jueves, 4 de junio de 2015

Líneas de Realidad


Tenemos un concepto del tiempo lineal, pasado, presente y futuro. La física quántica expone que los tiempos pretéritos coexisten con el tiempo presente, por lo tanto la linealidad no existiría y el tiempo tal y como lo entendemos tampoco. En realidad el tiempo es leído por nosotros como una aguja lee los surcos de un disco de vinilo. Nosotros seriamos la aguja y el tiempo existiría solo cuando nosotros camináramos por ese surco creando a su vez el contenido que leemos en él.

Nosotros en realidad seriamos todo, la aguja y el disco, pero para no complicarlo demasiado, seguiremos con este ejemplo. Según avanzamos en la lectura de esa línea (surco) de tiempo, constantemente se nos están mostrando alternativas para elegir entre seguir por el surco o línea actual o saltar a otra linea paralela. Con cada decisión hacemos pequeños saltos en nuestra línea de tiempo, esto lo hacemos a diario y esas pequeñas elecciones acaban sumándose a las elecciones de cada uno de nosotros, en un cómputo global.


Estas pequeñas decisiones intranscendentes quizás, acaban desembocando en elecciones mayores que surcan líneas de tiempo generales que afectan a todos los que habitamos el planeta. Elecciones como la de guerra o paz, por ejemplo, hace que saltemos entre una línea de tiempo u otra, eligiendo un futuro u otro. Nosotros somos los que manipulamos el tiempo y lo que acontezca será consecuencia irremediable de nuestra elección, cada pequeña decisión va sumando para que el rumbo del planeta salte entre una línea u otra. Las posibilidades son extensas, pero según vamos avanzando y eligiendo, las líneas de tiempo se crean o se destruyen, ninguna es alterada, simplemente existe o no, según nuestra elección. Creamos la posibilidad y una vez materializada es cuando esta realidad existe, hasta que el observador  (creador) no ve su obra esta no acontece, solo está en suspenso, en esa nube de posibilidad.

La aguja va saltando sobre el disco de vinilo, salta entre distintos surcos y lee distintos presentes, según sus elecciones pasadas, los hechos y las acciones se van desarrollando de un modo que al final todos somos afectados en una decisión en conciencia, aunque la conciencia de la decisión no este integrada en nosotros. Una elección desemboca en otra y así sucesivamente. Siempre podemos elegir, pero nuestra tendencia a ser manejados inconscientemente hará que elijamos según tendencia y no según conciencia, lo que provoca que la elección jamás se adecue a lo mejor para nosotros, sino que sustenta el ideal de otros.

miércoles, 3 de junio de 2015

Tris-Tras, el reloj que se olvidó de ser feliz. Libro de Fran Ortega.



Tris-Tras, el reloj que se olvidó de ser feliz. 

Tengo el placer de presentaros el nuevo libro de mi gran amigo, hermano y compañero de viaje;
Fran Ortega.

Presentación:

Todo adulto dejó atrás, olvidado, un niño o una niña y con ello, las ilusiones y los sueños. Nunca es tarde para recuperar la magia y volver a encontrarnos con nosotros mismos.

Esta serie pretende ayudarte, si eres adulto, a recuperar de nuevo tu verdadero Ser; y a los que aún son niños, a mantenerse fieles a su propio corazón. 

¿Y tú, te olvidaste de ser feliz?

“Recuperando la ilusión perdida, nos abrimos a la magia que puede adentrarnos de nuevo en la niñez”.

Este libro era una cuenta pendiente que tenía con mi Niño Interior. Una vez que te liberas de antiguos deseos mayor libertad alcanzas. Se lo debía y aquí está.
Se trata de descubrir tu propia grandeza, tal y como hizo Tris-Tras.
Un abrazo a tod@s. Fran.

Enlace para comprarlo:
 http://www.alfaomega.es/admin/libros/libro/comerciales/6233/
En amazon:
http://www.amazon.es/Tris-Tras-reloj-olvid%C3%B3-feliz/dp/841638231X

Aquí os dejo con el vídeo promocional

Maestros del secreto


“Maestros del secreto” trata sobre el conocimiento y función de los más importantes maestros y órdenes de la tradición iniciática de occidente. 

Ello a cargo del QH Carmelo Ríos, practicante de diversas escuelas y prácticas iniciáticas desde hace décadas.

Saint Germain, Cagliostro, Claude de Saint Martin, Martinez de Pascually o Nicolás Framel serán referenciados en la conferencia, así como los Templarios, Masones, Rosacruces o los Elus Cohen, entre otros.


Tuvo lugar en la Gran Logia Provincial de Madrid el 20 de Mayo 2015.

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Descubriendo la Consciencia


DESCUBRIENDO LA CONCIENCIA Con el Dr. Amit Goswami, activista cuántico...

El Dr. Amit Goswami es un referente en el campo de la investigación científica de aquello que llamamos "Dios" o "Conciencia". En esta entrevista que nos concedió en su paso por Madrid, durante el III Congreso de Conciencia Cuántica, nos habló de la revolución social que estamos viviendo, de la vida más allá de la muerte, del pensamiento creador, de las casualidades que no lo son y de cómo conectarnos con ese campo de información y creación genuino que es la Conciencia.

"Somos Dioses, pero lo hemos olvidado"

"El secreto de la felicidad real consiste en bajar el ritmo en nuestras vidas. Los deseos compulsivos, las adicciones, el Ego no desconecta de nuestro auténtico ser. Baja el ritmo y aprenderás a observar la realidad tal cual es"


El amor: la llama sin el humo…


26 de agosto de 1961. (Diario n°1 de Krishnamurti)

Había sido una mañana hermosa, soleada, llena de luz y de sombras; el jardín del hotel cercano rebosaba de colores, de todos los colores, y éstos eran tan brillantes y el pasto era tan verde que lastimaban los ojos y el corazón. Y más allá las montañas resplandecían destacándose frescas y nítidas bañadas por el rocío de la mañana.

Era una mañana encantadora, y había belleza por todas partes; sobre el estrecho puente, en lo alto de un sendero que está al otro lado del torrente y que penetra en el monte, donde la luz jugaba con las hojas que temblaban y cuyas sombras se movían; eran plantas comunes pero sobrepasaban con su verdor y frescura a todos los árboles que se encumbraban hacia el cielo azul.

Uno no podía más que maravillarse de todo este encanto, este derroche, este estremecimiento; no se podía estar sino atónito ante la quieta dignidad de cada árbol, de cada planta, y ante la infinita alegría de esas negras ardillas con sus largas y peludas colas. Las aguas del torrente se veían claras y centelleantes al sol que llegaba a través de las hojas. Había humedad en el monte y se estaba bien.

Mientras uno permanecía ahí observando la constante danza de las hojas, súbitamente advino «lo otro», un suceso intemporal, y hubo quietud. Era una quietud en la que todo se movía, danzaba y gritaba; no era la quietud que viene cuando una máquina deja de trabajar; la quietud mecánica es una cosa y la quietud en el vacío es otra. Lo uno es repetitivo, habitual, corruptor, y es buscado como un refugio por el cerebro cansado y en conflicto; lo otro es explosivo, nunca es lo mismo, no puede ser buscado, jamás es repetitivo y, por lo tanto, no brinda refugio alguno.

Una quietud así fue la que advino y permaneció mientras paseábamos sin rumbo, y la belleza del monte se intensificó y los colores estallaron para ser atrapados en las hojas y en las flores… No era una iglesia muy vieja, como de los comienzos del siglo diecisiete, al menos eso decía sobre la bóveda; había sido renovada y la madera era de pino ligeramente coloreado, y los clavos de acero se velan brillantes y pulidos, lo que era imposible, por supuesto; uno estaba casi seguro de que quienes se habían reunido allí para escuchar alguna música, nunca miraban esos Pavos que llenaban todo el techo. No era una iglesia muy ortodoxa, no había olor de incienso, velas ni imágenes. Estaba ahí y el sol penetraba a través de los ventanales.

Había muchos chicos a quienes se les había dicho que no hablaran ni jugaran, lo que no les impedía estar inquietos…; se les veía terriblemente solemnes y con los ojos prontos para reír. Uno de ellos deseaba jugar y se aproximó, pero era demasiado tímido para acercarse más. Ensayaban para el concierto de esa noche; había interés y todos estaban respetuosamente solemnes. Afuera el pasto era brillante, el cielo de un claro azul y había innumerables sombras…

¿Por qué…,

domingo, 31 de mayo de 2015

Yo Soy lo Ilimitado



Por Ilie Cioara
Versos y comentarios extraídos de su libro Yo Soy lo Ilimitado

Soy espontánea sencillez.
Mente, corazón y sentimiento,
un solo ser, plenitud absoluta,
Amor en acción.

Este estado
se revela con naturalidad.
Cuando la mente está despierta,
todo es Uno.

El pasado se disuelve
a la luz de una omnímoda Atención.
En el vacío, lo Sagrado se revela
en su fulgor natural.

Cuando se experimenta el momento,
la mente personal se disipa;
se expande hasta el Infinito
como Mente Universal.

Cada uno de tales encuentros
nos transforma radicalmente,
pues con cada chispa de conciencia
¡somos novedad, Divinidad, Realidad!


La Nada

La Nada es la no forma, el no haber, la no existencia.
Es también el vació de la mente ―Existencia Infinita―
que incluye e impregna Todo cuanto existe en el Universo.
No tiene límites, no conoce fronteras.

Después del séptimo nivel de conciencia, somos solo “Lo que Es”;
ilimitado en su totalidad, el pensar se hace Inmensidad.
Esto es la Nada, que mantiene todo unido en órbita:
planetas, galaxias, toda materia y forma.

Por eso, a partir de ahora, todo es simple Ser,
el umbral de la Eternidad Total con un pensar ilimitado:
un pensamiento puede situarse en cualquier parte en un instante:
en la Luna, el Sol o cualquier galaxia, espontáneamente.

En el estado de Ser ―un estado de Santidad ―
somos Unidad con Dios, somos Amor eterno,
a cada momento, entretejido con la emoción.
Este es el potencial de todo ser humano.

“Conocerse a sí mismo”, simplemente siendo,
es el camino más sencillo para llegar a esta experiencia real,
encarando a la mente engañosa y mecánica
con la Luz de la Atención.

El auténtico encuentro instantáneo con ella la disipa,
y en el “vacío psicológico” aparece el nuevo ser humano,
que afirma su existencia como acción sublime:
Dicha y Felicidad, integrados en Uno.

¡No aceptes nunca que la sencillez es difícil!
Solo el ego hace tal afirmación, no lo Sagrado
de nuestro Ser, impulso creativo,
inteligencia constante en perpetuo cambio.

La Nada es el vacío, la no existencia, ninguna cosa, la negación absoluta, y simultáneamente, es lo infinito, la Existencia que impregna Todo cuanto existe en el Universo Ilimitado. No tiene fronteras, y es por tanto Infinitud.

Cada vez que hacemos realidad el estado de Ser, experimentamos igualmente un Pensar Ilimitado, que es, de hecho, la misma Inmensidad a la que también podemos llamar Nada, la Nada que mantiene en órbita planetas, estrellas, galaxias y universos, así como todo su contenido.

Por lo tanto, en un sencillo estado de no mente descubrimos el eterno estado de Ser, que es, en realidad, la Energía Infinita o Dios. En la práctica, nos hallamos en un estado de Pensar Ilimitado; en una fracción de segundo podemos colocar un pensamiento en la Luna, el Sol o cualquier galaxia.

Cuando de verdad descubrimos por experiencia propia el estado de Ser, tomamos conciencia de nuestra Santidad, pues en ese momento sublime estamos en perfecta comunión con Dios, manifestado como Amor eterno.

Cada uno de nosotros ―hombre o mujer― está dotado, así pues, de esta capacidad funcional natural, conseguida con la ayuda de una Atención lúcida y omnímoda, que disipa al instante el mecanismo de la mente ilusoria y tramposa. En cuanto aparece esta “vacuidad psicológica” o Paz del Alma, un ser humano nuevo afirma su existencia y comportamiento sublime como Amor, Dicha y Felicidad incondicionales, libres de cualquier motivación externa.

¡Nunca digas que llegar a la sencillez es difícil! Tan disparatada afirmación proviene del ego, degradado, y no del ser Sagrado que somos, dotado de impulso creativo e Inteligencia constante en perpetuo cambio.

Lo Desconocido

Lo que no es, lo que no existe, eso tan
misterioso que es lo Desconocido,
tan controvertido, es imposible de ver ni prever
con nuestra mente condicionada; no podemos
pensar en ello ni reproducirlo
con imágenes, pensamientos o palabras.

“El complejo de Peter Pan y la integración de la sombra”


Peter Pan vivía tratando de no ser atrapado por su sombra, huyendo de ella, esquivándola como si ésta no formara parte de sí mismo. Así actuamos ante lo que tememos de nosotros mismos. Hacemos ver que no existe y lo condenamos a nuestro infierno interior donde crece oculto, bajo el velo, desde el dolor de sentirse repudiado y maldito.
Nuestra sombra es un espejo en el que podemos descubrir aquello de nosotros que permanece oculto, eso que no aceptamos haber creado. Es un libro abierto que nos permite comprender que todo lo que ocurre en nuestro escenario vital es una simple proyección de nuestro universo interno. Que cada cosa que odiamos en el mundo, cada conflicto que tenemos, cada juicio que emitimos y cada sentimiento de culpa que cargamos sobre nuestras espaldas, son la consecuencia de nuestra forma de ver la vida.
Peter Pan huye de su sombra porque no desea crecer. Quiere ser siempre un niño. Juzga el mundo adulto de aburrido, pero en realidad sólo puede vivir dentro de su propia burbuja en la Isla de Nunca Jamás. Es incapaz de encarnar su ilusión en el universo común. No tiene poder allí. Todo Peter Pan teme la adultez debido a la responsabilidad esencial que comporta ser uno mismo. El miedo a elegir de forma responsable nos hace niños y si somos niños, nuestra magia sólo servirá hasta donde el que decide y elige nos lo permita. Ésa es una de las trampas y la consecuencia del verdadero síndrome de Peter Pan que sufre hoy en día una gran parte de nuestra sociedad consumista.
Eso que nos decían en misa sobre que debíamos ser como niños, está muy bien cuando se trata de tener presente la actitud de juego en la vida, pero tiene trampa cuando en el fondo nos mantiene atrapados a un estado de dependencia y falta de responsabilidad ante nuestro propio proceso de crecimiento. De este modo, el poder siempre estará fuera, separado de nosotros, proyectado en un dios externo que nos premia y nos castiga, en un universo que nos bendice o nos maldice, en un azar que nos impulsa o nos detiene. Jamás dependerá de nuestras propias decisiones.
Cuando uno elige dejar de esconderse de su sombra y mirarla de frente, descubre que aquello que más teme es justamente lo que podrá liberarlo de sí mismo. En este sentido,la sombra es únicamente la consecuencia de nuestra falta de amor y aceptaciónEs la negación de una parte de nosotros que ha sido juzgada y condenada. A lo que juzgamos indigno lo separamos de nosotros, lo proyectamos hacia fuera y lo combatimos llamándolo “el mal”. Lo hacemos porque lo tememos y eso es precisamente lo que lo refuerza, pues todo aquello en lo que ponemos nuestra atención crece dentro y fuera de nosotros.

Elsa Punset, “Ante el Mundo hay sólo dos Actitudes: Miedo o amor”


Soy hija del ‘baby boom’ de los 60. Nací en Londres, me crié en EE.UU., Haití, Madrid… y vivo en Londres. Tengo dos hijas pequeñas. Máster en Humanidades por Oxford, me dedico a la pedagogía de la gestión emocional. Soy adogmática. Me permito sentir el misterio.

¿Vivió en Haití?
Siendo niña, sí. Por eso sé que en Europa vivimos de espaldas a los riesgos que allí amenazan las vidas: allí viven intensamente, aquí vivimos anestesiados.

Pues bendita anestesia.
Pero pagamos un precio: aquí la vida no late. Y, aburridos, llegamos a deprimirnos. Y nos afanamos en distraernos.

¿Y qué propone?
Adiestrémonos en gestión emocional. La ciencia demuestra que todo –hasta un pensamiento– arranca de una emoción: ¡somos animales más emocionales que racionales!

Pobre Descartes, qué viejo se queda…
Sí, pero ¡en las escuelas todavía no enseñamos a nuestros niños a gestionar sus emociones! ¡Qué atraso!: hacerlo reportaría fabulosas bendiciones para ellos y la humanidad.

¿Se puede enseñar a sentir?
Nos enseñan a desconfiar, recelar, sospechar, despreciar, odiar…¡Que nos enseñen a amar! Nos enseñan que el mundo es peligroso, pudiendo enseñarnos que es fabuloso.

¿Lo es?
Hay sólo dos modos de relacionarse con el mundo: desde el miedo o desde el amor. Sentir curiosidad por el mundo es amarlo, es lo mismo. ¡Es lo que sienten los niños peque- ños! Esa inocencia radical, ese amor, curiosidad… es lo que luego nos enseñan a perder.

¿Por qué hacemos eso?