sábado, 2 de abril de 2016

“La creación”


“Todo ser humano forma parte del gran cuerpo de la naturaleza y debe pues esforzarse por vivir en armonía con él. 

Aunque se perciba como una entidad individual que tiene su propia vida, pertenece a un conjunto y la cuestión que se le plantea es conciliar las exigencias de su vida personal con las de la vida colectiva. 

Cada individuo es particular, es la Inteligencia cósmica la que ha querido esta diversidad de las criaturas y no hay que tratar de nivelarlas. Cada uno tiene derecho a manifestarse con sus diferencias, su originalidad, siempre que se armonice con el Todo.

Este Todo con el que debemos armonizarnos, no es únicamente el de la colectividad humana: más allá aún estamos conectados con las diferentes reinos de la naturaleza, así como con la colectividad cósmica en cuyo seno tenemos, en tanto que seres pensantes, un papel importante que desempeñar. 

Las palabras no alcanzan cuando lo que tienes que decir desborda el alma



Hace siglos el poeta romano Ausonio dijo “aquel que no sabe estar en silencio, tampoco sabe hablar”. Lo cierto es que en el mundo en el que nos ha tocado vivir, hay cada vez más personas que hablan y cada vez menos personas que escuchan. Ese deseo casi obsesivo de emplear el tiempo haciendo algo, también nos impulsa a hablar, como si el silencio fuera un acompañante incómodo del que debemos liberarnos cuanto antes. Sin embargo, en muchas ocasiones se dice más estando callados que hablando.

Las personas que hablan mucho aprenden poco y, a la larga, al monopolizar la conversación, terminarán siendo evitadas por los demás ya que estos se dan cuenta de que no tienen un espacio para expresar sus propios sentimientos e ideas. Sin duda, se aprende más escuchando que hablando. Por eso, a veces es necesario aprender a decir más hablando menos. A veces, hablar menos significa ser más asertivos.
Cinco formas para comunicar más con menos palabras

1. Da más abrazos.
Un abrazo puede decir muchísimo, sin necesidad de palabras. De hecho, hay situaciones en las que cualquier palabra puede resultar banal y hasta incómoda. En esos casos, no hay nada mejor que un abrazo, de esos que rompen las tristezas y acercan a las personas permitiendo que se conecten desde lo más profundo de su “yo”. Y si necesitas una excusa más para dar un abrazo, un estudio realizado en la Carnegie Mellon University desveló que los abrazos nos ayudan a lidiar con el estrés y fortalecen el sistema inmunitario, lo cual se debe a que genera sentimientos positivos que promueven la liberación de hormonas como la oxitocina.

2. No le temas al silencio.
Mark Twain dijo: “La palabra precisa tal vez sea efectiva, pero ninguna palabra jamás ha sido tan efectiva como un silencio preciso”. La habilidad para estar en silencio frente a otra persona crea una sensación de intimidad completamente nueva. De hecho, estar en silencio sin sentirnos incómodos con otra persona indica que hemos llegado a un punto de la relación en el que no es necesario llenar los vacíos. Hay situaciones en la vida en las que, más que agobiar con un discurso vacío, esa persona solo necesita que estemos a su lado, en silencio, apoyándole emocionalmente.

3. Resume tus ideas. 
Una conversación necesita al menos dos interlocutores, lo cual significa que debemos ser lo suficientemente asertivos como para permitir que las otras personas expresen sus sentimientos e ideas. Si monopolizamos la conversación, esta se convertirá en un monólogo que terminará aburriendo a los demás. Por tanto, cuando vayas a expresar una idea o contar una anécdota, ve a lo esencial, no te pierdas en detalles intrascendentes, así le dejarás espacio a los demás para opinar o contar sus experiencias.

4. Mantente atento a las reacciones de los demás.

Padre Nuestro en Arameo


Padre-Madre, respiración de la Vida, ¡Fuente del sonido, Acción sin palabras, Creador del Cosmos!

Haz brillar tu luz dentro de nosotros, entre nosotros y fuera de nosotros para que podamos hacerla útil.

Ayúdanos a seguir nuestro camino respirando tan sólo el sentimiento que emana de Ti.

Nuestro Yo, en el mismo paso, pueda estar con el Tuyo, para que caminemos como Reyes y Reinas con todas las otras criaturas.

Que tu deseo y el nuestro, sean uno sólo, en toda la Luz, así como en todas las formas, en toda existencia individual, así como en todas las comunidades.

Haznos sentir el alma de la Tierra dentro de nosotros, pues, de esta forma, sentiremos la Sabiduría que existe en todo.

No permitas que la superficialidad y la apariencia de las cosas del mundo nos engañen, Libéranos de todo aquello que impide nuestro crecimiento.

No nos dejes caer en el olvido de que Tú eres el Poder y la Gloria del mundo, la Canción que se renueva de tiempo en tiempo y que todo lo embellece.

Que Tu amor esté donde crecen nuestras acciones.

¡¡¡ Que así sea!!!

(Fuente: Ana Maria Aroha)

Es de esta oración que derivó la versión actual del “Padre Nuestro”, la oración ecuménica de ISSA (Jesucristo). Está escrita en arameo, en una piedra blanca de mármol, en Jerusalén / Palestina, en el Monte de los Olivos, en la forma que era invocada por el Maestro Jesús.

El arameo era un idioma originario de la Alta Mesopotámica (siglo VI AC), y la lengua usada por los pueblos de la región. Jesús siempre hablaba al pueblo en arameo. La traducción del arameo al español (sin la interferencia de la Iglesia), nos muestra cuan bella, profunda y verdadera es esta oración, acorde con el Maestro Jesús.





REFLEXIONES SOBRE SU INTERPRETACIÓN

viernes, 1 de abril de 2016

Paz interior


¿Conoces ese espacio infinito entre la mente y el corazón donde existe realmente la quietud? Miles de personas conducen sus vidas de forma autómata desconociendo que existe ese silencio donde todo puede ser creado, donde uno se llena de paz y el aliento divino nos invade. El espacio que hay que recorrer antes de abrir el corazón.

¿Se puede realmente abrir el corazón con ruido mental? Realmente dudo que esto pueda hacerse.

Casi todo lo que ocupa una mente común son juicios, y una mente juiciosa no puede amar. ¿Dónde está el amor cuando la persona sólo está preocupada y juzgando? Ese amor que surge es un aprecio temporal, basado en creencias, en apegos, rápidamente se olvida o se convierte en envidias y rabia.

El amor auténtico perdura. Se siente silencioso y llena de regocijo. No tiene metas, no produce miedo, es alentador y parece que siempre estuvo contigo.
El amor es indiscriminado, el amor se vive igualmente hacia una flor, una piedra, una persona u otra, no diferencia ni es mayor o menor dependiendo del objeto amado. Una vez que sientes el verdadero amor sabes notar la diferencia.

Todo el mundo busca ese amor, todo el mundo se siente merecedor de tenerlo, y lo busca fuera, tal vez en una persona, una pareja, un amigo, amiga, un maestro… sienten que algo fuera despertará la capacidad de amar, pero el amor crece en el interior de cada uno. Y es el mismo amor que aparecerá resurgido fuera, es el amor del interior de cada uno. Sólo depende de la capacidad de entrar en ese espacio donde habita el silencio, que uno puede sentirlo más o menos.

A veces se siente silencio y podemos acariciar el amor, acariciamos la superficie del corazón, a veces se siente poco silencio pero ha sido suficiente para que una gran energía amorosa nos invada y nos aliente la vida. Un segundo de silencio y todo el Universo nos invade con una fuerte energía de luz divina.

Pero es necesario, aunque sólo sea unos instantes, entrar en quietud.

Y que complicada en la vida es la quietud. El ruido, el estrés, la angustia, la rabia, el dolor, la pena, el miedo, ¿dónde hay tiempo para sentir paz? ¿Dónde está esa paz interior que nos conducirá a sentir el amor? Podemos alejarnos de la vida cotidiana, irnos miles de kilómetros fuera, realizar cien retiros espirituales, pero luego regresamos con la familia, con el trabajo, la tensión, el estrés, y todo regresa, todo ese ruido regresa, como el rugido de un gran dragón que amenaza seguir a nuestro lado. Un bullicio mental incontrolable.

Y pasan los días y de pronto nos escuchamos pensar algo, decir algo, hacer algo, y ¿somos nosotros? Nos preguntamos. ¿Acaso yo soy capaz de hacer algo así, de pensar algo así? ¿Qué me ha ocurrido? ¿Qué me está ocurriendo para que mi vida dirija mis pensamientos, mis emociones, y yo no pueda controlarlo? ¿Dónde, en qué punto cada uno de nosotros en nuestra vida perdemos el control de nuestra mente y no podemos acceder a ese espacio de quietud? Y todo el trabajo de meditación, qué rápido parece que se pierde.

Pensamos que puede ser un problema de disciplina, de no trabajar a diario en la meditación, en la relajación, de no respirar, pensamos que las demás personas que logran esa paz mental no viven vidas tan complicadas como la nuestra, ni tan estresantes. Pero la vida es ruidosa para todos los que afrontan una rutina, todos los que deciden crecer junto con otras personas, los que trabajamos, los que nos mantenemos cerca de la familia. El rugido del dragón sigue detrás nuestro, protegiendo su mente, nuestra mente, controlando cada instante que nos despistamos.

Muchas veces el ruido mental no nos pertenece, pero nosotros pertenecemos a ese ruido siempre que le escuchamos y le entregamos toda nuestra energía.

¿Y cuál es el secreto para dejar de vivir en ruido mental? La vida sigue siendo ruidosa, estresante, en muchos momentos dolorosa, en otros emocionante, ¿qué podemos hacer para estar en guardia y controlar la mente, entrar en silencio y poder así abrir nuestro corazón para sentir alegría infinita, ganas de vivir, amor cada instante de nuestra vida.

Voy a contar dos secretos.

Dejar el control

El primero simplemente es dejar el control.

Si ocurre algo mal, si nos vemos actuando de una forma errónea, equivocada, si vemos a alguien hacer algo que nos disgusta, si vemos que la vida no sigue el camino que deseamos, dejar el control. Pensar en la impermanencia.

Es posible que la vida no avance siempre como queremos, pero ¿cuánta energía ponemos en las decepciones? Si esa energía la usásemos para avanzar la vida cambiaría completamente, tendríamos alegría, fuerza. Sin embargo las decepciones se llevan la mayor parte de nuestra atención.

Obsérvate al cabo del día, a cuántas cosas prestas atención que hayan salido mal, cuántas cosas positivas dices a otras personas, cuando hablas de otras personas, hacia dónde diriges la atención.

Muchos piensan: yo no hablo mal de otros, yo no busco los problemas. Si es así, compruébalo un día. Activa el observador y comprueba que eso es así.

La disciplina más dura es dejar de juzgar. Primero dejar de juzgar la realidad, luego otras personas, luego las situaciones, luego a nosotros mismos. Una vez hecho ésto es fácil avanzar a partir de aquí a admirar, a apreciar, a esa persona que te moleste, que no te gusta, comenzarás a admirarla y dejarás de hablar mal de ella. Admiramos aquello que es fácil de admirar, envidiamos y juzgamos todo lo que nos reta. Aquello que es un gran reto para nuestra vida, es fácil juzgarlo y atacarlo, sin embargo es aquello que hay que sanar y mejorar.

Piensa dónde surge la rabia, el enojo, surge cuando no logramos lo que queremos, cuando las cosas no son como queremos. Esta rabia crea la tristeza, la depresión, la angustia, el miedo, etc.

La rabia es natural, el enfado es algo natural, no lo bloquees cuando lo tengas, tan sólo obsérvalo y no permitas que ese enfado te dirija, dirígelo tú, dirige esa energía de una forma positiva y poco a poco transmútala en fuerza, voluntad, coraje y lealtad.

Las personas construimos la vida alrededor de nuestras ilusiones, ilusiones que según avanzamos se van deteriorando hasta derrumbarse, así fracasamos. No fracasamos porque no valgamos, sino porque perseguíamos sueños basados en ilusiones. Siempre podemos lograr aquello que nos planteemos, aquello que anhelemos puede estar al alcance de nuestra mano, los sueños son la fuerza que nos puede impulsar a crecer y a descubrir la realidad, pero los sueños son el puente, el impulso para elevarnos, no el fin último. Cuando el sueño es todo lo que perseguimos, entonces se convierte en una ilusión vacía, no hay objetivos reales, no hay verdadera fuerza, un día esas ilusiones parecerá que nos alimenta, al día siguiente nos quitarán toda nuestra energía.

Poner nuestra energía en ilusiones es como entregar toda nuestra fuerza, nuestra mente, nuestras emociones a un gran dragón rojo y negro. Al dragón no le importa si hemos logrado lo que queremos, sólo le importa comer. Él nos prometerá más y más ilusiones si logra su objetivo.

Las personas deambulan por las calles con pensamientos vacíos, y allí donde ponen su mente ponen su energía, pierden así instantes llenos de luz buscando ilusiones en vez de buscando realidades, alimentando al vacío.

Dar tanta importancia a las ilusiones y a los fracasos es una señal de ruido mental. Si somos objetivos la mayoría de nuestros problemas no son más que una falta de aceptación. En cuanto partamos de la aceptación, de la realidad, entonces sí podemos cambiar nuestra vida, escalón por escalón podemos ir ascendiendo por un sendero de luz.

Pedimos que cosas que tenemos cambien, por qué, porque no las hemos aceptado. Pedimos que cosas que ahora no hay aparezcan, por qué, porque no hemos aceptado que ahora no están. Una vez que aceptamos y amamos el momento presente, entonces una energía inmensa aparece y nos llena, ya no pretendemos aquello de lo que carecemos o creemos que no necesitamos para crecer, pretendemos aquello que en el Universo nos corresponde.

El primer secreto, soltar el apego, soltar el control de la vida. Reírnos de nosotros mismos y avanzar sin tanta preocupación. La preocupación es aferrarnos a nuestro apego, no es amor, y hay que tener mucho cuidado con esa creencia, la preocupación surge del juicio, del apego, del miedo a que el mundo no es tan correcto como nosotros lo hemos imaginado. ¿Por qué nos preocupamos por otras personas? Porque creemos saber mejor que los demás, mejor incluso que Dios lo que otros necesitan para vivir. Pensamos que si la vida de otros estuviese en nuestras manos, todos serían felices. La preocupación es como el rabo del dragón rodeándonos el cuello.

Este es el primer secreto para entrar en calma, dejar el control, dejar la preocupación, permitir que la vida sea tal cual es, con el potencial que ahora tiene, con la fuerza que ahora tiene, amarla y vivirla tal y como es.

Auto-observación

El segundo secreto es disciplina, pero una disciplina constante: autoobservación. De nada sirve la meditación, el trabajo físico, los ejercicios o desafíos que tengamos durante el día si no hay un seguimiento a través de la autoobservación. Lo más valioso que alguien puede enseñarnos es a aprender a vernos a nosotros mismos. Autoobservarnos es vernos a través de nuestros pensamientos, palabras y actos, pero también vernos a través de aquellos que nos rodean.

Es muy fácil creernos mejores porque hayamos hecho algo bien al cabo del día, pero todo lo que se eleva fácilmente se derrumba. Hoy puede parecer que la vida es perfecta, que hemos recuperado la autoestima, que hay alegría y felicidad en cada momento, y al instante perder toda esa serenidad, rápidamente.

Las leyendas de dragones cuentan que los verdaderos dragones se hacen amigos nuestros, se quedan a nuestras espaldas cuidando que nadie nos ataque, o eso es lo que ellos nos dicen, y así, cuando estemos con la energía más completa, con todo el potencial, se zampan toda esa energía de un solo bocado. No sabemos cómo ocurrió, y mientras se relame el dragón dice que no debemos preocuparnos, así nos cuidará mejor la próxima vez.

En un instante todo nuestro equilibrio se pierde, toda nuestra energía se va, toda la alegría se convierte en un estado de gran tristeza. Cuando más alta sea la calma que hayamos sentido, más rápido podemos caer y a estados más bajos. ¿Por qué ocurre esto? Y lo más importante ¿Cómo evitarlo?

Los dragones, o aquello que queramos dibujar que acaba con los estados de conciencia altos, actúa ya sea que estemos sintiendo amor, alegría, claridad, conciencia… pero no puede actuar cuando sentimos paz mental. Cuando hay silencio nuestra energía se mantiene intacta.

Nada puede perturbar una mente en paz, nada puede atacar un corazón protegido por una mente limpia, pura, inocente.

Una persona que ha trabajado el silencio y la quietud mental, fácilmente se reequilibra después de una crisis. Una persona que no guarda dudas, igual que un niño, después de desahogarse en una pataleta, vuelve a ilusionarse y reírse por lo primero que se presente y le llame la atención. No hay dolor, no hay pena, aquello ya pasó.

Creado el silencio es como barrer a fondo una habitación, no quedan residuos de dolor, ni angustia, ni pena. Y alguien nos recuerda aquello que ocurrió y no podemos hacer otra cosa más que reír. Fuimos nosotros, claro que sí, así somos en desequilibrio, y es también bello observar que caminamos buscando el centro. No nos impresiona lo que hayamos podido hacer mal, no nos aturde, nos ayuda a sentirnos completos.

Sólo son dos ingredientes en esta receta de obtener paz mental: dejar el control y autoobservación. De nada sirve concentrarnos perfectamente unos segundos si mañana todo eso se perderá. De nada nos sirve lograr el control en un área de nuestra vida si toda la energía se pierde en ilusiones basadas en irrealidades. La autoconsicencia que despertará esta disciplina nos permitirá vernos tal y como somos, ver la situación real de la que partimos, observar los pasos correctos que hemos dar y avanzar a través de la vida sin detenernos en detalles ni entretenimientos vagos o ajenos.

Pero ¿cómo logramos reestructurarnos cuando no tengamos ilusión, cuando ya ha desaparecido nuestra energía y sin fuerzas, perdidos, sintamos que ya no hay más manera de avanzar? Fácil.

Algunas veces recuerdo a mi guía cuando me angustiaba por alguna cosa, recuerdo su mirada amorosa y después de escucharme rechistar durante un buen rato, decirme con cariño: ¿sólo por ésto tanto escándalo? ¿de verdad es tan importante?

Cuando no veamos la manera de continuar podemos reírnos de nosotros mismos. Seguro que no fue para tanto lo que inició todo, es momento de salir dejando de dar fuerza a lo que tan importante parece, y reírnos de la tontería que sea. Ser amorosos y tiernos con ese niño cabezón que no obtuvo lo que quiso. Y no darle tanta importancia al drama.

La vida es un teatro, e interpretamos nuestro papel como si fuésemos los únicos capaces de hacerlo, ponemos en él tanta emoción y energía que muchas veces olvidamos que es tan solo un personaje, un papel más. La vida no es más que eso, un sueño, un teatro. Poner tanta fuerza en las amarguras es entrar más y más en el juega del drama en vez de tratar de dirigir la vida por primera vez.

Cuando todo salga mal, respira, cálmate, olvida lo que la mente diga. Calma las emociones, el cuerpo. Si hay angustia, respira intentando que el aire de los pulmones llegue a todo el cuerpo, a todos los órganos. Siente la respiración, los latidos. Si hay miedo, si hay pánico, deja de dar tanta fuerza a esa emoción y respira. Si hay pánico por el dolor de otra persona, con más motivo, no debe de dolernos en nuestro cuerpo el sufrimiento ajeno, no debería angustiarnos tanto, si es así, no podremos ayudar adecuadamente.

Dejar el control, respirar. Soltar.

¿Dónde nació tanta energía negativa dentro de uno? Da lo mismo, ahora es momento de dejarla. ¿Dónde nació el rencor?

NUEVE SECRETOS PARA DESPERTAR EL ALMA


Todo el mundo sin excepción tiene un alma.
Esta esencia de luz es el común denominador que une la creación, el cosmos y la vida. Deberíamos darnos cuenta que en el fondo somos Luz en movimiento. Pero no somos conscientes de esa Luz, de nuestro origen y nos enredamos en los laberintos de la personalidad. La búsqueda espiritual es la búsqueda de nuestra conciencia, de nuestra divinidad interior.
Todo el mundo quiere ser feliz.

Si la felicidad nos la da un objeto o persona externa, nos volvemos dependientes, y la dependencia nos hace perder la libertad.

Necesitamos usar la inteligencia para ir para ir en búsqueda del espacio interior que genera nuestro estado de felicidad, la conexión con lo divino.
En algunos casos, la persona debe enfrentarse con todas las experiencias del pasado que han dejado cicatrices y huellas emocionales. La meditación, el trabajo interior es el antídoto que sana nuestros patrones negativos.

No hay recetas extraordinarias, sino caminos individuales, diferentes grados evolutivos de cada ser.
Tenemos que tener en claro que lo que se busca ya lo poseemos, pero nonos damos cuenta que está allí.

No hay formulas exactas en esta búsqueda, cada camino es una aventura individual, pero tratemos de elaborar algunos puntos que pueden encaminarnos hacia el alma

Los nueve secretos develados:

1) Primer secreto, Respirar consciente: La respiración es un mecanismo muy particular, puede ser automático o consciente. Cuando es automático sobrevives, continuas viviendo sin darte cuenta. Cuando la respiración pasa a ser consciente, te das cuenta de que estás vivo, presente, consciente. La respiración siempre ocurre en el presente, no en el pasado o el futuro. Y en el presente eterno está nuestra divinidad interior. Respirar en forma consciente en todo momento para estar más alerta de nosotros mismos, más conectados.

2) Segundo secreto, Siente a tu corazón: El corazón humano es algo que despierta mucho mi atención. Siempre me pregunto ¿qué es lo que lo hace latir? Aparentemente no vemos nada que nos diga qué es. Este segundo paso consiste en colocar las manos en tu pecho, sentir los latidos, pero poco a poco ir más profundo para intentar percibir esa fuerza mágica que lo impulsa. En el corazón situamos nuestros anhelos y deseos.

Necesitamos preguntarnos honestamente ¿Es feliz mi corazón?, está viviendo la vida que quiere vivir?, siente entusiasmo o bajó los brazos? Y por último siente AMOR, está vivo más allá de los latidos, ama a alguien?

3) Tercer secreto, Ámate a ti Mismo: Mucha gente busca alguien que los ame, alguien que tape los agujeros, los vacíos. Hay que cambiar el enfoque, hay que buscar gente a quien amar. En estos tiempos que corren la mayoría de las personas se encuentran tan cerradas que ha veces es tan difícil entrar en su mundo igual que si una puerta estuviese cerrada. Primero tenemos que sentir amor hacia nosotros mismos, para luego poder compartirlo. Amar nuestro cuerpo, nuestros órganos, funciones vitales, amar nuestra vida., nuestro pasado, nuestro presente y futuro. Amarnos es aceptarnos, liberarnos de los miedos, iluminar el fuego del espíritu que arde cuando amas.
Amar es una invitación a conocerte, porque esta VIDA ES UNA ESCUELA donde venimos a aprender que la vida es sinónimo de AMOR y AMOR es sinónimo de energía y felicidad. Cuando te amas a ti mismo que te conduce a la felicidad, porque estás contigo mismo, en lo profundo.

4) Cuarto secreto, Amar a alguien: Todo lo que no se da se pierde. Cuando descubres tu amor, cuando sabes que tienes algo que compartir y que nunca se acaba de estar en línea directa con el universo y con la vida, tienes el poder. Tienes brillo y quieres compartirlo, tienes alegría y la brindas, tienes entusiasmo y lo demuestras. Nadie puede arrebatarte lo que es tuyo. Amar a alguien es brindar tu existencia, es darte por entero con el corazón abierto, es ser dos en uno, fusionar tu alma con el otro, es generar algo tan mágico que te saca del tiempo, que te conecta con la eternidad. Amar a alguien en cualquier forma de amor, te da paz por actuar desde tu alma.

5) Quinto secreto, Siente la presencia:

La comunicación con animales


Muchos de nosotros compartimos nuestras vidas con animales no humanos y sabemos
del amor y apoyo que nos dan, es fácil oírnos decir ” sólo le falta hablar”, incluso estamos seguros que nos han “dicho” algo. Y en realidad lo hacen, de un modo distinto a nuestra comunicación verbal.

Todos los animales -domésticos o salvajes- pueden comunicarse telepáticamente con nosotros y entre ellos. Caballos, peces, perros, gatos, vacas, gallinas, ballenas o insectos… etc. Todos ellos ,y nosotros también, poseemos la capacidad innata de comunicarnos telepáticamente.

Es por ello que los patos pueden coordinar sus largos viajes en el aire, o que los perros saben que sus amigos humanos llegarán a casa pronto y les esperan en la puerta con mucha anticipación… o que nuestros gatos desaparecen “casualmente” justo antes de
llevarles al veterinario.

Telepatía significa “percibir a distancia”. Es una transferencia de energía por medio de la cual los animales comunican sus sentimientos emociones, sensaciones físicas, ideas, pensamientos, imágenes, recuerdos… igual que nosotros, solo que ellos no cuentan con
cuerdas vocales.

Cuando podemos escucharlos y saber lo que piensan y sienten, nuestra relación con los animales se hace más profunda y armónica. Podemos conocer perspectivas diferentes y
comprenderlos mejor, negociar cambios de comportamiento, apoyar su salud física y emocional o generar una mejor convivencia en casa entre muchas otras cosas.

En realidad, podemos plantearle cualquier pregunta a los animales y escuchar su respuesta, una vez que nos hemos entrenado para ello: ¿Estás contento en la nueva casa?, ¿Por qué ya no te gusta tu comida usual?, ¿Crees que este tratamiento médico te hace sentir mejor?, ¿Podrías ser más gentil con el nuevo gato de la casa?; Nos vamos de vacaciones: ¿quieres venir o prefieres quedarte en casa?; ¿Por qué has estado fallando en los entrenamientos?; o incluso realizar algunas de las preguntas que más nos apremian y generan conflicto: ¿Es ya tu momento de morir?, ¿quieres que te apoyemos con una eutanasia?…

Las respuestas por su parte son precisas y contundentes: No me gustan estas croquetas; prefiero quedarme en casa y que me cuide la vecina mientras estás de vacaciones; he estado fallando porque me duele la pata derecha, ¿podría descansar del entrenamiento por un tiempo?; si, estoy listo para irme y quisiera que la eutanasia fuera en el jardín de la casa y que tu me acompañes en este tránsito…

Todos podemos cristalizar así nuestras conversaciones con animales de cualquier especie, lo único que necesitamos es asumir que los animales son seres íntegros, inteligentes, sensibles, con ideas, con espíritu: es decir, iguales a nosotros aunque tengan otro código genético y por ende una forma física muy distinta.

Solo es necesario entrenar el “músculo intuitivo” y abrirnos a nuestras propias capacidades telepáticas. Los expertos en comunicación telepática animal dicen recibir información en un sinnúmero de maneras, incluyendo imágenes mentales; sensaciones físicas; palabras o frases; intuiciones; y emociones. De hecho, en algunos casos la persona puede llegar a sentir lo que el animal está experimentando.

La comunicación entre especies (humanos y no humanos) es la forma más antigua de comunicación y no es tan extraña como parece. Las culturas de todo el mundo tienen historias de cómo los hombres y los animales eran amigos y se entendían y respetaban mutuamente. Está por ejemplo el chamanismo. Para los chamanes, todo lo que existe en el Universo tiene un espíritu que sabe que pertenece a una totalidad más amplia.
Un ejemplo es San Agustín, quien consideraba a los animales y fuerzas de la naturaleza como hermanos de la misma Creación a la que él pertenecía.

Están también los Indios Norteamericanos con su hermosa relación con todas las formas de vida:

jueves, 31 de marzo de 2016

“Primavera”


“En cuanto se acerca la primavera, sentimos toda una vida que se despierta: las flores, los árboles, los pájaros… 

Una nueva ola invade la naturaleza. Ahí tenéis uno de los fenómenos más extraordinarios: la renovación. Cada año todo se renueva… ¡salvo los humanos!

 Los humanos, en cambio, siguen siendo los mismos, no piensan en ponerse al unísono con esta renovación, se diría que están atrincherados.

 ¿Por qué no hacen el esfuerzo de abrirse, de abrir en ellos las puertas y las ventanas para que esta vida pueda penetrarles e impregnarles? 

Algunos dirán: 

«Para nosotros, todo esto se acabó, ya somos viejos. La primavera, es para la juventud.» 

Cuando los hombres razonan así, cortan las fuentes de la vida y envejecen cada vez más rápido.

Todos deben encaminarse hacia la renovación, no hay distinción entre los jóvenes y los viejos. 

¿Acaso habéis oído a los viejos árboles decir: 

Sagrada Deva Shakti: la Energía Divina de la Creación


Shakti es la Energía Divina de la Creación, el principio femenino exaltado que penetra todas las cosas.

La Mujer crea el universo,
es el cuerpo mismo de este universo.
La Mujer es el soporte de los tres mundos,
es la esencia de nuestro cuerp …o.
No existe otra felicidad que la que procura la Mujer.
No existe otra vía
que la que la Mujer puede abrirnos.
Jamás ha habido ni habra jamás,
ni ayer, ni ahora, ni mañana,
otra fortuna que la Mujer, ni otro reino,
ni peregrinación, ni yoga, ni oración,
ni fórmula mágica (mantra), ni ascesis,
ni otra plenitud,
que los prodigados por la Mujer.

Shaktisangama-Tantra II.52

El tántrico, para quien toda mujer encarna a Shakti, tendrá hacia ella una actitud muy diferente a la del varón común. Para él, ella no es un objeto sexual que hay que cortejar para obtener sus favores, ni una presa de caza.

El tántrico no es ni ligón ni Don Juan. Sola con él, la mujer no tiene nada que temer: estará segura, será libre de comportarse como quiera. Respetada, en ningún momento será importunada.

En el plano sexual el hombre y la mujer se separan desde el punto de vista del orgasmo, lo que significa un extraordinario viraje evolutivo.

Durante el orgasmo, el hombre siente como mucho tres o cuatro contracciones mayores, seguidas de algunas otras, menos intensas, todas localizadas en la región genital. Inmediatamente después se desinteresa del sexo. La sangre abandona el pene, que queda blando, y todo se ha de recomenzar pasado cierto tiempo.

Para la mujer el proceso es totalmente distinto. Normalmente, ella siente de cinco a ocho contracciones principales, luego de nueve a quince secundarias que irradian por toda la pelvis. Lejos de haber terminado, para ella el sexo apenas comienza.

Al contrario del hombre, no hay desentumecimiento de los órganos genitales; si sabe cómo hacerlo, casi inmediatamente puede vivir un nuevo apogeo de placer, luego otro y todavía otro si quiere. En realidad cuantos más orgasmos tiene una mujer, más puede tener, más se intensifican… Toda mujer es físicamente capaz de experimentar orgasmos múltiples. Simple cuestión de práctica.

Que el sexo obsesione a nuestra especia no es, pues, ni depravación ni lujuria, sino la marca del destino humano. Nuestra especie está destinada al erotismo, juego sutil donde el sexo, disociado y liberado de la pulsión procreadora animal, abre a la pareja humana el acceso espiritual total a través de dos seres en el éxtasis amoroso.

En el animal, la hembra se apodera del esperma para ser fecundada, nada más. Más allá del goce inmediato no busca ninguna fusión en otro plano, como, por ejemplo, el de la meditación entre dos que, en el ser humano, abre la vía a lo cósmico.

El problema de la disfunción sexual entre hombres y mujeres nace del hecho de que el primer orgasmo femenino es sólo un comienzo, mientras que la eyaculación termina con la erección masculina e interrumpe la experiencia: sólo el control eyaculatorio restablece el equilibrio, por lo demás benéfico para ambos.

En el animal el contacto sexual está limitado a los órganos genitales: por otra parte, el pelaje aislante impide un contacto íntimo directo. En nosotros, toda la piel, antena cósmica de millones de receptores sensibles, se ofrece a las caricias y permite intercambios táctiles en la mayor parte del cuerpo.

Todas estas diferencias exclusivas confirman que nuestra especie, y sobre todo la mujer, está concebida para el sexo y el erotismo como ninguna otra sobre el planeta. El ser humano es fundamentalmente un ser sexual, el único capaz de dar al acto sexual otras dimensiones que la procreación pura y simple.

El Tantra lo ha comprendido desde hace miles de años. Incluso en el nivel hedonista y secular, el erotismo indio concentró siempre su atención en el estado íntimo de la posesión erótica.

Las largas secuencias de caricias y posturas que se recomiendan en el Kamasutra, el Anangaranga y otros manuales, tenían por objeto crear un estado de prolongado saboreo o deleite; en ninguno de los dos textos aquí citados se trata el orgasmo como un desahogo necesario, ni siquiera como el objetivo principal, sino, simplemente, se le da por supuesto.

En los niveles más altos del erotismo indio el orgasmo se vuelve puramente una puntuación, un incentivo del estado de continuo e intenso esplendor físico y emocional que los amantes consiguen evocarse mutuamente.

El sexo no se considera una sensación, sino un sentimiento; la atracción no es un apetito, sino un «contacto de ojos»; en amor no es una reacción, sino una creación cuidadosamente fomentada.

Su sentido es un prolongado éxtasis mental y corporal, cuyos fuegos se mantienen vivos continuamente por medio de un compromiso y un estímulo prolongado de los órganos sexuales, y no por el mero alivio reciproco.

Las posturas y las contracciones internas que tienen lugar en el trascurso de la unión tántrica actúan sobre esta base india de amor sexual.

Pero la condición especial de esplendor interior que provocan sólo aparece cuando el foco erótico pasa, de la personificación exterior y sensorial del deseo, a la Diosa interior de la que todas las mujeres exteriores son simples paradigmas.

La mujer y el hombre, entonces, son claves del deleite recíproco. Esto no significa que el uno pierda valor a los ojos del otro, sino, más bien, lo contrario, porque cada uno de ellos se vuelve Dios para el otro, y, además, los ritos y los mantras que acompañan el acto sexual, lleban también cargas de energía acumulada, derivadas de prácticas, estudio y costumbres anteriores, realzando la actividad sexual con su propia fuerza.

Por lo tanto, tenemos que recordar que el sadhana sexual, para que sus metodos sean efectivos, tiene que producir un deleite equivalente por medio de la misma clase de recursos, además de con otras técnicas.