos sido recién nacidos en algún momento, todos hemos saboreado esa sencillez, esa libertad. Por eso, intentamos recobrarla (aun sin darnos cuenta de que lo estamos haciendo) meditando, entregándonos a nuestra profesión, dándonos a la bebida o al consumo de drogas para olvidamos de nosotros mismos, leyendo libros espirituales y de autoayuda, enamorándonos y desenamorándonos, o gastándonos el dinero en cosas que realmente no necesitamos.

Nos pasamos la vida intentando que todo vuelva a su ser. Eso es lo que realmente queremos:regresar a la esencia, sencillamente, regresar a la esencia.

Hoy estamos hablando de la posibilidad de que nunca nos hayamos apartado realmente de esa esencia, de la posibilidad de que esa sensación de ser un individuo distinto de todos los demás no sea más que un espejismo, y de la posibilidad de que ese espejismo desaparezca. Cuando ese espejismo desaparece, se ve, con absoluta claridad, que lo que queda es Unidad. Sí, se ve quetodo es eso. No existe nada que no sea la Unidad. ¡De lo contrario, no sería Unidad!

El auto-conocimiento, la auténtica clave de la felicidad.


Felicidad. ¿De qué depende realmente este concepto? ¿Es algo que uno encuentra por casualidad gracias a los designios del destino o el azar? ¿Depende la felicidad exclusivamente de nuestra cuenta bancaria? 

La verdad es que no. No es más feliz quien más tiene, ni el que más acumula, ni el que espera ese golpe de suerte que llega como la hoja dorada que cae de un árbol.

La felicidad, como las mejores dimensiones de esta vida, se encuentra inscrita en las cosas más pequeñas y comunes, ésas que sabemos apreciar y reconocer. No obstante, también hemos de tener en cuenta un aspecto esencial: para ser feliz primero debes saber qué necesitas, qué te define, y cómo entiendes realmente este mundo que te rodea.

Hay personas que vagan por su día a día sin rumbo y con el corazón vacío. Aspiran a comerse el mundo, pero ni siquiera han empezado por degustar lo que tienen en frente. El autoconocimiento,es la clave primordial para ser felices, para regular nuestras experiencias internas y ver con humildad e integridad, cómo somos y lo que necesitamos.

¿Lo sabes tú? Hablemos hoy de este interesante concepto, que a su vez, es uno de los pilares de la Inteligencia Emocional.

El autonocimiento, ser consciente de uno mismo

Para entender esta idea, empezaremos poniendo un ejemplo. Tenemos a un joven, quien, gracias a su esfuerzo, valía y oportunidad, ha conseguido una buena posición laboral, no obstante, no se siente feliz. Se compra un coche, una casa… Y sigue sintiendo un vacío existencial, una inquietud que no calma ni  llena ninguna de sus relaciones afectivas, ni aún menos, los bienes materiales que adquiere.

Poco a poco, toma las riendas de su vida y reflexiona sobre sí mismo, ahonda en su interior en busca de respuestas. Tal vez ha querido vivir demasiado deprisa demostrando a los demás todo lo que podía hacer, es consciente que hasta el momento, solo buscaba contentar al resto, a su familia, aparentar ante sus amigos, pero nunca se detenía en preguntarse qué necesitaba él. Vivía “hacia fuera y no hacia dentro”.

¿De qué modo podríamos definir entonces el autoconocimiento?