El trabajo de unificación de nuestros “yos” o sub-personalidades, facetas de nuestra consciencia artificial, egoica y virtual, la que nos “define” cuando estamos interactuando unos con otros desde el personaje que interpretamos y no desde el ser que somos, tiene, a veces, connotaciones difíciles de asumir cuando uno tiene que ponerse a eliminar lo que, por no saber como definirlo mejor, llamo “yo’s positivos”.
¿Qué significa esto de tener yo’s positivos? Lo contrario a tener facetas del carácter negativas. Simple. A nadie le gusta tener un yo envidioso, un yo irascible, un yo vengativo, un yo obstinado o un yo preocupado, así que todos vamos con ganas de quitárnoslos de encima, y, sin embargo, a todo el mundo le gusta o, al menos, encuentra lógico tener un yo desprendido, un yo generoso, un yo atento, un yo cooperativo, etc., etc.
La cuestión es que, cuando tu Yo Superior te va ayudando a identificar los cientos de personalidades que tienes y te va pidiendo que las vayas eliminando, sean las que sean, para dar paso al “yo único”, al “yo observador” o, como parece que se me viene definiendo últimamente, al “yo del ser”, hay que ir actuando aunque parezca que quitamos “yo’s positivos”. Este nombre de “yo del ser”, viene a ser la sub-personalidad en mi esfera de consciencia, que responde únicamente a la guía de mi Yo Superior, aún siendo parte de mi personalidad controlada por el programa ego. Simplemente son diferentes denominaciones que me doy a mi mismo, según observo los cambios en mi psique, así que el nombre que pongamos a ese “yo”, que es el que debe permanecer como “única” personalidad bajo la batuta de aquello que realmente somos, es indiferente, mientras sepamos diferenciarlo del resto de voces de nuestra cabeza y, sobretodo, cuando uno de ellos, guiado y dirigido por el mismo programa ego, intenta hacerse pasar por la voz de ese Yo Superior, no siendo nada más que uno de los tantos “yos” peleándose por tomar el mando del conjunto. Las explicaciones detalladas de todo esto, como he mencionado otras veces, la tenéis en el vídeo de esta conferencia sobre la estructura de la psique del ser humano.
Borrando cualidades positivas fragmentadas
Entonces, volviendo al tema. ¿Qué hacemos cuando tu Yo Superior te sugiere, cuando estás haciendo el trabajo de identificación y eliminación de “yos”, que elimines algo que, a priori, es totalmente o parece, una faceta positiva de ti? Que lo eliminas igual. He borrado, eliminado, unificado decenas de “yo’s” cuya fachada principal de cara al mundo era una cualidad inherentemente positiva, a pesar de la sorpresa inicial, pero la enseñanza y explicación recibida tiene una lógica y resultado aplastante: son comportamientos artificiales, creados para para poder encajar en el mundo social en una situación determinada. Tras su eliminación, el siguiente paso es comprobar si ese comportamiento es necesario para ese “yo único” y, si lo es, como todo lo positivo del carácter humano lo será siempre, grabarlo en las runas del patrón conductual, de forma que sea una cualidad inherente al “yo único” y no de un yo que se active sólo cuando es necesario ser cooperativo, generoso o atento, sino que sea una cualidad “por defecto” en nosotros.
El cómo hacer la eliminación de “yos”, al menos tal y como he terminado haciéndolo, pasa primero por la identificación de los mismos, por auto-observación de tus propios comportamientos y/o por trabajo con tu Yo Superior y, una vez identificado, la eliminación se produce por la redirección de la energía de tu esencia o mónada hacia ese yo, en tu esfera de consciencia.
Quitando las “raíces energéticas”
Al ir trabajando con la eliminación y unificación de estos yos, otra cosa interesante a notar, es que no sólo eliminamos de la superficie de nuestra esfera de consciencia esa sub-personalidad, sino que hemos de “extraer” sus “raíces energéticas”, por no saber explicarlo de otra forma, pero así es como las veo, que conecta los diferentes yos primero con la mente (esferas mentales) y luego con partes del sistema energético, algunos chakras y centros de control como el instintivo, motor o emocional, en muchos casos.